Capítulo 4

April se encontraba en clase, un poco confundida pues era increíble que en todo el fin de semana no haya podido sacar de su cabeza al amigo de Greg.

-Señorita Vans, la estamos esperando.

Hablo la maestra mientras la reprendia.

-Disculpe señorita Lucía.

-Le preguntaba si se familiarizo con la obra que les indique de lectura, por lo visto no hizo su trabajo.

Le regaño.

-Si, si señorita ya le enseñó lo que saque de la lectura.

-No es necesario ya la clase culminó, así que a la próxima espero contar con su importante y valiosa atención.

Le hablo de manera sarcástica por lo cual todos sus compañeros se burlaron, lo que causó que la chica se sonrojara.

-¿Que te sucede? April, hoy estás muy distraída.

-No es nada Emma, solo estaba un poco cansada.

-Pero si hoy apenas es lunes, no entiendo como puedes estar cansada, ¿Acaso será por el chico del que me hablaste?

Hablo su amiga de manera interrogante.

Ambas eran mejores amigas, desde bebés se criaron juntas, pues Emma era la hija menor de Ángelo y Emma, grandes amigos de sus padres.

-No te lo voy a negar Emma, no he podido sacar a ese chico de mi cabeza.

-Ten cuidado April, recuerda que él es mucho mayor que tú.

-No te preocupes, eso es un imposible, él es amigo de Greg y dudo que se interese en una menor como yo. Mejor acompañame al centro comercial, quiero comprar el regalo para mi abuela Mónica, en dos días será su cumpleaños y con todo el trabajo que tenemos en la semana dudo que tenga otra oportunidad de ir a comprarle algo después.

El chófer llevo a las dos jovensitas al centro comercial, después de caminar por casi una hora April encontró un bello prendedor de oro en una joyería, para su abuela.

-Muero de hambre, comamos algo antes de irnos por favor.

Le decía Emma mientras juntaba sus manos en señal de súplica.

-Me parece bien.

Ambas ingresaron a un restaurante de comida italiana, mientras miraban el menú transcurrió algunos minutos.

Adám había ido a ese mismo centro comercial para comprar algunos trajes, pues en su nuevo trabajo era evidente que el vestuario debía ser formal a comparación de su trabajo anterior, de donde hacía unas pocas horas había renunciado.

Después de comprar tres trajes y un par de zapatos, se dispuso a almorzar algo en un restaurante italiano al cual en ocasiones anteriores había entrado, siempre solo, claro está.

Al observar el lugar, pudo notar a la hermosa chica en compañía de otra joven, por cual decidió acercarse a ellas.

-Hola April, ¿Como estas?

Saludo con una gran sonrisa.

April dejo la carta en la mesa y le dio una mirada sorprendida.

-O-hola Adám, bien muy bien y ¿tú como estas?

Pregunto nerviosa.

-Muy bien a decir verdad ¿Las puedo acompañar?

Preguntaba señalando la silla frente a ella.

Emma observaba al apuesto hombre, pero no pudo evitar sentir desconfianza.

-Disculpa Tú eres el amigo de Greg, ¿Estoy en lo correcto?

-Así es, mucho gusto Adám, te vi en la fiesta el viernes.

-Si, soy Emma, la mejor amiga de April somos algo así como primas, ¿Cierto April?

La chica reaccionó y asintió.

-Si, ella es Emma.

-Mucho gusto nuevamente, Emma, ¿Puedo acompañarlas?

-De hecho estábamos solas por que...

La chica quería deshacerse de Adam pues no le daba buena espina, pero April interrumpió.

-Claro, claro aún no ordenamos.

-Gracias April.

Le habló de manera firme mientras no quitaba la mirada, por lo cual la chica sintió más nervios.

-Bien, cuéntemen que hacen un par de hermosas señoritas solas en el centro comercial.

-De hecho, no estamos solas, estamos con nuestros guardaespaldas.

Respondió Emma, mintiendo de manera segura.

-Bien.

Sonrió Adám mientras seguía mirando de manera intensa a April.

-¡Emma!

-¿Que?

Preguntó con cara de inocencia.

-No seas odiosa.

Le decía por lo bajo tratando de que Adám no las escuchara.

-Tranquila April, no te preocupes, es entendíble si tu amiga casi prima siente desconfianza, pues no me conoce aún.

Respondió el joven quien cruzaba miradas con ambas chicas.

-Ves, no tiene nada de malo.

Hablo Emma regañando a su amiga.

-¿Que desean ordenar?

-Aún no sabemos.

Respondió April.

-Entiendo, si me lo permiten les puedo recomendar el Trapizzini, el que preparan en este lugar es delicioso, es una especie de pizza con...

No terminó cuando Emma lo interrumpió de manera rápida.

-Si, si a mi me encanta, aunque mi padre dice que es cómida italiana callejera, pero a mi en lo personal me fascina.

Adám bajo su rostro un poco triste.

-Es mi plato favorito, mi madre solía prepararlo para mi, cuando vivía con ella.

-Oh, lo lamento no quise ser ofensiva al decir que era un plato callejero.

Se disculpo de manera sincera Emma.

-No te preocupes, no lo tome a mal, en realidad tu padre tiene razón es un plato callejero, pero eso no quita que es delicioso, es como si fuese una hamburguesa para ustedes, algo callejero pero muy rico.

April sonrió.

-Así es, pero a mi me gusta mucho.

Rompió el silencio.

Los tres pidieron el mismo plato y media hora después lo comían a gusto, Emma ya había entrado en confianza y entre ella y Adám llevaban el ritmo de la conversación, April por su parte los observaba lo cual no pasó desapercibido para el joven.

-April, estas muy callada ¿Sucede algo?

Preguntó preocupado.

-No, no sucede nada, sólo no tengo que aportar a la conversacion.

Respondió con timidez.

-Entiendo, en ese caso cambiemos de tema.

Trato de animarla, lo cual no pasó desapercibido para Emma quién noto el interés que Adám demostraba por su amiga.

Después de comer a gusto Emma se despidió.

-Bueno, es hora de irme.

-No Emma, vamos las dos te dejo en tu casa.

-No April, no voy para mi casa quede de encontrarme con mis hermanos, mejor dile a tu chófer que me lleve por favor.

Hablaba juntando sus manos en señal de súplica.

-Adám ¿Serias tan amable de acompañar a April?

-Por mi, encantado.

April estaba confundida por la reacción de su amiga, quien sólo le guiño un ojo y salió del lugar.

-Bueno, ahora solo somos los dos.

-No, no te preocupes Adám, puedo tomar un taxi para ir a casa.

-De ninguna manera bonita, yo te llevaré. ¿Quieres que tomemos un helado primero?

-No, disculpa me da pena contigo.

-No, no, no tienes por qué sentir vergüenza, vamos, anda te invito un helado y de allí te llevo a tu casa.

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