Cuatro

Si que eres difícil de encontrar- la chica que ahora estaba sentada en el suelo con la espalda pegada a una pared mirando hacia el mar escuchó la voz del hombre que parecía perseguirla a su lado.

- No sé si asustarme cada vez que lo veo- le dijo sin tener en cuenta la observación de él.

- ¿Es agradable aquí ?- le preguntó con la curiosidad de saber que la tenía en aquel lugar al que prácticamente a nadie le gustaba llegar.

- Para mí sí- le respondió sin ampliar más.

- ¿Puedo saber por qué ?- él quería entender, pero ya se estaba dando cuenta que tendría que sacarle la información poco a poco.

- El sonido- fue lo único que dijo y con eso lo dejó más intrigado que antes.

- Yo sólo escucho ruido.- y con eso la hizo sonreir.

- Vaya, otra sonrisa, aunque no sé que te dio gracia ahora.- le dijo sonriendo él también.

- Me da gracia que existan personas que no sepan diferenciar un sonido de un ruido,  no son la misma cosa.- él la miró más detenidamente, cada vez le parecía más interesante hablar con ella.

- Explícame.- le pidió.

- Si alguno de estos motores tuviera un ruido, significa que algo está mal, y eso no es bueno, en cambio con un sonido puedes saber muchas cosas, si todos van en sincronía, si ya va siendo hora de que alguno descanse, no se cuantas cosas más puedo enumerarte.- él seguía mirándola asombrado y en una sola conversación ya se había dado cuenta de de donde venía la fascinación de su padre por ella, aquella mujer era una encantadora de serpientes.

- Si que tienes un fetiche con los motores, es con todos o solamente con los de los barcos.

- Me interesan todos los motores, pero de los barcos me interesa todo, no solo los motores, para mí de los barcos es importante hasta el más pequeño tornillo. - en la voz de la chica se escuchaba orgullo.

- Vaya ¿ Trabajas en algo que tiene que ver con barcos?- le preguntó para saber como ella se definía en la empresa que por derecho le pertenecía.

- Pongamos que trabajo en la industria naval, pero no donde yo quisiera, ahora mismo soy una simple secretaria, por el momento- y esto último lo dijo pensando en su próxima graduación y que después de eso intentaría postularse para un puesto en el que pudiera desarrollar sus conocimientos,  pero él lo vio como una declaración de que pensaba tomar el lugar que había pertenecido a su madre y no pudo evitar revolverse con odio hacia la chica.

- Te dejo con tus motores.- le dijo poniéndose de pie bruscamente y a ella le pareció raro aquel hombre pero no dijo nada- Ya nos veremos por ahí,  disfruta y busca estar entre la gente, a lo mejor escuchas algo más que sonidos.- y sin esperar que ella contestara salió de allí a pasos largos para alejarse de la chica lo más rápido posible.

Denisse estuvo un rato más allí disfrutando de su soledad y cuando sintió hambre se dispuso a volver a la civilización, o por lo menos al pedazo que tenía en esos momentos.

El resto del día fue como los otros anteriores que había estado allí,  no le interesaba mucho de aquel ambiente de fiesta que se respiraba en todos los rincones del barco, y aunque sabía que en el lugar podía encontrar desde una sala de juegos hasta un museo dedicado a los perfumes de Chanel,  ella no se sentía con deseos de nada de eso.

Y al llegar la noche volvió a su lugar favorito para mirar las estrella, pero cuando iba acercándose notó que este ya estaba ocupado, y no tenía que llegar hasta el intruso para darse cuenta de que era aquel hombre extraño que la estaba persiguiendo,  así que sin deseos de hablar con él,  se giró sobre sus pasos y volvió a su camarote para disfrutar de la brisa del mar desde la terraza que tenía el mismo.

Aquella noche él estuvo esperándola hasta tarde pero ella no apareció y sin pensarlo mucho volvió a la oficina del capitán,  para mirar las cámaras y verla llegar hasta muy cerca de donde él estaba, darse cuenta que el hombre estaba allí y regresar al camarote que le pertenecía a él por derecho.

- Sí que te gusta que te rueguen- pensó en voz alta- Pero este es un juego que yo sé jugar muy bien, y siempre salgo ganador, ya verás que sí. - el joven tenía una sonrisa ladina, estaba seguro de que iba a demostrarle a su padre que se estaba equivocando al escoger una mujer como aquella para ocupar un lugar en su familia.

Al día siguiente ella no lo vio aparecer a él por ningún lado y aprovechó y usó buena parte de la tarde para buscar un buen lugar del que pudiera ver las estrellas sin ser molestada, ya sabía que su lugar favorito del barco lo habían ocupado y ella quería tranquilidad.

Al llegar la noche tomó uno de los cojines del camarote y caminó con él hasta la cubierta, y deslizó sus ojos hacia el lugar que había visto en la tarde, y como se lo imaginó estaba sólo,  siguió su camino y al llegar tiró el cojín al suelo para al acostarse poner plácidamente la cabeza sobre él.

Estar allí,  tan cómoda y en silencio era como estar en la gloria, y más una noche como aquella, en la que no se veía ni una sola nube y la luna no brillaba lo suficiente como para molestar observarla a ella o a las estrellas, pero aquella tranquilidad no duró mucho cuando escuchó una voz a su lado.

- Ahora si estoy seguro, te estás escondiendo de mí- la chica cerró los ojos y rogó por que la dejara sola.

- Espero que eso te diga algo.- le contestó ella.

- Lo único que me dice es que no estás cumpliendo nuestro trato, como crees que te va a gustar mi compañía si huyes de mi como el diablo de la cruz. - y la chica sintió la cabeza del hombre recostarse en la parte del cojín que no estaba ocupada.

- Sí que eres confianzudo.- le dijo refiriéndose a lo cerca que había quedado de ella.

- Perdón,  pero este cojín se ve muy cómodo y quería probarlo- mintió descaradamente,  él sabía lo cómodo que era, él mismo lo había comprado para descansar cuando estuviera allí.

- Está bien, te perdono por que en verdad es muy cómodo,  hasta pensé buscar a ver si tenía alguna etiqueta para comprar uno igual para mi.- dijo la chica y sonrió pensando en el precio que debía tener aquel cojín,  seguramente era algo que ella no iba a poder pagar y mucho menos ahora que el sinvergüenza de Damián la había dejado casi limpia.

- Gracias entonces- y él también sonrió,  pero más bien pensando que estaba agradeciendo por usar algo que era suyo- Pero ahora quiero conversar de otra cosa, no de cojines, quiero saber de tu fascinación por las estrellas. - la chica volvió a sonreir, ya se había dado cuenta de que su preciado silencio se iba a convertir en agua y sal con aquel hombre al lado, y sin otro remedio se dispuso a hablar.

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Comments

Valentina Rocha

Valentina Rocha

ufff Oscar ya le hizo una novela a Denisse y le va querer hacer la vida pesada, peroooo seguro se va enamorar de ella y la va perder por estúpido y prejuicio

2024-04-12

3

Yorly's

Yorly's

/Sneer//Sneer//Sneer/hay hombres tenían q. ser para ser tan machista y juzgar antes de averiguar las cosas pero q se prepare con la domadora de serpiente x q va x lana y el pobre va salir bien trasquilado carajo

2024-02-24

5

Yasleidy Urquijo

Yasleidy Urquijo

yo creo,q encantadora de Leones tambien es 😂😂😂😂

2024-02-12

2

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