El pequeño edificio de viviendas era de solo unos pocos pisos de alto. Su terraza, coronada por una reja de 2 metros de altura que sirve como medida de seguridad, pintada de gris plomo con barrotes cuadrados, presenta en varios sectores oxido y baches de pintura. Sobre ella sentado despreocupadamente, un joven de unos 16 años con su largo cabello renegrido sujeto en una coleta alta, los ojos de aceituna, la frente despejada y un pendiente dorado con forma de media luna en su oreja izquierda, contempla la calle a oscuras; sus ropas blancas como nieve con ribetes en color negro, la chaqueta de corte militar, abotona hacia su costado derecho y el cuello rígido que alcanza la nuez de Adam, el pantalón recto y las botas negras de caña alta, le dan un toque de belleza varonil mezclada con un aura de rebeldía juvenil.
Cerca suyo, haciendo equilibrio sobre la reja con sus brazos extendidos, otro joven de la misma edad, de cabellos castaños largos hasta los hombros va y vuelve sin percatarse del peligroso juego; el mismo estilo de ropa, chaqueta recta, pantalón y botas de caña alta, solo que las suyas son azul-celeste y un broche con forma de estrella hueca en su pecho. No pudo evitar decir con cierto rasgo de ansiedad en la voz.
-Tus padres nos mataran a ambos.-
-No si llevo conmigo las pruebas.-
Louis revoleo sus ojos como disgustado al tiempo que un automóvil negro se detenía en la casa de dos plantas ubicada en la vereda de enfrente. Las luces de la entrada se encendían y apagaban al ritmo de la puerta abriéndose y cerrándose mientras el vehículo proseguía su camino. Unos minutos después en una habitación de la planta alta cuyo balcón daba a la calle las luces se encendieron.
Los largos cabellos de los jóvenes bailaron en el viento, Amaru se puso de pie sobre la reja y salto hacia delante al tiempo que gritaba
-¡AHORA! -
Louis suspiro quedamente y extendiendo su mano derecha cerro su puño para señalar la ventana de madera y vidrio, con sus dedos anular e índice, con los cuales trazo un círculo en el aire, dentro de este escribió las palabras Abrir/Romper que se sobreponían una a la otra y se mezclaban entre sí en un remolino de tinta que se diluía.
El pájaro humano cubrió su rostro con ambos brazos, atravesó el ventanal, rodo sobre su cuerpo y aterrizo en una rodilla y ambas manos en la alfombra oscura dentro de la habitación. Detrás de él el ventanal que atravesó y se hizo añicos, volvió sobre sí mismo reconstruyéndose apresuradamente hasta quedar como si nada lo hubiese atravesado. El hombre sentado detrás de amplio escritorio de roble macizo, se levantó de su silla de un salto, miro la ventana y observo al recién llegado ponerse de pie con una sonrisa de autocomplacencia, y con gesto suave, desenvainar el sable corvo de empuñadura negra y reluciente hoja plateada que llevaba en la cintura.
-Su alteza, el príncipe heredero también puede usar la puerta si desea visitarme- dijo en un tono tranquilo aquel hombre al tiempo que se apoyaba contra el escritorio cruzando sus brazos sobre su pecho.
Amaru sonrió con una sonrisa torcida, mientras señalaba al dueño de casa con la punta de su sable
-¿Anunciar mi llegada para permitirle a la Espada Inquebrantable de mi padre, su señoría Gian de la casa del conde de la Cruz, ocultar aquello que no quiere que descubra el emperador?-
-Nada hay relacionado a mi casa que su alteza imperial ignore...mi hermano, el Gran Conde de la Cruz, puede dar fe de ello.-
La total normalidad y tranquilidad con la que aquel hombre hablaba, ponían inquieto el corazón de Amaru, como si detrás de la cortesía, oculta se encontrase una leve amenaza. Insistió un poco más.
-Entonces ¿puede aclarar porque tras 14 años y sin un sucesor continua sin regresar al Suyo?
-Alteza, pudo hacerle esa pregunta a su padre- Gian se irguió, sus amplios hombros se veían más anchos con sus brazos cruzados, era un hombre alto, robusto, como un centro de algún equipo de rugby, cabellos oscuros y cortos, ojos de una amplia oscuridad y una mirada penetrante. Aun llevaba puesto el uniforme de gala del Real Ejército Español, venia de una cena junto a las máximas autoridades del país y aunque no fue su intención, bebió unas copas de más, por lo que tenía un aire desenfadado. El pequeño príncipe interpreto que se estaba burlando de su persona.
Íntimamente, Amaru se sintió amenazado, pero no quiso ceder. No estaba dispuesto a admitir que se sentía un poco temeroso de aquel hombre al que muchos llamaban el dios de la guerra. En su corazón consideraba sospechoso a aquel sujeto, 15 años habían pasado ya del malogrado nacimiento del segundo hijo del conde de la Cruz, el bebé había muerto al nacer a manos de su cuidador...la casa no informo si fue niño a niña, lo sepultaron en silencio y este hombre regreso de inmediato a la tierra, ni siquiera guardo el luto ceremonial.
El 2do hijo del Conde de la cruz era tradicionalmente un niño fuertemente enlazado a la familia real; si era niño, se convertía en la Espada Inquebrantable del Emperador, su colaborador más fiel, su amigo de confianza y su más tenaz protector. Si era niña, sería la futura emperatriz, la joya del reino, la media luna del emperador. Pero hace 6 generaciones no nacían niñas en la casa de la Cruz...y esta vez tampoco había conseguido sobrevivir siquiera la Espada Inquebrantable de Amaru. Esto era absolutamente sospechoso para el joven heredero, la familia de la Cruz se mostraba casi indiferente ante la situación, como si ya no le importase su unión con el trono. El joven primogénito y actual heredero de la casa de la Cruz, Emanuel, tenía 4 años más que Amaru, sin embargo se divertía en tertulias inacabables de poetas y músicos y cualquier otro artista, muchos decían que era innegable el gusto barato del joven, siempre acompañado de otros hombres, y sin mención alguna de un compromiso que permitiría continuar el linaje; a esto se sumaba la ausencia constante del consejero del emperador, cuyo título, espada inquebrantable, recibió apenas cumplió 8 años.
Amaru se sentía traicionado, no tenía emperatriz, ni espada inquebrantable proveniente de la familia de la Cruz, no tenía ni siquiera la amistad del heredero ni la confianza del actual dios de la guerra. Necesita demostrar que no era su mal destino lo que lo había puesto en esta situación. Debía ser un complot en contra del trono... ¿qué más podía ser? Sus dudas lo mantenían acorralado, dejándole un profundo sentimiento de desolación que lo confundía y lo obligaba a actuar.
Convencido de que sus sospechas tenían fundamento, organizo esta pequeña incursión y ahora frente a Gian de la Cruz, Amaru empuño firmemente su sable curvo, sonrió nuevamente y dijo con seguridad-
-Imagino que su hermano es muy capaz de hablar por Ud. ante el emperador.-
-Mi hermano no necesita hablar por mí, soy un hombre perfectamente capaz de mantener mi palabra, principito.-
Gian miraba al joven príncipe con una mirada burlona, el muchacho tiene coraje, pero es imprudente, vino a su encuentro con nada más que el mago que le permitió atravesar el pesado ventanal, si realmente fuese un traidor, podría matarlo y nadie lo sabría. Decidió jugar con él un rato.
-¿¿Lo suficiente como para justificar su ausencia de la corte??-
-Mi ausencia de la corte.- Gian fingió meditar sobre esa afirmación- Su alteza el Emperador Augustus me ha permitido mis constantes ausencia- como al descuido, tomo una fruta de la bandeja que descansaba sobre la tapa robusta del escritorio, en donde sobresalía en un mar de papeles y otros elementos rígidos y fríos, giro sobre sus talones dando la espalda a Amaru este movimiento inquieto al joven pero se relajó al oír el sonido del mordisco propinado a la fruta para alterarse nuevamente, en un angustioso subibaja emocional, ante el puñetazo sonoro que descargo el soldado sobre la pulida superficie.
-¡¡¡Odio estas frutas incomibles que dejan sobre mi escritorio una y otra vez!!! El grito aturdió a Amaru quien aun así logro reaccionar y levanto el sable para cortar la fruta en dos que fue empleada como un proyectil en su contra, al tiempo que Louis gritaba en su oído.
-! CUIDADO ¡-
Los instintos de Amaru lo hicieron volverse, no logro distinguir la figura que le pateo la mano con la cual empuñaba el sable , pero el grito de ataque vino desde la puerta de entrada a la habitación, consiguiendo desarmarlo. El Corazón de Amaru se detuvo una fraccion de segundo sintiendo el panico crecer en su interior.
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Comments
Sil Velezaguero
ay el Nombreeee!!! es un nombre originario. pulgar arriba para vos
2023-06-30
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