Capítulo 2 La novia.

El hombre de mirada nostálgica al ver el bulto ensangrentado en el camino sintió una ráfaga de aire cálido atravesar su negro corazón y sin pensar lo sucio que aquello se veía camino hasta agacharse a su altura.

Al estar más de cerca pudo presenciar que era una mujer y otra vez sintió la misma calidez, el hombre no entendía de donde vino el impulso pero sin pensar que era un maníaco de la limpieza, tomo en sus tonificados brazos a la mujer.

El chófer que estaba que se orinaba del miedo, no lo podía creer, conoce a ese hombre desde niño y siempre sufría del trastorno compulsivo por la limpieza y allí estaba, con una novia fugitiva sucia llevando al coche donde solo el entraba. Y hasta se le olvidó lo que presenció minutos atrás.

-Miguel a caso la vejez te volvió retrasado ¿O que? Apúrate a conducir al hospital.

Miguel no era tan viejo , entro a trabajar con la familia Win a la edad de diecisiete años como chófer cuando él solo tenía ocho años, en total solo le llevaba nueve años.

El chófer del susto por el regalo del señor Win corrió al auto y lo puso a toda velocidad con destino al hospital más cercano.

Por el retrovisor Miguel, quedó boca abierta al ver por primera vez al CEO posar sobre sus piernas a una mujer.

-puedes dejar de estar distraído y vez más rápido, no sé cómo fuiste tan estúpido para atropellarla.

Fue entonces cuando recordó que esa mujer salió no era de este mundo.

-señor créame que salió de una luz…..

-excusa para no asumir tu imprudencia.

Lo interrumpió de golpe el hombre.

Miguel quería llorar, estaba siendo insultado sin razón. Pero por ahora era mejor no decir nada más o quedaría como un lunático.

El auto se detuvo en el hospital del oriente que era el más cercano a esa zona, más sin embargo Miguel le dijo a su jefe que el sacaría a la desaliñada novia del coche hacia la zona de urgencias.

-señor Win, es mejor que yo la lleve, alguien lo puede reconocer.

-y crees que me importa un carajos que alguien me reconozca.

-lo se señor, pero creo que no es bueno que la señora sepa que trajo a otra mujer que no es la señorita sol al hospital.

El hombre medito en las palabras de su chófer y por fin despertó de la ilusión que lo embargo y se miro a sí mismo y estaba hecho un completo desastre, pero lo más extraño es que no sintió repugnancia y si ganas de no separarse de ella.

El hombre reflexionando sobre su extraño comportamiento dedujo que era por el hecho de sentirse responsable, era su coche y era su chófer.

-“si eso debe ser”

Medito el hombre, quien estuvo de acuerdo en que Miguel se hiciera cargo de ella y él se iba a su departamento en el centro de la ciudad.

Miguel saco a la novia del auto y la llevo a urgencias donde le hicieron acostar la en la camilla para llevarla a la zona de rayos x para evaluar que tanto era el daño recibido por el choque.

Como era de esperarse el hospital notificó del accidente y la policía asistió para interrogar al implicado, pero al ver que se trataba del chófer del hombre más déspota y dominante de la ciudad S trataron el asunto bajo cuerda, lo que menos querían era ofender al diablo y quedarse sin trabajo.

Miguel estaba en la sala de espera cuan después de un tiempo fue requerido.

-familiares de la Joven accidentada.

-soy yo doctor.

-la joven recibió un fuerte golpe en la cabeza y se le formó un coágulo de sangre en el hemisferio izquierdo del cerebro, por el momento no será intervenida quirúrgicamente. Trataremos el coágulo con medicamentos primero.

-entiendo doctor.

-la joven también tiene el brazo izquierdo fracturado, deberá usar yeso al menos por un mes, lo demás sólo son moretones.

-doctor una pregunta.

-adelante.

-quisiera verla para preguntarle sobre su familia, como puede ver parece que se escapó de su boda y no portaba ningún documento que la identifique.

-por ahora está dormida, pero puede entrar a verla un momento y recoger el vestido tal vez en el encuentre algo que le ayude a dar con algún familiar.

El chófer siguió las palabras del Galeno y entro a la habitación compartida de la joven, al acercarse a la camilla no reconoció a la mujer y con la vista busco en las otras tres camillas que allí habían.

-¿Busca a alguien señor?

Pregunto la enfermera.

-busco a la novia, digo a la joven que sufrió el accidente.

-la tiene justo en frente suyo señor.

-¿En verdad es ella?

-y si no.

La enfermera le respondió con fastidio.

-tome está son sus pertenencias.

La mujer le entrego una bolsa y si no es por el hecho de ser una mujer honesta, se quedaría con la gargantilla a leguas se veía que con una sola piedra del objeto viviría un par de años sin trabajar.

Miguel recibió la bolsa, sin quitar la mirada de aquella extraña mujer.

-¡Ha! Algo más, la señorita por mucho que la estimulamos no nos permitió quitarle el anillo que lleva puesto, parece que es muy importante para ella, porque ni sedada aflojó la mano. Pobre mujer tan hermosa y tener que ser atropellada el día de su boda por un imbécil.

Arremetió la mujer.

Pero Miguel de lo embobado que estaba por la belleza de la mujer no escucho nada de lo que le dijo la enfermera, solo lo saco de su ensimismamiento el timbre del teléfono.

-¿Cómo sigue esa mujer?

Fueron las cortantes palabras que escucho del otro lado.

-al menos no morirá señor Win.

Del otro lado hubo silencio,

Andrews no entendía el motivo de sentir tristeza ante la palabra muerte, sería por el hecho de perder a su madre cuando era a penas un bebé y no pudo sentir el calor de una verdadera madre, si no la imposición de una mujer que solo veía en él un negocio comercial.

-busca a su familia y me recoges bien temprano.

La llamada sin más palabras se cortó, dejando en el desconcierto a un Miguel, su jefe parecía bipolar. primero se preocupó por una mujer que salió del espacio y ahora suena como siempre; altivo y frío.

Más aún Miguel investigo si la joven que yacía en esa camilla de hospital tendría a alguien que la estaba buscando. O al menos quiso engañar a su mente con esa idea, tal vez vio una ilusión como dijo su jefe.

Miguel se dio a la tarea de averiguar algo de la novia como el la llamaba, pero por más que busco y busco no había nada.

Y como ya era de madrugada decidió contratar una enfermera que estuviera al pendiente de la joven, mientras el descansaba un poco antes de recoger a Andrews a tiempo.

Cuando Andrews se fue del hospital, iba pensando en el camino en esa mujer y lo que provocó en el, pero como todo hombre frío, tiro eses sentimiento por el desaguadero y la saco de su mente.

Andrews llegó al departamento que se situaba en el decimo piso de un lujoso edificio en el centro de la ciudad, por dentro estaba decorado en tonos blancos y grises y un poco de negro, parecía el digno hogar de un hombre solitario y sin sentimientos.

Andrews se quitó toda la ropa quedando completamente desnudo, dejando ver su atlético cuerpo, hombros anchos, pectorales firmes, brazos musculosos, parecía que levantaba pesas con regularidad. El abdomen plano y sin un pisca de grasa, piernas largas y tonificados, el trasero era toda una envidia de cualquier mujer escasa de este.

El guapo joven de veintiocho años arrojó la ropa a la cesta de la basura y se adentro al baño a hacer su ritual de limpieza, al estar completamente limpio, salió del baño en vuelto en una toalla y se dirigió al pequeño bar que tenía en el estudio.

Allí se tomo un par de copas de coñac y reviso unos papeles, cuando hubo terminado se sirvió una última copa y se posó frente a la ventana francesa viendo el cielo nocturno, hacer eso le daba un poco de paz a su atormentada existencia, quizás y solo esa noche el sueño que viene teniendo desde hace años no lo visite.

Andrews llegó a la habitación y se arrojó sobre la espaciosa cama y cerró sus verdes ojos, pero como siempre cuando se entregó al mundo de los sueños justo su pesadilla volvió y lo atormenta.

El joven se despertó sudoroso y hasta asustado, esta vez parecía más real que las anteriores ocasiones, miro el reloj de mesa y apenas durmió una tres horas, pero con un deseo incontrolable, saber de aquella mujer por la que no sintió asco.

Por ello llamo a su fiel chófer y al saber que la mujer estaba fuera de peligro lo tranquilizó, pero sintió angustia ante la palabra muerte.

Andrews se recostó en el sofá y por extraño que le pareció volvió a dormirse, a la mañana siguiente cuando despertó, le atribuyó el hecho al cansancio y estrés del trabajo de los últimos días.

Miguel llegó puntual a recoger a su amargado jefe para llevarlo a la empresa, solo espera que esta vez no esté de tan mal humor.

Bien temprano en la mañana una mujer bastante entrada en años, pero bastante conservada, trotaba por el camino de los cedros, cuando a ciertos pasos se detuvo por lo que vio.

En frente de ella, en el camino, las huellas de un auto estaban, parecía que había frenado de pronto. La mujer curiosa camino y se agacho y corroboro su teoría.

-malditos curiosos cobardes, seguro querían husmear y algún animal los asustó. Ja lo dicho no me pude equivocar en vivir en este paradisíaco lugar.

La mujer lo llamaba paradisíaco, pero lo demás no pensaban lo mismo, es más creían que todos esos terrenos estaban embrujados.

Cuando la mujer se iba a poner de pie, vio las manchas de sangre y un pedazo de tela blanca rasgada.

-diablos, pero quién pudo haberse accidentado.

La mujer llamo a su hombre de confianza y lo mando a investigar, lo que menos quería era estar metida en un lío.

Sin ánimos de seguir trotando la mujer regreso a la mansión que era más como un pequeño castillo.

A media mañana Miguel que estaba de mensajero del CEO del conglomerado Windows recibió la llamada del hospital del oriente.

-señor Miguel, la paciente se despertó hace unas horas pero tenemos una dificultad, como no tenemos otro contacto más que el suyo, requerimos su presencia.

Miguel suspiro ya se había olvidado del fantasma de la novia y como si eso no fuese suficiente, recibió una llamada de la comisaría.

-señor Miguel, estuvimos investigando la procedencia de la mujer que atropello y no hemos dado con nada. Es mejor que pase por la comisaría.

Miguel volvió a dar otro suspiro. Pero aún así se organizó y primero fue a la comisaría.

-bienvenido señor Miguel, tome asiento por favor.

Lo recibió el comandante en jefe.

-como le dije por teléfono, no hay ningún registro de esa mujer al menos en la ciudad.

-me está tomando el pelo ¿Verdad?

-no me atrevería.

A Miguel se le pusieron los pelos de punta nuevamente, recordando de donde vino la mujer.

-siga investigando, que debe haber algo.

Ordeno el chófer.

-si señor Miguel, si tenemos cualquier indicio le estaré informando.