Klahoma

Klahoma

capítulo 1

Bajo una noche estrellada, donde la luna iluminaba a un hábil hombre de cabello como el ónix y ojos zafiro, él tocaba una melodía en el piano y miraba con una sonrisa a una pequeña de rizos oscuros y ojos brillantes. Ella le observaba con admiración mientras prestaba atención a las notas que envolvían el ambiente, llenando de paz ese momento. De pronto, un estruendo interrumpió y una bestia enorme apareció para devorar a la pequeña. El hombre dejó escapar un grito y cerró los ojos, esperando su turno.

La alarma sonó, el hombre se despertó de golpe en su cama, dejando salir un pequeño grito y un suspiro de alivio. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que no había nada que temer.

—¡Solo fue una pesadilla! —Suspiró aliviado y sonrió levemente. —¡Se hace tarde! —miró el reloj y se puso de pie de inmediato.

El hombre se apresuró a preparar el desayuno y poner la mesa. Terminaba de servir el jugo cuando una joven morena apareció bostezando. Era la misma pequeña de sus sueños, pero ahora toda una adolescente.

—Buen día, papá —se acercó con una sonrisa y saludó a su padre. El hombre la abrazó y se sintió aliviado al verla sonreír.

—¿Lista para tu primer día en la preparatoria?

La joven movió la mano de un lado a otro, indicando que estaba en un punto medio.

—Estás a nada de empezar tu propio camino —sonrió—. Estoy orgulloso de ti.

—Lo sé, papá. Siempre me lo dices —sonrió.

—Bueno, ahora tomemos el desayuno. No querrás llegar tarde.

La joven asintió y tomó lugar en la mesa junto a su padre. Después del desayuno, la joven emprendió camino hacia Flyside, una preparatoria en la ciudad "Radioactive", a donde todos los primogénitos de cada familia deben asistir por orden de su líder, la reina de Hypnose. Aquí se preparan durante tres años, y al finalizar, un examen decide si son aptos para puestos de mayor o menor estatus. La joven llega al colegio y saca la hoja con los resultados de su evaluación.

Los alumnos nuevos se reúnen y la prefecta se acerca.

—Bienvenidos a Flyside. Soy la prefecta Sunny, yo me encargaré de agruparlos según los resultados de su evaluación. Por favor, los que tengan el sello del ciervo negro, a la derecha, y los que tengan el sello del búho dorado, a la izquierda.

Los alumnos siguieron las órdenes. La joven se colocó del lado de los búhos.

—Muy bien. Los Gold Owl, diríjanse por sus uniformes, al igual que los Black Deer. Después pasarán a sus aulas. Los GO, pasen al aula A-1 en la planta baja, y los BD, al aula A-2 en la planta alta.

Los jóvenes se colocaron en fila y comenzaron a pasar en orden. Se acomodaron según sus tallas y fueron recibiendo sus uniformes: pantalones y faldas negras, camisas amarillas y sacos negros, con la diferencia en los escudos bordados de los sacos, la cabeza de un búho dorado y la cabeza de un ciervo negro.

La joven se dirigió a los vestidores, y una joven de cabello rubio y ojos claros se aproximó a su lado y le miró con una sonrisa.

—Hola —sonrió.

La joven le devolvió la sonrisa.

—Hola.

—Soy Caddy Mcgregor, un gusto —extendió su mano.

—Dennett Fitzgerald —tomó su mano y sonrió—. También eres un búho dorado.

—Sí —sonrió.

—Seremos compañeras entonces.

—Así es.

—Caddy.

Ambas miraron hacia atrás. Un joven de cabello rizado y ojos aceituna de piel morena se aproximó a ellas con una sonrisa.

—¿Rupert, no deberías estar en los vestidores de hombre?

—A eso voy —miró a Dennett con una sonrisa.

—Ella es Dennett Fitzgerald.

—Un gusto, Dennett. Soy Rupert Onyl —estrechó su mano.

—¿También eres un búho?

—No —rió—. Me quedé con los ciervos —dijo un tanto desanimado.

—Siempre supe que ese sería tu lugar — dijo Caddy dejando salir una risita—. Espero que te diviertas con los perfectos.

El joven suspiró.

—No te preocupes, seguro quedaste ahí por una buena razón. No importa donde estén, eso no cambiará su amistad —comentó la joven.

—Tienes toda la razón — sonrió el joven.

—Vamos, Dennett. Debemos cambiarnos.

—Nos vemos luego —el joven se despidió.

Dennett, en compañía de su nueva amiga, entró a los vestidores. Después de cambiarse, los estudiantes pasaron a sus respectivas aulas. Al llegar, se presentaron con sus grupos y comenzaron con el horario de clase y algunas recomendaciones, también las reglas. Al llegar la hora de descanso, pasaron al comedor. Dennett se sentó en compañía de sus nuevos amigos.

—No deberías estar con los ciervos, Rupert. Creo que estás en el lado equivocado —dijo Caddy riendo.

Los otros búhos miraban al intruso entre ellos; algunos reían y otros le restaban importancia. Los cuervos también le observaban y murmuraban.

—Me da lo mismo —el joven se dispuso a comer.

—La próxima quizá nosotras te hagamos compañía en tu lado del comedor —sonrió Dennett.

—Eso suena bien.

Un joven pelirrojo miraba al joven Onyl con desdén.

—Al parecer se equivocaron a la hora de poner el sello —rió.

Un joven de cabello oscuro dirigió su vista color plata al mencionado en la mesa de los búhos. Restándole importancia, continuó comiendo.

—A quién le importa. Todos somos estudiantes de Flyside.

El pelirrojo le miró con disgusto.

—Supuse que dirías algo así, hisopo —el joven comenzó a reír.

El joven levantó la mirada con desprecio y le arrojó el vaso de agua en la cara. Después, se alejó. Los demás estudiantes observaron y comenzaron a reír en voz baja.

—Nahir, toda una fichita. Supongo que serán los años más largos de nuestra vida como estudiantes —suspiró Caddy.

—Por desgracia, somos compañeros —dijo el joven desganado.

—¿Y quién es él?

—Es un hijo de mami. Estudiamos juntos en los años básicos de educación, siempre molestando a todos, con apodos y bromas tontas —Caddy rodó los ojos.

—¿Y también es malo con sus amigos?

—Él y el chico que le arrojó el vaso de agua eran amigos. Pero desde que difundió un apodo molesto, dejaron de hablarse. Aunque Nahir parece que quiere recuperar su amistad. Ambos pertenecen a familias importantes —agregó el moreno.

—Entiendo.

Más tarde, los jóvenes fueron a la biblioteca a buscar información para realizar sus tareas.

—Genial. Los prodigiosos acapararon las computadoras —Caddy se cruzó de brazos.

—Tenemos libros —Dennett sonrió y señaló los estantes—. Busca aquí y yo buscaré de este lado.

Las jóvenes se dividieron para buscar. Dennett se acercó a un estante y comenzó a buscar en la sección de glifos; tan solo unos segundos, el joven de ojos grises apareció detrás de ella, teniendo como objetivo el mismo libro.

El joven, al ser más alto, tomó el libro primero. Dennett le miró con sorpresa.

—Yo iba a tomar ese libro.

—Ibas —sonrió victorioso.

Dennett arrugó el entrecejo y se dio la vuelta. El joven se alejó con una sonrisa. Caddy le miró aproximarse.

—¿Por qué le dejaste el libro?

—No voy a meterme en problemas por un libro. Que se lo quede... Podemos conseguir otro.

Caddy y Dennett consiguieron otro libro y se acomodaron en una mesa para hacer su trabajo. Más tarde, el joven se acercó sigiloso y deslizó el libro sobre la mesa.

—Todo tuyo —dijo con altivez y se dio la vuelta.

—Ignóralo, Yagurth era amigo de Nahir, así que ya te imaginarás.

Dennett soltó una risita.

—¿Se llama... Yagurth?

—Sí —soltó una risita también.

Más tarde, al finalizar las clases, los jóvenes tomaron camino a sus hogares. Dennett se despidió de sus nuevos amigos y fue ansiosa a casa; tenía tanto por contarle a su padre.

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