CAPÍTULO XVII UNA TRISTE NOTICIA

Desde que me desperté, sentía una sensación, que no sabía bien cómo manifestar o describir. Al principio, pensé que era emoción anticipada ante la pronta llegada de Matthew y nuestro esperado y programado encuentro, sobre todo por mi hijo. Pero en la medida que se aproximaba su inminente llegada mis emociones se hacían más intensas pero ya de una manera extraña.

No me preocupaba la reacción de Matti, porque él conoce muy bien a su papá aunque no lo haya visto personalmente. Siempre le hablé a mi niño de él, porque en mi corazón siempre guardé la esperanza que volveríamos a estar juntos, a ser una familia, por eso lo había esperado todos esos años, y en ese momento me enorgullecía haberlo hecho.

Matthew es el hombre y el amor de mi vida, mi esposo, y sabía que tarde o temprano él iba a recapacitar de su error, se tardó si, pero lo hizo. Debo decir, que en ningún momento, esos cinco años han representado para mí una pérdida de tiempo, al contrario, a pesar de que Matthew no ha estado con nosotros, con mi niño hemos superado mucho y hemos afianzado lazos que ahora más que nunca son irrompibles. Y yo particularmente, aprendí a ser más fuerte, decidida y madura.

Ahora sé que con la llegada de Matthew, seremos una familia bien consolidada, bajo pilares que hemos levantado por separado pero en función de ser cada vez mejores. Sé que él será un excelente padre, ese siempre había sido su más grande anhelo, entonces por ese lado sabía que todo iba a estar bien. También sabía que volvería a ser ese esposo abnegado que fue antes de todo ese malentendido que ensombreció nuestro matrimonio, ahora con su lección aprendida estaba segura que no volvería a cometer semejante burrada. Él creo que ya terminó de entender quien soy, ahora le toca conocer a su hijo.

Demás está decir, que mi Matti, es un maravilloso niño, cariñoso, inteligente, sensible y respetuoso. Sabía sin dudar que con su padre iba a congeniar muy bien. Porque aunque Matthew ha estado ausente de la corta vida de mi hijo, esto no había representado una situación complicada ni difícil de procesar para él, porque como dije, él siempre ha sabido de la existencia de su papá y por supuesto, que querría conocer a su progenitor. Tenía mucha ilusión de verlos juntos de una vez por todas.

Después que me duché, salí de la habitación rumbo a hacer el desayuno, es probable que con lo acelerado e intenso que es Matthew, ya esté en camino. Volver a pensar en él, me alborotó nuevamente la ansiedad, y más que ansiedad la angustia.

Cuando escuché el timbre de la puerta, no me extrañé pues sabía que Matthew estaba tan ansioso como yo por el reencuentro con nuestro hijo. Fui rápidamente a abrir pero mi sonrisa se congeló cuando vi a Luiggi y a Ana en mi puerta, no porque estuvieran aquí, sino por las caras largas que traían.

Un fuerte presentimiento me invadió, y tuve la sensación inmediata de que se trataba de Matthew, me imaginé de todo, menos lo que venían ellos a decirme.

. - Hola, pero que sorpresa - quise sonar normal aunque tenía un alboroto de emociones en todo mi ser, a ellos claro que los esperaba, pero no que llegarán antes que Matt y eso aumentó mis alarmas, más las caras de ambos.

. - Hola Laura - me aparté de la puerta y les indiqué para qué pasarán. No me gustaba su actitud, no eran los de siempre. Risueños y parlanchines. Más Luiggi. Algo sucedía, lo supe, los latidos de mi corazón se volvieron erráticos.

. - ¿Qué sucede, por qué están aquí tan temprano? - ante su pasividad obligada me desesperé - ¡Por favor Luiggi! - Le pedí llevando la mano a mi pecho, y ante esto él decidió acercarse tomándome de ambos brazos.

. - Laura, algo sucedió - sentí que la sangre dejaba de circular por mi torrente sanguíneo, no sabía si quería saber, ya me sentía débil - pero debes estar calmada, recuerda tu corazón.

Miré hacia donde están las habitaciones, mi hijo aún dormía cuando me levanté pero quería verificar que no estaba por ahí y escuche o me vea en el mal estado en el que estoy.

. Ana amor, ve a la habitación con Matti, yo me encargo de ella.

. - Busca su medicamento amor, estaré con Matti - antes de subir se acercó a mí - sé fuerte amiga, todo estará bien.

. - Por Dios, ¿Qué sucedió? ¡Habla Luiggi! - Le exigí con firmeza, porque ya no soportaba la incertidumbre - ¡Dime lo que tengas que decir pero dímelo ya!

. - Tranquila, ven Laura, debes estar tranquila, vamos por tu medicamento - lo miré con reproche, ¿por qué tanto misterio?

. - ¡Ya la tengo! - le muestro el frasco en mi bolsillo - ¿De qué se trata? - mi tono de voz le hizo saber que ya estaba más que irritada y decidió llevarme hasta el sofá para que tomara asiento junto a él.

. - Laura... Anoche Matthew - cuando hizo mención de su nombre mi corazón se paralizó por milésimas de segundo y luego comenzó a latir irregularmente, lo animé a que continuara con la mirada porque ya de mi boca no salían palabras - Él tuvo un accidente... ¡Laura!

¡Noo! Sentí que me desvanecía, no quiero saber... él no puede dejarnos otra vez, es mi culpa, debí dejar que se quedara conmigo, él quería estar aquí, y yo prácticamente lo eché a la calle, Matthew vuelve amor, puedes quedarte conmigo, por favor vuelve...

. - Laura, Laura, escúchame - escuchaba a lo lejos a Luiggi - respira con calma y trata de tranquilizarte... - podía escuchar su tono de preocupación, tenía la obligación de calmarme y evitar una emergencia mayor, mi hijo estaba aquí y se podía asustar.

Sabía que lo que me estaba sintiendo era una emergencia cardíaca, así que debía actuar rápido, esto ya lo había pasado antes, justamente con Luiggi y Ana, ambos se prepararon para auxiliarme cuando lo ameritaba, ellos siempre fueron mis cuidadores hasta que me hice más fuerte y decidí empezar sola con mi hijo.

Sentí cuando Luiggi metió su mano en el bolsillo para sacar mi medicamento, mientras yo trataba de respirar con calma. Él colocó la pastilla debajo de mi lengua, y me recostó en sus piernas. En la medida que mi corazón comenzó a normalizar sus latidos y el dolor fue desapareciendo, las lágrimas se apoderaron de mis ojos y salían a cántaros desde el corazón.

. - Matthew - susurré y Luiggi me aferró más a él... yo estaba pensando lo peor, no quería abrir los ojos, no creía ser capaz de ver el dolor en los suyos, por eso cuando volvió a hablar los abrí inmediatamente para comprobar en su mirada lo que me dijo.

. - Él es fuerte, sé que va a salir de esto y te necesita fuerte a ti cariño - lo miré con tanta ilusión en mi corazón que se reflejó en mi mirada - Sí, Matthew esta viva Laura, en este momento está en un coma inducido pero yo sé que ya pronto saldrá de eso, y tú también debes pensarlo así.

Así cómo sentí alegría de saber que seguía con vida, también sentí tristeza al recordar que yo pude evitar este accidente, que pudo ser fatal.

. - Luiggi, él quería quedarse anoche conmigo, pero lo dejé... tal vez si se hubiese quedado, ahora mismo estaría aquí con nosotros y no en una clínica con quién sabe cuántas cosas conectadas a su cuerpo - todo esto lo decía como un reproche hacia mi misma.

. - No digas eso Laura, tú no tenías cómo saber lo qué iba a suceder, no te sientas culpable.

Pero si lo hacía, tenía un sentimiento de culpa horrible, claro que debía ver la situación con objetividad y levantarme de ahí para estar con él y apoyarlo a superar ese mal momento.

. - Debo estar con él, vamos Luiggi, llévame con él - aún me sentía muy débil pero necesitaba estar con Matthew, apoyarlo y que sintiera que estaba a su lado, que siempre voy a estar a su lado...

. - Debes estabilizarte tu primero Laura, estás muy pálida aún...

. - Por favor Luiggi - lo miré y su semblante no me dio opción para seguir insistiendo, bajé la cabeza - Si - él tiene razón debía recuperarme, nada iba a hacer en ese estado - Cuéntame, ¿Qué fue lo qué pasó, cómo supiste?

. - Elisa me llamó anoche, Matthew le contó que nos habíamos reconciliado y que tenía un hijo - Lo miré sorprendida y asustada a la vez, temí un rechazo de su parte, al final nunca supe si ellos creyeron en mí o se dejaron envenenar igual.

. - ¿Cuál ha sido su postura?

. - Ellos están muy felices Laura, me dijeron que siempre supieron que éramos inocentes - seguí escuchando a Luiggi y las apreciaciones de los padres de Matthew, mientras se controlaban mis latidos para ir a la clínica y estar con mi esposo.

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