capítulo 2

Estaba emocionada al escuchar esa noticia, ya que hoy tendría una entrevista. Le estaba dando tiempo al señor don Antonio para que se calmara y luego me dirigí a su oficina. Al ingresar, le pedí permiso para hablar con él.

-Claro, pasa.

-Don Antonio, necesito que me haga el favor de darme un permiso hoy. Tengo que hacer unas vueltas a casa y no puedo permitir que se acerque la hora. Es muy urgente.

-¿Por qué me estás pidiendo permiso a las 2 de la tarde?

-Señor, si no fuera tan urgente, no le estaría pidiendo el permiso.

-Te doy el permiso solo por hoy, pero espero que no vuelvas a pedirme permisos. Muchas gracias.

Agradecí y continué, estaba tan feliz con ese permiso que me había dado don Antonio que no sabía qué hacer. No veía la hora de que llegara el momento de mi entrevista. Me dirigí rápidamente a casa para cambiarme de ropa y presentarme de la mejor manera posible, dando una buena imagen.

En el camino hacia la entrevista, me encontré con una hermosa secretaria que me miró de arriba abajo y me sonrió. Yo le respondí con una sonrisa y la saludé amablemente. Había muchas chicas esperando para la entrevista, lo cual me sorprendió. Eran tan hermosas que incluso suspiré y pensé:

"Lo dudo que sea para mí".

Con el paso del tiempo, la secretaria me hizo pasar a la oficina. Me quedé sorprendida por lo inmensa que era y al ver a ese apuesto caballero frente a mí. Sin embargo, mis pensamientos me daban un mal presentimiento. Nunca pensé que ver a ese hombre de frente se convertiría en mi dolor de cabeza. Era como ver al diablo en persona vestido de ángel. Ese fue el mayor error de mi vida. Si hubiera sabido desde el principio lo que me esperaba, habría dado la vuelta y me habría marchado rápidamente de ese edificio. Pero como dicen, la vida nos sorprende y a veces no nos lo esperamos.

Lo observé atentamente a los ojos mientras el caballero me hacía seguir. Tomé asiento y me pidió mi currículum, mirándome de reojo de arriba abajo. Me puse un poco tensa y no sabía qué estaba pensando en ese momento. Él soltó un pequeño suspiro, sonrió y me dijo que me esperara mañana a las 7 de la mañana, muy puntual, ya que empezaría mi jornada laboral al día siguiente. Me emocioné tanto que le agradecí con todo mi corazón.

-Estoy tan contenta. -dije mientras me miraba.

-Sigue donde su secretaria. Ella te dará la información necesaria para firmar el contrato de trabajo.

Le agradecí de nuevo y me dirigí a la secretaria, quien me miró detenidamente y me sonrió. Me pidió mi talla para poder solicitar mi uniforme y tenerlo listo para mañana temprano. Luego, me hizo firmar unos documentos a los que apenas les eché un vistazo, solo puse mi firma. Estaba tan feliz por esa noticia. Nunca pensé que saldría de allí con el trabajo que tanto anhelaba.