Cautiva De Mis Miedos
Debo aceptar para ser libre, para dejar de ser solo mi mitad.
Sé que estoy soñando porque estoy dormida, pero esto parece real porque siento todo … desde el piso duro bajo mis pies hasta la leve brisa que revuelve mis cabellos. Es extraño, es como si pudiera ver con nitidez una versión de mí misma cuando era niña, y ya no estoy segura de que sea solo un sueño; parece más bien un recuerdo. Me centro en mis emociones y siento la frustración que invade mi cuerpo pequeño, porque quiero acabar con esta búsqueda y no puedo.
—¡Joe, ya detente! ¡Sale por favor! ¡Muéstrate!
Le pedí a mi hermano que abandonara su escondrijo por media hora, pero no sucedió nada, ni siquiera un leve movimiento. Caminaba a través de un magnífico jardín, el cual era enorme o al menos yo lo percibía de esa manera. El olor a flores me encantaba, pero mi aroma preferido era el de los pinos, pues al final del lugar había un enorme bosque. Recuerdo que estaba a punto de llorar de impotencia, ya que siempre que jugábamos a las escondidas mi hermano me hacía sufrir, debía buscarlo hasta darme por vencida. Era mejor que yo en esto. Me siento contenta y por eso sonrío, ya que comienzo a comprender que es un recuerdo afectuoso.
Sin embargo, sé también que pronto dejará de ser algo agradable de recordar, pues ese día fue por completo diferente a los anteriores. Siempre había sentido una afinidad con Joe por ser gemelos. Era algo especial, ya que sabíamos instintivamente si el otro estaba bien o mal y por desgracia, lo que sentí en ese momento fue lo que me hizo desesperar más. Los pelos de la nuca se me habían erizado y sabía que algo estaba mal con Joe, pero no quise creerlo y seguí llamándolo.
Justo en eso veo que mi hermano se muestra en el borde que existe entre el jardín y el bosque. Lo llamo para que me mire y lo hace, nuestras miradas están fijas. Veo cómo su boca se mueve y aunque no sale sonido entiendo qué dice ayúdame.
Quiero ir hacia él y comienzo a caminar, hasta que el grito de mi madre me hace reaccionar para descubrir que no hay nada frente a mí. Eso me asustó tanto que sin dudar eche a correr en dirección a los gritos de mamá.
No sin antes volver a mirar hacia el bosque y esta vez encontrar allí a un enorme lobo negro de ojos amarillos que me observa con odio, no escapa de mi atención el aura asesina que lo rodea y su fuerte gruñido.
En cambio, lo que siempre hace que me despierte jadeando, es el otro lobo que aparece frente a mí. Con ojos tan grises, casi plateados, que te paralizan. Acompañados de un gruñido que entiendo con claridad lo que expresa: ¡Ayúdalo!
Aspiro con fuerza, buscando llenar mis pulmones del aire que no llega a estos, duele. Estoy sentada en la cama tratando de calmar mi corazón que galopa sin control. Mientras las lágrimas corren por mis mejillas sin poder detenerlas y mi cuerpo se estremece al sentir frío. Siempre es igual desde que comencé a tener estos sueños o pesadillas. El hecho es que perdí mi memoria desde que era pequeña, solo recuerdo pedazos de mi vida anterior a través de este tiempo en que duermo. Los sueños cambian dependiendo de lo que vea, mayormente terminan dejándome en puro estado de terror.
Algunas veces todo es hermoso, pues puedo ver que vivíamos en un lugar de ensueño, rodeado por muchas personas que nos adoraban o al menos eso me transmitían con los que interactuaba. Pero el momento de calma pasaba cuando me despertaba al ver a mi madre con el peluche en forma de lobo de mi hermano manchado de sangre. Otras veces desde el inicio del sueño ya estaba sufriendo, al ver que el sitio donde vivíamos se encontraba bajo ataque. Los gritos de las personas y los increíbles rugidos de animales a los que no podía ver me hacían estremecer. Siempre despertaba sudando y llorando cuando tenía esta pesadilla de que nos perseguían en medio de la noche, mientras que atrás dejábamos un lugar lleno de gritos y envuelto en llamas.
Cuando era más chiquita mis padres venían corriendo a calmarme por mis gritos, pero con el tiempo he aprendido a controlarlo y he logrado que crean que ya no pasan. He visto durante los años que hemos vivido en este pueblo, el alivio reflejado en sus rostros al suponer que no recuerdo nada y que los sueños no han traído mis memorias de vuelta. Sé que esconden de mí el dolor de su pérdida, sin embargo, yo no olvidé a Joe quien es mi gemelo fraterno. Aunque si olvide el cómo vivimos en nuestro lugar y dónde crecimos casi por completo, no he borrado como lo perdimos. Tengo las memorias de su desaparición, la cual al final fue tomada como muerte por la cantidad de sangre encontrada días después durante su búsqueda, en un lugar donde estuvo retenido.
Luego de su declaración de fallecimiento, no pasó mucho tiempo para que perdiéramos todo y mi familia tuviera que huir. Supongo que esto fue debido al ataque con el que sueño, aunque no lo tengo muy claro. La razón es que mis padres no me cuentan nada, como dije, prefieren que siga con amnesia. No saben que recuerdo muchas partes gracias a lo que veo en las noches.
Bueno, lo que puedo considerar real de estos, ya que en ocasiones son tan increíbles que he llegado a suponer que es mi imaginación cubriendo los espacios ociosos. Que mi mente intenta rellenarlos para que no quede ese vacío, ese dolor por no saber mi pasado, aquello que no recuerdo y el extrañar a mis seres queridos. Hablo por ejemplo de mis abuelos de los cuales también tengo reminiscencia y de mi hermano. Son los únicos claros en mi cabeza de mi familia, además de unos tíos de los cuales no tengo ni el rostro. Según lo que escuché un día hablar a mis padres, los primeros no lograron escapar cuando huimos y de los otros no tenían ni idea. Eso me entristece porque me dice que nada más estamos nosotros tres, no hay más familia.
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Comments
Alma Delia Morales
muy interesante historia
2023-08-10
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