HISTORIA DE LOS IMPOSIBLES
El rugido y constante choque de las espadas podía escucharse sin dificultades en la amplia estancia del trono, incluso en los pasillos y tal vez hasta en las afueras de palacio, en donde los implacables embajadores de la muerte, se paseaban entre los caídos. La furia y las intenciones asesinas que rodeaban el intrincado duelo eran ya el inevitable final de un asedio que había durado dos días y que en este momento terminaba de decidir la suerte de Nam.
Miles de criaturas mágicas habían invadido el fabuloso palacio y masacrado a quien las enfrentase, demonios controlados por collares de sumisión y guardias de hierro desplegaron su poder controlados por uno solo de los sacerdotes del templo mayor de Nam; su Sacerdote Principal, los hombres y mujeres de la guardia imperial no pudieron hacer nada para resistirlos. Y ahora en la inmensa sala del trono, donde se había refugiado la realeza junto a su última línea de defensa, se desarrollaba el último combate. A su alrededor, los guardias de hierro y los demonios controlados formaban un siniestro circulo, donde los destellos de las armas enfrentadas, dejaban sin aliento a quienes observaban y exigía hasta el máximo posible a quienes las empuñaban.
Las túnicas color arena del Sacerdote Principal ondeaban vertiginosas en cada giro y cada ataque, parecían alas de mariposa agitadas por un vendaval; la armadura blanca de la guerrera que impedía el avance, dejaba tras de sí, destellos de luz pálida en sus propios vuelcos y giros, enérgicos y desenfrenados, desgastando una y otra vez toda la energía almacenada sin guardar nada de sí misma; el sudor perlaba su frente y en un esfuerzo desesperado de controlar su respiración para proteger su resistencia, una y otra vez ajustaba el ritmo de sus pies.
El angustiante chirrido de los metales mientras hacían contacto, mellándose y astillándose mutuamente y el siguiente ¡CRAC! anunciando el quiebre implacable de una de las espadas dejo mudos de terror a los presentes, pronto la espada enemiga perforo limpiamente el pecho de la guerrera, la armadura blanca se rasgó como si estuviera hecha de papel; pero de los labios rosados y llenos no hubo ni un sonido, solo la completa perplejidad reflejada en los hermosos ojos negros, la boca suave dejo escapar un hilo de sangre al tiempo que el cuerpo caía de rodillas, vencido ante la inminencia de la muerte. Levanto la mirada, mientras aquel que blandía el arma infame, retiraba el filo sin un gesto en su rostro, sin un rastro de pesar en esa mirada que conocía de memoria. Shiu sintió como el miedo y el odio la invadían, en su confusión alcanzo a decir:
-Tu...- y las muchas palabras quedaron mudas en los labios rojos. El sonido de un cristal quebrándose perforo el denso silencio del salón del trono, alertando a Toka del peligro que se avecinaba.
Derrotada, las lágrimas afloraron mezcladas con sangre, el rostro hermoso y joven perdió toda luz y de su interior pequeñas esferas doradas comenzaron a desprenderse mientas la carne, la sangre y los huesos se disolvían en aquel destello.
La espada cayo pesadamente al suelo y un grito desgarrador inundo la boca del oscuro traidor, corrió a arrodillarse para sostener el cuerpo que se desvanecía en la nada, miro en todas direcciones, la angustia y el dolor dibujados en el rostro ambarino de terribles ojos verdes, que no lograban distinguir más que sombras borrosas que lo acorralaban.
-¡MALDITOS!. -Grito- Malditos sean por todas las eternidades, malditos sean por empujarme a empuñar la espada y destruir su alma- Lloro desconsolado, aturdido, los temblores violentos atravesaban todo su cuerpo, mientras hundía su cabeza en sus manos pero Shui no lo vio...su alma solo guardo el dolor de aquel duelo, la imagen de aquel que estaba predestinado a ser uno con ella, matándola con sus propias manos y la mirada fría, cruel en los ojos que amaba más que a su vida. Los recuerdos agrios se arremolinaron en su alma, desgarrándola.
Hubo otro sonido desgarrador, Toka hundió su mano derecha en su propio pecho, saco un pedazo de su propia alma, dejando que un hilo escarlata se escapara de su boca; mientras en su mano izquierda sostenía los girones del alma de Shiu que había logrado retener.
-Toda mi deuda, la pagare ...-susurro- durante mil vidas te pagare...mi deuda de sangre la pagare durante mil vidas hasta reunir toda tu alma rota...hasta que me perdones...-
Junto ambos trozos de las almas, aun arrodillado donde el cuerpo amado se había disuelto en el aire, recito una oración del Ghāyat al-Ḥakīm, las esferas doradas comenzaron a girar hasta elevarse una tras de la otra, persiguiéndose, anhelándose. Saco un pequeño puñal de entre sus ropas, corto su palma y con su sangre, que dejo fluir entre las esferas, género que estas se fusionasen entre sí, creando el único Orbe del destino conjurado con dos trozos de alma en él. Solo una demostración de su poder inquebrantable.
Los demás en aquella sala del trono blanca como la nieve, revestida de oro, plata y sedas preciosas, temblaron de horror ante el poder de lo inevitable.
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Comments
Sil Velezaguero
me gustan los nombres de los Protas. son originales
2023-06-30
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