Almuerzo

Capítulo 9: Almuerzo

ANTONIO

Llegué a New York, hacen dos semanas, vine para firmar un contrato con una empresa llamada Enjoy, estoy interesado en uno de sus proyectos. Estoy invitado a una celebración que se llevará a cabo en pocos días, el motivo, la firma, que unirá dos grandes empresas en el mundo de los negocios. Escucho que me llaman por mi apellido y me volteo para ver de donde proviene este ruido y cuando giro, no podía creer lo que mis ojos veían, ahí, frente a mí, estaba Emilia, la mujer a quien amo, y que por cobarde y estúpido, no pude mantener a mi lado como debía ser. Se ve más hermosa que nunca, parece que los años, le han sentado bien. Trato de hablar con ella en la fiesta, pero me fue totalmente imposible, siempre estaba rodeada de hombres que halagaban su belleza y eso me hacía enojar, no quería que ninguno la mirara, ella era mía, solo mía, y no podía ni siquiera imaginar que otro hombre a diferencia de mí, la tocara, pues solo yo debía ser dueño de ella. Quería saber si había seguido con su vida, si tenía hijos, esposo. Esas dudas me hacían doler la cabeza y sentirme exasperante.

Cuando vi la oportunidad, por fin me acerque y acepto que la llevara hasta su casa y luego cuadramos para ir a almorzar, y así hablar un poco sobre el tiempo que ha transcurrido en el cual no nos hemos visto.

Estamos ya almorzando y ella se ve muy hermosa como siempre, hablamos de todo lo que podemos.

ANTONIO: te ves hermosa hoy, gracias por aceptar mi invitación a almorzar, eso me hace feliz.

EMILIA: gracias, y claro que debía aceptar tu invitación, después de todo, somos amigos y no hay porque estar enojados, cada uno es adulto y sabe lo que hace.

ANTONIO: sí, tienes razón. Veo que te va muy bien, ya han pasado seis años desde la última vez que nos vimos. ¿Te volviste a casar?

EMILIA: no, no estoy interesada en una relación por ahora. ¿Y tú? ¿Te casaste con Jimena?

ANTONIO: sí, nos casamos hace dos años, Chris tiene 5 años y era hora de darle una familia como lo demanda la ley.

EMILIA: me alegro por ti, mírate, ahora eres todo un hombre de familia y un exitoso empresario que hasta negocios en el extranjero ha hecho, lograste expandir la empresa de tu familia.

ANTONIO: la verdad, no pensé jamás que iba a sentar cabeza como lo hice hace poco, pues estaba esperando una luz, estaba esperando a la persona perfecta, y tal parece que no quiso llegar ni que llegará.

EMILIA: pero tienes a Jimena, si no recuerdo mal, me dijiste que estabas enamorado de ella y que hasta querías casarte con ella una vez que nos divorciáramos.

 ANTONIO: eso fue antes, ahora no, ahora, me siento perdido.

EMILIA: de verdad que no te entiendo, pero bueno, eres lo suficientemente grande para saber que quieres en tu vida.

ANTONIO: ¿por qué nunca te casaste?

EMILIA: porque después que nos divorciamos, vine aquí, para expandir mi empresa, y me dedique tanto al trabajo que los años fueron pasando y ahora estoy en mis 30, y me siento bien con todo lo que he logrado, que de verdad siento que no necesito tener a un hombre a mi lado para ser quien soy, y eso lo aprendí, gracias a ti.

ANTONIO: por lo menos eres feliz. ¿Algún día regresarás?

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