Algunos días pasaron desde que Katherine enviara ese mensaje, salió como de costumbre a hacer sus ejercicios matutinos, mientras corría su celular sonó, detuvo el paso y saco el pequeño aparato de uno de los bolsillos de su sudadera, esta vez era su hermana, hizo un gesto de desagrado, pero finalmente decidió a contestar
-¡alo! ¿Qué quieres carolina?
-quiero informarte que se te prohibido la entrada a la empresa de papa
-no te preocupe eso ya lo sé además, también me dijeron que las tarjetas de crédito ya me fueron bloqueadas, tú y Eduardo se encargaron de que no me quedara nada de la herencia de mis padres y ahora estoy en la ruina, Qué te parece que Javier, mi novio de diez años me abandono al enterarse que no tengo ni un centavo, todos me han abandonado, lo que no entiendo es ¿por qué me hicieron eso tú y Eduardo? Si son mis hermanos, si saben que también tengo derecho como ustedes
-¡ningún derecho! ¡Estas clara que no eres hija de papa!
-¡pero si de mi madre! Además eso todavía no está confirmado, es un chisme familiar
-no te hagas la tonta, siempre supimos que no eras igual a Eduardo y a mí, así que no tendrás nada de la herencia y ni se te ocurra ir nuevamente a la empresa a armar escándalos, porque esta vez si te mando a meter presa
-¡eres una idiota! Voy a pelear hasta lo último por lo que me pertenece y no les dejare nada ¡par de ladrones! ¡Voy a demostrar que soy hija legitima de mi padre!- el sonido que escucho después de esas palabras le indico que Carolina había cerrado la llamada, ofuscada grito
-¡maldita perra!- camino unos metros y se sentó un momento al sentir un frio recorrer su cuerpo, luego que recupero las fuerzas continuo caminando, volvió a escuchar el timbre de su celular, esta vez era una notificación del Facebook, lo miro por curiosidad entonces sus ojos se iluminaron al ver aquel mensaje y dijo fascinada
-¿Uriel? ¡Uriel del Castillo me contesto!- abrió el mensaje y lo leyó
“si, estudie ahí, pero… ¿Quién eres?”- Katherine no lo podía creer este hombre tampoco se acordaba de ella, era tan insignificante y tan invisible que nadie nunca la tomo en cuenta, se sintió defraudada ya que más podía pasarle.
Camino hasta el edificio a donde estaba su apartamento, encontrándose nuevamente a Oswaldo en la entrada
-buenos días señorita Katherine, creo que su cachorrito la ha extrañado hoy
-¿sí? ¿Paso algo con él?
-ha estado todo la mañana llorando el pobre
-ah sí, es que Salí a hacer ejercicio, gracias- la mujer bajo la mirada y continuo caminando hacia su apartamento al entrar, ahí la esperaba el pequeño moviendo la colita, ella se sentó a su lado en el suelo y lo abrazo diciéndole
-por lo menos ya hay alguien que me extraña, mira como es la vida, tú también fuiste abandonado como yo, ambos nos necesitamos, el universo te trajo a mí para cuidarte y para que me cuides- el animalito comenzó a lamer la cara de Katherine quien sonreía mientras jugueteaba con él.
La noche había llegado, Katherine miraba por el balcón la luna y las estrella hace mucho que no se había dedicado a verlas, el cielo de esa noche era tan hermoso
-es una lástima que tenga que ver esta belleza entre tanta tristeza, en la época que lo tenía todo, bueno eso pensé, no se me ocurría mirar nada de estas cosas- el celular volvió a sonar, ella lo miro nuevamente un mensaje de Uriel, lo abrió sin ganas y lo leyó
“hola ¿estudiaste conmigo en ese colegio?”
Katherine le contesto
-¡si claro! Pero hace tanto que no lo recuerdas
-bueno es que ha pasado tantos años que Salí de ese colegio que muy poco recuerdo a mis compañeros de estudio
-si me imagino
-cuéntame ¿Cómo estás?
-bien, apenas acomodando mis cosas, es que recién llegue del extranjero y me mude a un nuevo apartamento y tratando de adaptarme a este país que ha cambiado tanto en cinco años
-sí, ha cambiado algo, yo también tengo unos meses aquí
-¿piensas quedarte? ¿O solo viniste de paseo?
-aún no se, estoy intentando algo acá, si me va bien me quedo, regrese porque madre está enferma y padre también, ya están tan viejos que no quiero sigan solos, mi hermano Luis, vive con su familia algo lejos y muy poco puede venir a visitarlos
-¡qué bueno! me alegra que te reúnas con tu familia, la mía no es tan familiar que se diga, todos están viviendo su vida, ¿Qué estudiaste?
-soy ingeniero en electrónica, ahora tengo un pequeño taller en la azotea de mis padres y me van bien hasta los momentos
-¡qué bueno! Yo si no he logrado poder ejercer aquí, me siento extranjera en mi propio país, no conozco a nadie y a donde he ido a solicitar empleo me dicen que me llamaran pero nunca lo hacen
- entiendo ¿y que estudiaste?
-soy licenciada en Artes, pero aquí no consigo ni para maestra de escuela
-sí, eso pasa, bueno bella, voy a dormir ya es tarde, espero descanses
-gracias, buenas noches- Katherine cerro su Facebook algo desanimada, el hablar con Uriel no cambio para nada su estado anímico, por el contrario se sentía decepcionada de que él no la recordara, por lo menos este en su breve conversación, demostró que ya no era el mismo patán y grosero de la escuela.
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