Llegó el día del cumpleaños número diecisiete de Samira. Al comienzo estuvo muy alegre. Cada día estaba más cerca de ser libre de la supervisión de su tío. O al menos eso pensaba ella.
Y en dos días se haría la lectura del testamento de su padre. Por fin sabría que decía el dichoso testamento.
Por ahora disfrutaría de su fiesta de cumpleaños. Aún cuando la misma haya sido organizada directamente por su tío.
Para éste día, Samira escogió comprar un vestido largo, entallado al cuerpo, con escote redondo alto en el frente y el escote en la espalda en forma de v que llegaba a mitad de la misma. Era lo suficientemente escotado para dejar al descubierto parte de la delicada piel de su espalda.
Tenía mangas largas, y era en tonos rosa y verde pálido. Era un vestido hermoso.
Había dejado su hermoso cabello, mitad en un moño alto, y mitad suelto en rizos que cubrían en parte el escote de su espalda.
Y tenía una tiara puesta con pequeños diamantes de colores rosa y transparente, algo que le pareció excesivo, pero la uso porque su tío se lo pidió. Y recordaba el tono de voz cuando le dijo que no volviera a rechazarlo. Así que se la colocó.
Los otros accesorios fueron una pulsera que le habían regalado sus padres hace bastante tiempo y que aún no se había puesto y que extrañamente hacia juego con la tiara. Y un pequeño bolso completaba su atuendo.
El maquillaje era muy tenue, solo para resaltar su belleza natural. Aún así, se veía increíblemente hermosa pensó Samira al verse en el espejo.
- Mi niña, te espera tu tío en la puerta. Ya llegaron todos los invitados. Es hora que salgas y te presentes en la fiesta. - le dijo su niñera.
- Si, Nana. Estoy lista. - dijo volviéndose hacia ella y mirando a su niñera.
- Niña, que hermosa te ves. - le dijo Ana, mirandola con ternura.
- Llamaste a Rosita? Te dejó un mensaje. - le preguntó Ana
- Gracias, Nana. Si, la llamé. Te mandó saludos. Me hubiera gustado tanto que estuviera aquí conmigo. - Le explicó Samira a su niñera. Tocaron a la puerta.
- Quién es? - preguntó Ana.
- A la señorita Samira la esperan afuera, Señora. - se escuchó la voz de una de las muchachas de servicio del lado de afuera de la puerta de la habitación.
- Ya voy. - dijo Samira.
Ella salió, y seguidamente la siguió la Nana que estaría a cierta distancia de ella por si necesitaba cualquier cosa.
La fiesta se estaba haciendo en la mansión que fue de sus padres, ya que su tío había organizado todo.
Al salir y llegar al comienzo de la escalera, estaba su tío Félix esperándola con una sonrisa. Ella sonrió, pero tuvo un escalofrío al colocar su mano en la de él. Para luego comenzar a bajar las escaleras.
Y el primer baile que debió haber sido con su padre, lo hizo con su tío. Un hombre que a su parecer era mucho mayor de lo que hubiera sido su padre para este momento.
Al comenzar a bailar, sintió como el hombre apretaba más de lo conveniente su cintura, haciendo que ambos cuerpos estuvieran demasiado cerca. A lo que ella lo empujó suavemente,
- Tío nos están viendo. - dijo entre dientes Samira, sin dejar de sonreír.
- No seas tonta. Nadie se da cuenta de nada. - dijo él en un susurro en su oído. Haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo.
Al terminar la música ella se zafó del abrazo y se escapó de Félix lo más rápido que le permitieron los tacones, para salir unos minutos de la fiesta. Así que, camino hasta llegar a uno de los balcones de la mansión, y allí se quedó mirando la hermosa luna brillando en ese cielo estrellado. Mientras tenía sensaciones como de asco hacia Félix.
Por más que hubiera querido disfrutar su cumpleaños, en esta fiesta no iba a poder. No podía dar un paso sin que Félix estuviera encima de ella o alguno de sus guardaespaldas.
Ya en su mente no lo consideraba su tío. Era solo un pretendiente más que le llevaba muchos años de diferencia con respecto a ella.
Cuando se disponía a volver a la fiesta, se tropezó con alguien.
- Disculpe, señorita. - le dijo el hombre ayudándola para que no cayera. - Es usted? - dijo él sonriendo. Ella levantó la mirada y sonriendo dijo,
-Es usted? Cómo está? - preguntó ella.
- Muy bien, señorita. Debemos dejar de vernos así. - dijo él hombre sonriendo.
Samira se sonrojo notablemente, y por un momento las miradas de ambos se perdieron el uno en el otro. El hombre rozó su mejilla con las yemas de sus dedos en una suave caricia. En ese momento alguien lo llamó por su nombre, y ambos salieron del trance.
- Disculpe, señorita. Nos volveremos a ver. - dijo el hombre, besando el dorso de su mano, y volviendo al salón rápidamente.
Samira se quedó allí, solo pensando " Que guapo es. Se ve muy sexy en ese traje" , hasta que se dijo,
- Que tonta soy. No le pregunté su nombre. - y respirando profundo, aceptando su descuido, se dispuso a volver a la fiesta.
..............
Estaba finalizando la fiesta. Samira estaba con su Nana esperando el momento preciso para dejar la fiesta.
Ya la gente comenzaba a irse de la misma, despidiéndose de ella, deseándole felicidad y salud por su cumpleaños.
- Nana, ya quiero irme. - le dijo nerviosa Samira a Ana, mientras restregaba sus manos, una en otra. No podía mantenerse quieta.
- Espera un momento, Mi niña. Ya nos vamos. Ahí viene tu tío. - le dijo Ana. Efectivamente, Félix se acercaba a ellas. Samira no sabía porque, pero la forma de caminar hacia ellas le dió miedo. Era como un lobo acechando a su presa.
- Ana, adelantate al auto. Carlos te va a llevar. - le ordenó Félix a la Nana de Samira con autoridad. - Tu ven conmigo. Tenemos que hablar. - le ordenó a Samira mientras la tomaba del brazo y la halaba hacia él suavemente para no llamar la atención.
Samira se quedó sorprendida por la forma tan autoritaria en que las trataba a ambas. Hasta que algo en su mente le dijo "reacciona".
- Un momento. - dijo con autoridad y en voz alta Samira, zafando su brazo para soltarse de su agarré.
- Lo siento, TÍO. Pero usted no le ordena nada a mi niñera, y mucho menos a mí. Que soy la heredera de los Arismendi. - dijo Samira, haciendo que algunas personas voltearan hacia ellos.
Félix la miró severo, y luego miró a su alrededor sonriendo.
- Disculpen amigos. Cosas familiares. - y volviendo a agarrar del brazo a Samira. - Tu vienes conmigo. - y casi la arrastró a su despacho. Ya vería como le explicaría al que se le ocurriera preguntar que había sucedido entre ellos.
Entraron al despacho y se encerraron allí.
Ana se quedó en la fiesta, en el mismo sitio que la dejaron. Tenía miedo por su niña. Pero no sabía que más hacer. Solo esperaría a que salieran para saber porque la trataba así.
..................
Un mes antes.
Félix había planeado casarse con Samira al día siguiente de celebrado su cumpleaños número diecisiete. Sin embargo, cuando lo habló con su hijo mayor, este le dijo que no lo hiciera.
- Padre, no lo hagas. Es mejor que la cases con uno nosotros. Le aseguro que le entregaremos en bandeja de plata la fortuna de los Arismendi. Inclusive puede quedar como director general de las empresas. Solo hay que convencer al personal directivo de la empresa.Y listo. Ponerlos de nuestra parte. - le dijo el muchacho sonriendo con malicia.
- Tu nos enseñaste como, padre. - finalizó él sonriendo. Su padre lo observó. No había pensado en sus hijos como posibles pretendientes de Samira. Tal vez porque secretamente se había encaprichado con la chica. No sabía en que momento había dejado de verla como una niña y comenzó a verla como una mujer. Y en ese momento, deseo lo imposible.
- Tal vez tengas razón, hijo. - dijo mirándolo pensativo e indeciso.
- Padre, si lo único que en realidad quieres es llevarla a la cama, hazlo. No necesitas casarte con ella para eso. Luego podemos quitarle todo lo demás. - dijo el hijo mayor sonriendo en forma maliciosa.
- No, no hijo. Si uno de ustedes se casará con ella, no puedo hacerlo. - dijo Félix tomando en cuenta lo que le estaba diciendo su hijo.
Entonces, lo mejor era que ese mismo hijo mayor se casará con la chica. El sabría manejarla.
................
Al entrar al despacho hizo que Samira se sentará frente al escritorio. Se sirvió un trago de whisky y se sentó detrás del escritorio mirandola intensamente mientras bebia su trago.
- Tío para que me quieres aquí? - dijo ella nerviosa. Félix la miró mientras tomaba un segundo sorbo de su trago.
- Aquí esperaremos al abogado para que haga la lectura de testamento y decidir de una vez con quién te vas a casar. - finalizó sin dejar de observarla.
Samira se quedó sorprendida con las palabras de su tío.
- Pero tío, la lectura del testamento es en dos días porque lo adelantas? - preguntó Samira aún sorprendida.
- Es mejor así . Terminemos de una vez con este juego. - dijo Félix quien no le ha quitado la vista de encima. "En verdad la deseaba" pensó. - Esperemos que en veinte minutos llegue el abogado para que haga la lectura del testamento. - Dijo Félix, tenía una nueva sorpresa en marcha.
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Comments
Esther Villatoro
será unos de los hijos de su tío político porque si es así ellos sería primos de sangre ya él joven es hijo de su tia hermana de su madre fallecida no podría ser su novio sería una aberración 😡👊👀
2024-07-09
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Liliana Bonilla
Viejo asqueroso, y sus hijos son iguales
2023-12-30
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Blanca Montero Angulo
viejo maldito asqueroso 😡 😒 😑 😭
2023-10-20
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