Zephir y Obi se acomodaron en la fila para la identificación.
— Tenemos clase en diez minutos.
Miraron el reloj.
— Obi, ¿podrías prestarme tu libro después de clases?
— Claro.
Una joven de cabello rosa pasó al lado de ellos y les miró con una sonrisa mientras sacudía la mano para saludar.
Zephir le devolvió el saludo.
— Seguramente está considerando invitarte a su grupo.
— ¿Quién?
— Zoel, la chica que acaba de saludarte. Ella es muy buena en casi todas las áreas. Deberías pedirle consejos si tienes la oportunidad.
— Genial.
La joven de cabello castaño caminaba hacia el aula. Otro joven de mayor estatura pasó justo a su lado y tiró sus libros. El joven dejó salir una risita burlesca, al igual que sus acompañantes.
Zephir iba a intervenir, pero Obi le detuvo del brazo.
— Es nuestro turno.
Los alumnos entraron al aula experimental. Cada uno tomó su lugar.
— Qué gusto verlos de nuevo, queridos alumnos.
El hombre que Zephir vio en la mañana entró al aula.
— Al parecer, tenemos un nuevo compañero.
— A quién le importa eso, deberíamos iniciar las clases.
— dijo un joven castaño al frente.
— No olvides ser respetuoso, Randall.
— Cuando lo fue.
— dijo una joven de cabello blanco.
El chico le miró sin gracia.
— Muy bien. No queremos iniciar una pelea. Por otro lado... Bienvenido, Zephir. Espero que estés cómodo.
— Lo estoy, gracias.
— Ahora formemos el círculo de iniciación. Llegas en un buen momento, Zephir. Hoy obtendremos la marca que nos servirá como guía para trabajar con los elementos.
Cada uno debe crear su propio símbolo, esto no afectará al momento de trabajar. Así que pueden dibujar árboles u otros elementos de la naturaleza.
Cuando lo tengan, colocarán su muñeca en la hoja y surgirá la magia.
Los jóvenes se pusieron manos a la obra.
Zephir observó el dibujo de sus compañeros.
— ¿Vas a dibujar un árbol?
— Sí, no tengo mucha imaginación.
Respondió Willy entre risas.
— ¿Y tú, Obi?
— Un hongo.
— Ya veo. Parece una tortilla. — rió.
— Gracias por la observación. ¿Y tú?
— No lo sé...
Zephir recordó el símbolo de la botella que le había fascinado.
— Claro... — el joven comenzó a dibujar.
Velvet había terminado.
— ¿Qué tal?
— Es la luna. — respondió la joven.
— Sí. ¿Tú qué hiciste? — echó un vistazo — ¿Es una semilla?
— Sí.
Velvet miró discretamente a dónde se encontraba el grupo de nuevos amigos.
— El chico nuevo no te quita la vista de encima.
— ¿Qué?
— Es guapo. — la chica sacó un mazo de cartas. — ¿Te gustaría saber más sobre él?
— barajó las cartas.
— No — La chica alejó las cartas de su vista.
Uno a uno, comenzaron a marcarse con su símbolo.
Zephir observó la marca, esta se tornó oscura y fue absorbida.
— Muy bien, ahora que todos tenemos nuestras marcas, podremos practicar con mayor facilidad.
Zephir tomó a Obi de la muñeca y observó una leve marca de su símbolo en su brazo.
— ¿Todo bien?
Él observó la suya, pero no había marca alguna.
— No entiendo... Hice todo bien.
— ¿No tienes tu marca? Deberías decirle al profesor.
— No. «Todos aquí obtuvieron la suya, pensarán que no pude hacerlo». Seguro aparecerá después.
— Puede ser.
Más tarde, la enorme campana anunció la hora de descansar.
— Nos vemos mañana, no olviden estudiar.
Zephir se acercó a los casilleros y ahí la vio de nuevo.
— Hola.
La joven cerró de golpe y le miró con asombro.
— Hola.
El joven sonrió.
— Pensé que no responderías.
— ¿Por qué?
— Te ves algo seria.
— Tú pareces todo lo contrario. ¿Qué te pareció tu primer día?
— Muy bien. Todos son muy amigables... Bueno, casi todos.
— Sí — desvió la mirada.
— Tal vez no debería meterme, pero hoy por la mañana vi cómo te molestaba ese chico, no recuerdo su nombre...
— Randall.
— Ese. Deberías decirle al director, ningún profesor hace algo.
— Randall pertenece a una familia influyente.
— ¿Y por eso no le harán nada?
— Bueno, Randall es bueno fingiendo. Lo mejor que puedo hacer es ignorarlo.
— Yo no dejaría pasar por alto algo así.
— No querrás ser expulsado. Yo quisiera, pero lamentablemente no puedo hacerlo.
— No te gusta estar aquí.
— La mayoría está aquí porque sus padres también fueron alumnos y pertenecen a familias importantes.
— Entiendo.
— No deberían estar aquí a esta hora. Vayan a descansar, mañana tienen un largo día.
Dijo una mujer de vestimenta oscura.
— Descansen.
Ambos les siguieron con la vista.
— Nos vemos mañana. Por cierto... ¿Cómo te llamas?
— Amery Edevane.
— Un gusto, Zephir Cliffe. — estrecharon sus manos.
— Bueno, que descanses.
Ambos esbozaron una leve sonrisa.
Durante la noche, Zephir estudiaba los apuntes y su grimorio.
— Es verdad. — se levantó de la cama y fue en busca del grimorio de Winkle.
El joven lo tomó y se sentó en el borde de su cama. Quitó el seguro y observó la primera página. El libro contenía dibujos e instrucciones para realizar conjuros y encantamientos.
Zephir abrió el libro hasta las páginas del final. Observó el símbolo que había dibujado antes.
— No puede ser... — enfocó con la lámpara para poder leer, pero estaba en otro idioma — Seguramente debe saber lo que dice.
Zephir se acercó a Obi y comenzó a moverlo.
— ¡Obi, despierta!
— ¡Qué pasa! — despertó exaltado.
— Shhh.
— ¿Qué sucede?
— Obi, ¿tú sabes lo que dice aquí?
El joven le enseñó la página de interés. Obi tomó sus gafas y observó.
— Lo único que sé es que está escrito en Okraino. Es una lengua antigua, ni siquiera se usa hoy en día.
— ¿Y quién te dijo?
— Mis padres.
— Ellos deben saber lo que dice ahí.
— Lo dudo. Solo mi abuelo sabía, pero jamás dijo nada.
— Rayos. — tomó el libro de nuevo y contorneó el símbolo con sus dedos. — Okraim — leyó las letras grandes.
— Si pasas mucho tiempo con ese libro, te volverás loco. O eso decía mi abuelo. — Obi se acomodó en la cama de nuevo.
Zephir observó el libro un rato más y se quedó dormido.
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