capítulo 4

Sin darse cuenta, la semana había pasado muy rápido. Al finalizar el día, se habría terminado la prueba y vendría lo que tanto había esperado.

— Mañana, seré un estudiante oficial de Ridantor.

— Felicidades.

Okraim tiró un florero.

— Espero que ahora sí aprendas a usar tu magia y nos quites de encima a esta abominación.

— Descuida, lo haré. No lo estás educando bien, Obi.

— ¿Ah sí? Tal vez deberías ayudarme también.

— Lo haré.

El par de jóvenes caminaba por el pasillo y voltearon la vista a dónde se encontraba William.

— ¿Qué pasó con él? Ya no quiero ser nuestro amigo.

— No lo sé, desde la práctica no dijo nada.

— Zephir.

El joven miró a la chica.

— Hola. Justo iba a buscarte.

La joven le enseñó un dibujo.

— Podemos ir a la clase de arte macabro y hacer que las pesadillas se vuelvan realidad.

— Qué bien, al fin algo divertido. Vamos Obi.

— Pero tenemos clase de Historia.

— Eso puede esperar, los personajes de ahí murieron hace años. Los nuestros vivirán hoy. — sonrió.

Zephir lo tomó del brazo.

Los alumnos se dirigían a sus dormitorios. El reloj marcaba las nueve en punto.

El par entró a la habitación. Obi corrió de inmediato a dónde se encontraba Okraim.

— ¿Encerrarlo es tu forma de educarlo?

— Primero me pides que te ayude y luego no te parece lo que hago. Decídete Obi.

— Deberíamos regresarlo a la normalidad.

El joven abrió la jaula y le dejó salir.

— Está bien. — se puso de pie y tomó el libro de Winkle.

— ¿No pensarás usar algún hechizo de ahí?

— ¿Quieres que deje de darnos problemas?

— Sí, pero podemos buscar alternativas seguras.

— ¿Por ejemplo?

— El profesor Tergan.

— Sería delatar lo que hicimos.

— Bueno...

Zephir abrió el libro y comenzó a leer.

— Solo necesito encontrar... ¡Ajá!. En nuestro grimorio dice algo igual. — el joven abrió su libro — No hay de qué preocuparse, Obi. No hay mucha diferencia.

El pelirrojo se acercó a mirar.

— El capítulo Mortis.

— Exacto, mi amigo.

— ¿Crees que funcione?

— Totalmente.

Alguien llamó a su puerta. Los jóvenes se miraron y Obi se acercó para abrir.

— ¿Willy?

— Hola, ¿cómo están? — dijo apenado.

— ¿Willy, no estabas molesto con nosotros? — preguntó Zephir.

— No, yo quería disculparme por lo que pasó en la práctica. En especial contigo, Obi.

— No te preocupes, es parte de nuestra formación. No te culpo.

— Gracias. Pero creo que me pasé contigo — rió.

William echó un vistazo y observó al "error" que intentaban aniquilar.

— ¿Y eso?

— Es una tortilla.

— Pero se mueve. — dijo sorprendido.

— Fue un accidente, Zephir estaba practicando y...

— ¿Qué harán? Pueden devolverlo a la normalidad, ¿no?

— No...

— Sí podemos — Zephir apretó el hombro de Obi.

El joven abrió su libro y miró a Okraim.

— Inmortis... B-bac rä. — chasqueó los dedos.

La luz de la habitación comenzó a parpadear. Los tres jóvenes miraban a su alrededor; Okraim seguía igual.

— ¿Qué pasó?

El silencio fue interrumpido por el grito y los murmullos de los estudiantes.

Abrieron la puerta y se asomaron.

Obi tomó una parafina y se dirigieron al pasillo.

— ¿Qué ocurrió?

Se preguntaban los estudiantes.

Un chirriar llamó la atención de los alumnos. Willy tomó la linterna y alumbró hacia el pasillo, fue ahí cuando el color de su rostro se ausentó.

— ¡Ahhh! — el joven soltó la linterna y salió despavorido.

— ¡Willy!

Los otros estudiantes corrieron al mismo tiempo. La criatura se movió entre la oscuridad.

— ¡De prisa, Obi!

Zephir le tocó el hombro.

— ¿Qué es eso?

— ¿De dónde salió?

Los profesores y el director salieron de inmediato a ver lo que ocurría.

El director regresó las luces al aplaudir.

— ¡Aurix!.

Un ave de plumaje dorado y brillante apareció.

— Lleva a los estudiantes a un lugar seguro.

Shubara vio las marcas en el techo.

— Debemos ir por la criatura.

Los estudiantes se refugiaron en la parte más alta del edificio.

— ¡Tranquilos! Guarden silencio para que no nos encuentre. — mencionó Randall.

Casi al instante la criatura comenzó a golpear la puerta. William comenzó a portarse de una forma extraña.

— ¡Ustedes! — les señaló el castaño y se acercó.

— ¿Nosotros qué? — dijo Zephir con el ceño fruncido.

— Estoy seguro de que tienes culpa en esto.

— No tienes pruebas.

— Por favor, no vayan a pelear. — dijeron.

— Ignóralo, Zephir. — Obi le tomó del brazo.

— ¿Lo estás cubriendo, Bally?

— Randall no es momento...

— Deja a Obi en paz.

— ¡Ya, cálmense los dos!.

Zoel les miró con molestia.

La criatura derribó la puerta, de inmediato el castaño lo cegó con un haz de luz.

Los estudiantes se prepararon para defenderse.

Aurix apareció y se acercó a la criatura velozmente. Lo enredó con un lazo de luz.

Los alumnos salieron tan pronto tuvieron la oportunidad.

— Esa cosa está detrás de ustedes. Será mejor que se entreguen. — Randall empujó a Obi.

— ¿Qué demonios te pasa?. — Zephir le tomó del cuello de la camisa. El otro joven dobló sus dedos y logró desaparecer.

— Zephir. — Amery se acercó.

La criatura logró liberarse; Randall no dudó en huir, Obi se quedó paralizado y se volvió blanco fácil para el Bac rä.

Zephir y Amery salieron tras él. El joven rehén estaba atemorizado.

— ¡Chicos! — Willy temeroso, optó por ir con ellos.

— ¡Obi!

— ¡Obi quédate quieto!

Amery dibujó un círculo en el suelo y de este salieron raíces.

Los chillidos del vigilante aturdían a los jóvenes.

Zephir dibujó un círculo en el aire, su marca se activó y fueron rodeados por llamas.

— Nos atrapaste, Zephir. — mencionó Willy.

El monstruo levantó a Obi y lo envolvió con una de sus extremidades. Esta se prendió al rojo vivo y provocó los quejidos del joven.

— ¡Resiste Obi!

William creó un remolino, pero solo provocó que el fuego se esparciera. El Bac rä llevó otra de sus extremidades al suelo.

— ¡Cuidado!

Los jóvenes fueron golpeados y su esfuerzo fue en vano. Obi estaba a punto de ser devorado. Al instante, una ráfaga logró extinguir las llamas e inmovilizó al ser.

— ¡Aléjense!

La profesora Samuri intervino y logró hacer un corte perfecto para liberar a Obi. Shevon amortiguó la caída, volviendo la superficie grumosa.

Samuri alejó a Obi. El efecto del hechizo se fue y el vigilante se lanzó hacia ellos, su cuerpo se volvió roca y al tocar el suelo, agrietó la madera.

Fuego salía de sus cuencas huecas y una alargada lengua puntiaguda se acercó para inyectar veneno.

Shevon lo detuvo con un soplido de viento; unas largas extremidades le rodearon por detrás, Tergan tenía cuatro brazos y su tamaño había aumentado el doble.

La criatura intentó quemarlo, pero no lo logró. Shevon lo encapsuló y lo desintegró lentamente.

Los alumnos se reunieron en el salón principal.

— ¿Alguien me puede explicar lo que pasó? — preguntó el director.

Randall alzó la mano.

— Sí.

— El trío de ahí. — Señaló a los responsables — Estoy seguro de que ellos invocaron a la criatura.

Shevon les miró.

— ¿Qué me pueden decir al respecto?

— Bueno... — Los tres se miraron entre sí.

— Vengan conmigo.

Shevon y el trío se fueron a la dirección.

— Los demás, a sus dormitorios. Y nada de invocaciones nocturnas. — mencionó Shubara.

— Parece que tu héroe se marchará. — Randall se dirigió a Amery.

— No le hagas caso. — Velvet le tomó del hombro.

Los jóvenes se veían mutuamente. Obi le mostró a Okraim.

— Así que... Intentaban deshacerse de él. — Le observó.

— Fue por error. Seguimos las instrucciones del grimorio, pero...

— Aquí el problema no es el hechizo mal ejecutado. Se trata de que invocaron a un ser peligroso. Ustedes no están en condición de enfrentar a uno.

— Hubo un error de pronunciación. — Zephir le enseñó la frase.

— ¿Ustedes saben lo que es un Bac rä?

Los tres guardaron silencio.

— El grimorio que usan no hace mención de ellos. ¿Cómo fue posible que invocaran a uno? No se trata de una mala pronunciación.

— Director... Yo.

— Dígame. — miró al pelirrojo.

— Usamos un conjuro de este grimorio.

Obi le mostró el grimorio y Shevon quedó perplejo.

— ¿De dónde lo sacaste?

— Ha estado en mi familia durante años.

— Sabes lo peligroso que es este grimorio.

— No. Pensé que me serviría en el futuro.

— Trabajar con los hechizos de este libro significa estar del lado del destructor. Hablaré con tus padres, Obi. Ahora, ¿quién fue el "hechicero maestro" que lo hizo?

— Yo.

Zephir y Obi agrandaron los ojos ante la respuesta de William.

— Yo lo hice. Pensé que sería una buena idea usar el grimorio y ponerle fin a la miserable vida de esa criatura.

— Muy bien. — se acercó a él. — No hacerse responsable de sus acciones es muy cobarde.

William estaba serio.

— Desde este momento, usted ya no es un estudiante de Ridantor.

— Gracias.

Shevon arrugó el entrecejo.

— Recoja sus cosas.

— Eso haré.

William salió de la dirección.

— Ustedes dos. Cuidarán a este pequeño con responsabilidad. ¿Entendieron?

Movieron la cabeza.

— Y en cuanto al grimorio. Olviden su existencia.

— Pero...

— Pero nada, Ank. Vayan a sus dormitorios y no quiero más problemas.

— Sí.

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