"Capitulo 1"

Dicen que el amor no llama a su puerta, pero no hay reglas para ese sentimiento que nos puede llevar por caminos que jamás pensábamos pasar, en el amor, la única certeza que podemos obtener, es que cuando lo sentimos, ni siquiera nuestra razón lo vence, es como un huracán que viene sin avisar, devastando todo lo que nos rodea.

Dos vidas opuestas, que pueden con ayuda del mayor sentimiento aún existente, ser la mejor opción para el otro, en el amor no hay aciertos, hay interés, pasión y deseo, lo que nos lleva a creer que para amar no necesita mucho, pero no sobrevive con poco. Era domingo por la noche en Chicago, Thomas estaba mirando por la ventana de su habitación.

La lluvia era intensa afuera y él estaba opinando en cuánto sufrió por años, era su trigésimo aniversario, y como siempre celebraba solo, sin amigos, sin familia, No había una mujer que lo hiciera entregar su corazón, cuando él tenía siete años.

Su madre, que estaba en adicción a las drogas, lo dejó en la puerta de un orfanato, solo con un certificado de nacimiento en las manos. Thomas miraba a su madre aquel día hace años, que estaba a cada paso más lejos de él, el pequeño niño no corrió, ni gritó pidiendo que su madre no lo abandonara.

Él apenas dejó sus lágrimas recorrer por su rostro, años pasaban y él continuaba en el orfanato, A los quince años, huyó, cansado de ser rechazado, terminó durmiendo en una plaza donde había varios food Trucks. Un hombre bondadoso que vendía hot dog, lo vio durmiendo cerca de su lugar de trabajo y decidió llevar a Thomas a su casa, donde pasó tres años.

Sintiendo lo que era el amor de un padre, pero en su cumpleaños de dieciocho, el bondadoso padre de él vino a fallecer, después de ese día.

Thomas comenzó a trabajar en una empresa de tecnología, donde consiguió una beca en administración.

Después de completar su carrera en un año se convirtió en un rico y poderoso Director Ejecutivo, que tenía todo a su alcance, pero al final del día, que estaba solo y solo, tenía una hermosa mansión, coches, motos, pero ni las cosas podían llenar el vacío que llevaba en el pecho.

El timbre de Thomas suena, entonces él vuelve a sí, escuchando el ruido que sonaba, por ser domingo, no había ningún empleado en la mansión, él siempre dispensaba todos los fines de semana, para que cada uno pudiese pasar al lado de su familia.

A pesar de que él no tenía a nadie, era un patrón que velaba por el bienestar de la familia de sus colaboradores. Thomas baja las escaleras y abre la puerta, era una mujer que estaba toda empapada, a causa de la lluvia, él la mira y pregunta:

— ¿Quién es usted?

—Me llamo Rosana, mi tía Adelma trabaja aquí, ¿será que puedo verla?

— ella habló mientras apretaba sus brazos con frío. Thomas, que a pesar de ser americano, consigue entender lo que la Rosana, había dicho, fue entonces que él vio en el día de su cumpleaños, una mujer brasileña en su puerta y dijo:

— Hoy no está de servicio. — Habló de cerrar la puerta. Rosana, que no sabía a dónde ir, pone su pie en la puerta y antes de que Thomas cerrara, ella pone todo su cuerpo y entra en la mansión.

—Señor, yo no consigo entrar en contacto con ella, ¿será que puedo quedarme aquí esta noche? - ella preguntó lo mirando con mucha preocupación.

Thomas la mira, un poco confundido y también con miedo y luego pregunta:

— ¿Estás pidiendo dormir en mi casa sin saber siquiera quién soy?

—Su nombre es Thomas Blanco, jefe de mi tía Adelfa, un hombre frío, sin corazón que le gusta pasar los fines de semana, solo— habló mirándolo fijamente.

Thomas mira a Rosana enojado y luego dice:

Sal de aquí. —Thomas, está lloviendo afuera, tienes toda esta mansión para ti, ¿no puedo quedarme en tu oficina hasta que pase la lluvia? Preguntó ella.

— ¡Thomas toma un paraguas y se lo da a Rosana y la lleva a la puerta, ella lo mira y le dice:!

—Felicidades! - Hola?— preguntó confundido, pensando que ella sabía de su cumpleaños. - Realmente hay pocas personas de buen corazón, en este mundo, tú no eres una de esas.- ella habló furiosa.

Rosana sale y lanza el paraguas sobre él y sale caminando bajo la lluvia y llorando, ella había llegado de Brasil y su celular había sido robado, cuando ella llamaba a su tía, así que salió del aeropuerto.

El único lugar donde ella tenía la dirección era la mansión de Thomas y allí en la lluvia, ella llora, creyendo en todo lo que ha pasado en los últimos meses, después de la muerte de su esposo, que le traicionó y la dejó repleta de deudas, todo que ella había conquistado en Brasil con su sudor y trabajo.

Fue perdido en un abrir y cerrar de ojos, su casa, su coche y su tienda, no tenía nada más que la hiciera continuar en su país, entonces ella fue para Chicago, Estados Unidos, en busca de un nuevo recomienzo, pero su primer día en Chicago fue el peor posible.

Un coche que pasaba, por el lado de ella, la moja aún más y enseguida el Thomas que sale detrás de ella, se acerca a ella y parando su coche, él dice:

— Sube al auto.

—¿Por qué motivo debo obedecerle ahora?- ella preguntó, secando su rostro que estaba mojado con la lluvia y sus lágrimas.

—Sólo súbete al auto.—Habló. Ella lo miró y enojada dijo:

— ¿Y si no entro? Thomas sale del coche, agarra a Rosana en sus brazos y ella le golpea en la espalda, pidiéndole que la suelte, pero él la coloca en el asiento del pasajero y entra rápidamente en el coche, conduciendo.

—Estás loco! — dijo.

—Eres muy tonta, para una mujer de treinta años, actúas como si fueras una joven inocente.— él habló, mientras fijaba su mirada en la pista.

— ¿Por qué soy tonta? —preguntó ella , secando sus cabellos con una toalla que Thomas había dejado en el asiento del auto.

—Cómo puede ser robada, además, no sabe ni dónde vive su tía y se queda deambulando por la calle bajo la lluvia.—Él habló .

Rosana pensó en responderlo, pero decidió silenciarlo en el camino, él a veces la miraba para que ella lo notara, Rosana acabó durmiendo en su coche, después de cuarenta y cinco minutos conduciendo, él llega a la casa de su empleada Adelma.

Rosana despierta y dice:

—Esta es la casa de tu tía. Rosana sale del auto y golpea la puerta de su tía. Adelma escucha a alguien golpeando la puerta y luego va a abrir.

—Mi sobrina, estaba preocupada por ti, te llamé varias veces Rosana, ¿dónde estabas? —Ella fue a parar a mi casa señora Adelma.- Thomas habló detrás de Rosana, con su voz espesa.

—Señor Thomas, muchas gracias por la gentileza en traer a mi sobrina a mi casa, ¿el señor ya cenó?— Adelma preguntó queriendo ser gentil.

— Tía, ¿puedo entrar? —Me preguntó si quería quitarte la ropa mojada.

—Claro! ponte cómodo, luego entraré. —Adelma habló.

—Gracias señor Thomas, por el aventón.— Rosana habló y luego entró.

Continúa...

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