Hace 2000 años, cuatro príncipes, hijos del emperador de un imperio en decadencia y sin esperanza, zarparon en busca de nuevas tierras.
Pasaron meses en el mar, que con el tiempo se convirtieron en un año. Los hermanos, temerosos de morir sin poder encontrar tierra firme, oraron a los dioses durante una noche de eclipse de luna llena. Fue entonces cuando el Dios de la luna los escuchó y los guió. Durante el trayecto, el dios decidió premiarlos por su inmensa fe.
Así fue como el Dios de la Luna los nombró maestros elementales y les dio habilidades sobre los cuatro elementos. Los príncipes, al escucharlo, se pusieron eufóricos y comenzaron a pelear entre ellos, tratando de decidir quién sería el primero. Sin embargo, fue el más joven quien dijo con calma:
—No se preocupen, yo puedo esperar, así que seré el último.
Tomando ventaja de las palabras del más joven, el hermano mayor se acercó al Dios diciendo:
—Ya que soy el hermano mayor, merezco ser el primero en recibir la bendición.
El resto de los príncipes aceptaron con resignación y finalmente se formaron por orden de nacimiento.
El primer príncipe fue bendecido con el poder sobre la tierra y dichoso, se fue sin siquiera despedirse de sus hermanos. Decidió ir a conquistar las tierras del Este, se convirtió en emperador y heredó su poder a sus hijos.
El segundo príncipe, fue bendecido con el poder sobre el aire. Él les lanzó una suave y amistosa despedida a sus hermanos, y se fue a las tierras del Oeste, donde también se convirtió en emperador. Su territorio era un poco más grande que el del imperio del Este, y de igual manera tuvo hijos que heredaron su poder.
El tercer príncipe, fue bendecido con el poder sobre las aguas. Le agradeció al Dios y, volteándose hacia su último hermano, lo abrazó con fuerza, le deseó la mayor de las suertes y se fue al frío territorio del sur, donde logró ser emperador de inmensas tierras y heredó su poder a sus descendientes.
Finalmente, el último príncipe, que había decidido ser paciente, se quedó a conversar con la luna.
Él, a comparación de los otros hermanos, mostró interés genuino en el dios y pensó que, al igual que él, tal vez el Dios se sentía solo.
Conversaron hasta que la noche estuvo por terminar y fue entonces cuando el Dios recordó su bendición.
Al ver al joven príncipe, su corazón rebosó de alegría al darse cuenta de que en él había encontrado un amigo, y decidió darle una bendición un poco distinta a la de sus hermanos. Lo nombró maestro de la luz, le dio el poder sobre ésta, sobre el fuego, junto con la habilidad para sanar a los enfermos y heridos. Convirtiéndolo así en el maestro elemental más fuerte.
Fue así como el joven príncipe, abrazó al Dios, le dio las gracias y le prometió levantar un gran altar en su nombre. Ambos se despidieron y el príncipe se fue hacia las tierras del norte, donde conquistó y levantó el imperio más grande y poderoso, y sus hijos heredaron su poder.
Así pasaron los años y los príncipes murieron. Con el paso del tiempo y las combinaciones de sangre cambiando, los poderes heredados por la luna disminuyeron y finalmente se dividieron en derivaciones del principal poder de la bendición.
Así, el poder que el Este tenía sobre la tierra se derivó en cuatro habilidades mágicas específicas: el poder sobre las flores, el poder sobre la siembra, el poder para moldear la tierra y el poder sobre los minerales. Al principio, el primer emperador tenía poder sobre todas esas derivaciones, pero finalmente estas son heredadas por el 50% de la población, de forma separada y cada nuevo maestro de la tierra domina alguna de las derivaciones.
El poder del aire, dado al imperio del Oeste, se derivó en el poder sobre las bestias y el poder sobre la brisa. Los maestros más fuertes han logrado la levitación y velocidad por medio del aire, así como crear grandes tornados y librar devastadoras tormentas. Sin embargo, este imperio no es especialmente fuerte en cuestiones mágicas.
El imperio del Sur, fue dotado no solo de un gran poder, sino también de increíble inteligencia. El poder sobre las aguas fue derivado en el poder sobre las bestias del mar, poder sobre la marea y navegación, creación del agua, creación de hielo y nieve, poder sobre el clima y el poder de la deshidratación.
El Imperio del Norte, al ser bendecido de forma especial por la Luna, tuvo una derivación diferente. Su poder, para aquellos que no estaban destinados a ser emperadores, se derivó en el poder del fuego, el de la sanación, el poder sobre la electricidad y la estática, el poder de la iluminación, el poder de la herrería, entre muchos otros poderes derivados específicos.
Los únicos que hacen la excepción son aquellos escogidos por la Luna para ser emperadores del Imperio del Norte. Ellos son escogidos antes de nacer y todos los futuros herederos al trono siempre nacen bajo un eclipse de luna llena. Son bendecidos con los poderes del emperador original, siendo así los magos más poderosos, capaces de controlar todas las derivaciones. A estos herederos se les llama Maestros de la Luz, y sólo nace uno cada vez que es necesario preparar a un nuevo emperador. Sin embargo, este es el secreto imperial más grande de nuestro mundo, que sólo los que llegan a ser emperadores conocen.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 77 Episodes
Comments
Aranza Aguilar
me aburre cuando cuenta de Miles de años atrás
2023-11-09
2
Vicky Aguirre
Me gusta la historia está chévere.
2023-10-24
1