5.- Revelación de sexos.

VICENZO.

Desde que escuche entrar a la persona citada, pude sentir la misma sensación de hace algunos meses levante mi vista y al ver su rostro sabía que era la misma chica con la que tropecé en aquel hospital en Estados Unidos y que no pude sacar de mi mente desde ese pequeño incidente, no sé si sea coincidencia o el propio destino que cruzo de nuevo nuestros caminos la verdad no lo sé, pero tendré la gran oportunidad de conocerla, ya que en aquella ocasión no me dio oportunidad de pedirle disculpas, ni saber su nombre.

Al saber de su embarazo gemelar me sorprendió, pero aún más que ella seria madre soltera, nunca e querido indagar sobre su pasado, pero creo que fue algo muy fuerte, porque el primer mes regreso a consulta antes de su cita, tenía mucha ansiedad y un cuadro de depresión, verla llorar, yo solo diría que sin motivo, pero su corazón tendría más de mil motivos para que ella se sintiera así, la ayude a salir de esa horrible crisis y gracias a Dios ya no a vuelto a pasar.

Ella me gusta mucho, por su manera tan sencilla de ser, por qué es una mujer muy valiosa, fuerte y demasiado hermosa, cada segundo que paso con ella me faltan horas para seguir disfrutando de su compañía, sé que soy el doctor que cuida de ella y esos retoños, pero el amor es así de inesperado, que cada vez que los veo a esos bebés en pantalla o al besar su panza, hablarles o simplemente posar mi mano en ella, se mueven como si me reconocieran, me llena de alegría que pueda ser parte de la vida de mis retoños, porque eso son aunque aún no nacen se han ganado todo mi amor, y espero con anhelo su llegada, pero no sé si tendré cavidad en el corazón de Isa, está dañado, lo sé, pero estaré siempre para ella en todo momento sosteniendo su mano para ayudarla cuando sea necesario…

Después de nuestra cena la llevé a su departamento nos despedimos, en el camino a mi casa le hablé a Darío para quedar en vernos para la organización porque tengo pensado hacerle una cena para revelar el sexo de mis retoños, sé que les dije que no se habían dejado ver, pero yo pude saber que serían, así que con la ayuda de él tendremos todo listo para darle la mejor sorpresa de su vida.

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ISABELLA.

En todo el camino hasta mi casa vi a Vicenzo más que extraño y muy misterioso, no sé que trama al llegar nos despedimos entre al ascensor cuando se abrieron las puertas lo primero que vi fue a ¿Mía?, pero que rayos hace ella aquí, camine y ella en cuestión de segundos la tenía abrazándome y llorando como una magdalena.

La separé de mí, viéndola fijamente y ella solo bajo su mirada, no soporte más, necesitaba sacar esto que tenía guardado hace meses, desde la llamada aquella.

- ¿que haces aquí?- me quería volver a abrazar y solo me aleje.

- necesitaba verte, amiga discúlpame- niego caminando a la cocina.

- sabes que yo no tengo nada porque disculparte, es tu vida eres adulta y tú sabes, solo no quiero volverte a ver porque yo me siento traicionada, sabes el infierno que viví con ese maldito, mejor hubieras dejado las cosas como estaban y olvidarte de mí- la vi arrodillarse, llorando abrazada de mis piernas.

- sé que te falle, fue un momento de debilidad, Isa por favor perdóname- la ayudo a levantarse, camino al ascensor abriendo las puertas.

- te vuelvo a repetir, es tu vida y no necesito ni una sola explicación de lo que haya pasado entre ustedes, pero por favor ya no me vuelvas a molestar, quiero mi pasado lejos de nosotros y tú eres uno de ellos, lo siento Mía, por favor- solo asintió subiendo al ascensor cerrándose en segundos.

Camine hasta la habitación de papá, tocando insistentemente hasta que abrió con su cara de preocupación.

- ¿que sucede hija?- solo lo vi sería.

- necesito hablar contigo, ¿puedo pasar?- él asintió abriendo la puerta entre hasta sentarme en un pequeño sofá.- papá, ¿tú le dijiste a Mía donde vivía?.

- si, ella me llamo diciéndome que estaba preocupada por ti, porque no podía contactarse contigo- asentí.

- no quiero que vuelva aquí, me a traicionado, ¿no te dijo el motivo del porque no contestaba sus llamadas?- el niega de inmediato- sabes, el motivo fue que tuvo algo que ver con Zeus- me ve sorprendido, se sienta junto a mí, tomando mis manos.

- hija, ¿aún quieres a mi hijo?- niego inmediatamente.

- no papá, ese sentimiento lo enterré hace meses, solo que me siento así porque se supone que era mi amiga y sabía todo lo que viví con él, es solo eso- asintió besando mis manos.- ¿crees que le diga algo a él?.

- no te preocupes ya me asegure que no hable- asentí levantándome del sofá abrazándonos.

- hasta mañana papá, descansa- toco mi vientre y salí de la habitación.

Los días pasaron con total calma, pero un sábado por la mañana me llegó un paquete, al dejarlo Alex en la sala de inmediato lo abrí, estaba por ver su contenido cuando un mensaje me llego y era de Vicenzo.

📩 hola preciosa, buenos días, espero te guste el vestido, por la tarde pasaré por ti, quiero mostrarte algo, besos.

Sonreí respondiendo su mensaje, saqué el vestido y era bellísimo lo llevé a la habitación y mientras hacía algunas cosas en la casa la tarde se pasó volando arreglándome, me cambié y al verme me veía muy hermosa, baje las escaleras y aún no llegaba papá.

Iba a marcarle cuando me llegaron dos mensajes, uno de papá diciéndome que iba a demorar y el otro de Vicenzo que estaba abajo esperándome, subí al ascensor, no sé por qué tenía nervios pero los tenía, salí siendo recibida con un hermoso ramo, me abrazo besando mi mejilla y como cada vez que nos vemos beso mi vientre.

Subí a su auto y nos fuimos a un restaurante colonial, al entrar vi a Darío y a papá esperándome. Los abracé aún sin salir de mi asombro, pero sin entender el por qué estaban ellos aquí, nos sentamos.

La cena estaba deliciosa y más con la mejor compañía de estos maravillosos hombres, al terminar se levantó Vicenzo y solo minutos después venía con un pastel, lo dejo sobre la mesa y me tomo de la mano.

- sé que te dije que nuestros retoños no se habían dejado ver, pero aquí tendrás la respuesta a lo que hace meses quieres saber- lo vi desconcertada, hasta que entendí, lo abrace dándole un beso, me entrego el cuchillo para partirlo.

- gracias eres un amor, ¿lo sabías?- asintió dejando un beso en mi cabeza.

- siempre me lo dices preciosa, anda descubramos juntos que serán- asentí más que entusiasmada.

Agarre su mano para ponerla sobre la mía que aún sostenía el cuchillo y le hicimos los cortes sacando las rebanadas y al ver solo grité más que feliz, hasta abrazarnos.

- lo sabía, lo sabía- siento que acaricia mi cabello.

- y muy pronto estarán con nosotros- solo asentí, me separé de él, abrazando a Darío y a papá.

Quienes estaban más que contentos, nos comimos el pastel con una felicidad inmensa, al terminar Darío llevó a papá y yo me fui con Vicenzo, todo el camino estábamos hablando de mis hijos.

Al bajar con ayuda de él lo volví a abrazar derramando lágrimas mojando un poco su camisa, me separó de el limpiando mis mejillas.

- preciosa ¿que tienes?, ¿te sientes bien?- asentí sonriéndole.

- mejor que nunca, gracias por tan hermosa sorpresa, gracias por ser parte de mi vida y pronto de la de mis bebés, gracias por darme ánimos todos los días Vicenzo, de verdad gracias- me vuelve a abrazar besando muchas veces mi cabeza.

- sabes que por ustedes haría muchas cosas preciosa y lo sabes- asentí quedándonos un largo tiempo así.

Nos despedimos, subí a mi departamento y me fui directo a acostarme, hoy fue un día tan maravilloso y todo gracias a Vicenzo que me dio la mejor sorpresa del mundo.

VICENZO BIANCO.

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