Narrador: Omnisciente
—Me enteré de que irás a recibir a la princesa Imperial del Norte— comentó el padre de Caden, mientras entraba a su habitación, encontrándolo frente al espejo.
..."Demonios" ...
Pensó Caden, al verlo asomarse por la puerta, hasta ese momento él había creído que ese sería un gran día, pero al ver a su padre, la realidad lo golpeó con fuerza, y es que conocer a la princesa finalmente no iba a ser algo tan simple.
El hombre no había esperado ni un segundo para abordar a su hijo en cuanto escuchó la noticia, en su interior había una combinación entre orgullo, superioridad y preocupación. Preocupación de que su joven hijo hiciera alguna tontería que lo dejara mal parado ante la princesa.
—Sí, señor, iré a recibirla junto con el emperador, los principales maestros en las artes del agua y los caballeros de la guardia imperial— le respondió Caden, advirtiendo las preocupaciones de su padre, al ver la forma en que este lo miraba.
Durante toda esa mañana, Caden se había empeñado en recabar toda la información que pudo, para estar listo, y se sorprendió al ver que las personas más poderosas en las artes mágicas, así como en las artes marciales y de defensa, estarían en el palacio para recibir a la princesa.
Y es que usualmente quienes reciben al resto de las princesas, son en todo caso, damas de renombre en el imperio, pero en esta ocasión, son personas realmente fuertes e importantes.
El Duque, caminó lentamente hacia su hijo, digiriendo la misma sorpresa que se había llevado Caden. Y recayendo en que efectivamente, aquel recibimiento, era de suma importancia, comenzó a repasar la agenda que tenía para ese día, buscando la forma de poder ser él quien fuera, en vez de su hijo, a quien creía completamente incapaz.
Sin embargo, no tardó mucho en descubrir que simplemente no había forma de que pudiera asistir, debido a todas las reuniones que tenía.
Caden, sintió la molestia de su padre mientras se acercaba, hasta que estuvo a un lado suyo frente al espejo, y se puso tenso al ver la manera furtiva con la que lo revisó de pies a cabeza, asegurándose de que lo que él había escogido llevar puesto, fuera lo adecuado.
Sin embargo, cuando su padre pareció estar satisfecho con la vestimenta, Caden dejó escapar con alivio, todo el aire que había retenido en sus pulmones.
—Ya que no puedo acompañarte por la reunión que tengo con los exportadores del imperio del Este, espero que representes como es debido a la Casa Ilie —le advirtió con aspereza, ocultando el hecho de que más que acompañarlo, quería sustituirlo— No hagas nada que pueda incomodar a la princesa.
Cuando el Duque le dirigió aquellas palabras a Caden, le apretó el hombro con fuerza, haciéndolo estremecer, y dándole a entender que en realidad, lo que dijo era una amenaza. Caden tragó saliva con dificultad, y recordando todas las veces que su padre lo golpeó desde que era un niño, por no hacer algo bien, asintió.
—No lo defraudaré. Ahora, si me disculpa, debo irme o llegaré tarde —respondió Caden, sin emoción en su voz y aire cortante, y antes de que el Duque pudiera decir algo, él salió de la habitación con pasos rápidos.
...No puedo creer que Niran, siendo el príncipe, pueda tomarse tantas libertades, mientras que yo tengo que agradarle a una princesa extranjera por el bien de mi integridad física... solo espero que todo esto valga la pena....
Caden se sumergió en sus pensamientos, apesadumbrado por la presión que había ejercido su padre en él justo antes de partir al palacio. Y durante todo el trayecto, revisó al menos veinte veces que su vestimenta y peinado se vieran impecables.
Para cuando Caden llegó al palacio, eran alrededor de las diez de la mañana, y avisaron que la princesa estaba por llegar. Al entrar al gran salón de recibimientos, le sorprendió ver a varios catedráticos de la universidad Lunae, todos ya se encontraban a ambos lados del salón, dejando el camellón central libre, y el emperador ya se encontraba sentado en el trono, al fondo de la sala.
Ambos al verse se saludaron, pero cuando el emperador recayó en la ausencia de su hijo, le hizo un leve gesto a Caden para que se acercara. Caden caminó a paso rápido a lo largo del camellón, por la alfombra blanca con detalles de plata que simulaban el mármol, y llegó hasta el emperador en un par de segundos. Subió las escaleras con un par de largos pasos y se situó al lado del trono del emperador, viendo hacia la multitud.
—¿Dónde está el príncipe?— le susurró a Caden, cuando él se inclinó suavemente hacia el emperador.
—Él... está entrenando, su alteza imperial— respondió Caden, un tanto apenado.
El emperador se quedó callado y suspiró sin cambiar la expresión solemne que tenía, para no levantar sospechas de que algo estaba sucediendo.
—Así que te mandó a ti para librarse de este compromiso tan importante— afirmó para sí mismo el emperador, y Caden solo asintió mientras se llevaba las manos tras la espalda.
El emperador no pudo evitar llevarse una mano al rostro, exasperado, sin embargo, disimuló la acción, pasándose la mano por la cabeza, pretendiendo acomodar su corona con sutileza.
—Caden, lamento que mi hijo te termine metiendo en asuntos que no te corresponden, pero también te agradezco estar aquí para evitar un desastre, se te recompensará más tarde— terminó por decir el emperador.
Su voz sonaba cansada, no era la primera vez que el príncipe hacía de las suyas para no asistir a eventos imperiales cruciales.
Caden solo asintió y se alejó del trono haciendo una reverencia. Mientras caminaba por el camellón, sus ojos encontraron a algunos de los caballeros con los que tenía buena relación y decidió situarse junto a ellos.
—Buen día, señores— saludó al llegar con sencillez. Se sentía lo suficientemente cómodo como para saludar sin mucha elegancia.
Los caballeros saludaron con la cabeza mientras él se ponía a un lado. Uno de los caballeros se hizo lugar a un lado de Caden. Era Anakin, un amigo de ya algunos años.
Caden siempre fue bueno para pelear, y su padre, al darse cuenta de ello, pidió el favor del emperador para que se le permitiera a su hijo entrenar con los caballeros imperiales, con la idea de que en algún futuro pudiera ser nombrado maestro de las artes de defensa.
Este título solo es dado a aquellos hombres y mujeres que logran desarrollar grandes habilidades en las artes marciales, en el control de la espada y también en el control de su habilidad derivada del poder sobre el agua. En el caso de los maestros de las artes de defensa, ellos aprenden a controlar sus habilidades mágicas para defensa y ofensiva, creando escudos y armas según su habilidad sobre el agua, que les ayudan en la batalla.
En el caso de Caden, él tiene el poder de la creación de agua, así que ha logrado generar escudos y armas a base de agua condensada, capaces de atravesar a sus oponentes y detener grandes proyectiles. En realidad, Caden es uno de los caballeros más fuertes de su generación y espera ser nombrado maestro de las artes de defensa al cumplir la mayoría de edad.
—¿Estás nervioso por conocer a Lilith?— le preguntó Anakin con tono santurrón.
Caden levantó una ceja y le sonrió de lado al verlo llegar.
—¿Debería? No es más que un sobrenombre— le respondió con escepticismo. No pensaba en la princesa más que como una simple y ordinaria chica.
—¿No sabes la razón por la que la llaman así?— le preguntó Anakin, un tanto sorprendido.
Caden negó con la cabeza y se volteó completamente hacia su amigo, esperando a que este le dijera.
—Comenzaron a llamarla así durante un enfrentamiento contra el imperio del Este. Como sabes, ella es una maestra de la luz, entonces, nadie sabe con certeza cuáles son sus poderes. El caso es que a sus 12 años, durante una práctica de equipos, demostró un gran control sobre el fuego cuando más de 30 caballeros lanzaron proyectiles de diamante hacia su equipo— comenzó a contar Anakin.
Caden se sorprendió al escucharlo, principalmente porque él, teniendo diecisiete años, aún no había podido participar en ninguna práctica de equipos contra otro imperio. Esa clase de prácticas solo las hacen los caballeros experimentados.
—¿Acaso no es ilegal usar esa clase de proyectiles en prácticas?— intervino Caden escandalizado. Finalmente, el diamante era uno de los materiales más duros que se podían utilizar como arma.
—Claro que lo es, lo hicieron con la idea de intimidar a la princesa. Estaban molestos porque el emperador había hecho una excepción con ella y la había introducido a la práctica cuando no tenía la edad suficiente, ni la experiencia para estar junto a caballeros de renombre. Sin embargo...— Anakin hizo una breve pausa para darle dramatismo a la historia— Nadie esperaba ver lo que sucedió. La princesa quedó completamente envuelta en llamas y logró ella sola interceptar todos los proyectiles, fundiendo los diamantes hasta dejarlos derretidos en el piso, y finalmente lanzó las llamas hacia el equipo que los atacó, quemándoles únicamente las pestañas. A pesar de que el fuego estuvo muy cerca de ellos, nadie salió herido.
Caden estaba completamente aturdido, y se preguntó si realmente esa historia era toda cierta, porque si era verdad, entonces aquella chica era, sin lugar a dudas, una de las maestras de la luz más fuertes de las que había escuchado.
—¿Cuántos años dices que tiene ahora?— preguntó Caden con la mirada en el piso.
—Tiene tan solo quince años. ¿Suena aterrador no? El gran poder que demostró junto con su extraña apariencia, le adjudicaron ese sobrenombre a la princesa del Norte. No sé tú, pero yo me siento especialmente nervioso el día de hoy— Caden no dijo nada, únicamente se quedó con la mirada clavada en el piso, y Anakin comprendió que su amigo había quedado más conmocionado que él.
—Suena a que esta mañana será más interesante de lo que esperaba— terminó por decir Caden un par de segundos después, tratando de alejar la sensación abrumadora de saber que existe una persona tan poderosa como ella.
Pero no pudo dejar de pensar en lo que acababa de escuchar. Esa clase de poder, a una edad tan joven era simplemente impresionante, y ser capaz de asustar a alguien quemándole únicamente las pestañas, sin hacer ni una leve quemadura en la piel, le hizo saber a Caden que el control que ella tenía sobre su poder era demasiado fuerte y preciso.
Fue entonces cuando las puertas, abriéndose de par en par, llamaron la atención de toda la multitud. Al instante, todos los presentes se pusieron en formación y guardaron silencio. La princesa del Norte, al fin, había llegado.
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Comments
Bettzi Iseth Nieto Peralta
otra más, entiendo que en ese tiempo los casaban jóvenes. pero ya no estamos en esos tiempos, en aquella época los hombres eran unos pedófilos, no dejaban a las niñas crecer. no plasmes eso aquí
2024-04-11
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Carrasco Ayerim
Es una historia sorprendente y cada ves que leo la trama me atrapa, y dejo volar mi imaginación. ❤️👌
2023-07-29
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