Busque un lugar, para dormir, con el dinero que Maria me dio, estaba bastante asustada, era la primera noche, que dormiría fuera de mi casa, solo era una niña tenía catorce años, no sabía que hacer, no quería dejar la escuela, pero ahora que mamá no estaba quien me la pagaría, no tenía dinero.
A la mañana siguiente me presente al colegio, los maestros sabían de mi pérdida, no dijeron nada de los días que me ausente, incluso me comentaron que como me encontraba, si no necesitaba más tiempo, la verdad quería aprovechar al máximo los días que me quedaban hasta la siguiente colegiatura, no sabía que iba a ser de mí, pero pronto debía buscar un trabajo para poder comer, ya que el dinero no me duraría mucho, al salir de clases me dirigí a lugar donde trabaja mi supuesto padre él era mi última esperanza.
Al llegar al lugar donde me indicaron que se encontraba, lo vi estaba sentado en su escritorio trabajando, salude y levantó su rostro, lo conocía de lejos era un pueblo pequeño, Román Domínguez, --si quien pregunta,-- soy Abigaíl y según mi madre soy tu hija, le solté la bomba como va, se paró de golpe de su asiento, me mira de arriba abajo, no me quitaba la mirada de encima pero no decía palabra alguna, --si esto es una broma, es de muy mal gusto-- veía para todos lados a ver si había alguien que quería burlarse de él -- no es ninguna broma, es verdad, --a sí y de donde sacas semejante cosa, quien es tu madre,-- Maria Ponce, solo vi como su rostro palideció, --si tuvimos algo que ver hace varios años,-- catorce para ser exacta, --decía que estaba embarazada de mí, pero como saber que en verdad eres mi hija,-- pues si lo dices debe serlo no crees, --ella pudo haber estado con alguien más,-- mira yo no puedo discutir eso, solo te puedo decir que mi abuela murió, me echaron a la calle, Maria no me reconoce como su hija y estoy sola sin dinero y a punto de perder mi escuela, tú eres el único que me puede ayudar.
--Te diré algo, en mi familia tenemos una marca de nacimiento muy predominante, yo la tengo, también mis hijos la tienen y mis hermanos,-- se da la vuelta, se levanta la camisa y me enseña un enorme lunar en la espalda, era como una gran mancha de color café, en mi rostro se dibujó una leve sonrisa, me doy la vuelta me levanto mi blusa y le enseño mi espalda, ahí estaba ese enorme lunar, que mi abuela trataba de quitar tallándome fuertemente, pero terminó por darse por vencida, solo vi como se le abrieron los ojos y solo golpeó su frente.
-- No puede ser en verdad eres mi hija, te ayudaré,-- lo único que paso por mi mente fue bendita mancha, -- mira no puedo llevarte conmigo a casa, tengo familia necesito prepararlos para que te acepten, pero te puedes quedar aquí, en la parte de arriba, hay una bodega con un pequeño cuarto con un baño, que uso para dormir cuando tengo mucho trabajo y me quedo hasta tarde, no tengo mucho dinero, pero te puedo traer comida y darte lo esencial para vivir,-- sabes lo único que quiero es me ayudes con la escuela, necesito terminar mi carrera técnica y tener mi certificado de secretaria, por comida y cosas ya me las arreglaré buscaré trabajo, --pero si eres muy joven todavía,-- si pero soy fuerte, ante la adversidad trataba de mantenerme positiva.
Fui por mis cosas y me instalé en el lugar, era muy pequeño, pero para mí eso era suficiente, --no te preocupes avisaré a todos que tú estarás aquí, pero donde están tus cosas,-- aquí le señales el pequeño bulto, --solo tienes eso,-- no dijo más se dio la vuelta y se marchó.
Pasaron rápidamente dos años, mi papá cumplió su promesa, pago mi colegiatura, pero nunca me llevo con su familia, me imagino que nunca tuvo el valor para decirles, pero eso a mí realmente no me importaba, encontré un trabajo de mesera no me pagaban, porque según ellos era menor de edad, pero dejaban que me quedara con las propinas y me daban alimento, ya con eso pude salir adelante, en mi mente solo tenía un objetivo, juntar dinero para irme a la capital, buscar a mi hermana y vivir una temporada con ella, en lo que buscaba un trabajo ya con mi certificado, la relación que yo tenía con mi padre no era muy buena, nunca hubo esa conexión para que yo pudiera vivir con él y notaba que eso a él no le importaba, así que yo tenía que buscar mi propio camino, ya tenía dieciséis años en ese momento, ya no me sentía tan pequeña, estuve ahorrado todo lo que pude, hasta llegar el día de mi graduación.
Por fin entregaron los papeles en la escuela, mi padre fue mi único familiar presente, le agradecí de todo corazón lo que me dio y le explique mis planes, no quería que me marchara, incluso me prometió que ahora si le diría a su familia, pero la decisión estaba tomada, que caso tenía destruir su hogar si no me aceptaban, fue la última vez que lo vi hasta muchísimos años después.
Al día siguiente hice mi maleta, guarde mis cosas y partí rumbo a la capital, en busca de mi querida hermana Sandra, ya tenía bastante tiempo de no saber de ella, deje de pronto de recibir sus cartas, así que con la dirección en la mano fui a buscar mis sueños, jamás había salido del pueblo, menos tomar un autobús, así que enfrentarme sola a la capital, sería todo un reto y como lo dije fue; para mí la ciudad era un verdadero monstruo, pero como pude llegue hasta donde ella vivía, era un departamento pequeño no estaba mal, así que me acerque a la puerta y toque varias veces, después de un rato escucho que se acercaron abrir, era mi querida hermana que no veía hace ya muchos años.
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