La fiesta continuó con bailes desenfrenados, risas interminables y momentos de camaradería entre André, Monserrat y sus compañeros. La universidad les había brindado no solo conocimiento académico, sino también amistades duraderas y experiencias inolvidables.
A medida que la noche llegaba a su fin, André y Monserrat se despidieron de sus amigos, con la promesa de seguir construyendo recuerdos juntos en el futuro. Caminaron juntos hacia el exterior del lugar, sintiendo la fresca brisa nocturna acariciar sus rostros.
—Monserrat, ha sido una noche maravillosa. Gracias por compartir estos momentos conmigo. Estoy emocionado por lo que el futuro nos depara y por seguir viviendo aventuras juntos —dijo André, mirando a Monserrat con cariño.
Monserrat asintió, con una sonrisa llena de emoción y anticipación.
—André, estoy segura de que vendrán muchas más noches como esta, llenas de risas y amistad. Estoy agradecida de tenerte a mi lado. Sigamos creando recuerdos y enfrentando los desafíos que la vida nos presente, juntos.
Con un último abrazo, André y Montserrat se despidieron, sabiendo que su amistad era un tesoro que perduraría a lo largo del tiempo. Mientras se alejaban, el futuro parecía brillar con infinitas posibilidades, y ambos estaban listos para enfrentarlos con valentía y pasión.
André por su parte se fue en su tan preciada motocicleta, las brumosas nubes le indicaban que está por llover "Oh mierda, no de nuevo" pensó mientras conducía, le resultaba algo molesto el clima de la ciudad paro cuando recuerda el porqué se encuentra ahí decide callar y seguir conduciendo, a mitad de su camino las pequeñas y frías gotas de agua comenzaron a caer, cayendo una que otra en su casco.
Al pasar por un conocido parque para parejas freno en seco al ver a aquel chico enigmático del restaurante,bajo la amena brisa,de forma dudosa y sospechosa permaneció por unos minutos observándolo a diferencia del encuentro en la tarde sus expresiones eran diferentes,sus hermosos ojos tenían un tenue brilló que sin querer lo cautivaron su inexpresivo y pálido rostro tenía una dulce y linda sonrisa.
—Mierda—maldijo, sacudió su cabeza repetidas veces algo dudoso se bajó de su moto caminando en dirección al lugar.
André se acercó al chico enigmático con curiosidad y cautela. A medida que se acercaba, notó que el chico parecía perdido en sus pensamientos, absorto en algo que solo él podía comprender.
—¿Estás bien? Pareces un poco distraído —dijo André, intentando romper el hielo y comenzar una conversación.
El chico levantó la mirada y lo miró con sorpresa, como si no hubiera esperado que alguien se acercara a él. Desvío su mirada lavanda, evitando el contacto visual.
—Mmm,Si.solo estaba pensando algunas cosas—respondió el chico, con una voz suave.
André permaneció unos minutos en silencio, escuchándose en el fondo el ruido de la suave lluvia—Ya veo. Pero que haces bajo la lluvia, ¿no deberías estar en tu casa o algo así?—dijo André al chico misterioso el cual rápidamente al escuchar lo último no pudo evitar fruncir el ceño.
El chico trató de escoger las palabras adecuadas, para no sonar grosero. El chico se encontraba de buen humor antes de esa pregunta que solo lo hacía recordar lo de la mañana, y como un extraño se acercó a él para compartir su tan sagrada nicotina.
—¿Por qué debería contestarte?, es más no sé ni tu nombre— dijo el chico alejándose un poco de André con algo de desconfianza.
Ante lo dicho por el chico. André no pudo evitar sentirse como un completo idiota, él tenía razón, no se había presentado adecuadamente con el desconocido del restaurante de la tarde.
—Disculpa mis modales. Me llamo André Maltón— aclaro su garganta ante la vergüenza inclinando levemente la cabeza. Intrigado por la aparente transformación del chico.
—Bueno Maltón, Mi nombre es Cameron Miller— se presentó ahora él.
Antes de que alguno de los dos siguiera hablando se vieron interrumpidos por la fuerte lluvia que se intensificó de golpe, causando que tanto Cameron como André se fueran por caminos diferentes. A causa de la lluvia sin mirar atrás.
Para saber a dónde se dirigía Cameron que les parece retroceder al primer capítulo en dónde tomo sus cosas y se fue sin decir adiós. Después de caminar sin rumbo alguno su caminata se vio interrumpida por una llamada, algo cansado y molesto decidió contestar.
—¿Qué necesitas Conny?—pregunto a la persona del otro lado de la llamada—Te he dicho que si es sobre ese idiota no quiero saber nada— apretó su puño ante el enojo—Estoy en la calle—algo aliviado suspiro, despidiendose y colgando la llamada.
Ahora con un destino el cual es "La casa de Conny". Caminaba más relajado por el resto de la tarde noche deteniendo sé en el famoso parque "Oasis del Amor",recordando con odio a su pasado yo,al ser muy ingenuo y pendejo para caer en sus mentiras.
Cameron se encontraba algo exhausto a causa del maratón que realizó del parque a casa de su amiga que se encontraba a cinco o seis cuadras de distancia, como pudo toque la puerta esperando tirado en el suelo a qué le abrieran.
—¡Cami!— se escuchó una chillona y tierna voz proviniendo de dentro de la casa—¿Por qué estás todo mojado?, deja voy por una toalla para que te seques— dijo de manera apresurada sin darle tiempo al de cabellera ceniza de responder.
Ya más tranquilo y con ropa seca, comenzó a relatar su citación desde el inicio hasta el final, causando que su amiga del alma insultara en más de mil idiomas al maldecido de Marcus.
—Te dije que ese idiota, no te merecía, pero que hace el señorito pues sale con él importando le un comino mi opinión— dijo con indignación y dándole un sermón al de cabellera ceniza quien solo se sentía avergonzado.
Antes de hablar le dio un trago a su chocolate caliente, cortesía de su amiga—Conny. Por favor ya no me digas nada, es más ni me lo recuerdes que me siento un idiota— dijo con lo que queda de orgullo.
Conny ante la petición de su amigo decidió parar, soltando un cansado y pesado suspiro llevando a su boca una galleta de vainilla recién horneada.
—Te ha crecido el cabello—comento Cameron observando el cabello anaranjado de su amiga quien solo asintió—¿Lo puedo peinar?— pregunto. Mientras sostenía el peine en la mano.
Los orbes verdes de Conny no pudieron evitar reflejar un brillo de emoción. Conocía perfectamente a su amigo y sabía que eso lo ayudaba a calmarse cuando no tenía cigarros era un hábito común entre ellos, regresando a la pregunta anterior ella asintió repetidas veces sentando sé en el suelo frente a él.
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Comments
Elizabeth Moreno
por lo menos tiene donde llegar
2024-02-03
8