Kimberly
Esta persona carecía de familia y supuso que nuestro reencuentro era una señal, así que me ofreció un hogar. Según ella misma ha declarado, me gané su afecto desde aquel día en que entré en su consulta con un perro herido.
Flashback
Siento a un perro llorar mientras pasaba cerca de un basurero que quedaba a unas cuadras de donde estaba viviendo. No sé qué fue, pero algo me hizo ir hasta allí y entonces lo vi. En la parte de atrás de este lugar había un cementerio de perros de pelea. Traté de ubicar de donde procedían los gemidos y observe un leve movimiento en una bolsa negra. Enseguida me acerqué y la rasgue con mis propias manos para encontrar a un pobre pastor alemán lleno de sangre.
—Mi pobre amigo, ¿Cómo han podido hacerte esto?
Acaricio su cabeza con delicadeza por si está herido, este gime por el toque, cuando veo que está tranquilo, como puedo lo cargo dentro de aquella bolsa. Comencé a caminar de forma estable, pero avanzando lo más rápido que me era posible. En varias clínicas se negaron a atenderlo diciendo que ya podía darlo por muerto. Sin embargo, continúe sin darme por vencida, buscando donde pudiesen curarlo, sentía que aún podía salvarse. Vi un anuncio de veterinaria y rece para que esta vez sí lo aceptaran, tan solo empuje la puerta y la campanilla anunció mi llegada, unos ojos enormes detrás de unas gafas me enfocaron. Dio la casualidad de que fue donde la señora trabajaba, sin dudarlo me hizo pasar a una habitación y poner al perro sobre una camilla. Incluso me puso como su ayudante y por suerte, logramos salvarlo. Fue uno de los días más emocionantes de mi vida, ver cómo lograba evitar la pérdida de una vida. Astor y yo encontramos ese día un hogar junto a mamá Gracie.
Fin del flashback
Vivir con Graciela fue mi segunda oportunidad, puesto que con ella fui capaz de encontrar un lugar en este mundo. Desde entonces he crecido a su lado y he aprendido su misma carrera, la de veterinaria. Era una mujer muy dulce y siempre intentaba que abriera mi corazón, que expresara mis sentimientos e incluso me llevaba a un grupo de ayuda al descubrir mi miedo a los hombres. Lo cual al menos me permitió mejorar en algunos puntos, como dejar de correr cuando se me acercaba alguien de sexo masculino o evitar mirarlo aterrorizada.
Ella no lo sabía, pero se ganó mi amor por el simple motivo de no recordarme lo que pase, aun cuando lo sabía. Por entender mi silencio y apoyarme con todo ese embrollo que tenía como vida. Además de todo eso, la quería porque Astor vivió con nosotros hasta que partió un día. Lloré mucho cuando lo perdimos al final, pero siempre lo tendré grabado en mi corazón, porque es un sobreviviente como yo.
El tiempo continuó y si llegué a graduarme con honores en la profesión como veterinaria, fue por llenarla de orgullo y porque amo con todo mi corazón lo que estudié gracias a su guía. Gracie, como le decían de apodo, estaba muy feliz por mí, por no darme por vencida a pesar de mi pasado, por seguir adelante y luchar por lo que quería tener.
Pero la vida continúa siendo cruel conmigo, puesto que alejo a mi segunda madre de mi lado como mismo la trajo. La perdí un año después de que me gradué por cáncer, jamás me dijo que estuviera enferma, no quería que sufriera y eso me hace sentir peor. Me duró unos cuantos meses el estado de shock, no podía superar el no verla sonreír cada mañana en nuestra cocina. El conocer que incluso sabiendo que iba a morir no dejaba de cuidarme, puesto que me dejó todo lo suyo y al saber esto, me quebré en pedazos. Todo era muy doloroso, sus amigos y los de la clínica venían a verme, sin embargo, me abrumaba cada vez más. Así que un día decidí alejarme de lo que me hacía recordarla. Me inscribí en una beca de maestría en otro país bien lejano, a donde todo mi pasado al menos no podía llegar o eso creía.
He de decir que algo dentro de mí se estaba agitando, era como si quisiera advertirme de lo que pasaría al irme, pero no encontrará cómo expresarlo para que lo entendiera. Quizás la conmoción había sido tan grande que estaba perdiendo la cabeza. Aunque el sentimiento de ira sí que podía reconocerlo y no me gustaba lo que me estaba haciendo.
Por suerte fui aceptada por el curso, así que no tendría tiempo a seguir analizando mi loca personalidad. Por lo que luego de vender todo y dejar las cosas en orden, me marché, nada importante quedaba atrás, a no ser las tumbas de mis seres queridos. Diciendo adiós a todas mis alegrías y tristezas, pensando en que era mi momento de crear mi propio camino, sin mirar atrás, aborde el avión hacia nuevos vientos.
Al llegar:
Al comienzo fue difícil habituarme al nuevo sitio, a su clima tan frío y a la forma de las personas. Sin embargo, no me intimide, no me alejé tanto como para rendirme por algo tan insignificante, así que tomé la situación por los cuernos y seguí adelante. El progreso fue gradual. Había llegado a una ciudad universitaria donde el núcleo de esta era una universidad(?) Así que la vida allí era tranquila a su manera. No puedo negar que, a pesar del clima difícil, me enamoré de este lugar y decidí quedarme a vivir en él. Pero para ello debía cumplir con ciertos requisitos, como demostrar que podía mantenerme y ser independiente. Por eso busqué trabajo como ayudante en una clínica veterinaria, donde por suerte me aceptaron por mi experiencia y porque era la hija de Graciela Méndez, una famosa veterinaria. Era increíble como aún me habría puertas desde el cielo y le daba las gracias cada noche por eso.
El hecho es que logré comenzar a trabajar en este sitio, lo cual de paso me servía como práctica y me daba puntos extras para el curso. También logré alquilarme en un apartamento sin lujos, pequeño y cómodo, relativamente cerca de la universidad. Esto me permitió que el dinero que había traído de mi país me durara lo justo para no morir de hambre o miseria. Por lo que busqué otro trabajo y conseguí en una cafetería donde coincidí con Sofía. Con quien trabajaba en algunos turnos e incluso hice una gran amistad antes de saber que trabajábamos juntas.
Ella se dedicaba a estudiar un curso de avanzado en economía y era hija de ricos, su apartamento era dos veces el mío, pero era una muchacha que para nada la dominaba su estatus. Como nos conocimos fue algo gracioso y otra forma en la que creo que mamá Gracie me ayudo. Gracias a cómo me hizo profundizar en mi aprendizaje sobre los animales y mi don con ellos, también conseguí esta amistad.
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Comments
Viviana Bustos Aldana
Gracias Graciela por ayudarla y hacer de su mundo algo más llevadero
2024-11-30
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