Por la tarde, Dennett salió a contarle las buenas nuevas a su amigo de infancia. Su cabello rosa se confundía con el de su piel. En cuanto se percataron de la presencia del otro, corrieron a su encuentro.
—Safi —sonrió la joven.
—Al parecer alguien tuvo un buen día.
—Así es —dijo con orgullo.
—¿Y qué tal Flyside? Apuesto a que quedaste con los búhos —dijo con una sonrisa.
Dennett formó una expresión jubilosa en su rostro, admitiendo su respuesta.
—Así es. Me vas a hacer mucha falta, Safiye.
—Estoy seguro de que no tardarás en hacer amigos. Eres un imán de buena vibra.
—De hecho, conocí a un par de chicos muy amigables hoy. Pero tú siempre serás mi favorito —le codeó.
Safiye le regaló una sonrisa apenada.
—¿Entonces, aún sigues con el deseo de unirte a los cazadores de dragones?
—Así es. El viernes de esta semana me iré a comenzar mi preparación.
Dennett suspiró un tanto melancólica.
—Nos volveremos a ver, Dennett. Yo siempre estaré ahí para apoyarte a ti y a tu padre en lo que necesiten. Cuenta con ello, no importa en qué parte de Hypnose estemos —el joven extendió su dedo meñique y Dennett entrelazó el suyo.
La joven rodeó con su brazo al chico de mirada aguamarina.
—Serás un gran cazador y justiciero.
El joven sonrió y desvió la mirada para ocultar el color en sus mejillas.
Al día siguiente, Dennett y su padre tomaban el desayuno. La joven miraba los glifos del libro.
—¿Qué le sucede a mi rayo de sol? —Aixa le mira con ternura.
—Estoy pensando en qué clase de glifo me podría tocar. Trato de mantenerme serena para que no haya errores —cierra el libro y trata de pensar en otra cosa.
—No te preocupes por eso, rayito. Independientemente del glifo que te toque, darás lo mejor de ti. Eres especial, Dennett —su padre se puso de pie y se acercó a ella, la tomó de la mano y le regaló una sonrisa—. Verás que el tiempo te mostrará que no hay nada que temer. Yo siempre estaré en cada paso que des.
Dennett le regaló una sonrisa y lo abrazó.
—Gracias, papá.
La joven se preparaba mentalmente para su segundo día en Flyside. En la entrada, Caddy y Rupert esperaban por ella con alegría en sus rostros. La joven los divisó y se acercó de inmediato para entrar.
—Estoy emocionada. Hoy se nos revelarán nuestros glifos. Ya quiero empezar a jugar con él —dijo Caddy con entusiasmo.
—Yo también. No dejo de imaginar en toda la noche —añadió la morena.
—Más que eso. Deberían procurar usar sus glifos con sabiduría. Estuve estudiando toda la noche e investigué sobre los diferentes tipos de glifos —el joven les mostró a las chicas una carpeta llena de imágenes e información—. Subrayé lo más importante. Esto nos servirá mucho cuando sepamos.
Caddy rodó la vista.
—No voy a leer eso, Ru.
—Deberías.
—Quizá te tome la palabra, Rupert —mencionó Dennett.
—Claro.
—¿No hablas en serio? —dijo la rubia irónica.
El trío se separó y pasó a sus respectivas aulas.
—Buen día, alumnos. Veo que todos están ansiosos porque hoy tendremos la tan esperada revelación.
La profesora dio un paso al frente y abrió un maletín de color negro. De él, sacó unos pergaminos de color negro y los entregó a cada alumno.
—En sus mesas, hay una cajita de color rojo donde encontrarán una aguja de cristal. Vamos a utilizar una gota de nuestra sangre para saber cuál es nuestro glifo. Dejarán caer la gota sobre el papel y podrán descubrir.
Los alumnos, con una mezcla de emoción y miedo, tomaron las agujas y siguieron las indicaciones. En el aula de los ciervos, también se disponían a realizar el rito. Las gotas vitales tocaron los pergaminos, cuando se consumieron, comenzaron a revelar a cada uno su sello.
Caddy observó con una sonrisa.
—"Glifo de luz". —Observó tres picos de una estrella.
Rupert observaba atentamente hasta que se hizo visible.
—¡Genial! —dijo Nahir. Mostrando su glifo, una línea curva acostada y en medio una vertical.
—"Un glifo de sangre". —miró sorprendido el moreno y después volvió a mirar el suyo. —"Glifo de espada". —sonrió. Una línea vertical en medio de otra simulando el mango de una espada.
Nahir miró a Yagurth presumiendo su glifo. El joven miró el suyo.
—"Luna nueva". —sonrió con sorpresa al ver la luna redonda con una estrella de viento en medio.
Dennett se quedó atenta a la revelación del pergamino.
—"Creciente reluciente". —sonrió y besó el papel. Caddy se acercó a mirar y sonrió al ver el dibujo de una media luna con sonrisa.
Los estudiantes colocaron sus manos sobre el pergamino, estos se quedaron adheridos y fueron absorbidos.
Más tarde, pasaron al club de hechicería, donde tuvieron sus primeras prácticas usando sus glifos.
Caddy dibujó su glifo sobre el suelo con éxito. Dirigió su vista a una de las plantas que se encontraba cerca y extendió su mano hacia ella. Rupert dibujó su glifo en el aire con facilidad.
—Genial —Dennett levantó los pulgares.
La planta que había hechizado Caddy comenzó a moverse y sus raíces comenzaron a crecer. Los estudiantes miraron con miedo. Yagurth dibujó su glifo en el aire y detuvo el crecimiento de la planta.
—Por eso es importante seguir instrucciones —miró a Caddy.
—Les pides demasiado —Nahir se mofó.
El joven le lanzó una mirada hostil.
A la hora del almuerzo, el trío se encontraba reunido en una mesa.
—Les dije que debían estudiar —el moreno sacó la carpeta y la puso frente a Caddy.
La chica refunfuñó. Dennett tomó la carpeta y le echó una vistazo.
—No necesitamos eso. Aprenderemos sobre la marcha, de eso se trata... De experimentar —dijo la rubia con fastidio.
Caddy hizo uso de su glifo e intentó levitar el trozo de pan del plato de Rupert, pero este cayó de golpe en la sopa y salpicó al chico.
Dennett desvió la mirada para contener su risa.
—Será mejor que estudies —el moreno se puso de pie y se alejó para limpiarse.
—Rupert tiene razón —Dennett tomó la carpeta.
Más tarde, la joven se dirigía al club para practicar un poco más. Al entrar, se topó con el joven Yagurth. Dennett, sin emitir una palabra, desvió la mirada y tomó lugar a dos mesas de él. El joven le miró de reojo, analizando a detalle.
Dennett levantó la vista y observó la expresión seria del grisáceo.
—Hola —saludó.
—Hola —dijo insípido.
—Por lo visto, no tuviste problemas con tu glifo.
—¿Por qué me hablas? Que estemos en el mismo lugar no significa que podamos charlar como si fuéramos amigos.
Yagurth recogió sus cosas y salió de inmediato. Al finalizar las clases, Dennett bajó las escaleras de prisa y se reunió con sus amigos.
—Voy a tomar prestada tu carpeta —dijo la morena.
—Adelante. Caddy, al parecer, prefiere aprender de sus errores.
—No es tu problema. Cuadrado —golpeó su brazo con su puño. El joven se quejó levemente.
Yagurth observó al trío marcharse y se dirigió al coche que le esperaba.
—Nos vemos, hisopo —dijo burlesco el pelirrojo.
El joven apretó la mandíbula.
Dennett llegó a su casa, su padre le recibió con un abrazo.
—¿Qué tal tu día?
—De maravilla. Obtuve mi glifo y practiqué por primera vez. ¿Quieres ver?
—Claro —dijo con entusiasmo.
Dennett dibujó su glifo en el suelo. Aixa observó con atención, la joven, haciendo uso de la magia del glifo, hizo emerger una pequeña flor amarilla.
—No es la gran cosa, pero voy a mejorar con los días.
Su padre se acercó a ella con una sonrisa y la tomó de las manos.
—Los intentos, por muy pequeños que sean... Ya son un logro.
Dennett sonrió y cortó la flor para dársela, Aixa se la colocó entre su oreja y Dennett dejó salir una risita.
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