Sumire, que casi va saltando por las escaleras, siente una alegría inmensa con cada paso que da, todo porque está a punto ver a su querido padre con el cual no pudo intercambiar cartas debió a que nunca permanecido lo suficiente en un lugar mientras estuvo fuera de la mansión.
Cuando por fin Sumire divisa a su padre, salto sobre sus brazos y exclamó con ternura las siguientes palabras:
Sumire: ¡Te he extraño tanto!
El Barón Joseph Renger tenía 45 años, era un hombre alto de piel clara con cabello de color negro y liso, el color de sus ojos era verde y tenía una personalidad tranquila. Este tomo control de la Mansión Ranger al cumplir sus 30 años, debido a que sus padres decidieron cederle la responsabilidad porque se dieron cuenta de que él era mejor en lograr crecer las finanzas. Sobre esto último debo agregar, que desde que obtuvo el título logró volver a levantar el apellido, puesto que cuando sus padres eran los que estaban al frente de la familia no eran nada más que una familia noble con el sueldo de un plebeyo.
El Barón Ranger abraza con fuerza Sumire y le dice con voz de añoranza y dulzura:
Joseph Renger: ¡Yo te he extrañado más mi dulce y adorada Flor Silvestre!
Apenas él dijo estas palabras Marta y las demás sirvientas llegaron a la sala de estar, que era donde se encontraban el Barón y Sumire. El Barón con un gesto de sus manos le indica a Marta que se calme, ya que él conoce como es su hija.
Sumire: ¿por qué no me habías enviado cartas? -dice Sumire mientras suelta a su padre
Joseph Renger: Temo que los negocios se extendieron más de la cuenta, por lo que no pude enviarte ni siquiera una carta -dijo el Barón Ranger mientras colocaba su mano en la frente y fruncía el ceño- ¡afortunadamente! El negocio salió mejor de lo esperado, por lo que saldremos a comprar muchos regalos el día de hoy.
Sumire: ¿Seguro que podemos hacer algo como esto? -dice Sumire con preocupación
Joseph Renger: ¡por supuesto! Y también te asignaremos nuevos maestros, es importante que te prepares bien para que en el futuro logres que nuestros ingresos sean mayores a los de ahora.
Sumire dudaba de si esto era correcto, porque su padre solía decirle lo mismo aun cuando estaban en problemas económicos, así que está vez decidió pensar una forma de hacer que su padre cambiará de opinión. No obstante, este pensamiento no duró lo suficiente, ya que Sumire se percató que una jovencita vestida de sirvienta estaba tomando el té sentada en los muebles de la sala.
Sumire: ¡Padre! ¿Y esa bella jovencita, quién es? -dice Sumire mientras coloca sus manos entrelazadas en su espalda y se asomaba por el brazo izquierdo de su padre.
El Barón voltea, y como si sus palabras fueran ensayadas le dice a Sumire:
Joseph Renger: será mi sirvienta personal. La conseguí en uno de mis viajes a la casa del Marqués Brichallard, ella tiene 15 años y es un poco callada por lo que me sirve como sirvienta, las que hay en esta mansión son muy ruidosas y tienden a interrumpir cuando organizo mis documentos
Sumire duda de que en verdad fuera una sirvienta, porque esta jovencita era demasiado hermosa y muy bien cuidada como para decir que había trabajado en su vida. Su forma de tomar el té era tan fina que hasta un ciego se daría cuenta de que esa etiqueta solo los nobles la saben utilizar. También era extraño que esta sirvienta llevaba un uniforme diferente al que las sirvientas suelen usar, pues este fue hecho de manera que cubriera su cuello y tan largo que apenas y se podían notar sus pies. Las mangas eran largas y en sus manos tenía unos guantes puestos, su delantal tenía unos lazos extraños y su cofia estaba hecha de modo que cubría su frente. Para resaltar su aspecto, esta sirvienta era de piel blanca, muy bien cuidada al igual que su cabello, cuyo color era negro y liso, que le llegaba hasta un poco más debajo de sus hombros y su flequillo lo cortaron de manera que cubría sus ojos. Tras notar todo esto Sumire se preguntaba si de verdad era una sirvienta; y también si podía ver con ese corte de cabello. Como su padre no quería que Sumire le hiciera preguntas inmediatamente desvío su atención diciendo:
Joseph Renger: Se nos hará tarde, vamos a comprar a la ciudad
Seguidamente, el Barón Renger mira a Marta y le dice
Joseph Renger: lleva a esta jovencita al cuarto de huéspedes y deja que ella te diga cualquier cosa que necesite
¿Al cuarto de huéspedes? Esto piensa Sumire, pero su padre le muestra su brazo en señal de que deben retirarse por lo que no lo piensa más y se marcha a la ciudad.
Mientras iban en el carruaje Sumire le cuenta a su padre con alegría y gestos armoniosos lo que hizo durante los dos meses qué pasó sin verlo, su objetivo era que a través de estas caras y poses que hacía su padre se hiciera una imagen de los acontecimientos como si él hubiera estado allí. Su padre la miraba con total atención y escuchaba sin dar muchas respuestas, pues para él era más que suficiente ver la emoción de Sumire al hablar
Sumire: las clases de pintura con el tío Bastian han progresado bastante. Dice que pronto no tendré que seguir siendo su estudiante
Joseph Renger: me alegra saber que has progresado mucho en tus estudios, si sigues así muy pronto podrás reemplazarme y convertirte en la próxima Baronesa Renger
Sumire: aún soy muy joven para eso. Además, el trabajo qué padre ha estado haciendo ha rendido muchos frutos
Joseph Renger: Bueno, por el momento podemos disfrutar de algunos lujos. Y si todo sigue así podremos vivir bien por el resto de nuestras vidas.
Sumire con mucha emoción coloca sus manos junto a su pecho y cerrando los puños dice con mucho ánimo
Sumire: ¡Si! ¡Estoy segura de que será así!
El Barón Renger sonríe y con esto se da cuenta de que Sumire se ha vuelto más expresiva durante el tiempo que estuvo fuera. El carruaje llega a su destino y en ese momento Sumire asoma su cabeza por la ventana del carruaje y seguidamente preguntar a su padre
Sumire: ¿Esta es la tienda?
Joseph Renger: Sumire Siéntate, Es peligroso -dijo el Barón Renger mientras sujetaba a Sumire- ciertamente es aquí, no es mi lujosa, pero creo que tiene buenos comentarios. Si de casualidad no te gusta, podemos o si piensas que es por el dinero, te aseguro que puedo pagar.
Sumire: ¡está todo bien! Esta tienda es perfecta
La razón por la que Sumire estaba nerviosa, era porque en esta tienda ella solía vender sus diseños. A menudo realizaba nuevos diseños y los traía a este lugar pues ella deseaba poder ayudar a su padre económicamente. Sumire diseñaba tanto para caballeros y damas, esta era su mayor pasión, más no le contaba a nadie de que sabía hacer esto porque en un reino que está dedicado a elegir a las futuras reinas a través de los diseños de ropa, por lo que la sola idea de que otros supieran de su talento era bastante abrumadora para ella.
Al entrar a la tienda una joven vendedora se acerca a ellos y al notar que la joven que ingreso es Sumire hace una reverencia y dice:
Vendedora: ¡Bienvenidos! Por favor siéntanse en este lugar. Enseguida llamaré a la dueña
El Barón Renger se sorprendió al recibir tal atención, pues en este reino debido a la competencia que hay por los diseños no era usual ser atendidos por el propietario de una tienda de ropa. Sumire que se imaginaba lo que podría pensar su padre le dice
Sumire: es porque hemos venido por primera vez a este lugar. Me contaron que la dueña por ser plebeya actúa con dedicación a los clientes.
Al aparecer la dueña del lugar, con mucho respeto y elegancia hace una reverencia ante Sumire y el Barón Renger mientras pronunciaba estás palabras:
¡Bienvenidos! Mi nombre es Diana y este es mi establecimiento. el día de hoy seré yo quién los reciba.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 76 Episodes
Comments
nalxyt
No sé cómo voy a aguantar el suspense, ya quiero leer la siguiente parte. 😭
2023-10-05
1