La chica más odiosa (1)

Soy Yong, el hijo mayor del fundador de una compañía farmacéutica, tengo diversos talentos, dinero y soy atractivo. Aun así, suelo ser opacado por mi hermano menor, Syon, él es todo lo que no puedo ser, empezando por ser muy sociable, es como un sol que irrita a la vista, pero que es indispensable, al menos para mí.

Aunque muchos puedan pensarlo, no, no lo odio, ni tengo un complejo de inferioridad. En realidad procuro que siempre esté bien, es mi pequeño hermanito del que estoy orgulloso... A pesar de que me haga preocupar tanto.

Nunca he sido abierto con mis sentimientos, pero pienso que él sabe lo mucho que lo aprecio y es por eso que me sentí ofendido cuando, sin decir nada, huyó de casa luego de la muerte de padre; dejándome a mi solo con los asuntos del funeral y demás cosas que tuvieron que ser atendidas (como el asunto de la herencia), esto me acarreó problemas no solo en el ámbito sentimental, sino que también, afectó mi imagen pública porque era extraño que mi hermano huyera apenas padre murió).

Intenté dar con él por todos los medios luego de habernos peleado en la universidad (mi hermano había ido solo a decirme que desaparecería por un tiempo, pero no tuvo la consideración de decirme el porqué), solo logré localizarlo fugazmente, ese chico es un oponente difícil, tiene demasiados talentos molestos.

La única vez en el mes que corría, en que logré localizarlo y hablar un poco más con él, fue cuando estuvo en el hospital. Mi hermano se había encontrado en un estado de salud bastante peligroso y todo por salvar a una chica con la que pensé que se llevaba terrible. Me sentí confundido cuando me pidió que la vigilara. No habría manera de que él hiciera algo tan arriesgado por alguien que no sea lo suficientemente cercano, ni siquiera porque él mismo la metió en problemas.

Adoro a mi hermano, pero no es lo que llames una persona amable y justa, a él nunca le importarán los demás a menos que sean muy cercanos. Es curiosamente como la gente cree que soy yo, pero él es tan radiante, directo y alegre que la gente suele estar feliz a su alrededor, olvidando a propósito que no es alguien en quien confiar realmente.

Mientras estaba sentado junto a él en la cama de hospital, noté cierta actividad sospechosa a nuestro alrededor, habían personas sospechosas que miraban en nuestra dirección, no, miraban hacia Syon; todos ellos parecían esconder armas en sus cuerpos, como disimulando, aguardando a algo. Mi ceño se frunció.

—¿En qué te metiste Syon?— le pregunté en el momento en que su respiración cambió sutilmente.

—¿Oh? ¿Te diste cuenta de que ya estoy despierto? ¡Tan confiable como siempre, hermano!— Syon me sonrió con esa expresión alegre de siempre, pero era fácil darse cuenta de que esa alegría era fingida, sus ojos siempre lo delatan. —no es fácil engañarte... O esquivarte— su sonrisa vaciló.

¿Es idiota? Me gustaría que deje de forzar su alegría.

—Deja de fingir, me enferma esa sonrisa— gruñí.

—Tan frío~ ¡Mi hermano es tan frío~!— se quejó en su habitual forma de ser. Si puede mantener ese personaje, al menos debe estar mejor —¿Viste como Kuroha me dejó tirado? ¡Incluso la salvé!— ¿Por qué luce tan feliz cuando ella lo rechazó de forma grosera y directa? No me había percatado de ese lado suyo.

—Sé una parte de todo lo que está sucediendo, no te quejes de ella. Tú te lo buscaste— en cuanto le dije eso, su mirada fría me enfrentó. Hermanito aterrador ¿Qué puedo hacer contigo?

—¿Qué es lo que sabes...?— Syon bufó— Será mejor que no investigues más, guarda tu dinero y deja de gastarlo en información. Asume tu la posición de papá en la empresa y haz como si no existo por un tiempo. No te preocupes por mí, sabes que soy bastante fuerte—.

—Pero quieres que vigile a Kuroha, ¿Por qué? Esa no es tu forma de ser ¿Estás enamorado de ella o algo así?— me reí en su cara, pero no obtuve una respuesta satisfactoria.

—Ah, ah, eso es un secreto~— su mirada se dirigió hacia la ventana, parecía estar mirando algo lejano con su rostro inexpresivo.

No se lo dije a mi hermano, pero llevo un tiempo siguiendo a Kuroha.

Es más complicado de lo que parece, no pude seguirla del todo bien porque en ocasiones la perdía de vista aun teniéndola frente a mí. Sin duda es buena perdiendo a sus perseguidores.

¿Por qué la sigo?

Tenía la intención de saber por qué mi hermano estaba en problemas y como él no me lo va a decir, me fijé en Kuroha, quién parece haber sido afectada directamente por él y es obvio a estas alturas, que sabe algo (dejarlo tirado mientras estaba muy herido fue una clara señal, especialmente por la mirada resentida que le arrojó).

Mientras la vigilé, me sorprendí al ver lo mucho que luchaba a diario y lograba seguir viviendo de forma casual en un dojo algo lujoso de la ciudad vecina, con una maestra de alguna arte marcial. Por supuesto, investigando, supe que perdió su casa a causa de un incendio posiblemente controlado y la policía sigue sin encontrar al culpable. Eso es divertido porque investigué por unos días y gracias a mi dinero obtuve bastante información. Los tipos que persiguen a mi hermano, son los mismos que están infortunando a Kuroha, ellos forman parte de una organización llamada "Darkness".

No pude hallar mucho más sobre esa organización de forma directa, ya que obtuve una clara advertencia para que dejara de investigar.

Kuroha y Syon no tuvieron tanta suerte como yo. Sin advertencias, ellos fueron atacados y buscados sin descanso por esos sujetos. Pero a diferencia de Syon, quién logró ocultar su rastro (aun de mí), Kuroha evita los ataques y trata de continuar con su vida habitual, parece no saber quiénes la persiguen ni por qué y honestamente yo tampoco sé por qué la siguen, solo sé que es a causa de mi hermano.

Me siento un poco culpable, pero tengo más curiosidad sobre lo que quiere la organización de ella, así que la dejé estar y la usé como carnada, al menos hasta el día en que casi la secuestran y la hija del maestro del dojo tardó en llegar.

Fue un día complicado. El sol brillaba, hacía mucho calor y ella salió temprano de clases. Caminó de forma rápida y elegante por la acera, luciendo como una especie de mafiosa que lleva prisa; parecía estar hablando por teléfono y mirando a los lados. Estaba inusualmente nerviosa.

Antes de darme cuenta, unos sujetos la tomaron por el cabello e intentaron meterla en un auto gris oscuro.

¡Golpe!

De la misma forma repentina en que la atraparon, ella se escapó.

Pero no es que simplemente se escapara, ella los golpeó de una manera tan violenta que me hizo temblar internamente. Fue hermoso. Podría haberle tomado una foto para conservar lo hermoso del cuadro, pero antes de darme cuenta, mi cuerpo ya estaba en marcha para salvarla de unos sujetos que estaban llegando como refuerzos.

Nunca he tomado una sola clase de artes marciales y sólo hago un ejercicio ligero unas tres veces a la semana, pero sé cómo golpear a una persona donde más le duele. Actualmente, no suelo meterme en peleas, pero en mi época en el liceo golpeé a bastantes sujetos que querían meterse con mi hermano (esto fue antes de que él aprendiera kung-fu), incluso he logrado golpear a algunos maleantes que la competencia de la empresa en crecimiento de mi padre envió para secuestrarnos a mí y a Syon, así que experiencia no me falta.

Mientras golpeamos juntos a los hombres que lucían como gánsters, la gente ordinaria se alejó. Kuroha me miró por un momento, mientras se cubría del golpe de un tipo con el cuerpo de otro que estaba inconsciente, y por primera vez noté que sus ojos eran como llamas furiosas y hermosas.

Me sentí en llamas por culpa de esos ojos, esas hermosas piernas pateando la cara y los testículos de los agresores. Perdí un poco la razón y también golpeé con más emoción a los sujetos, que ya iban disminuyendo en número.

Fue obvio, al final, que la razón por la que disminuyó tan rápido el número de maleantes se debía a que la hija del maestro del dojo en el que se hospedaba Kuroha, había llegado en algún momento.

Finalmente, todo había acabado, pero había tanta adrenalina en mi cuerpo que me costó suprimirla, debí lucir algo loco cuando patee un poco más el rostro de uno de los agresores.

Mi cabello ahora estaba lejos de ser perfecto, tenía mechones sueltos por todos lados y mi camisa estaba desordenada, pero supe que no me veía tan mal, gracias a la mirada de las chicas que curioseaban en los alrededores.

—Soy Eris y ella Kuroha, gracias por ayudarnos~— la amiga de Kuroha se presentó con gracia y estilo, ambas, aunque estaban sudadas y agitadas por la pelea, lucian radiantes.

Las mujeres son aterradoras.

—Gracias— Kuroha no parecía muy cómoda, pero es obvio que estaría así porque usualmente no nos llevamos bien. No estábamos en tan malos términos como mi hermano y ella, pero comprendí su actuar.

—No fue nada— asentí. Por el rabillo del ojo ví un auto sospechoso que pasaba cerca y justo en ese momento, el policía, que estaba haciendo algunas preguntas a las que no presté demasiada atención, se marchó.

—Aún estaremos investigando su caso, no se preocupen— dijo el policía poco confiable antes de irse.

—Las acompañaré a sus casas— sabía que vivían juntas, pero no podía delatarme sin parecer un acosador —aún no parece seguro y mientras seamos más, mejor—.

—¡Tan lindo! Me gusta la idea, eres todo un caballero~— Eris le dio una mirada extraña a Kuroha y ella solo bufó.

—Estamos bien solo las dos— Kuroha estaba renuente a que las acompañara.

—¡No le hagas caso y ven con nosotras! Kuro, ¿No dijiste hace unos días que a las personas uno no debe quitarle el impulso de ayudar?— Eris pareció ganar, ya que Kuroha me miró con el ceño fruncido y asintió de mala gana.

—Muy bien, que venga—

Y de esa forma terminé en el dojo familiar de Eris. Era un lugar buen cuidado y pacífico.

Tras charlar un poco con ellas y el maestro del dojo, terminé accediendo a practicar artes marciales en ese sitio. Eris parecía muy contenta.

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