CAPÍTULO IV ENFRENTAMIENTO

MATTHEW

Hace exactamente 4 días desde la noche del baile, y sigo pensando que volver, ha sido lo peor que he hecho, además de enamorarme de una mala mujer, pensé que había superado a Laura, pero desde esa noche no he dejado de pensar en ella.

Esa maldita mujer, que no termina de salir de mi cabeza. Desde ese día no la había vuelto a ver hasta hoy. Estoy en el ayuntamiento, vine a presentar un proyecto que tenemos en proceso, y para solicitar los permisos, quiero dejar listo antes de irme. Quiero ayudar lo más que pueda a mi primo, ya que su esposa acaba de dar a luz, y quiero que él aproveche este tiempo que estaré aquí, para que comparta con ellos.

La veo llegar, con su sonrisa a cuesta, como para conquistar a cualquiera. Es hermosa, claro que lo es, me quedé como idiota mirándola. Se ve más madura que hace cinco años, también más rellena, sus caderas están más pronunciadas, y sus pechos un poco más grandes de lo que recuerdo. Su sedoso cabello está más corto, un poco más abajo de los hombros, ese jean que lleva puesto se ajusta muy bien a sus curvas, y la hace ver especialmente atractiva.

Sí, no lo puedo negar, ella es una mujer hermosa, y muy atractiva. Pero así mismo, tan falsa e hipócrita ¿qué hace aquí? De haber sabido que me la encontraría hubiese traído los papeles del divorcio para que aquí mismo me los firme.

Traté de acercarme y veo que le sonríe a alguien especifico. Sigo su mirada y claro… Luiggi. Tenía que ser… el otro traidor, veo como la toma de la mano y se la llevó a una oficina. Sentí una punzada de ira… y celos, se me revolvió el estómago de imaginar que irían a hacer allí. ¡Maldición, no saben cómo los odio! Se siguen revolcando, y está desvergonzada diciéndome en la fiesta que era inocente, ¡falsa, maldita hipócrita! Ahora me pregunto, ¿quién sabe desde hace cuánto tiempo lo hacen, desde cuando se estuvieron burlando de mí? Ojalá se pudran en su maldita lujuria. ¡Me dan asco!

Quise dar la vuelta e irme, pero ¿por qué? No vine por ellos, así que voy a terminar con lo que he venido a hacer. Luego buscaré a la descarada o le haré llegar los papeles, pero esto debe terminar ya. Voy a rehacer mi vida con una buena mujer, y olvidarme de ella para siempre. Llego a una recepción, y le pregunto a la señorita por la oficina de proyectos.

. – Buenos días, señor, suba al segundo piso, el pasillo a la izquierda. Allí lo recibirá la recepcionista y le indicará – le doy las gracias y me dirijo hacia allá.

Mientras camino, observo todo a mi alrededor, hacía tiempo que no entraba aquí, todo sigue igual, solo ha cambiado la reubicación de las plantas y oficinas, ahora todo se ve más organizado. Cuando llego al segundo piso camino a la izquierda y me encuentro con la recepcionista.

. – Buen día señorita, me gustaría hablar con el encargado de proyectos.

. – Buen día señor, por supuesto. La quinta oficina. – me indica – debe esperar, la arquitecta no ha llegado aún – frunzo el ceño, miro mi reloj. Son las 8: 00 que impuntualidad, detesto la impuntualidad.

. – Muy amable, esperaré. Ya estoy aquí – espero no tener a nadie más por delante, no pretendo pasar toda la mañana aquí. Llego a la oficina abro y me siento en la sala de recepción de la oficina. Qué bueno, soy el primero y hasta ahora el único. Saco mi celular y lo reviso mientras espero.

LAURA

. – Claro que si amigo, sabes que para mí es un honor ser la madrina de tu princesa – lo abrazo. Luiggi y yo hemos pasado por tanto, desde que Matt injustamente nos acusara de traicionarlo, nos hemos hecho inseparables. Ellos me cuidaron cuando más lo necesite. Yo fui la madrina de su boda, y ahora seremos compadres. Estoy muy emocionada, ¡Rose será mi primera ahijada!

. – Gracias, Laura, eres la mejor, Ana estará más que feliz – me da un beso – te esperamos esta noche para la cena. Y no digas que te dije. Se supone que te lo vamos a pedir ambos esta noche.

. – ¡Ajá te tengo en mis manos! – le guiño el ojo

. – No serás capaz Jajaja… o sí? – me mira con duda – ¿Laura? – levanto los hombros.

. – Tengo que irme cariño, nos vemos a la salida - le lanzo un beso

. – ¡Laura en serio!! – sonrío y salgo… voy a hacerlo sufrir.

Me dirijo a mi oficina y al llegar al siguiente nivel saludo a la recepcionista.

. – Buen día Clarissa

. – Buen día Laura, tienes visita. Hay un caballero en la recepción

. – Umm okey. No esperaba recibir a nadie hoy, pues estaré en campo, pero ya está aquí así que … Gracias. No recibas a nadie más por favor, dedo salir.

. – Okey

Sigo a mi oficina y al llegar, por las puertas de cristal pude ver… ¿Matthew? Mi corazón empezó a latir como loco, ¿a qué habrá venido? Estoy nerviosa, no quiero tener otro enfrentamiento con él.

Miro hacia donde está Clarissa, pero ya no está en su lugar. Respiré una y otra vez, y abrí la puerta. Cuando él escuchó que estas se abrieron, levantó la cabeza de su celular y nuestras miradas se encontraron… por una muy milésima de segundo, hubo silencio… antes de que él vociferara su veneno.

. – ¡Tú!! ¿Qué demonios haces aquí? – rodé los ojos

. – Buenos días, ¿acaso ya no tienes modales? – le reproché

. – ¡Qué cínica que eres!! – lo miré y sacudí la cabeza, no le voy a hacer caso, es demasiado temprano, y no tengo tiempo para soportar su mala actitud. Busqué las llaves de mi oficina en el bolso…

. – ¿En qué te puedo ayudar? – pregunto de espaldas a él.

. – No es asunto tuyo, no vine a verte a ti – cerré los ojos, suspiro, los vuelvo abrir y me volteo hacia él.

. – ¿Entonces qué haces en mi oficina? – está sorprendido, levanté una ceja y abro la puerta.

. – Claro, mi suerte no pudo ser peor – Dios, esto va a ser difícil…

. – Uju … Podría yo decir lo mismo - paso y le hago seña para que siga. Lo pensó y entró de mala gana, está molesto, se le ve, pero ya como que es natural en él. Ya me estoy hartando, de tanta obstinación de su parte, pero debo por sobre todas las cosas evitar un enfrentamiento – no tengo mucho tiempo…

. – Aparte que llegas tarde, ¿te atreves a limitar mi tiempo? El colmo, ¿Quién demonios te crees? – espeta este enojado. Ya empezamos…

. – No he llegado tarde y soy…

. – ¿No, sabes cuánto tiempo tengo esperando? – me interrumpe – pero claro, seguramente te estabas revolcando con tu amante en su oficina …

. – Matthew si viniste a… - el golpe que le dio al escritorio me tomo tanto por sorpresa, que me hizo brincar y mirarlo, estaba fúrico, totalmente transformado, empecé a caminar hacia atrás y él hacia mí…

. – Te dije... que no te atrevas, nunca más, a decir mi nombre, ¿no te quedo claro? – por instinto escondí mis manos atrás de mi espalda, bastante me costó esconder los moretones que me dejó el día del baile.

. – Lo, lo siento – le dije asustada y seguí retrocediendo hasta quedar pegada a la pared…

. – ¿Lo sientes? – hablaba con los dientes y los puños apretados – tú no sientes nada, eres una maldita mujer, sin ningún tipo de sentimientos – me agarró por los hombros y me pegó fuerte contra la pared.

. – Mmm – gemí – por favor, cálmate… - esto no está bien, Matthew me asusta, se volvió un hombre muy violento, ¿o solo es conmigo?

. – ¡No!! – gritó y yo volví a saltar – ¿qué me calme, – me apretaba contra la pared y yo sostuve sus muñecas - que me calme?… maldita seas Laura!!

. – Hablemos – mi respiración ya estaba agitada – por favor – le supliqué

. – Hablar… - mueve la cabeza afirmando y negando a la vez - Y ¿qué me vas a decir?... ¡¡Dime!! – me empuja nuevamente contra la pared. Matthew esta hecho un energúmeno, debo tratar de calmarlo. No puedo agitarme, y tampoco puedo pelear contra él…

. – Cálmate por favor... debes calmarte – le susurré y lo miré directamente a los ojos, realmente puedo perderme en esos hermosos ojos azules, que me hechizaron desde el primer momento que entré a su oficina y lo vi, desde sus muñecas deslice mis manos hasta sus hombros y los apreté… luego seguí hasta llegar su cuello y lo acaricié como solía hacerlo antes, él gimió y sentí su cuerpo estremecerse, aproveché para atraerlo hacia mí y besarlo.

Es una táctica para calmarlo, siempre me funcionó, pero también es cierto que deseaba mucho besarlo… cuando nuestros labios se tocaron, suspiramos al mismo tiempo, y sentí como mi cuerpo se encendió de una vez, ya no pensé en nada más, sino en disfrutar de los labios de mi esposo, a quien he extrañado tanto.

Él rodeó mi cintura para atraerme más, dejando qué sintiera todo su cuerpo, ese contacto basto para que nos dejáramos llevar y entregarnos al deseo de querer saciar la necesidad, que en ese momento se hizo evidente entre nosotros. Gemimos e intensificamos el beso con pasión y desespero. Nuestras lenguas se entrelazaron en una danza erótica que nos consumía. Y nuestras manos también, sentí sus grandes y fuertes manos recorrer mi cuerpo y jadeé.

Nos separamos por falta de aire, nos miramos, nuestros ojos están nublados por el deseo. Subí mi mano a su cara, le acaricié la barba y el suspiro, llevo una mano a mi nuca, me atrajo hacia él y volvió a besarme desesperado, le correspondí otra vez, con la misma necesidad, y la misma fuerza que él me estaba devorando. De pronto halo mi cabello obligándome a echar la cabeza hacia atrás, y así besar mi cuello…

. – ¡ahhh! – gemí cuando sentí sus labios y lengua deslizarse por él – Amor – susurré, y él se detuvo de pronto, esas palabras bastaron para apagar la llama del hombre que hacía un segundo ardía de deseo igual que yo….

Se separó de mí, me miro confundido, se llevó una mano a la nuca y la otra a su boca. Traté de tocarlo y se apartó, vi como limpiaba su boca con repulsión… que gesto tan despreciativo, parecía que no podía creer lo que había pasado entre ambos o no lo quería aceptar.

. – Matt…

. – No me hables… demonios, sí que eres buena Laura, eres toda una ramera- ¿Qué? Primero me besa como loco y ahora me ofende, pero ¿qué le pasa a este hombre?

. – ¿Cómo te atreves? – le dije furiosa

. – ¿No te basto la dosis de esta mañana, o Acaso te volviste insaciable?

. - ¿De qué hablas? ¿Acaso te volviste loco? – me provoco golpearlo … respira Laura, recuerda tu corazón – no voy a seguir permitiendo que me insultes…

. – ¿Desde cuándo decir la verdad es un insulto? – ya está bueno, aunque lo ame, aunque deba evitar agitarme, no le voy a permitir que siga maltratándome. Yo no hice nada.

. – Tu… - cerré los ojos y respiré hondo – ¿sabes qué?... ya voy tarde, piensa lo que quieras – arregle mi camisa y camine hacia mi escritorio - Puedes retirarte ahora - suelta una risa cínica

. – ¿Te duele la verdad? – insiste acercándose, como se nota que desea pelear, pero no le voy a seguir el juego.

. - Matt – lo miro y su cara nuevamente me aterro, entonces rápidamente corregí, que estupidez – Sr. Miller, si realmente no tiene otra razón para estar aquí le agradezco…

. - ¡Maldita seas! ¿en verdad crees que estoy aquí por ti? – me escupe prácticamente.

. – No sé cuál sea el motivo de tu visita, ¿pero no es precisamente lo que estamos tratando cierto? – lo cuestiono ante lo evidente.

. – ¡Perra! – lo escuche decir, increíble, ya de verdad me harto, me importa una mierda, no le voy a permitir un insulto más, así terminemos a los golpes. Resulta que yo también los sé dar.

. – ¡Fuera de mi oficina! – le digo molesta señalando la puerta - cuando madures y superes toda esta mierda, vuelve… - caminó como una fiera hacia mí, no puedo evitar asustarme porque su carácter ha cambiado demasiado, y pareciera, no tener control ninguno de sus emociones, ahora parece volátil, pero no me voy a mover, aunque me muera del miedo.

. – ¡Eso saca las garras y muéstrate tal cual eres! – dijo con furia agarrándome de los brazos y yo hago lo mismo buscando me suelte – no eres más que una mujerzuela barata que no vale la pena…

. – ¡Ya basta de insultos maldición, si tanto te repugno porque no te largas de una vez! – le encaro y él me mira haciendo una mueca de desprecio – ¡cierto, no viniste a eso ¿verdad? Ya dejemos esta estupidez y actuemos como adultos - toque la tecla que era, me suelta y camina hasta donde está la carpeta que antes tenía en la mano.

. – No tenía idea de que esto debía pasar por tus manos, de saberlo no me hubiese acercado – claro, eso no pensabas hace rato cuando intentaste quitar mi blusa, pensé mientras lo escuchaba hablar – pero, en fin, debo cumplir con este requisito, espero no le vayas a poner trabas por ser mío – ¡tonto! no soy tan inmadura y rencorosa como ¡tú! Le quise decir, pero me mordí la lengua… ¡paz y amor!

. – No tendría porque si todo está en orden – le digo mientras tomo la carpeta, ya actuando con profesionalismo – Ante todo y pienses lo que pienses, soy una profesional.

. – ¡Si claro! – suelta en tono de burla, lo miro y se aleja hacia la puerta, antes de llegar se voltea – por cierto, te haré llegar los papeles del divorcio, espero que lo firmes sin problemas – mis ojos se abrieron con sorpresa y debí sostenerme del escritorio, no pude sostenerle la mirada, mire al suelo, literalmente, me dolió el corazón, ¿por qué?, si lo esperaba, él y su novia dijeron a voz populi que se iban a casar, debe existir nuestro divorcio para que eso ocurra ¿no?… aun así, esto me sobrepasa.

. – No crees que deberíamos hablar – le pido, tengo un nudo en la garganta, rodeo mi escritorio acercándome a mi silla, me siento débil – hay algo que…

. – Tu y yo no tenemos nada de qué hablar – el desprecio es su voz al interrumpirme, es abrumador – y de una vez te advierto, de mí no vas a obtener ni un maldito centavo, así que deja de maquinar lo que seas que pretendas hacer.

. – No te pido que… - me interrumpe otra vez firmeza…

. – ¡Nada! ¿Me oyes? no tienes nada que pedirme, no tienes si quiera, que atreverte a pensarlo, y no quieras iniciar una guerra conmigo Laura, porque sabes que tienes todas la de perder – me amenaza y sale sin decir más.

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