capítulo 3

Ya en casa, estoy más que feliz. Le doy la buena noticia a mi madre, quien se pone muy contenta y me felicita. Yo aún no puedo creerlo, mañana será mi primer día, pero no sé qué hacer, ya que también tengo que trabajar en el restaurante de don Antonio. No he redactado mi carta de renuncia todavía. Esa misma noche me pongo a escribir mi carta de renuncia para poder llevarla temprano al restaurante.

Con todo listo, me dirijo al pequeño baño para tomar una breve ducha. En ese momento, me viene a la mente qué ropa debo usar mañana, ya que lo que tengo no es adecuado para el trabajo que he conseguido y empezaré mañana. Sin embargo, eso no va a empañar la alegría que siento en mi corazón. Terminando mi ducha, voy a mi armario para tomar una de mis pijamas y así ayudar a mi madre a organizar la cena. Mañana me espera un día largo. En ese momento, le doy un beso en la mejilla a mi padre y a mi madre. Estoy rebosante de felicidad.

Durante la cena, nos ponemos al día con todo lo que me ha sucedido. Mi padre me felicita, diciendo que me merezco todo lo que he anhelado, y me desea lo mejor. En ese momento, mi madre toma mi mano con cariño y me dedica una pequeña sonrisa. Terminada la cena, me encargo de lavar los platos para que mis padres descansen. Con todo listo, me dirijo a mi habitación. Estoy pensando qué hermoso vestido voy a ponerme mañana. Estoy dudando entre un vestido sencillo y elegante. Me encanta el color blanco, me queda ajustado a la cintura y llega hasta la rodilla. Es recatado pero muy hermoso. Estoy organizando todo para mañana, para que no se me haga tarde. Estoy tan emocionada y quiero que todo salga perfecto.

Al día siguiente, me levanto rápidamente. Me doy una ducha veloz, ya que el tiempo apremia. Tomo la carta y me dirijo a mi antiguo trabajo para entregar mi carta de renuncia. Al llegar, me encuentro con algunos compañeros que me sonríen y saludan. Nunca me habían visto tan bien arreglada, todos se sorprenden al verme. Uno de ellos se acerca y me dice que estoy muy hermosa, que es la primera vez que me ve así, yendo a mi trabajo. En ese momento, le dedico una pequeña sonrisa y le digo:

-No vengo a entregar mi carta de renuncia. Ya no voy a seguir compartiendo el tiempo con ustedes, ya que he encontrado un trabajo. Pero les agradezco por la compañía y la amistad que me han brindado. Siempre estaré pendiente de ustedes, a pesar de no trabajar aquí. No piensen que voy a dejar de buscarlos, seguiremos saliendo como siempre lo hemos hecho.