Capitulo 12 Natacion

*DARLA

Me siento bastante frustrada, ansiosa, por alguna razón mis emociones las tengo a flor de piel, aunque por fuera parezco relajada, por dentro estoy a punto de explotar. Tengo atado por mi muñeca un pañuelo que me dio Eduardo con el aroma de su colonia, la escusa de la muñeca lastimada vino bien para atármelo, él me lo dio en caso de que me sienta muy ansiosa y en este momento es de gran ayuda. Estoy en la cafetería elegí un sándwich y jugo para comer y me sente de lo más relajada a querer disfrutar del almuerzo, hasta que sentí la presencia de alguien al levantar la mirada me encuentro con una rubia alta acompañada de otras tres mirándome fijo, no sé que se traía entre manos, pero cuando hablo entendí.

- Soy Deisy e Gaseli... Me tomo la molestia en venir a advertirte que Daniel Norgeot es mío... Comprendo que por ser nueva no lo sepas... Pero ya lo sabes... No te lo acerques. La muy frígida vociferó con firmeza como si se tratara de algún objeto, dejo de comer mi sándwich y la miro fijo tocando mi muñeca, me molesto su actitud, de por si me siento frustrada al tener que estar aqui, y encima debo soportar personas asi.

- Deisy Gaseli... Pues... Puede que tú no lo sepas... Nadie es dueño de nadie... La esclavitud se abolió hace años. Le afirmé y me fui de ahí dejándola masticando rabia, no lo podía creer con que osadía alguien podía afirmar ser dueño de un ser humano. Me encaminé saliendo de la cafetería, miro mi reloj pulsera y aún falta para la próxima clase. Por lo que decido buscar la biblioteca, ¿será que tendrán?, pensaba. En eso siento que alguien llama mi atención.

- Darla... Vi lo que paso en la cafetería. Escucho que me dice, giro y es el chico por el que reclamaban que era dueña la tal Deisy. Ignorando lo que dijo aprovecho a preguntarle.

-¿Tienen biblioteca aquí?. Él me mira como pensando y responde.

- Sí... Acompáñame. La verdad... Las pocas veces que fui... Era por la clase de informática... Ahí tienen las computadoras... ¿Necesitas buscar alguna información?. Me pregunto.

-No... Solo quiero ver los libros. Le respondo y me miro como extrañado.

- ¿Libros?... Es más rápido si buscas en la web... Me dice y solo suspiro para responder.

- Como comprobaste con tu celular... No puedo tocar nada eléctrico... Por alguna razón se funden si los toco. Le recalco y veo que sacude la cabeza y hace una mueca. Llegamos a la biblioteca es un lugar enorme, veo que los pocos que están ahí, están sentados ante una computadora.

- Buenos días. Saludo a la bibliotecaria.

- Buenos días señora Blas... Le presento a Darla es nueva... Necesita un carnet. Le avisa Daniel.

- Buenos días Darla... Es un gusto... Rellena este formulario. Me dice la señora a la vez que me entrega una copia. Asiento y nos dirigimos a una mesa a completarlo.

- Así que... Debo tener un carnet. Le digo a Daniel y el sonríe.

- Es para que se registre cuantas veces usas la computadora... En tu caso los libros... Pura formalidad. Te ayudo a completar. Se ofrece, leo lo que me pide.

- Puedes hacer el favor de llamar a Eduardo... Así facilita una copia de mi DNI. Le pido, acordándome que él tiene el celular.

- Sí... ¿Cuál es su número?. Me pregunta.

- Toma... Es este. Le digo.

-¿Quién es Eduardo?... Si puedo saberlo. Me consulta con un gesto como nervioso.

- Es mi guardaespaldas. Le respondo y me queda mirando y solo asiente.

- Pongo en alta vos. Me dice y solo asiento

LLAMADA

📱SEÑORITA DARLA, DIGA QUE SE LE OFRECE. Responde con una vos grave

📱Eduardo, necesito una copia de mi DNI. Para el carnet de la biblioteca. No tengo conmigo el documento... Puedes hacer el favor. Gracias.

📱SI SEÑORITA... ENSEGUIDA SE LO ACERCO.

📱Por cierto... El celular se lo di a un compañero... Por accidente le fundí el suyo. Le comento.

📱¿COMO SE LLAMA? Pregunto.

📱Daniel Norgeot. Le contesto.

📱EN UNOS MINUTOS LE LLEVO LA COPIA. Me avisa y corta.

- Tiene una vos grave. Me dice Daniel y solo asiento. - No escuche tu apellido.

- Soy de la familia Sir Jonhs. Le respondo y veo que abre grande los ojos, y se inquieta nervioso en su asiento.- ¿Algún problema?. Le pregunto.

- Es que... No, no es nada. Responde, pero se que no me quiere decir. En eso siento el aroma de una colonia conocida y me giro a ver confirmando que es Eduardo que esta parado detrás mio mirando fijo a Daniel.

- Señorita... Aquí tiene la copia. Me pasa.

- Muchas gracias. Le respondo.

- Por cierto... Aquí le traje un celular nuevo... Es como el anterior... Así que no debe preocuparse y tiene asignado este número. El anterior se lo asigne al su compañero Daniel Norgeot. Me dice entregándome un paquete.

- Muchas gracias. Le respondo y se retira.

- Dame tú número así te agrego a mis contactos. Me dice Daniel y le paso la tarjeta que me dio Eduardo. Al rato veo que vibra el celular que está en la caja en mis manos.

- Sácalo y agéndame. Me pide Daniel y lo miro fijo, suspiro y saco el celular con algo de miedo de que le pase algo, pero no pasa nada por lo que me relajo.- Debes ingresar ahí y anota mi nombre me indica al ver mi cara como no sabiendo qué hacer.

- Listo... Le respondo. Ya debemos irnos a clases. Le comunico al ver la hora. Dejo el formulario con la copia a la bibliotecaria que me pasa una tarjeta para que en unos días retire el carnet.

* DANIEL NORGEOT

Al conocer a Darla me llamo la atención su forma particular de ser, tiene una belleza natural, unos ojos que son una combinación entre azul y violeta, no se muestra engreída, y me trata de una manera que me hace sentir cómodo, no como las otras chicas que se me tiran encima pretendiendo que salga con ellas. Vi que Deisy la encaro en la cafetería y de lo más relajada le respondió que la esclavitud se abolió hace años, cuando Deisy afirmo ser mi dueña. Muchas chicas ante la presencia de ella se encorvan y agachan la mirada, por el solo hecho de ser una Gaseli. Pero al saber el apellido de Darla, comprendí por qué no se siente inhibida por nadie, varias veces escuche que mi padre lo nombraba a esa familia, tratando de entablar algún tipo de negocio, pero jamás se dio. Son dueños prácticamente de varias empresas tanto de hoteles, aviones, centros comerciales y quien sabe más. Mi familia tiene sus restaurantes, en los lugares más destacados, pero según mi padre si lograra convencer al señor Sir Jonhs para que sea su socio y abrir uno en la costa sería nuestra salvación. Pero no quiero involucrar a Darla en esto, creería que soy un interesado, y por lo que veo ella es distinta a según me imaginaba cuando escuchamos que vendría a nuestro colegio un integrante de los Sir Jonhs. Me regalo su celular, aun estando en la caja, mi padre me compro el mío a duras penas, según él debo ganarme trabajando si quiero los de última generación y me hace ayudarlo en el restaurante en mis tiempos libres, para que aprenda a valorar lo que cuesta ganarse el dinero. Toda su preocupación, se centra en el negocio familiar, pero sobre todo en mi hermana menor, ella sufre una extraña enfermedad que no la permite tener las fuerzas para caminar, siempre están atentos a sus tratamientos. Lo extraño fue que Darla parece no estar acostumbrada a los celulares, vi como dudo cuando le pedí que me agende. Pensándolo, comprendería que no los usa por lo que me dijo que todo lo eléctrico que toque se funde, hay muchos que son torpes al chocar con cosas o se les cae algo, pero ella logra fundir lo eléctrico, que loco. Es única en eso. Estando en la clase de natación la vi en un sector apartado observando cruzada de brazos, lleva una malla negra entériza y el cabello recogido. El profesor de natación nos indica hacer clavados, todos siguen sus indicaciones, pero ella solo está parada ahí observando. No puedo aguantarme y me le acerco.

- Darla... ¿No participas?. Le pregunta Daniel y ella lo mira.

-No se nadar. Le responde seria Darla.

- Debes participar o te reprobará el profesor. Le dice Daniel.

-Me lo dijo... Debo practicar. Y Darla suspira.

- Te puedo ayudar... Si no te molesta. Se ofrece Daniel, que al decirlo se frenó de golpe, él solo lo pensó, pero las palabras se le escaparon, ante ella no podía evitar expresar lo que pensaba en verdad.

-Si tienes libre esta tarde... Aunque debo averiguar si hay piscina. Y antes que siga Daniel le interrumpió.

- En mi casa tenemos una piscina y tiene trampolin para practicar los clavados.(Por que sigo hablando, que tiene esta chica que me hace decir lo que pienso)

- Te aviso cuando llegue... Pásame tu dirección. Le dijo Darla y se despidió.

Termino la clase para las 13 horas salió Darla y la paso a buscar Eduardo.

-¿Y cómo te fue en tu primer día?. Le pregunto Eduardo mientras le abría la puerta del auto para que suba.

- Bastante interesante... Por decirlo... Las chicas me envidian porque el más lindo, según ellas, habla conmigo... Debo aprender a nadar y hacer clavados. Le comento Darla.

- En la mansión hay una piscina climatizada. Le informa Eduardo.

- Daniel se ofreció a enseñarme... En su casa esta tarde. Le dijo Darla.

-Entiendo... Le comentarás al señor Sir Jonhs... Y te acompaño. Le dijo Eduardo.

-Por supuesto... Te lo agradezco... Aunque me da pena... Porque jamás estuve en una piscina. Suspiro Darla.

-Te puedo mostrar lo básico... Antes que vayas... Si no te molesta. Se ofreció Eduardo.

-Sí... Te lo agradezco. Le respondió Darla acomodándose en su asiento.

-Mire señorita... Ese que va ahí caminando... ¿Es su compañero?. Le indico Eduardo.

-Sí... Es él. Le respondió y Eduardo aminoro la marcha, bajando la ventanilla.

-Daniel... Sube... Te llevamos. Le dijo Darla, ante la sorpresa de él.

-Gracias Darla. Y subió.

-¿Dónde te acercamos?. Le pregunto Darla.

-La verdad... Me iba a comprar algo para almorzar... Mis padres no se encuentran... Me avisaron por mensaje. Dijo apenado.

-Señorita... ¿Qué le parece si lo llevamos con nosotros?... Así no almuerza sola... Y como disculpa por fundirle el celular.Le sugirió Eduardo.

-No quisiera ser una molestia... Y ya me repuso el celular. Contesto Daniel.

- No lo eres... Puedes venir con nosotros. Le dijo Darla que había interpretado la sugerencia de Eduardo.

Llegaron a la mansión en 45 minutos, Daniel miraba con asombro la seguridad del lugar y lo imponente que se veía esa obra de arquitectura. El vivía en una mansión, pero no se comparaba en nada a la que vivía Darla. Cuando estaban enfrente de la entrada, bajaron del vehículo y fueron recibidos por el mayordomo.

-Señorita... Un gusto tenerla de vuelta... Los señores trabajan hasta tarde... Por lo que no se reunirán con usted a almorzar. Le comunico a Darla.

-Muchas gracias... Le presento a Daniel... Él me acompañará para almorzar junto a Eduardo. Le dijo Darla.

-Señorita... No se preocupe por mí... Estoy bien. Le dijo Eduardo.

-Bueno como gustes. Le respondio Darla.

-Enseguida aviso para que coloquen otro plato. Le dijo el mayordomo.

-Daniel acompáñame a la biblioteca. Le dijo Darla. Él continuaba mirando todo, cada detalle, había cámaras de seguridad en cada rincón. Al llegar dejaron sus mochilas en el sofá.

- Vamos al comedor. Le dijo Darla.-¿Qué tipo de comida te gusta?. Le pregunto.

-No tengo preferencias. Le respondio Daniel, acomodandose en su asiento.

-Que bueno. Le respondió Darla.

Le sirvieron unos bifes con ensalada mixta y de postre un flan acaramelado. Para tomar había jugo de naranja natural y agua.

Daniel observó que Darla comió todo lo que les sirvieron sin dejar nada y las porciones que le dieron eran considerables en su tamaño. No era normal en chicas de su edad, por lo general casi no comen, según el tenía entendido.

-Darla... ¿Cómo puedes comer todo eso? Y no veo que te afecte. Le observo Daniel.

-Realizo muchas actividades que me desgastan y debo comer bien (Curar y tener contacto con los espíritus desgastan mi energía, pensó)... Una nutricionista me aconsejo como ingerir los alimentos... No desayuno mucho... Solo almuerzo bien... Como merienda alguna fruta o yogur... Y ceno. Le respondió Darla.

En eso llego Alexis, que al ver a Darla con aquel chico frunció el ceño, vio como ella tenía una mueca de sonrisa hablando, se acomodó el saco y se dirigió hasta el comedor. Cuando lo vieron a los dos se le borro la sonrisa.

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