Oficialmente las vacaciones ya están en su fin.
El sol de italia me deja ciega cuando salgo al jardín donde está mi madre y su nuevo esposo; Brandon. Los cachorros castaños vienen corriendo a mi, sus narices mojadas huelen mis piernas y sus colas se menean de un lugar a otro. A otro lado se encuentra mi prima Isabella, con su perfecto cabello negro ondulado y unos ojos verdes cautivadores.
Papá decía que ella siempre estaría en un nivel alto de belleza hasta su muerte.
Cierro los ojos ignorando a mis sobrinas que juegan en la piscina con uno de los cachorros que estaban a mi lado. Disfruto un poco de mi paz.
—¡Tia Angela!—grita la pequeña Lulu. —¿Es cierto que hoy nos abandonas?
Abro los ojos de golpe, mi prima y mis padres voltean hacia mi; acaban de notar mi presencia.
—No cariño, solo me iré algunos meses y vuelvo en verano.
—Eso es mucho tiempo, la tía Bella también se va. —la miro de reojo.
Ambas trabajamos en la milicia pero en diferentes centrales y con distintos rangos, ella es una teniente de alto nivel intelectual cómo también entrenada para cualquier peligro, se puede decir que es muy buena y reconocida en muchas centrales. Su nombre está tan presente que dudo que se quede mucho tiempo en ese puesto.
—Angela—mi madre se acerca mi, tomándome del brazo y a la fuerza dirigiéndonos a la cocina.
Mi sobrina se queda con una mueca triste que es reemplazada por una sonrisa cuando Bella se acerca a ella.
—¿Si, mamá?—pregunto un poco afligida.
—Perderás el avión hija, tu vuelo sale a la una y ya son las 12.
—Lo sé. Erick y Alfonso se están encargando de llevar mis maletas.
En ese instante veo a mis guardaespaldas—contratados por mi padre—haciendo su trabajo de llevar las maletas rosadas con brillantina a la camioneta que me llevará a el aeropuerto de Italia.
—Esos chicos deberían tener días libres.
—Eso es problema de mi padre. —digo, sus ojos azules recaen en mi. —¿Por que estas así?
—¿Si recuerdas el problema que tuviste el año pasado, no?
—Si.
—El juez cambió la fecha para que sea en 3 días. Brandon y yo estaremos ahí cuando eso pase, Bella también quiere darte su apoyo así que...
—Pueden ir. ¿El estará ahí?
Y por él me refiero a mi padre. Dominick Jones, ministro de 4 centrales de europa pero no de mi milicia. Conocido por todos como un gran empresario ya que tiene una empresa reconocida de arquitectos, como también por miles de soldados por sus actos de valentía de la lucha contra los criminales y mafiosos poderosos. Isabella es su mano derecha.
El nunca quiso que yo lo fuera.
Mi madre hace una mueca y se recompone con una sonrisa. Esa sonrisa que odio, ya sé que dará una excusa estúpida cómo cuando tenía seis años.
—No hay problema, iré a despedirme madre.
Ella asiente sin mirarme a los ojos.
Brandon es el primero en ir por mi, con los ojos llorosos y abrazándome con una sonrisa.
—Mi niña otra vez se va.— se aleja para mirame bien. —Estoy orgulloso de ti, Angela.
—Gracias Brandon.
—Estaremos contigo en la corte, todo saldrá bien.
—Lo sé, nadie podría sacarme de mi puesto ¿no lo crees?
—¡Esa es mi niña! Nunca dejes que alguien te quite tu lugar.
Un último abrazo y sigo con mis sobrinas, su madre no está así que no puedo despedirme de ella. Por último esta Isabella hablando por teléfono así que voy con mi madre y luego otra vez con ella.
—Si papá, volveré hoy. Mi vuelo ya está por salir con el de Angela.
—Te espero aquí, princessa.
Ella sonrie y cuelga. No tardo en reponerme y abrazarla.
—¿Estabas hablando con Dominick?
—Si...—ella me mira con un deje de tristeza que es reemplazada por una sonrisa.—Estaré en Estados Unidos en unos días para ir a verte. ¿De verdad piensas seguir con eso?
—Si, no puedo dejar pasar un problema como este. Una traidora merece pagar por sus actos ¿no crees?
—Claro... Pero...
—¡Señorita Jones! Necesitamos salir ya.
—Nos vemos luego Bella.
—Hasta luego Anne.
Le sonrío y salgo de casa.
Tomo una respiración calmada y algo urgida. Miro a mis acompañantes con la típica mirada que uso cuando trabajo.
Oficialmente las vacaciones terminaron.
Subo a mi camioneta y abro la revista de la FMENF. Básicamente somos una rama secreta del gobierno, un rango más abajo que la CIA, nos encargamos de las misiones más importantes del mundo: Misiones y delitos que deben quedarse en secreto pero dando algunas advertencias a la población sin alterarlos.
Al principio, cuando solo tenía quince años era difícil dejar a mi familia de lado. Pero ahora el trabajo es más importante, ahí tengo a mis amigos que los considero familia. Y a mis padre puedo verlos cuando quiera.
Supongo que heredé eso de Dominick.
En los últimos meses se han reportado más 200 casos de violencia y desaparición de mujeres en Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos.
—¿Que...—miro la siguiente hoja y descubro que esos casos han sido desde que empezaron las vacaciones. —¿Por qué nadie hace nada al respecto?
—Perdone, ¿nos está hablando señorita Jones?
—¿Por que diablos no me avisaron de esto? —señalo la imagen borrosa por la sangre.
Alfonso palidece.
—Usted dijo que no le hablaremos de trabajo cuando esté con su familia.
Abro la boca y la vuelvo a cerrar. Tienen razón.
Lo miro con recelo y busco el número de mi Secretaría entre miles de contactos.
—¿Loren?
—Si coronel.
—Necesito que hagas el reporte de los últimos casos de los secuestros y quien es el encargado.
—Pero si mañana...
—¡Hazlo ahora!
Cuelgo y sigo leyendo revistas pero esta vez de ropa y zapatos hermosos que compraré luego.
—volvió.—susurra Alfonso.
—Algún día lo haría. —responde de la misma manera, Erick.
—Quería que las vacaciones durarán más. Ya me sentía parte de la familia.
—Lastimosamente terminaron.
—Déjense de tanto cuchicheo y apurense que tengo que llegar en media hora.
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