Era una hermosa mañana de inicios de primavera en el acogedor apartamento de Theo y Alex en Nueva York. Los rayos del sol se filtraban a través de las cortinas, tiñendo la habitación con una luz dorada y cálida. Las sábanas blancas y las cortinas de encaje aportaban un toque romántico, creando un ambiente íntimo mientras Theo y Alex se entregaban el uno al otro con pasión desbordante.
Theo, con su piel pálida y cabello oscuro revuelto, yacía tumbado boca arriba en la cama. Mientras tanto, Alex, cuyo cabello oscuro enmarcaba su rostro, se encontraba sobre él, sus cuerpos entrelazados en un abrazo apasionado. Alex alzó las piernas de Theo con gentileza, permitiendo una conexión aún más profunda entre ellos mientras se entregaban al placer mutuo.
Las manos de Alex se deslizaban con suavidad sobre el torso de Theo, sus caricias generando escalofríos placenteros. Sus labios se encontraban en un beso ardiente, un reflejo del deseo y la intensidad que compartían.
Entre susurros y jadeos, se profesaban palabras de amor que resonaban en la habitación, un lenguaje secreto que solo ellos entendían. Los suspiros llenaban el aire, y cada caricia y roce de sus cuerpos encendía una chispa de éxtasis compartido. En ese instante, estaban completamente inmersos en la pasión y la conexión que compartían, sin preocuparse por el mundo exterior.
Sin embargo, el mundo exterior no podía ser ignorado por mucho tiempo. El teléfono de Theo comenzó a vibrar sobre la mesita de noche, interrumpiendo su momento de intimidad. Aunque al principio intentaron ignorarlo, la persistencia del celular los obligó a separarse con una mezcla de frustración y risas.
—Creo que deberías atender eso, cariño. Podemos retomar donde lo dejamos más tarde —dijo Alex con una sonrisa cómplice mientras se levantaba de la cama y se dirigía al baño.
Theo asintió, mirando a Alex con una expresión entre desilusión y diversión. Mientras su esposo se alejaba, Theo tomó el teléfono en su mano, examinando la pantalla con una mezcla de curiosidad y molestia.
Con un suspiro resignado, Theo contestó la llamada:
—¿Hola? Robert, espero que esto sea importante, me estás interrumpiendo en un momento complicado...
—Theo, lamento interrumpir, pero necesito que vengas al rancho en Colorado lo antes posible —la voz de Robert, su tono urgente y preocupado, resonó a través del teléfono.
—¿Al rancho? ¿Qué sucede? —preguntó Theo, sintiendo una punzada de intriga y nerviosismo.
—Han ocurrido algunos problemas allí, Theo. Han encontrado animales muertos y varias áreas han sido vandalizadas. Además, es posible que necesitemos tu ayuda para revisar algunas cuestiones relacionadas con tu herencia —explicó Robert con seriedad.
Theo frunció el ceño, sorprendido y preocupado por la noticia. No había regresado al rancho en mucho tiempo, y la idea de enfrentar su pasado y sus memorias dolorosas no le resultaba atractiva en absoluto.
—Está bien, Robert. Haré lo posible por organizarme y tomar un vuelo cuanto antes. ¿Tienes idea de quién podría estar detrás de esto? —preguntó Theo, buscando más detalles sobre la situación.
—El capataz del rancho y sus hijos fueron quienes encontraron todo. Recuerda que ellos también son parte de la herencia, así que sería conveniente que estuvieras presente para resolver cualquier conflicto que pueda surgir —explicó Robert.
Theo asintió, comprendiendo la importancia de su presencia. Aunque no sabía exactamente qué esperar en el rancho, sabía que no podía eludirlo por más tiempo.
—Voy a organizarme y tratar de tomar un vuelo a Colorado lo más pronto posible. Aunque no prometo que me sienta emocionado por esto —dijo Theo, preparándose mentalmente para el viaje.
Después de colgar, se dirigió al baño donde Alex lo esperaba con una expresión comprensiva en el rostro.
—¿Todo bien, cariño? —preguntó Alex, preocupado por la llamada.
—Ha ocurrido algo en el rancho. Han encontrado animales muertos y vandalismo. Robert quiere que vaya allá para solucionarlo —confesó Theo, con una mezcla de nerviosismo y determinación en su voz.—Parece que no puedo evitar este asunto por más tiempo. Y no entiendo por qué Robert no puede ocuparse de todo.
Alex se acercó y lo envolvió en un abrazo reconfortante, apoyando su cabeza en el hombro de Theo.
—No puedes huir de tu pasado para siempre, mi amor. Sé que es difícil, pero estoy aquí para apoyarte en lo que necesites —dijo Alex sinceramente.
—Tienes razón, Alex. Iré al rancho y veré qué está pasando. Pero prométeme que estarás aquí cuando regrese —pidió Theo, buscando la seguridad en los ojos de su esposo.
Theo giró hacia él y lo abrazó con ternura, sintiendo la calidez del pecho de Alex contra el suyo.
Alex sonrió y selló la promesa con un beso suave en los labios de Theo.
—Siempre estaré contigo, no importa lo que pase. Afrontaremos esto juntos —afirmó Alex con convicción.
Theo asintió, agradecido por tener a Alex a su lado. Sin embargo, en ese momento de complicidad y conexión, Theo sintió un cosquilleo en su interior. Inclinándose hacia Alex, susurró en su oído:
—Sabes, creo que... tienes tiempo suficiente para llegar a esa cita, ¿no crees?
Una risa juguetona escapó de los labios de Alex, mientras arrinconada a Theo contra la pared y lo levantaba para dejar su culo expuesto.
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