Capítulo 10

Dieciocho años después...

En un rincón oculto de Australia, había estallado una guerra entre mafias. La pandilla de Athena, liderada por un hombre llamado Marvin, estaba en una misión para conquistar a sus adversarios.

La pandilla de Athena, fortalecida por el liderazgo de Marvin, arrasó la sede del enemigo, gracias a una bomba bien armada por su propio Dewangga.

El resultado fue espeluznante; los cadáveres cubrían el suelo, los edificios habían sido reducidos a escombros. Esta no fue la primera victoria de Athena, era una de muchas. Por eso, a Marvin, que ahora se hacía llamar Adam Álvarez, le habían dado el apodo de 'Un Hombre Peligroso'. Su camino era de eliminación despiadada.

El viejo Theo había confiado el mando de la mafia a Marvin. La edad comenzaba a pasarle factura y se había centrado únicamente en los intereses comerciales, alejándose del trabajo sangriento de las venganzas.

Todo lo que quedaba de la oposición era su jefe, el señor Matthew, después de que sus fuerzas fueran masacradas sin piedad.

"¿Dónde está el señor Matthew?" preguntó Marvin a Dewangga; sus ropas manchadas con la sangre de sus víctimas ese día.

"Está amarrado cerca del coche. ¿Deberíamos matarlo ahora?" preguntó Dewangga, que ya no solo era el guardaespaldas de Marvin, sino también su asistente y confidente de confianza.

Sin responder, Marvin se acercó a donde el señor Matthew estaba cautivo, sus hombres mostraban deferencia con las cabezas agachadas.

Y Dewangga, siempre seguía a Marvin lealmente, su padre asesinado por enemigos tres años antes.

Todos se sorprendieron cuando Marvin le quitó la cinta de la boca al señor Matthew y desató sus extremidades.

"¡Por favor, no me mates, Adam!" suplicó el señor Matthew, el sudor perlaba su frente.

"Te daré la oportunidad de escapar, pero si logro encontrarte, no esperes poder volver a respirar", dijo Marvin, evidentemente buscando jugar con el señor Matthew primero.

Instintivamente, el señor Matthew huyó. Corrió desesperadamente, utilizando cualquier energía que le quedaba. Pero, desafortunadamente, el desierto en el que se encontraban no ofrecía ningún refugio.

Marvin sacó un rifle de su vehículo. Encaramado en el coche, mascando chicle despreocupadamente, apuntó el rifle al fugitivo señor Matthew, que ahora estaba a una considerable distancia.

La sonrisa de Marvin se ensanchó antes de apretar el gatillo. "¡Vamos de cacería!"

La bala voló con precisión letal, incluso desde lejos. Un impacto directo destrozó el cráneo del señor Matthew y su cuerpo decapitado se derrumbó sobre la arena estéril.

En su tiempo como líder de la mafia, con tan solo 28 años, Marvin aún no había probado la derrota.

...***...

Hoy, Theo llamó a Marvin para tener una conversación privada en el sótano.

Theo presentó tres fotos sujetas a la pared: una de Nadine, ya adulta; una de un envejecido señor Rama; y Sonya, que rozaba los 45 años. La cuarta era simplemente un papel en blanco, marcado por Theo con un signo de interrogación para la persona desconocida responsable de la muerte de la señora Rena.

"Te doy dos meses para acabar con estos cuatro. Si fallas, intervendré personalmente", ordenó Theo, con una mirada implacable.

"Sí, tío. Los eliminaré", prometió Marvin, con los puños apretados, su odio palpitando.

"La próxima semana, te diriges a Indonesia con Dewangga. Los miembros de Athena te esperan. Pero recuerda esto, Adam".

Marvin esperó a que Theo continuara.

"Nunca te enamores. El amor solo te debilitará".

Los labios de Marvin se fruncieron. Por supuesto, no se enamoraría, sus días los pasaba cazando enemigos o de vacaciones con Dewangga. Las mujeres no formaban parte de su ecuación.

"Por supuesto, no me enamoraré, tío", aseguró confiadamente.

"Eso es bueno. Acuéstate con cualquier mujer que te guste, pero no entregues tu corazón a nadie", aconsejó Theo.

"Y tú, tío, ¿alguna vez has estado enamorado?" preguntó Marvin, notando la edad de Theo, que tenía 47 años y estaba soltero.

La pregunta pareció disgustar a Theo, trayendo a la memoria recuerdos de un amor pasado, antes de su vida en la mafia, la noche en que él y su antigua amante Aline habían sucumbido a la intimidad, un encuentro primero y último para ellos. Por la mañana, ella lo había dejado, declarando que su amor se había ido, una traición desgarradora.

Theo optó por el silencio en lugar de recordar la dolorosa historia con Aline, un capítulo que deseaba cerrar y olvidar permanentemente.

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