Diecinueve

Lo siento señorita,  creo que no necesitaré más de sus servicios- le dijo Denisse a la niñera mientras salía con David en un brazo y una maleta que era arrastrada hasta un taxi en la otra mano para salir rumbo al aeropuerto.

Cuando el taxi ya se había alejado, llegaba a la gran casa otro auto del que casi sin detenerse bajaban a toda carrera Ciara y Diana,  para entrar a la casa buscando a la chica pero solamente encontraron a la niñera.

- No sé nada- les explicaba la mujer- Ella llegó, subió las escaleras corriendo y bajó con una maleta, tomó al bebé y se despidió, nada más.

- David- Ciara estaba al teléfono- Llegamos tarde, ya se fue al aeropuerto,  lo siento de verdad.

- Iré a buscarla- le contestó.

- No espera,  déjala que se vaya, ella necesita pensar.- trató de disuadirlo la mujer.

- Tú no la escuchaste Ciara,  ella cree que yo la abandoné.- el dolor se sentía en la voz del hombre.

- David,  mi amor- la mujer hubiera querido estar abrazando a su esposo en ese momento- Tú sabías que esa era una de las hipótesis que teníamos previstas, nadie puede adivinar que le dijo su madre para justificar tu ausencia, déjala pensar en las cosas y en unos días la buscas, ahora espérame,  voy para allá,  quiero estar contigo.

- Está bien, te espero,  pero creo que no será a mi al que vas a tener que consolar.

- ¿Que pasó además de esto?- le preguntó.

- No, nada más,  pero Santino no se ha movido del sofá desde que ella se fue, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados.

- Ya voy, no lo dejes sólo.

Denisse regresó a su casa, todos se asombraron al verla llegar, pero hicieron como que le creían la historia de que los extrañaba mucho y no aguantó la separación.

Al otro día se levantó temprano,  desayunó y aún sentada en la cocina comenzó a mirar las ofertas de trabajo, sabía que podía regresar a la empresa Williams,  si no era de secretaria sería de cualquier otra cosa, pero allí siempre correría el riesgo de encontrarse con quien no quería,  así que lo mejor era buscar por su cuenta.

La chica estuvo varios dias llamando a cuanta empresa necesitara desde una auxiliar para archivar documentos hasta quien hiciera la limpieza después del horario de trabajo,  pero nada, por suerte, después de una semana, su hermano le habló de un aviso que vio en la universidad en la que él estaba para trabajar en la biblioteca y ella corrió hasta allí.

Un rato después de haberse ido la chica, en la puerta de su casa estaba un hombre tocando,  y se acercó a abrir el padre de Denisse.

- Buenos días- dijo respetuosamente el hombre- ¿Puedo hablar con Denisse?

- Ella no está,  pero si quiere puede dejarle un mensaje.

- ¿Usted es su padre?- le preguntó quien tocó fijándose en la edad del hombre.

- Sí- recibió como respuesta- ¿ Y usted es?

- Su padre.- le dijo y no vio asombro en el rostro del señor Taylor más bien alivio.

- Entre, tenemos mucho de que hablar, y es mejor que Denisse no esté.

La conversación entre los dos hombres fue larga, Denisse era una persona muy importante para los dos y cada uno tenía que estar seguro de lo que significaba la chica en la vida del otro.

Harry Taylor era el único padre que ella había conocido, y toda su vida había luchado por estar a la altura de ser el mejor y que aquella menuda niña que conoció cuando casi tenía cinco años nunca llegara a sentir que le faltaba nada de amor.

Pero no por eso se sentía más padre que David,  él sabía la historia, sabía que la madre de Denisse había regresado a buscarlo, pero nunca más lo vio, así que existía la posibilidad de que él no estuviera presente en la vida de su hija no porque no quisiera, si no por que nunca supo de ella, y lo estaba demostrando ahora al presentarse allí.

- Aquí estábamos seguros de que algo había pasado que ella regresó,  todas las veces que hablamos nos dijo que estaba muy contenta y de pronto se aparece sin avisar y dice que no regresa más. - le comentó Harry a David.

- Se enteró como no debía,  mientras yo discutía con mi hijo mayor que fue el que la encontró, si por mi fuera se lo habría dicho desde el primer día,  pero todos insistían que era mejor conocernos primero para que no se sintiera como algo impuesto.

- No sé que decirle, de cualquiera de las formas que lo hiciera se iba a encontrar con la misma respuesta, ella creció pensando que usted se había dado la vuelta y no le había importado nada.

- ¿Pero por qué su madre hizo eso?- le reclamó el hombre.

- Le pido que no la juzgue por favor- le suplicó Harry- Ella era casi una niña, criando otra niña, y cuando Denisse comenzó a darse cuenta de que los que la rodeaban tenían un padre y comenzó a preguntar, ella buscó el camino más fácil para que la pequeña se olvidara de un asunto que ella no tenía forma de solucionar,  y después llegué yo, y tomamos la decisión de hacerla mi hija legalmente, y lo demás ya lo sabe.

- Lo siento, no la juzgaba, y más por que mi madre me tuvo a mi, sola, con quince años, y créame cuando le digo que la forma en la que Denisse llegó a la vida de su madre es una historia de amor comparada con la mía- el hombre se pasó la mano por los cabellos- Dios,  por qué la vida tiene que ser tan difícil,  no dejo de pensar que habría pasado si usted no hubiera sido un buen hombre.

- Ella no me habría tenido a su lado, la madre de Denisse la amaba con locura, sus hijos siempre fueron lo primero y aún cuando ya estaba muriendo sonrió para que ellos se quedaran con un buen recuerdo, si yo no hubiera estado a la altura de ser un buen padre, ella me habría apartado sin esperar ni un momento.

- No sabe cuanto le agradezco todo lo que ha hecho por mi hija.

- No se confunda señor Dunne,  Denisse es mi hija también y nunca va a dejar de serlo, y por cualquiera de mis dos hijos yo soy capaz de hacer cualquier cosa sin considerarlo un sacrificio, ahora es a usted al que le toca demostrar que está a la altura.

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