Esa noche, Markus regresó a la casa de la Sra. Rena, su apariencia era un estudio de confusión porque sin el cadáver de Marvin, convencer a su jefe de que había terminado con la vida de Marvin sería una tarea difícil.
Su mente se inundó con el recuerdo de los tres cadáveres de niños en su coche, pronto a ser enterrados, resultado de sus tratos oscuros con la pandilla The Bloods, conocida por el tráfico humano y el secuestro y la cosecha de órganos de menores. ¿Y quién era el líder de esta pandilla nefasta sino Erza?
Abriendo el maletero del coche, Markus examinó las formas sin vida, sin órganos. Seleccionó el cuerpo de un niño, de estatura similar a Marvin, para afianzar la ilusión de la muerte de Marvin.
Con el cadáver del niño, lo colocó junto a la igualmente sin vida Sra. Rena. Luego, sosteniendo una lata de gasolina llena, roció ambos cuerpos.
Procedió a dispensar el combustible restante por toda la deteriorada vivienda, un lugar saturado de recuerdos de Marvin y su madre durante su estancia de tres meses.
"¡Que encuentres paz en el infierno, tu hijo fue una molestia!" Markus declaró fríamente, mirando el cuerpo de la Sra. Rena, totalmente desaprensivo de sus acciones.
Encendiendo un mechero, arrojó su llama sobre las formas empapadas de gasolina antes de salir apresuradamente antes del incipiente infierno.
Desde afuera, Markus observó cómo las llamas consumían vorazmente su entorno, reduciendo la casa al dominio del fuego, asegurando que la Sra. Rena y el niño sin nombre se redujeran a cenizas.
Al día siguiente...
La noticia del incendio llegó al Sr. Rama, quien solo pudo exhalar con tristeza ante el destino de su ex esposa e hijo, sabiendo que no le sería permitido tener un último vistazo, sus restos reducidos a carbón y hueso.
"Almas pobres, tuvieron un final tan horrible", Sonya fingió desolación ante su esposo.
El Sr. Rama permaneció en silencio, el padre en él innegablemente destrozado por la trágica noticia de su familia.
En su corazón, Sonya se regocijó en la satisfacción, porque con la desaparición de la Sra. Rena y Marvin, nada podría desafiar el futuro reinado del Grupo Leon bajo su control.
La mirada del Sr. Rama cayó sobre Nadine, que alegremente pedaleaba en el patio. Una sonrisa adornaba su rostro mientras admiraba a su obediente hija, un bálsamo para la culpa que llevaba hacia su esposa e hijo perdidos.
La obediencia de Nadine la había ganado mucho aprecio a su padre, a diferencia de Marvin, quien siempre se había puesto del lado de su madre, haciendo que Rama se sintiera poco apreciado, aunque era su propia maldad la que justificaba la postura del niño.
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Mientras tanto, la inquietud de Markus persistía al no haber encontrado el cuerpo de Marvin. Cuando una calma oportuna descendió, buscó por las orillas del río, especulando si la corriente habría llevado al niño o si los depredadores se lo habían llevado.
"¿Dónde podría haber ido ese niño?", gruñó Markus irritado.
Consideró, "¿Quizás fue llevado por un cocodrilo u alguna bestia salvaje?" La idea parecía plausible dada la naturaleza indómita del río, hogar de cocodrilos según se decía.
El anochecer se acercaba, obligando a Markus a abandonar su búsqueda, convencido de la improbable supervivencia de Marvin en el profundo y traicionero río.
De vuelta en la capital, Markus se encontró con Sonya y Erza en la sede de The Bloods.
Sonya le entregó a Markus un bono de 100 millones, como recompensa por un trabajo bien hecho al eliminar a la Sra. Rena y Marvin, lo que suma un pago total de 300 millones a Markus.
"Excelente trabajo, Markus. Nunca decepcionas", elogió Sonya.
Erza siguió siendo cariñoso con Sonya, la colmaba de besos, continuando su íntima relación antes de la llegada de Markus.
Markus sonrió, aferrando la bolsa de dinero, "Por supuesto, siempre estoy a tu disposición. Pero ¿qué pasa con el niño?", inquirió espontáneamente sobre Nadine.
A Markus no le importaba la curiosidad de Markus sobre Nadine. "Me molesta, pero la paciencia debe prevalecer hasta que pueda controlar por completo el Grupo León. Necesitaré que elimines a otras dos amenazas en el futuro, pero aún no", afirmó.
"Siempre estoy listo, nunca desafiaría una orden del jefe Erza", afirmó Markus su lealtad, enriqueciéndose con cada tarea.
El Grupo León se erigía como la principal empresa de la nación, abarcando una red de hospitales, hoteles de lujo y restaurantes.
Erza rió, alcanzando una botella de vodka y sirviéndolo en un globo, invitando a Markus y Sonya a brindar, "Celebremos nuestra victoria, llevando a madre e hijo a su fin infernal. Jajaja..."
Sonya se rió de la broma de su amante, sus labios se encontraron sin vergüenza ante Markus.
Los vasos chocaron.
Luego, juntos dieron sorbos al picante sabor del vodka.
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