La situación política del reino era bastante tensa y delicada, a pesar de que la monarquía era la forma de gobierno establecida, existían constantes tensiones entre los distintos clanes y facciones que buscaban ganar influencia y poder en la corte.
El regente imperial ejercía gran control sobre el emperador, debido a que fue el quién lo apoyo cuando haciendo al trono, aunque también había un primer ministro este no tenía casi poder, por la influencia del regente en la corte.
Además, las relaciones con otros reinos y estados eran complicadas y frágiles, y cualquier conflicto o malentendido podía desencadenar una guerra. En este contexto, las decisiones políticas eran cuidadosamente analizadas y calculadas, y cualquier error podía tener graves consecuencias para la estabilidad del reino.
En la corte del reino, la rivalidad entre los ministros era intensa y constante, cada uno de ellos buscaba obtener el favor del emperador para ascender en la jerarquía y obtener más poder. Para ello, se involucraban en juegos políticos, intrigas y conspiraciones para desacreditar a sus rivales y ganar el favor del emperador.
Estos juegos políticos podían incluir el uso de información confidencial, el soborno de funcionarios, la manipulación de la opinión pública y la formación de alianzas con otros ministros para aumentar su influencia en la corte.
En muchos casos, estas rivalidades podían llevar a la violencia y la traición, ya que algunos ministros estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para asegurar su posición en la corte.
Había una clara división entre dos grupos de ministros, cada uno identificado por el color de sus vestimentas: los ministros de verde y los ministros de azul. Los ministros de verde eran cercanos al regente imperial y apoyaban sus políticas y decisiones, mientras que los ministros de azul se oponían al regente y buscaban apoyar al príncipe en su lucha por el trono.
La rivalidad entre ambos grupos era intensa y en ocasiones llevaba a confrontaciones y acusaciones mutuas, la lucha por el poder era una constante en la corte, con ambos grupos tratando de obtener la mayor cantidad de seguidores y poder para asegurar su posición en el reino.
El emperador se encontraba sentado en su trono en la corte imperial, al frente de él, estaban alineados las dos facciones de ministros: los de vestimenta verde, quienes apoyaban al regente imperial, y los de vestimenta azul, quienes apoyaban al príncipe y se oponían al regente.
Un ministro de vestimenta verde tomó la palabra y dijo: — su alteza, la mejor opción para nuestro reino es luchar contra el reino vecino, debemos mostrar nuestra fuerza y no permitir que nos amenacen — Los otros ministros de verde asintieron en acuerdo.
Un ministro de vestimenta azul levantó la mano para hablar:
— Respetuosamente, creo que esa es una locura, su alteza, nuestro reino no puede soportar otra guerra, tenemos que buscar la manera de llegar a un acuerdo con el reino vecino y firmar la paz.
El regente imperial se levantó y dijo: — Su alteza, el ministro Wáng Feng tiene razón, la fuerza es la única opción que tenemos, no podemos permitir que el reino vecino nos amenace, debemos mostrarles que somos un reino fuerte y poderoso.
El ministro Zhang Wei se paró al frente y dijo: — Con todo el respeto, su alteza, pero el regente está equivocado, la guerra sólo traerá más dolor y sufrimiento a nuestro pueblo, debemos buscar la manera de llegar a una solución pacífica y dejar atrás nuestras diferencias.
El emperador escuchó atentamente las palabras de cada ministro y finalmente tomó su decisión. — Escuche las opiniones de todos los ministros, pero en última instancia, la decisión final es mía, escogeré la opción que creo que es mejor para nuestro reino y nuestro pueblo.
El emperador se levantó de su trono y observó a los ministros que estaban frente a él, divididos en dos grupos, cada uno defendiendo su postura con firmeza. Después de escucharlos detenidamente, el emperador reflexionó unos instantes antes de tomar su decisión.
— Creo que la guerra no es la respuesta" — dijo con voz firme. — Mi objetivo es proteger a mi pueblo, no llevarlos a la muerte, para esta tarea encomendare al gran secretario Zhao Ming, a negociar un tratado de paz con el reino vecino.
—Acepto la misión su alteza — dijo el ministro Zhao Ming
Los ministros de vestimenta verde protestaron ruidosamente, pero el emperador mantuvo su postura. — Esta es mi decisión final, los detalles de la misión serán discutidos más tarde, pero por ahora, esto es todo. — El emperador suspiró, sabiendo que había tomado la decisión correcta para su reino y su gente.
— Que la voluntad del Emperador sea cumplida, que Su Majestad esté sano y salvo— repitieron todos los ministros inclinándose mientras el emperador salía de la corte.
Los ministros de azul intercambiaron miradas de satisfacción mientras los de verde se marchaban de la corte murmurando y protestando.
Por la tarde en la mansión del regente Liang Xie, el regente estaba sentado en su gran silla de madera, con la mirada fija en el mapa del reino que había extendido sobre su escritorio, el ministro Wáng Feng estaba de pie frente a él, observando los planes estratégicos que el regente había trazado para asegurar su poder en la corte imperial.
De repente, uno de los hombres de confianza del regente irrumpió en la habitación con una expresión ansiosa en su rostro— Mi señor, —dijo mientras se inclinaba ante el regente, — no hemos podido encontrar el rastro del príncipe ni de los demás que escaparon del palacio.
El regente se levantó de un salto, su rostro se enrojeció de ira y, en un acceso de furia, arrojó la taza de té que sostenía en su mano, que se estrelló contra la pared, haciendo añicos la porcelana.
— ¡Maldición!, —gritó el regente. — ¿Cómo pudieron escapar así sin dejar rastro? — ¡Debemos encontrarlos a toda costa antes de que sea demasiado tarde!
El ministro Wáng Feng permaneció en silencio, observando la escena, sabía que el regente no era un hombre de paciencia y que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener su poder en la corte imperial.
Pero también sabía que el príncipe y sus seguidores eran una amenaza para los planes del regente y que, si no eran detenidos, podrían desestabilizar el equilibrio de poder en el reino.
—Deja eso en mis manos, mi señor, —dijo el ministro Wáng Feng finalmente. —Enviaré a mis hombres a buscar al príncipe y a sus seguidores y los traeré de vuelta aquí, para que el regente pueda tratarlos con la justicia que se merecen.
El regente asintió lentamente, su expresión volviendo a la calma habitual— Haz lo que tengas que hacer, — dijo finalmente. —Y asegúrate de que no vuelvan a escapar.
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Nota (significados)
Wáng Feng: Cumbre de la familia Wáng
Zhang Wei: Gran autoridad
Zhao Ming: Brillante como el amanecer
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Comments
Lucy
detesto a Lían xie
2023-05-28
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