Mi madre estaba muriendo, yo tenía tan solo catorce años, ella era lo único que me quedaba, si se marchaba que iba a ser de mí, la falta de dinero sin medicamentos y su edad avanzada las posibilidades eran casi nulas, como quiera que hubiera sido, al final mamá me apoyo con la escuela, sentía que aunque sea, me tenía un poco de cariño, pero apenas acababa de entrar a la carrera técnica y pagaba una colegiatura, no era mucho pero yo no tenía ni un centavo.
Paso lo que tenía que suceder, por la madrugada mamá murió en mis brazos, le decía que no se marchara que no me dejara, que iba a ser de mí pero de nada sirvieron mis palabras, ella cerró sus ojos para siempre, se le dio sepultura fueron todos mis hermanos con su familia, menos mi hermana Sandra que se disculpó por su ausencia, diciendo que no podría venir por sus niños pequeños, ni modo quería verla pero no se pudo, al regresar a casa del sepelio mis hermanos se acerca a mí, me dijeron que querían hablar conmigo, ahí estaban casi todo menos Maria que era de mis hermanas la mayor y Sandra por supuesto y entonces en ese momento me soltaron la bomba.
Me dijeron que tomara mis cosas y que me marchara en ese momento sentí como una cubetada de agua fría, no pude evitar ponerme a llorar les decía que adonde iría que seria de mí, porque me hacían esto, si ellos eran mi familia mis hermanos y me echaban a la calle, entonces se empezaron a reír --¡tus hermanos, de que estás hablando, tú no eres nuestra hermana, simplemente eres una recogida, que mis padres aceptaron por evitar la vergüenza y la deshonra que sufrió nuestra hermana, al tener un hijo a tan corta edad fuera del matrimonio!-- de que están hablando, ¿Quién? ¿Cómo? No comprendo, --eres tonta o que ya toma tus cosas y largo, bastante hemos hecho con soportarte todos estos años, nuestros padres nos prohibieron decirte la verdad, no estábamos de acuerdo con que te tomarán como su hija, solo a cambio de nuestro silencio les pedimos que te tratarán solo como lo que eras una recogida y nada más,-- por lo menos díganme, quien es mi madre, por un momento pensé en Sandra que era la única que me trataba bien, pero, era muy chica cuando yo nací, --está bien te lo diremos tu madre es ¡Maria!,-- ella era mi madre, si apenas me miraba jamás hablaba conmigo, me veía cerca y se marchaba, me trataba como la peste, como ella podría ser la mujer que me trajo al mundo, fui a la habitación de mamá donde yo también dormía, a recoger lo poco que tenía para marcharme de ese lugar, ahí fue donde comprendí todo, la que yo creía mi madre era mi abuela y mis hermanos eran mis tíos, ellos me odiaron por ser una hija fuera del matrimonio, sé que en la actualidad eso ya no es importante, pero en el tiempo en el que yo nací, si lo era la ignorancia y el machismo iban de la mano.
Lo poco que tenía lo guarde en una vieja sabana, le hice un nudo, le di una última mirada al lugar que creía mi hogar y sin mirar atrás con los ojos llenos de lágrimas, bajo la mirada de desprecio de mis tíos me fui de ese lugar, camine hasta llegar al pueblo, solo pensaba en que haría donde pasaría la noche, amigos no tenía mi rutina era de mi casa a la escuela y viceversa por todas las obligaciones que debía cumplir, yo no tenía vida si llegaba tarde, eran golpes o regaños seguros, así que llegue a la plaza principal de mi pueblo, me senté en una banca a descansar, me sentía sumamente sola.
Pasaron varias horas y fue cuando tome la decisión de hablar con ella, con Maria al fin y al cabo era mi madre, solo vivía a unas cuantas cuadras de donde me encontraba, se había casado y tenía dos hijos, esos pequeños eran mis medios hermanos no podía creer, como mi vida había cambiado de un momento a otro, me encontraba parada de pie frente a su puerta, la había visto unos instantes solamente en el funeral, estaba nerviosa, me arme de valor y toque la puerta, espere unos minutos y abren, ahí estaba ella parada frente a mí, me imagino que sabía por qué me encontraba en su casa.
--Abigaíl, que haces aquí-- necesito que me ayudes, me echaron de casa, --sabes que no puedo-- no puedes o no quieres son cosas diferentes, no tengo dinero ni a donde ir, dormiría en la calle además eres mi madre, -- calla te pueden oír,-- porque, tengo muchas preguntas, acaso te obligaron a regalarme con ellos, te prohibieron acercarte a mí, ayudarme o tan siquiera defenderme, no te quedes callada responde, --baja la voz, no nadie me obligo, yo renuncie a ti, no me interesaba ser madre, tu padre me dejo sola y me abandono, solo tenía dieciséis años que iba a ser con una niña, escúchame bien, no quiero que me vuelvas a buscar, yo no voy a arriesgar mi matrimonio y familia por ti, ellos no saben que eres mi hija, solo mi hermana y no pienso cambiar nada de eso, ten este dinero te servirá para que duermas en una posada por un tiempo es lo único que puedo hacer por ti,-- no tuve más remedio que tomarlo, solo pensaba como podía ser tan egoísta y una madre tan desnaturalizada, cuando iba a cerrar la puerta, la detuve con el pie, espera antes de que te marches necesito saber una cosa, quien es mi padre, --para que nunca le importaste,-- ya lo sé, solo necesito saberlo, --bueno si eso quieres y con eso te iras y jamas volverás a buscarme te lo dire, Román Dominguez,-- el adiministrador del rancho San Francisco, solo asiente con la cabeza cierra la puerta y desaparece detrás.
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