– ¡Hola! Eres el chico desesperado, ¿no?
– ¿Qué?
Alto, rojo y algo atemorizante, así era el chico con el que se topo al darse la vuelta luego de que este lo tomara por el hombro. Su cabello parecía de sangre al igual que sus ropas —las cuáles, aparentemente, había decidido dejar de ese color—, sus ojos eran algo más oscuros lo que le hacía tener una mirada penetrante y todo lo demás de su figura era de un rojizo más claro. Parecía sacado de una película de terror o alguna película extraña pero no era su apariencia lo que le desagrado y puso de malas; más bien era cosa de su rara forma de dirigirse a él.
– Mi nombre es Francisco, ¿Cuál es el tuyo?
Con desagrado, Leo retiro la mano ajena de su hombro y retrocedió un paso.
– ¿Quieres qué te lo diga luego de tu comentario grosero?
Notando que el desagrado del chico gris era encerio levanto las palmas en son de paz y se disculpó con él.
– Se me soltó la lengua, lo siento. A veces me es difícil controlarme pero no quería ser grosero.
– Pues lo hiciste.
– Vamos, ya me he disculpado. Empecemos otra vez: Soy Francisco, ¿cuál es tu nombre?
Dudando un poco pero con el humor ya más tranquilo decidió ceder.
– Leo.
– Un gusto, Leo. Te he visto un par de veces merodear por ahí relacionandote con algunos fantasmas.
– ¿De ahí viene lo del "Desesperado"? ¿Solo porque me has visto socializar?
– Si es que a eso se le puede llamar socializar.
Rodando los ojos y no estando dispuesto a soportar a aquel fantasma, Leo se dió la vuelta y siguió su camino, aunque ya había olvidado hacia donde se dirigía.
– Oye, ¡Oye¡ Espera. En verdad no quería decirlo así.
– No te está saliendo muy bien eso de no querer y terminar haciéndolo ¿eh?
– Como dije, me es difícil controlar esa parte mía.
– Pues ve a tratar de controlarte con alguien más, no tengo tiempo.
– ¿Es encerio? Somos fantasmas, tenemos todo el tiempo del mundo. Oye no aceleres, de verdad quiero hablar contigo.
Sus palabras sorprendieron a Leo pero no lo demostró y mucho menos dejo de caminar; al contrario solo le respondió curioso.
– ¿Por qué?
– La verdad no estoy muy seguro, solo te ví por ahí tratando de encajar con los demás y me paresiste interesante. Pensé: oye, ese chico solo quiere hablar con alguien, y entonces recordé que hace un tiempo que yo tampoco he hablado con otro fantasma.
Leo se detuvo por fin y espero a que esté lo alcanzara y se situará a su lado para continuar.
– Entonces decidiste hacer una obra de caridad y te acercaste por lastima. No es por nada pero esas cosas son asuntos que debes hacer en el mundo de los vivos, no aquí.
– Talvez debería sentirme halagado, no suelo acercarme a los demás por lastima. Al contrario, me pareciste un buen tipo a pesar de tu ceño fruncido y pensé que podríamos llevarnos bien.
– ¿Solo me viste por las calles y decidiste que podríamos simpatizar?
– ¿No es así como suelen comenzar las amistades? Podríamos tratar de conocernos, quién sabe y podría salir algo muy bueno.
«O algo muy malo» Pensó pero no expreso; si continuaba siendo así de pesimista jamás lograría su objetivo.
Entonces, solo se limito a aceptar.
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Comments
Rosa Maria Arredondo
espero siga igual de interesante
2023-06-05
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