UN ÁNGEL MENTIROSO
Esta vez les voy a contar la historia de un joven de mirada verde, labios pequeños muy rosados, nariz perfecta y con el cutis más limpio y hermoso que haya visto jamás, su dentadura perfecta al sonreír enamoraba a más de una y de mejillas naturalmente sonrosadas, de barba hermosamente rasurada, aunque su cuerpo no era el más esbelto ya que era de contextura gruesa, algo pasado de kilos si se pudiera decir de alguna manera.
Era una hermosa mañana del mes de septiembre cuando el ruido de la ciudad lo despertó acostado sobre la cama de una habitación alumbrada por los reflejos del sol que apenas comenzaban a despertar en aquella ciudad.
Abrió los ojos un poco confundido, recorrió todo a su alrededor, pero todo era extraño para él, trataba de reconocer algo pero nada le era familiar, trato de levantarse de la cama pero se colocó la mano en la cabeza al sentir aquel dolor punzante en su occipital derecho.
Mientras trataba de recordar algo sintió la puerta sonar, detrás de ella la voz de una anciana que le hablaba, esto lo confundió aún más, no podía reconocer aquella voz
-hijo, levántate, ya es hora de que desayunes, hoy tienes mucho trabajo pendiente- el no respondió nada, pero dijo en voz baja aun confundido
-¿hijo? ¿Dónde se supone que estoy? ¿Quién es esta señora que me dice hijo?- al momento vio la puerta abrirse, sus ojos confundidos miraron a la anciana de cuerpo delgado pasar a la habitación mientras acomodaba las cortinas dejando pasar toda la luz del sol mientras hablaba y recogía la ropa del suelo
-Uriel no sé cuándo será el día que te consigas una mujer, ya estas lo suficientemente grande para que tengas tu propia familia, yo estoy cansada y tu padre cada día está más viejo, el día que no estemos te quedaras solo, porque tu hermano Luis ya tiene su propia familia y no va a estar pendiente de ti- Uriel le hablo mostrándose confundido
-disculpe… ¿Cómo dijo que me llamo?- la señora lo miro preocupada, se le acerco tocándole la frente revisando si tenía fiebre y le dijo, alarmada
-¿te sientes bien? ¿Saliste anoche? ¿Te dieron algo?- cambio su preocupación por molestia- ¿no me digas que tú? ¿Estas consumiendo porquerías?- entonces comenzó a darle golpes mientras continuaba diciéndole-¡esto es lo último que te aceptaría Uriel! ¡ya deja de comportarte como un niño inmaduro!- la señora salió de la habitación mientras continuaba con el sermón, Uriel la vio desaparecer, de verdad que no entendía nada, se levantó de la cama, cerro con seguro la puerta para poder recorrer aquella habitación y así poder entender lo que sucedía, entro al baño privado que estaba en su habitación y se miró en el espejo, era su imagen, pero sentía algo extraño al mirarse que no podía explicar, se lavó la cara, entonces a su mente llego una imagen de aquella señora y por fin supo quién era
-¡claro! Ella es mi madre, tengo que ir viéndolos a cada uno para poder reconocerlos, pero ¿Qué hago aquí? ¿Qué se supone vine hacer aquí?- camino a uno de los closet abrió la puerta y miro toda la ropa que estaba allí enganchada, eligió algo que ponerse y comenzó a vestirse, ya luego de que estaba listo, se decidió a salir de la habitación, al llegar a la sala vio a otro anciano sentado comiendo su desayuno, en el comedor, este sin mirarlo, le hablo mientras comía
-siéntate Uriel, ya tu mama te servirá el desayuno, cuéntame ¿Cómo te sientes? Ayer no sentí que salieras ¿acaso saliste a compartir con tus amigos?- Uriel se mantuvo en silencio tratando de descifrar algunas cosas
-al parecer este es mi padre, debo tratar de actuar normal, por algo estoy aquí- la anciana le acerco el desayuno mientras le decía
-dile a tu papa, cuéntale que es lo que estas consumiendo ¡no puedes continuar de esa manera! puedo tolerar tus cambios de humor, tu mal carácter y tu falta de empatía con los demás pero ¿esto?- entonces se defendió tratando de explicar algo que ni el mismo entendía, lo que si estaba seguro era que debía saber cuánto antes que era lo que estaba pasando
-mama discúlpame, no quería hacerte molestar, de verdad cuando entraste a mi cuarto apenas me estaba despertando y como que estaba dormido- mientras la anciana se quedó en silencio asombrada mirándolo, Uriel agarro la mano de su padre que mantenía sobre la mesa
-padre, no Salí anoche, me quede durmiendo, estaba algo cansado- los dos ancianos quedaron perplejos al ver el cambio de su hijo, este antes hubiera reaccionado con grosería y hasta hubiera dejado aquel desayuno tirado, en cambio esta mañana se mostraba tan sereno y calmado y decente, respetuoso y amable.
Después de que terminaron de desayunar, aunque Uriel poco comió, alegando que estaba mal del estómago se retiró a su habitación pero antes su madre le dijo
-hijo, allá arriba en tu taller están algunas cosas que debes entregar hoy- el solo agradeció y camino pero Brandon, el Dálmata de la familia comenzó a atacarlo ladrándole y tratando de morderlo, Miguel su padre se levantó de la mesa y comenzó a regañar al animal
-¿Qué pasa Brandon? Es Uriel ¿Qué te pasa perro loco? ¿Acaso la vejez te está haciendo perder la lucidez?- Lucia la madre de Uriel le dijo
-¡es tan extraño! Si ese perro adora a Uriel y mira que hoy ni lo reconoce- como pudo se fue para la habitación tratando de encontrar alguna respuesta a lo que estaba pasando
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Comments
Marie Beleño
me gustaría ver imágenes porfa
2023-05-03
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