— ¡Ariel! ¿A dónde vas con tanta prisa? — Es la voz de Adrián, mi mejor amigo, quien me detiene al alcanzarme para luego caminar a mi lado.
— ¿En serio? ¿Acaso olvidas que hoy es la conferencia?
— Entiendo, es decir que ese tipo también te tiene embrujada como al resto, debo decir que eso lo esperé del gran número de chicas tontas y enamoradizas que sobran en la universidad, pero nunca de ti.
— No seas tonto, lo que menos me importa es su aspecto físico, pero si lo que puedo aprender de él.
— No creo que sea alguien digno de admirar, no es más que el abogado del diablo. — Refuta Adrián.
— Lo sé, desafortunadamente dedica su talento a la defensa de personas sin escrúpulos.
— Pero con mucho dinero. — Vuelve a interferir Adrián.
— Definitivamente, tienes razón, pero eso no le quita lo bueno que es, no en vano es el abogado de esos seres que de no ser por él, estarían pudriéndose en prisiones de máxima seguridad. Para ser buenos en esta profesión, debemos aprender a tomar lo bueno, incluso de personas malas.
— Nunca pierdes ¿cierto? — Pregunta negando con la cabeza.
— No en vano estudio derecho, en fin... ¿Vienes?
— Me has convencido, aunque había decidido pasar de ver a todas las chicas babeando por ese hombre.
— No es tan guapo. — Afirmo convencida de mis palabras mientras me encojo de hombros.
— Por fin, alguien a quien no se le ha nublado la razón.
— No sé por qué te importa tanto. Mónica solo tiene ojos para ti.
— Hoy no me ha volteado a mirar. — Reconoce con molestia en el tono de su voz.
— ¿Y asumes que es por la visita de Azrael Bernard? — No puedo evitar sonreír ante una idea tan absurda, Mónica se muere por el chico grande y musculoso a mi lado. — No seas tonto, no tiene ojos para nadie más.
— Eso espero.
— Mejor démonos prisa, la conferencia está a punto de empezar. — lo tomo del brazo y lo obligó a apresurar el paso. Una enorme e imponente camioneta negra con vidrios polarizados se estaciona frente a nosotros — Justo cuando estamos a un par de metros del salón lo veo bajar, es él, Azrael Bernard, o el abogado del diablo, como es conocido dentro del círculo de abogados. Desprende un aura sombría y cargada de misterio. Aunque no se quita los lentes de sol, tengo la impresión de que su mirada se cierne sobre mí por un par de segundos y luego sigue su camino hasta ingresar al enorme recinto.
— Pensé que eras inmune a él, pero me has hecho perder la fe en el género femenino. — Dice Adrian, fingiendo estar afligido.
— Deja de decir tonterías y entremos de una vez. — Mi amigo suelta una carcajada sonora logrando que me contagie. Estamos tan fuera de lugar,
que entramos riendo al lugar que hasta hace contados segundos permanecía en total silencio, mi risa se congela al notar desde la distancia la mirada acusadora del decano, le hago un gesto en señal de disculpa y Adrián toma mi mano para lograr que dejemos de llamar la atención y sentarnos en la última fila.
— Buenos días, jóvenes, agradezco su asistencia el día de hoy, aunque es una actividad extracurricular, todos sabemos bien que la persona que impartirá sus conocimientos el día de hoy, aportará grandes conocimientos y ¿por qué no?, puede que una nueva perspectiva de lo que es el mundo del derecho. Sin más preámbulos, hagamos pasar a nuestro invitado, Azrael Bernard. — El púlpito estalla en aplausos ante la entrada del hombre en mención, quien para este momento ya no trae lentes y su mirada es aún más imponente de lo que se puede ver atreves de las fotos que puedes encontrar en internet. Él se aclara la garganta antes de dirigirse a nosotros, los espectadores.
— Buenos días, es un gusto para mí poder encontrarme frente a ustedes, sé que algunos de ustedes en un par de años serán grandes abogados de talla internacional, de eso no tengo duda, con solo verlos podría señalarlos, aunque no son muchos. — Al escuchar lo que acaba de decir, no puede evitar sentir indignación, ¿quién se cree para pensar que puede juzgar lo que seremos o peor aún, lo que no seremos con solamente mirarnos? Mis manos se hacen puños y aunque no ha dicho más que un par de palabras estoy a punto de levantarme y salir de aquí antes de cometer una imprudencia. Adrián se da cuenta de que sus palabras empiezan a sacar lo peor de mí y coloca una de sus manos sobre mi pierna ejerciendo un poco de presión logrando que frene mi intención. Pero lo que sucede a continuación es la gota que derramó el vaso. — Teniendo esto en cuenta, sé que mi tiempo no se habrá perdido al estar aquí, ahora bien; más que dictar una conferencia, voy a responder a todas las inquietudes a las que haya lugar, si hay algo que deseen saber acerca de cómo ser un abogado de éxito, tienen frente a ustedes al mejor, no duden en preguntar. — Jamás en mi vida vi o escuché a alguien tan arrogante, ya había escuchado hablar de su actitud fría y déspota, pero no creí que alcanzara niveles tan altos, creí que tal vez era una de sus tácticas para ganar los casos que defendía.
— ¿Cuál es la clave para lograr el éxito en todos los casos que ha llevado sin excepción alguna? — Pregunta un chico en la tercera fila.
— Estar seguro de lo que defiendo.
— ¿Eso quiere decir que todos sus clientes en realidad eran inocentes? — Pregunta de vuelta el chico.
— Dije que debes estar seguro de lo que defiendes, en ningún momento hablé de inocencia. — Contesta con un atisbo de sonrisa que denota fastidio.
— ¿Alguna vez ha rechazado un caso por no estar de acuerdo con el actuar del posible cliente?
— Solo si es él quien no está de acuerdo con el trato que le ofrezco, verás, todo en esta vida tiene un precio y mis servicios son sumamente costosos.
— ¿Es por eso que únicamente defiende gente con dinero y poder? — Pregunta una chica.
— Es por eso que únicamente defiendo a gente con ambición y visión; no soy monja de la caridad, no estudie para ello. — El auditorio se llena de preguntas de distintas personas las cuales responde una tras otra con ese aire de superioridad del que tanto se jacta.
— Víctor Hurtado, fue la mente que maquinó el genocidio en ciudad H, aun así usted lo defendió y lo ayudo a lograr salir ileso ¿No le genera eso remordimiento de conciencia? — Pregunta otro asistente, lo cual es una pregunta poco inteligente.
— Víctor Hurtado, fue declarado inocente, debería saber que es la conclusión a la que llegó el juez, yo solamente fui su defensor. Ahora, el señor Víctor ante los ojos del mundo no cometió delito alguno y siendo usted un aspirante al título de abogado debería saber, que difamar el buen nombre de una persona constituye un delito; afortunadamente para usted, en este lugar seremos discretos. — Deja de referirse al aludido y vuelve a hablar en general. — Ahora pueden entender el porqué dije que podía señalar nada más a unos cuantos.
— Me parece osado de su parte el atreverse a hacer semejante afirmación. — Su mirada viaja hasta a mí al escuchar mis palabras y aun cuando estamos a gran distancia y puede parecer imposible, puedo sentir su mirada al posarse sobre la mía.
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Comments
Gardenia Omaña
Hola buenas noches!
Aquí molestándote nuevamente,
solo para saber si ya no vas a terminar este proyecto,
deseo que te encuentres bien 🙂 y que todo esté bien en tu vida.
pero porfavor termina está historia 😭
2024-10-12
0
Marthica Sánchez
tiene súper oudost
2023-09-23
2
Vane Quiroga
me encantan ya empezaste con todo
2023-08-24
1