Capitulo 4

Cameron tomo delicadamente el cabello de su amiga cepillando suavemente su ondulada cabellera. Al terminar de cepillar dejo el peine aún lado de él, comenzando a tejer el cabello en dos trenzas que posaban en los hombros de su amiga.

—Ya quedó Conny— dijo dando su último trago a lo que queda de chocolate caliente.

—Gracias, Cameron. Te quedaron muy bonitas las trenzas —respondió Conny, sonriendo mientras se miraba en el espejo.

Cameron se sentó junto a ella en el sofá y suspiró de satisfacción. Era una noche tranquila y acogedora, perfecta para disfrutar de una taza de chocolate caliente y un momento de amistad.

Conny suspiró y miró fijamente su taza de chocolate caliente—Cameron. Tu padre llamó hace una hora, pregunto si vamos a ir el Domingo a cenar—pregunto con cuidado de no alterar a su amigo.

Cameron asintió comprensivamente y puso su brazo alrededor de los hombros de Conny— El año pasado no fuimos y sé que quieres verlo—sonrió—Dile que si—dijo mientras recargaba su cabeza en su hombro.

Conny simplemente asintió con entusiasmo—Sí. Pero, ¿qué les vamos a regalar?—pregunto mientras acariciaba su ceniza cabellera.

—Mm. Mañana podemos ir por los regalos, de todos modos estoy libre los fines de semana—dijo de forma adormilada.

Sin darse cuenta ambos jóvenes terminaron rendidos ante el cansancio, sentados en el acogedor sillón con una suave y caliente manta el suave ruido de la lluvia era tranquilo y relajante. Por otro lado, André se encontraba en un dilema apenas podía conciliar el sueño a causa de su emoción, por fin consiguió el nombre del camarero y no podía sacarlo de su cabeza, por más vueltas que diera el nombre seguía presente.

Pero de igual manera que los otros dos cayo en los cálidos brazos de Morfeo, durmiendo felizmente,la fría noche comenzaba avanzar dispersando las frondosas y esponjosas nubes grisáceas dejando ver un hermoso cielo estrellado, de poco a poco esos colores morados y azulados se fueron reemplazando por suaves colores rosas con uno que otro color de azul.

Un excelente espectáculo natural ver el amanecer en Pluvial la ciudad que llora, pero muy pocos eran los que apreciaban ese fenómeno mientras André seguía durmiendo se vio interrumpido por el molesto sonido de su alarma, algo adormilado se paró y la apago frotando sus ojos y con algo de baba seca en su rostro salió de su habitación en dirección a la cocina en busca de un refrescante vaso de agua, mientras caminaba por el frío pasillo unas escandalosas risas lo hicieron abrir bien los ojos.

—¡Que están haciendo aquí!— pregunto algo exaltado y avergonzado, al ver a sus familiares en su casa tomándole fotos ridículas en pijama aún con la baba seca en su rostro.

—Oh. Vamos primo no es para tanto— dijo una hermosa mujer de cabellera azabache orbes grises de piel lino y excelente cuerpo, vestía un vestido de color rosa palo junto a unas zapatillas negras resaltando su belleza.

—Pero eso no responde mi pregunta, Amanda— dijo con algo de enojo cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

Ante su acción alguno que otro familiar no pudo evitar soltar una carcajada disimulando con una tos al final.

—Hijo. Solo queríamos pasar esta fiesta contigo—dijo una hermosa mujer de cabellera azabache y una que otra hebra de cabello blanco, su piel era de un suave color canela mientras sus ojos de un curioso color hipnotizante.

—Pero. Vinieron sin avisar desde Caloría del Sol, fueron siete horas de vuelo no están cansados—dijo con preocupación a sus familiares quienes solo mostraban una cálida y linda sonrisa—Mamá. Por lo menos me hubieran avisado para ir por ustedes—.

Su madre simplemente acariciaba su sedosa cabellera, sin decir palabra alguna, mirando con cariño a su único hijo.

—Cariño. Las sorpresas son secretas, si no, no fueran sorpresa—respondió a su hijo mientras se levantaba del sillón entrando a la cocina.

—Hijo ya sabes cómo es tu madre— dijo su padre a André, un hombre de mayor edad y estatura a diferencia de su madre él tiene el cabello poblado de canas y una que otra hebra de cabello azabache, sus orbes eran de un color gris y su piel era morena.

André simplemente negó divertido. Su familia era muy unida y eso le gusta mucho, porque aunque hay problema siempre lograr superarlos juntos; dejando eso de lado André se fue a cambiar al escuchar una pequeña broma de su tío al seguir aún en pijama y tener toda la baba en la cara, entre risas, bromas y pláticas la familia Maltón paso él restó del día hasta llegar la cena de Noche buena.

—Mm. ¿Qué tal este?— pregunto Conny, mostrando un jarrón de fina porcelana con estampado de pequeñas flores azules.

Cameron miro en jarrón y el bolso que tenía en su otra mano Conny—Podemos darle el jarrón a Camila y el bolso a Marcela— señalo ambos obsequios.

—Cami. No puedes llamar a tu mamá por su nombre—comento, formando un puchero.

Ante el comentario Cameron no pudo evitar poner los ojos en blanco—Concón. Lo entiendo, pero esa mujer no ha hecho nada en mi vida solamente menospreciarme y decir que el que murió fui yo y no "su hijo perfecto"— dijo lo último en un susurró, susurró que ella escuchó.

Después de comprar los regalos y envolverlos para la familia Miller, ambos terminaron cansados y hambrientos por lo que su solución más fácil fue pedir comida a domicilio, comida tradicional de "Ventiport", comida refrescante y ligera.

A las cinco de la tarde subieron todo al auto de Conny. Conduciendo en dirección a un tranquilo y turístico pueblo llamado "Acuaviva", Un encantador pueblo costero en Pluvial, conocido por sus hermosas playas y su ambiente tranquilo. El camino era muy tranquilo e incómodo.

El viaje duro seis horas. Llegaron a las once en punto a una gran casa de color beige con tonalidades oscuras, fueron recibidos por el salado aroma del mar al no ver a ningún familiar suyo Cameron solo suspiro fastidiado mientras Conny trataba de calmarlo.

Las cálidas y energéticas risas se escuchan dentro de aquella gran casa, tocaron el timbre escuchando un sonido agudo cambiando a uno grande un juego de tonos para ser recibidos por un hombre de mayor edad que miraba con desprecio a Cameron cambiando su mirada al mirar a Conny.

—Llegaron— se hizo aún lado dejando pasar a ambos jóvenes quienes entraron cargando los regalos.

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