Capítulo 4 protección.

Nahla intento pronunciar palabras pero nada salía de su boca y unas lágrimas salieron de sus redondos ojos azules.

Corina al verla llorar por no poder hablar, termino por acercársele y con un fino pañuelo de seda le seco las lágrimas, pero estás al aire se convirtieron en lágrimas de cristal.

Corina cuando doblo el pañuelo sintió la anomalía y checo de que se trataba y allí vio varias lágrimas transformadas en cristal.

-¡Oh por todos los cielos! Niña, tus lágrimas son de cristal.

Nahla vio lo que Corina le mostró y también se sorprendió eso en su mundo no le pasaba. Corina vio el asombro de la chica y le pregunto:

-cuando lloras ¿Es normal que pase tal cosa?

El hada negó.

-carajos, cariño no debes llorar más, al menos no en la presencia de otras personas.

Corina empezó a buscar rastros de más lágrimas de cristal y encontró varias debajo de la camilla y otras envueltas en las mantas y las recogió todas, por suerte esas enfermeras eran estúpidas.

-si alguien se entera de esto tu vida estará en peligro, en este mundo hay mucha gente egoísta que querrá hacerte daño.

Esas fueron casi las mismas palabras de advertencia que le dio la flor y entonces supo que esa mujer era fiar.

Y contuvo sus bellos e inocentes ojos de llorar.

Corina vio que la extraña joven le obedeció y las ganas de protegerla aumentaron en su corazón y eso que iba solo para husmear.

-en tu mundo debías tener tu propio nombre ¿Cierto?

Nahla asintió.

-pero al no hablar, no me lo puedes decir. Pero no te preocupes ya te di uno en resección, te llamé Iris y ¿Sabes por qué?

Nahla negó.

-porque salisteis de un arcoíris.

El hada entendió que Corina se refería al portal. El siguiente paso de Corina era hacer que la joven tragara alimento y ella misma tomo el cuenco y la cuchara para darle de comer.

Nahla que ahora sería llamada Iris miro con tristeza a la bella dama y de allí llevo su mirada a las manos y volvió a ver a Corina.

Corina siendo una mujer muy perspicaz, captó el mensaje a la primera y la desató. Corina se quedo viendo el anillo, más iris retraso su mano, llevándola a su pecho.

-ese anillo debe ser muy especial para ti, por que según se, ni los médicos pudieron hacer que lo soltaras estando inconsciente.

Tiempo era lo que tenía Corina para conocer más de Iris, así que por el momento solo le importaba que la joven se alimentará y eso sería otro problema que las dos mujeres tenían que enfrentar.

Ya que Iris no estaba acostumbrado a ese tipo de alimentos, en su mundo los olores y sabores eran diferentes. Eso era algo más que la flor le había dicho. “Nahla no será fácil acostumbrarte a los hábitos del lugar al que irás, pero debes esforzarte, porque si no perecerás antes de tiempo”

-iris tal vez no te agrade muestre comida, pero es necesario para tu recuperación que te alimentes.

Corina al ver las negras y definidas cejas de Iris, pensó en algo diferente y llamo a Mauro por teléfono y le encargó conseguir leche de soya y pan integral. Mauro se extraño, su jefe era la mujer más carnívora que conociera, pero obedeció las órdenes y entro a la habitación con el encargo.

Corina le quitó las bolsa de las manos y las saco y en la bandeja quitando la comida anterior las puso en su lugar.

Iris no apartaba la mirada de Mauro, al igual que él de ella. Mas Mauro seguía con esa extraña sensación de conocerla.

Corina se percató de la mirada entre los dos e intervino, esa chica estaba apartada para su amargado sobrino y por otro lado Mauro era muy viejo para ella.

Corina carraspeo y le dio una afilada mirada a Mauro y el con la cabeza gacha se retiró.

Iris no apartó sus ojos de Mauro hasta que esté no se perdió de la vista y luego miro a Corina.

Corina parecía entenderla.

-ese grandulón es mi jefe de seguridad y guardaespaldas personal, pero es un pipi loco…ahora ven y probemos con esto para que te empieces a acostumbrar a nuestra gastronomía.  

Lo que Corina le doy no era del desagrado de Iris, o tal vez era que ya su cuerpo empezó a sentir los estragos de un nuevo mundo.

Cuando Corina salió las enfermeras se complacieron de que por fin la paciente estuviese más tranquila.

Corina junto con Mauro iban todos los días que el hada estuvo hospitalizada a visitarla. Y así fue como se la llevó con ella el día que la dieron de alta.

Eso sí cuando salió de aquel hospital Mauro hizo desaparecer todo rastro de ellos, no quedó absolutamente nada, solo el recuerdo en la mente de el cuerpo médico, pero ese sin registro no valía nada.

Cuando Iris salió del hospital se aferró con fuerza al brazo de Corina, ya que era nuevo para ella todo el bullicio de la calle, el ruido de cosas que jamás había visto en su vida. Tanto era el miedo que a Corina le tocó intervenir.

-Iris cariño, anda no pasa nada.

Y la sujeto por la mano para darle confianza y así fue como pudo subir al auto.

Cuando el auto se adentro, en el camino de los cedros iris respiro libre, después de tanta algarabía, entraba a un espacio similar a su ambiente. No era tan hermoso como a lo que ella estaba acostumbrada pero se conformaba y fue presidente el paisaje de los cedros que la llevaron a dormirse.

Luego de tantos días se sintió como un ave fuera de la jaula y por voluntad propia cerró los ojos y se durmió, Corina que miraba cada reacción, cada cambio de expresión de su bello rostro, cada detalle; saco una pequeña libreta de su bolso de Armani y lo anoto.

Al llegar Corina no se atrevió a irrumpir en el sueño de Iris, pero tampoco quería que Mauro la llevará en sus brazos, esos dos parecían congeniar, más no le quedó de otra.

Corina ya había ordenado a su ama de llaves, a organizar la habitación contigua a la de ella.

Esa era la que tenía vista hacia el jardín, y creyó que le gustaría a Iris, aunque la decoración si era del gusto de Corina, que le agradaban los tonos fuertes.

Mauro con sumo cuidado depósito a la hada, en la espaciosa cama y se preguntó por ese sentimiento de querer proteger a una mujer que salió de la nada.

Corina lo toco en el hombre y le hizo seña para que lo siguiera, en el camino se encontró con el ama de llaves y le pidió estar al pendiente de la mujer, además de decirle que le sirviera como si fuese ella misma.

Mauro ya se hacía una idea del interrogatorio que le esperaba y como perro faldero siguió a Corina hasta la biblioteca.

Al llegar Corina sirvió dos copas de vino tinto y le entrego una a Mauro.

-mauro ¿hace cuánto trabajas para mí?

-más dos décadas señora….

Mauro recordó la primera vez que conoció a Corina, él era un chico pandillero de unos veinte años, para su corta edad era el terror de las calles en ciudad M.

Mauro era alto, corpulento de ojos negros y cabello negro, con una belleza malévola. En su brazo izquierdo tenía tatuado una flor de cataleya y al pie de esta una pantera.

Cierto día Corina acompaño a su amado esposo a un viaje de negocios a ciudad M, la idea era que el hombre terminado el negocio, hacía turismo con su bella esposa.

La pareja de esposos era muy divertida, a sus treinta y veintiocho años, parecían más un par de adolescentes que unas personas adultas. Y cuando hacían recorridos lo hacían de incógnito, es decir disfrazados, para que nadie los reconociera. Sin escoltas ni nada parecido.

Una noche salieron a bailar, después de eso se fueron a una calle a comer bocadillos callejeros y cuando iban de regreso fueron interceptados por Mauro y su pandilla y ellos sin misericordia les robaron todo.

El esposo de Corina solo la abrazó, para que no entrara en pánico hasta que la pandilla de muchachos se fueron. La mala experiencia no fue inconveniente para que la pareja no explorará la ciudad, ellos siguieron con el tour.

El día que regresaban a ciudad S camino al aeropuerto hubo una balacera entre dos pandillas y el esposo de Corina, reconoció al joven que le había apuntado con un arma y llevado sus pertenencias.

Otra persona en su lugar, hubiese seguido el camino, pero él no. El hombre mando al chófer a detenerse y le ordenó a sus hombre a auxiliar a Mauro que ya yacía tirado en el suelo ensangrentado, le habían disparado a traición.

Los escoltas por ser unos profesionales ahuyentaron fácilmente a la otra pandilla y como les dijo el jefe, recogieron a Mauro y lo subieron a un auto.

Corina no le extrañó el comportamiento del hombre, es más, cada uno de sus escoltas tenía una historia y por ende le eran fiel a ellos.

Mauro mal herido fue subido al mismo avión privado de Corina y allí el hombre se le posó de pie frente a él.

El joven pandillero lo reconoció y pensó que el karma venía por el y se resigno a morir en manos de una de sus víctimas.

Mas contrario a lo que él pensaba, el esposo de Corina se quitó el saco y se recogió las mangas de su impecable camisa, mientras uno de los escoltas le entregaba una bandeja con agujas y bisturí.

-haber muchacho, si logras sobrevivir a esta cirugía, quiere decir que la vida te está dando la oportunidad de cambiar.

Louis Vuitton que era el nombre del esposo de Corina, se dirigió a Mauro. En realidad Louis se había graduado de la facultad de medicina y lo hizo con honores siendo un joven huérfano.

Fue precisamente en la universidad donde se conoció con Corina y ambos se enamoraron a primera vista, llevaban un amor a escondidas para no ser separados.

Luego de la graduación a Louis le llovieron las ofertas de trabajo en hospitales más prestigiosos, pero el empezó en el peor de la ciudad y en menos de dos años fue ascendido a director y le llevo solo dos años más posicionar al hospital en el que trabajaba, entre los diez mejores del país.

Con fama y recursos la pareja hizo pública su relación y próximo compromiso, y posteriormente se casaron. Cuando el padre de Corina supo sus antecedentes no le importo, pero a cambio de darles su bendición le hizo prometer hacerse cargo de sus empresas cuando él se retirase.

Bien pudo hacerlo con el esposo de su hija menor, pero este carecía de carácter y empuje y no es que era mala persona, sino que no tenía madera en los negocios.

Fue así que al morir el viejo, Louis renunció a su trabajo como médico y paso de ser el CEO de un hospital al ser el CEO de una empresa de tecnología.

Pero nunca dejó de hacer lo que le apasionaba y allí estaba operando en un avión a un moribundo, un hombre que después de su recuperación a pulso se convirtió en su mejor hombre.

-y sabe que jamás la traicionare, se lo debo al señor.

-lo se Louis, mi esposo jamás se equivocó cuando ponía su mirada en alguien.

-lo que quiero que me expliques es lo que sientes por Iris.

-te creo Mauro, yo no siento conocerla de antaño, más siento la necesidad de cuidarla. Esa chica es especial y si  vino a este mundo, fue con un propósito y hasta entonces es nuestra responsabilidad.

Mauro asintió, le despreocupada que Corina ya no quisiera emparejar a su cruel sobrino con un alma dulce y pura.

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