En otra parte del mundo, vivía una chica, llamada Sonia, la cual, le encantaba estudiar el comportamiento humano, y de lo que era lo correcto, los pensamientos y sobre como encaminar a la humanidad.
Siempre era amable con las personas y muy sociable, la gente la quería en verdad y la tomaban como un ejemplo a seguir, en especial su familia, no la dejaban sola y apoyaban.
Con el tiempo, la chica conoció a un chico llamado Eduardo, la cual la haría feliz por un tiempo. Ella y Eduardo tenían un gran sentido del humor, al principio, Sonia pensaba que había encontrado a su príncipe Ideal, ambos eran sencillos en persona.
El chico siempre tenía cabello muy largo y una mirada qué transmitía confianza.
En un momento, Sonia se encontraba en una de sus investigaciones. Eduardo ya era su novio y compartían la mayor parte de su tiempo juntos, sin embargo, Sonia notaba un cambio extraño en el comportamiento de Eduardo.
Él trabajaba en un centro de monitoreo de una de las grandes ciudades, la qué es llamada "StridCiry" Aunque muchos en esa ciudad manejaban su fuerza aural, no todos lo poseían, por lo tanto, nunca faltaba la gente que abusaba de ello, el trabajo de Eduardo era vigilar que nadie abusara de su poder, y en dado caso mandar a guardias para arrestar al individuo qué se atrevía a corromper la ley.
Mientras Eduardo vigilaba, se percató qué Sonia se encontraba con un chico, afuera de una de las heladerías de la ciudad.
Eduardo enfureció y rápidamente mando guardias al lugar donde ella y aquel chico se encontraban.
Aunque los guardias llegaron, se percataron qué ninguno de esos dos tenía una energía activa y que además se veían tranquilos.
Como era de esperarse, sancionaron a Eduardo, al cual le pidieron que se retirara y que no regresara hasta dentro de tres días.
Mientras tanto, Sonia confundida por la situación, se encontraba en la sala de su casa, tratando de relajarse. En ese momento, alguien toco a su puerta, ella miró y finalmente abrió, se encontraba Eduardo afuera, con una mirada más fría, aunque aparentaba no estar alterado.
—Hola, Cariño.
Sonia se percató rápidamente de lo extraño qué se notaba Eduardo, entonces decidió mantener su distancia un poco. Lo invito a pasar, pero una sensación inquietaba a la chica que se encontraba mirándolo a los ojos.
—Supongo que tuviste un día pesado, aunque es temprano ¿paso algo?
Sonia trataba de sacar plática al muchacho para ver como este reaccionaba.
—No te preocupes, veamos una película aprovechando que salí temprano del trabajo.
Sonia Asintió con la cabeza y encendió el televisor, estaba un programa de concursos, así qué decidieron poner una plataforma para ver alguna serie o película.
Eduardo se acercó mucho a Sonia y como si algo, como si una energía, extraña, tocara a la chica de cabello azul, Sonia tuvo una visión.
Podía ver el enorme enojo de Eduardo, el cual lo consumía, además también supo que el chico estaba muy celoso, hasta un punto muy enfermo.
La visión de Sonia termino, y sin pensarlo dos veces, salto del sofá y le dijo a Eduardo qué se fuera.
El chico, aún más enojado se acercó a la hermosa joven y la tomo por el cuello, enfurecido, alterado y fuera de sí.
—¿Por qué me hiciste eso Sonia? ¿¡Porque!?
Sonia manoteaba, ella sabía que no había hecho algo malo, solo había salido con ese chico, porque era su compañero de escuela. Además, no habían hecho más que ir por un helado por el insoportable calor.
Sonia con fuerza golpeó el rostro del joven y logro separarlo, con éxito.
"¡¡Estás loco!!", le grito Sonia, agarro un cuchillo y lo amenazó, después llamo a la seguridad y al poco tiempo llegaron y se llevaron al chico detenido.
Sonia solo quedó llorando tendida, en el suelo, reflexionando y pensado todo lo que había pasado en ese día.
Desconsolada, se quedó en el sofá, mirando cualquier cosa que había en la televisión.
Se había quedado con mucho miedo. Después de unas horas alguien toco a su puerta. Sonia ya tenía miedo de abrir, así que no abrió, pero la persona afuera seguía insistiendo, así que con mucho temor y cuchillo en mano, Sonia abrió la puerta y se trataba de un hombre alto, con un sombrero y saco.
—Hola, Sonia ¿qué tal todo? Solo vengo a hacerte una invitación.
Ella se quedó mirando, y curiosamente no sentía hostilidad en ese hombre, así que lo dejo pasar.
El hombre le comento sobre la energía oscura, mientras tomaban un café. Y le hablaba a Sonia qué ella tenía un gran don, y que podía aprovecharlo para ayudar a las personas. A la gente vulnerable.
Sonia recordó lo que había pasado, por lo que decidió aceptar la invitación, ero el hombre le siguió explicando todo, absolutamente todo a detalle del cómo se haría todo, aun así, Sonia no cambio de opinión y acepto de todas formas.
El del sombrero le pidió a Sonia qué, alistará sus cosas porque saldrían en la mañana y solo podía llevar lo necesario.
El hombre ya a punto de salir de la casa de Sonia, teniendo un pie afuera, ella lo detiene unos segundos.
—Gracias por compartir la información, pero ¿Cómo te llamas? Jamás lo pregunté.
El hombre volteó, se quedó callado unos segundos, y le respondió "Me llamo Laut" luego se giró y se retiró completamente.
"Laut...eh."
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