Al sur del reino se encuentra ubicado un pequeño pueblo, rodeado de bastas llanuras y colinas verdes (pueblo Xinghua), sus casas están construidas de adobe y madera, sus calles son estrechas y polvorienta, sus habitantes pasan sus días cultivando la tierra y criando sus animales.
En Xinghua la sociedad es tradicional y conservadora y se rige por estrechas normas y costumbre, aunque su gente es muy amable, también es muy reservada y cerrada. La religión es importante en la vida diaria y regularmente acuden a un pequeño templo local para rendir homenaje a los dioses.
En este pequeño pueblo tan tradicional vive un joven campesino de alrededor de 20 años, con una estatura alta y una constitución delgada pero musculosa, fruto de años de trabajar en el campo. Su piel es morena y sus ojos son de un marrón oscuro, que parecen reflejar la serenidad y la sabiduría de un hombre que ha pasado por muchas dificultades en la vida.
Líu Zhan creció en una familia campesina modesta y trabajadora en el pueblo de Xinghua, desafortunadamente, perdió a sus padres cuando era joven debido a una plaga que azotó el pueblo, dejándolo huérfano y solo en el mundo. Desde entonces, Líu Zhan ha tenido que trabajar duro en el campo para sobrevivir y mantenerse a sí mismo, convirtiéndose en un campesino solitario que rara vez sale del pueblo y prefiere pasar su tiempo solo en la naturaleza.
Alejado un poco del pueblo se encuentra la pequeña cabaña de Líu Zhan, de madera rústica y humilde construcción, con ventanas rotas y techos de paja, una sola habitación, sin lujos ni ostentación, un fuego humeante en el rincón y una cama de paja con colchas gastadas, son suficiente para su corazón.
En las paredes cuelgan láminas desgastadas, testigos mudos de sus andanzas, de su soledad y sufrimiento, de su anhelo por un amor que no alcanza, es un oasis en medio de la nada un remanso de paz para su alma herida, un lugar donde olvidar su dolor y su llanto, donde soñar con una vida mejor, sin medida.
El sol radiante iluminaba el pequeño campo donde Líu Zhan trabajaba, con su sombrero de paja y su camisa remangada, araba la tierra con su buey, moviéndose en armonía con los sonidos de la naturaleza que lo rodeaban.
El viento soplaba suavemente, haciendo ondear las hojas de los árboles cercanos, el aroma de la tierra húmeda y fresca llenaba el aire mientras Líu Zhan seguía cavando.
De vez en cuando, se detenía para limpiar el sudor de su frente y observar el trabajo realizado con una sonrisa de satisfacción. Parecía en paz consigo mismo y con el mundo a su alrededor.
Líu Zhan se detiene por un momento para beber un poco de agua de un pequeño arroyo cercano, al levantar la vista, ve algo que captó su atención: un hombre se encontraba a unos metros de distancia, y parecía estar en muy mal estado.
Líu Zhan dejó su herramienta a un lado y se acercó al hombre, era joven y estaba cubierto de polvo, sudor y suciedad. Parecía a punto de desfallecer en cualquier momento. Líu Zhan se preocupó por él y le preguntó con gentileza:
— ¿Estás bien, joven?
El hombre levantó la cabeza y lo miró con los ojos vidriosos, era Wú Yújade, el príncipe desterrado que había visto antes en el pueblo (Hépíng Jiāng) cerca de la frontera del reino a donde había hecho un pequeño viaje a conseguir semillas. Líu Zhan se sorprendió al reconocerlo y apresuró a ayudarlo.
— ¿Quién eres? — preguntó Wú Yújade, intentando recuperar el aliento.
—Soy Líu Zhan, un simple campesino que vive aquí — respondió el joven — ¿Necesitas ayuda? —
Wú Yújade asintió débilmente, y Líu Zhan lo ayudó a ponerse en pie, le ofreció un poco de agua y lo ayudó a sentarse a la sombra de un árbol cercano.
— ¿Cuál es tu nombre?— Pregunto Líu Zhan
Wú Yújade con temor de que lo reconociera decidió ocultar su nombre y en cambio dijo: —mi… nombre es An Lin—
Aunque Líu Zhan sabía bien quien era, pues esta no era la primera vez que lo veía, decidió no decir nada y simplemente seguirle el juego.
Después, Líu Zhan regresó a su labor mientras Wú Yújade descansaba, pero no pudo evitar preocuparse por el extraño joven que acababa de llegar a su hogar.
Wú Yújade observa a Líu Zhan mientras trabaja con una expresión de admiración en su rostro, sus ojos se fijan en cada uno de los movimientos precisos que hace con sus manos y su cuerpo, puede sentir la energía y la pasión que él pone en su trabajo. Wú Yújade se da cuenta de que Líu Zhan es un hombre de gran fortaleza y determinación, algo que él mismo carece.
Líu Zhan y Wú Yújade entraron juntos en la pequeña cabaña después de un largo día de trabajo en el campo, mientras las llamas del fogón ardían calentando la pequeña cabaña Líu Zhan le ofreció un poco de té y panecillos a Wú Yújade.
— No es mucho, es lo que tengo por hoy — dijo Líu Zhan un poco avergonzado
Wú Yújade: (agradecido) —Muchas gracias. No sé cómo agradecerte lo suficiente—
Líu Zhan enciende una vela y la coloca en la mesa de madera. Se sienta en un pequeño taburete mientras Wú Yújade se apoya en la pared cercana. Los dos hombres se miran en silencio mientras cenaban. Líu Zhan ve a los ojos a Wú Yújade mientras sonríe recuerda la primera vez que lo conoció hace muchos años que aunque Wú Yújade no lo recuerde él jamás podría olvidar aquellos hermosos ojos.
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Nota (significados)
Líu Zhan: Líu el virtuoso (es un nombre compuesto, no tiene un significa en sí)
Xinghua: Belleza radiante y brillante
Hépíng Jiāng: Río de la paz
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