Llegó la hora de ir a buscar a Samira para ir a la fiesta. Félix fue llevado por su chófer hasta el edificio donde vive Samira junto a su nana. La llamó para que bajará, ya que la esperaba en la limosina, y estaba de pie junto a la puerta abierta de la misma.
Mientras tanto Samira estaba terminando de arreglarse. Y escuchó el teléfono sonar. Tomó el teléfono y respondió. Era su tío Félix avisándole que estaba abajo del edificio donde vivía, esperándola para llevarla a la fiesta de la empresa.
La reacción de Samira fue un escalofrío que recorrió su espalda. No se imaginó que su tío iría a buscarla personalmente. Pero saber que su tío estaba abajo del edificio esperando por ella, la hizo volver a sentir ese presentimiento.
Miró a su Nana y le dijo,
- Nana, ya me voy. Por favor está pendiente del teléfono. Cualquier situación que se presente durante la fiesta, te llamo, sí? - le dijo abrazando a Ana.
- Mi niña, pareciera que tienes miedo. Aún tienes ese presentimiento, verdad? - le preguntó su Nana. - Si no quieres ir, quédate. No creo que se den cuenta que no fuiste esta vez. Estás muy cambiada en comparación con la fiesta del año pasado. Y con ese vestido, aún más diferente te ves. - le dijo Ana mirando y acomodando unos mechones de su cabello.
- Sí, Nana. No me preguntes porque. Pero si decidiera no ir, no creo que mi tío se fuera sin mi, estando abajo, esperándome. - le dijo Samira con una media sonrisa como irónica. Le besó la mejilla. - Te quiero mucho, ya me voy. - Samira abrazó a su Nana nuevamente. Tomó la pequeña cartera que completaba su atuendo y procedió a salir del departamento para bajar por el ascensor, hasta llegar al vestíbulo del edificio y pudo observar a su tío, a través de la puerta de cristal de la entrada del edificio. Él estaba parado al lado de la limusina, con la puerta abierta y esperando para ayudarla a subir a la misma. Como si él fuera su príncipe azul, o el conductor de la limusina. Esto la inquieto mucho. Sin embargo, le siguió el juego. Colocó su mano en la de él, ya que él tenía la mano extendida para ayudarla a subir.
Luego de sentarse, Félix dió la vuelta y se subió por el lado contrario, y cerrando la puerta, le hizo señas al conductor que se pusiera en movimiento.
Iban en camino a la fiesta de las empresas Arismendi.
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- Querida, toma una copa. - le dijo Félix a Samira entregándole una copa de vino blanco. Ella aceptó la copa pero en realidad nunca había bebido, así que solo la sostendría en la mano, hasta que pudiera dejarla en alguna mesa o bandeja. Y el que le dijera "Querida" la puso más alerta. Hasta el momento solo la había llamado Samira o hija. En realidad, Félix quería cambiar la situación de la relación entre ellos.
Al tomar la copa de manos de Félix, sonrió y dijo,
- Gracias, tío. - haciendo hincapié en la palabra "tío", aunque en realidad eso no significa nada, porque Félix no tenía lazos de sangre de verdad con ella.
- No me gusta que me digas así - dijo visiblemente molestó. - Solo dime Félix, querida. - le dijo Félix con mirada aparentemente tierna. Samira pensó "de nuevo esa palabra".
- No, tío. Que va a pensar la gente. Mejor seguimos con las formalidades. Al menos durante la fiesta. - dijo ella con una media sonrisa, mientras lo miraba a él y a la vez miraba a la gente a su alrededor.
Félix asintió no muy convencido, ya que no quería discrepar con ella en ese momento. Aunque había música alta, podían escuchar lo que ellos decían las personas que estuvieran cerca de ellos.
Parte de la noche pasó tranquilamente mientras ambos se movían conversando y conociendo a algunas de las personas invitadas a la fiesta, las cuales eran mayormente trabajadores administrativos pertenecientes a la directiva de dicha empresa, y algunos socios.
A pesar de esto, Samira siempre estuvo alerta de las posibles situaciones en las que la podia involucrar su tío Félix.
En un momento de la fiesta, algunas parejas comenzaron a bailar, ella estaba distraída observando a las parejas bailar, mientras conversaba con una secretaria de la alta gerencia, la cual fue invitada por su jefe. Entonces tuvo la sensación de ser observada, cuando levantó la vista su tío iba hacia ella, y a Samira no le dió tiempo reaccionar. Y allí estaba Félix invitándola a bailar.
Samira se sorprendió y cuando iba a decir que no, prácticamente Félix la tomó de la mano y la halo hacia él. Y la guío hacia la pista de baile, guiandola mientras bailaban. La música era para un baile suave, un vals, en donde debían estar muy cerca. Samira trataba de apartarse un poco, pero Félix la apretaba suavemente, pero lo suficiente para que no se zafara sin hacer un espectáculo.
Cuando terminó la pieza, ella trato de soltarse y él acercándola hacia si mismo, le dijo en voz muy baja en su oído,
- No vuelvas a rechazarme. Recuerda que aún soy tu tutor y tengo control sobre el dinero y las empresas Arismendi. - le explicó para luego darle un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de su boca. Un beso que para nada inocente. Es más, Samira sintió que quiso darle un beso en la boca pero ella a tiempo giró el rostro hacia el lado contrario.
En ese momento, ella logró soltarse de él y mirandolo, se alejó. Camino a través del salón, perdiendo de vista a los guardaespaldas, y hacia los jardines del mismo salón de festejos, y allí se sentó en un banquito tratando de tranquilizar su corazón. Ni las bellas flores de los jardines iluminadas por la tenue luz artificial adicional a la luz de la luna, lograban calmar sus nervios. Una lágrima se asomó por su mejilla. Claramente Félix la había amenazado, o al menos ella así lo entendía. "Porque me sucede esto " pensó Samira.
- Disculpe, Señorita. Se siente bien. - le preguntó un hombre joven, muy apuesto, que llevaba un traje color gris plomo y una corbata a juego. Samira se sobresaltó al escucharlo porque aún no se calmaba, y se estaba limpiando una lágrima escurridiza de la mejilla.
- Dios, me asustó. - Dijo ella llevándose la mano al pecho. - Estoy bien, ya me iba. - dijo ella levantándose y acomodandose el vestido, ya que por un momento la apertura a un lado, se había abierto dejando entrever sus largas piernas.
- No, señorita. Disculpe, no fue mi intención asustarla. - dijo el hombre. - Solo la vi algo alterada y pensé que necesitaba ayuda. - le explicó el hombre.
- No, estoy bien. Será mejor que vuelva a la fiesta. - dijo Samira. Cuando quiso caminar rápido, tropezó con su vestido y los tacones de sus sandalias, y el hombre logró detener su caída, con la suerte que cayó de espaldas y ella quedó encima de él. Ella enseguida le dijo,
- Lo siento, Disculpe. No fue mi intención. - y quería levantarse. y cuando él trato de levantarse junto con ella, cayó de nuevo expresando dolor y ella encima de él de nuevo.
- Oh, Dios. Le duele mucho? Espere me levanto yo primero. - dicho esto Samira se levantó , y luego le tendió la mano para ayudarlo a levantarse. El hombre primero se sentó, y levantando la vista la vió con su mano extendida, y entonces sonriendo, tomó su mano y se levantó del suelo del jardín.
- Discúlpeme usted a mi, señorita. Muchas gracias por ayudarme. No sé preocupe por mi espalda. Y no se quede sola en los jardines. Que siga pasando una feliz noche. - le dijo besando el torso de su mano. Y sonriendo se fue caminando en dirección al salón de baile.
Samira se quedó observando su caminar, se podía notar que estaba un poco incómodo de la espalda. Pero aparte de eso, era un hombre muy apuesto. Tal vez estaría cerca de los treinta, y sus manos. Le encantaron sus manos y la forma en que le beso él torso de la mano.
Quedó cautivada con ese hombre, tanto que se olvidó de lo que había pasado hace unos minutos con su tío.
Entonces, volvió al presente cuando la figura del hombre se perdió tras las puertas de cristal del salón de festejos, y recordó lo que le dijo que no se quedará sóla en los jardines.
Así que decidió regresar al salón de la fiesta.
El resto de la fiesta, fue tranquilo. Ella se mantuvo lo más lejos posible de su tío. Ya no quería lidiar con él. Así que pondría en marcha su plan de escape oportunamente.
Entonces se fue acercando la hora en que se retiraría de la fiesta.
Cada uno de los invitados comenzó a despedirse para retirarse a sus respectivos hogares.
Al día siguiente comenzaría el fin de semana y muchos irían a disfrutar sus días de descanso junto a sus familias.
Así que, Samira comenzó a poner su plan en marcha para retirarse del sitio de la fiesta sin que su tío se diera cuenta. Esto en sí, le iba a causar un problema al día siguiente, sin embargo prefirió retirarse de esta manera por lo que había pasado con Félix.
Cuando su tío se descuido, se alejó de él, haciendo ver que iba al baño. Cuando los guardaespaldas de su tío ya no la veian, aprovecho de salir por la puerta trasera, y allí ya había un taxi que la estaba esperando porque ya ella había hecho la llamada de solicitud del mismo, previamente con su teléfono.
Se subió al taxi, y dió la dirección de su departamento.
"Que apuesto es ese hombre. Será un trabajador de la empresa? Debe ser de la directiva o alguno de sus invitados. Que tonta no le pregunté su nombre." iba pensando Samira mientras el taxi la llevaba a su departamento.
Por un momento se olvidó de toda la situación con la herencia y su tío, y en verdad tenía algo como una atracción que la distraía de los problemas presentes. Aunque supiera que no se cumpliría, porque se le olvidó preguntarle el nombre al hombre guapo del jardín.
Samira aún no sabía que ese hombre la ayudaría a evadir a su tío y sus malas intenciones, de una manera que ella no se imaginaba en éste momento.
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Comments
Unicornio magico🦄
que bien que a Samira le alla aparecido su principal azul. Lastimas que no le pregunto el nombre.
2023-07-16
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