Después de morir a mi Lado.

Todos aplauden, algunos silban y otros gritan. Recuerdo bien esa sensación.

"Te sientes en medio del infierno, como si llevaras un maldito vestido blanco, estás rodeada de demonios por doquier que emergen de lava ardiente y lo rasgan, tratando de sumergirte junto a ellos, si miras al rededor, solo ves una cueva sin salida entre llamas de fuego ardiente que se eleva. Estás sin salida."

Cuando vuelvo a la realidad, todos aplauden al feliz comprador, un viejo irlandés, que por la módica suma de tres millones de dólares, se lleva a la gacela.

Vuelvo a mi papel y me uno a los demonios aplaudiendo emotivamente, esta escena, aumenta mis ganas de sentir mis manos manchadas de sangre, aunque por lo general prefiero usar métodos menos gráficos.

Giro la cabeza y observo a Frederick besar a una chica, tomo una copa de la bandeja del mesero que pasa al lado mío, levanto el mentón y camino hacia la feliz pareja. Con delicadeza toco el hombro de Frederick, cuando este voltea finge asombro, bebo un poco de vino y luego derramo el líquido restante sobre su rostro. Me giro y salgo del lugar.

La carnada está puesta.

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— No es suficiente hombre para ti.

— ¿Y tú, eres suficiente hombre para mí? — Digo mientras giro para observar su sonrisa ladina que hace acto de presencia.

— Puedo contestar sin palabras. — Dice Andrew Fiore, quien se acerca y con su nariz acaricia mi cuello, levanto la cabeza para darle mayor acceso.

— Me gustaría verlo, pero no aquí. — Une sus labios a los míos y me besa delicadamente, contrario a lo que habría esperado de un hombre como él. Lo cual me obliga a reaccionar, ¿Por qué demonios le permito besarme?, eso no está dentro del paquete.

— ¿Vamos?

— Vamos — Me guía a su Cadillac (Escalade) y hace seña a sus hombres para que nos sigan.

Tardamos alrededor de cuarenta minutos en llegar a una mansión, la cual se encuentra apartada de la ciudad, la observo detenidamente.

Entretengo un momento a Andrew en las afueras del lugar, buscando las posibles rutas de escape y observo la ubicación de cada uno de sus hombres. Una vez lo hago, sonrío y me dejo llevar por él al interior.

"La suerte de Andrew Fiore, estaba echada"

— El famoso Andrew Fiore, — Digo mientras me paseo por la ancha sala del lugar, mi dedo índice acaricia la orilla de la delicada mesa de cristal. La decoración es presuntuosa pero exquisita. — Bonita mansión, pero algo fría — Me giro y lo observo servir dos tragos de whisky.

— Las cosas se parecen a su dueño, hermosa dama. — Me tiende un baso y yo lo recibo, ladeo mi cabeza y dejo ver mi dentadura en una sonrisa. — ¿Qué hace una mujer tan hermosa con un fracasado como ese? — Tomo un trago y saboreo mis labios, él muerde el suyo.

— Tal vez la vida usa a un fracasado como puente para traerme a ti.

— Salud por eso.

— Salud — Brindamos y hace a un lado su trago para quitarse el saco. Luego se acerca a un tocadiscos.

— Hace muchos años no veía uno, mi padre solía escuchar boleros en uno parecido, era un hombre muy apasionado. — Sé que mi voz suena melancólica, pues no miento.

— ¿Ya no lo hace?

— Murió

— Lo lamento.

-— No lo hagas, todos tarde o temprano vamos a morir.

— Una princesa que no le teme a la muerte. Eso es interesante. — Mientras habla la música empieza a sonar. — ¿Bailas? — Su sonrisa es magnética.

— Solo si prometes no pisarme.

— No lo haré. — Empezamos a bailar al son de la música, nuestros cuerpos danzan en una sincronía perfecta, la sincronía de la muerte, aquella que nos cubre a los dos por lo que somos.

*¿Vamos a morir jóvenes o vamos a vivir para siempre?

No tenemos el poder, pero nunca digas nunca.

Sentado en un cajón de arena, la vida es un viaje corto*

Canta en mi oído, y por un momento olvidé el motivo que me llevó a ese lugar.

La canción termina, pero ambos seguimos bailando.

— Eres distinta a las demás. — Susurra a mi oído.

— Solamente soy una más. — Respondo en el mismo tono de voz.

— No, eres como yo, estás destinada para vivir y morir junto a mí.

— He muerto tantas veces que una muerte más no hará la diferencia. — Nuestras voces son bajas y profundas.

— Después de morir a mi lado no querrás vivir otra vida. No lo digo yo, lo dice el destino.

— ¿Has hablado con él?

— Lo hago todas las noches, si no morí antes es porque aún no había tenido la fortuna de conocerte.

— Disculpa, ¿podrías prestarme el baño? — Me separó de él, necesito volver a la realidad.

— Por su puesto, ven, te llevaré. — Estando en el baño me miró al espejo y repito una y otra vez: "Dragón azul, dragón azul, Yo, soy, dragón azul. Soy letal y sin compasión."

Salgo y vuelvo a la sala, no lo veo y procedo a disolver una pastilla en su bebida.

— He vuelto — Dice llamando mi atención.

— No vuelvas a dejarme sola.

— No lo haré — Dice y se acerca a mi cuerpo, su mano va a mi cintura y me atrae hacia él.

— Espera, vamos a tu habitación. — Sugiero.

— Esa idea me gusta. — Tomo ambos vasos y le devuelvo el suyo.

— Por morir a tu lado — Menciono estas palabras mientras levanto el vaso que contiene el whisky, él me mira con el ceño ligeramente fruncido.

— Pero antes te haré vibrar, esta noche únicamente vivirás.

— Salud por ello. — Ambos tomamos el líquido y luego subimos a su habitación.

Una vez arriba, me observa detenidamente

— Eres realmente hermosa ¿cómo es que no te había visto antes?

— Soy como un camaleón.

— Que bueno que está vez no te camuflaste y te pude ver. — Dice mientras besa mi cuello. Le doy la espalda y me pego más a él.

— ¿Estás seguro de que me has visto?

— No me siento bien...

— ¿Qué sientes?

— Siento, siento mareo... ¿Qué me has hecho? — Se separa de mí y se apoya en la cama, su voz cada vez suena más apagada.

— Nada, no te preocupes, no dolerá. — Hablo en un susurro cerca de su oído.

— Me has envenenado. — Afirma.

— ¿Cómo se siente estar muriendo? —Él se recuesta sobre la cama y yo subo sobre él, trata de alejarme, pero es tan débil que me resulta fácil llevar sus manos por encima de su cabeza y sujetarlas con las mías.

— ¡Eres una zorra! — Exclama con voz débil.

— No, no soy una zorra, soy dragón azul.

— La puta asesina... Que idiota soy. — Ríe sin ganas.

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Nota Autora:

Hola, Este capítulo es un regalo para ustedes, ya que apenas hace dos horas monté los dos primeros y quiero agradecer que ya me estén acompañando, mil gracias.

Para mañana tendré imágenes de los protagonistas.

Quién escribe les ama, Eliana.

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