4.

Cuando cumplieron diecinueve años, conocieron a otro Omega que les gustó. Lo seguían compartiendo todo igual que siempre y los Omegas no dudaban mucho con sus ofertas.

Ya estaban en la universidad y más grandes también.

—¡¿Qué hicieron ahora?! —preguntó su madre.

Ambos estaban sentados en el sillón.

—¡Esto es suficiente! ¡¿Cuándo se van a detener?! ¡Ya no tienen miedo de los castigos! ¡Todo les da igual! —dijo el padre.

—Él me buscó, no es mi problema —soltó Alay.

—¡No importa si él te buscó! Ilay, se supone que tú eres más razonable, ¿por qué no lo detienes? —preguntó la mamá.

—El único que no me da problemas es Éley, solo mírenlo, hace sus tareas y jamás he recibido un mal comentario de él en la primaria o secundaria —dijo el hombre señalando a su hijo que estaba sentado en la mesa oyendo como regañaban a sus hermanos hasta por décima vez en un solo día.

Alay levantó los hombros restándole importancia a todo.

Ambos siguieron escuchando como sus padres los regañaban sin cesar y como los enviaban a su habitación. Ambos se quedaron dentro pensando en qué hacer de interesante cuando escucharon a Éley caminando por el pasillo.

Ilay movió su cabeza en negación, pero su hermano soltó una sonrisa y se acercó a la puerta. Lo vio caminando sosteniendo sus cuadernos en sus brazos.

—Oye, hermanito —susurró.

Él le dio una mirada a su hermano. Su cabello era pelirrojo al igual que el suyo, pero la diferencia es que los gemelos tenían los ojos negros, como el padre, y Éley los tenía grises, como la madre.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Ven, entra aquí.

—Papá no quiere que hable con ustedes porque están castigados —le recordó.

Alay nada más soltó una sonrisa.

—Te daré un regalo si vienes.

Eso lo convenció demasiado fácil y entró. Vio a Ilay sentado en una de las camas y le dio unos golpecitos para que se sentara. Éley quedó en medio de ambos sentado como niño bueno cuando a sus lados tenía dos demonios que se la pasaban más en el infierno que en la tierra.

—Mira, papá nos castigó por una cruel injusticia —contó a su lado —. Y eso, claramente, no es justo. Sabes que nosotros siempre somos buenos, ¿verdad?

—Sí, conmigo siempre son buenos —dijo sonriendo viendo a ambos.

—Claro que sí —añadió Ilay —. Siempre te protegemos y nunca dejaríamos que nadie te hiciera algo porque eres nuestro lindo hermanito.

—Así que, debido a eso, ¿no quieres ayudarnos a salir?

Éley se quedó dudoso porque sabía que ellos no podían salir. Había escuchado a su padre muy enojado y molesto y que no quería ni verles la sombra.

—Solo una ayuda pequeña porque tenemos que ver a alguien —habló Ilay.

—¿Qué tengo que hacer?

Ambos sonrieron y Éley bajó teniendo claro lo que debía hacer. Miró a todos lados, viendo a su padre sentado en el sillón, vigilando la entrada sin duda alguna.

—Papi —susurró acercándose a él.

El padre alzó la mirada examinando su rostro porque tenía sus ojos llenos de lágrimas y se puso de pie de inmediato.

—Éley, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?

—Es que, allí hay algo que me asusto. Es tu oficina hay un zorrillo y me da miedo.

—¿Qué? ¿Un zorrillo? Imposible.

—Ven, papi, mira, tienes que sacarlo, le puede hacer algo a mami.

—Sí, sí, Éley, no tengas miedo, vamos a sacar ese zorrillo. Papi lo va a sacar sin problemas.

El padre caminó detrás de él mientras escuchaba lo que su hijo le decía. Le explicaba que estaba justo detrás de su escritorio, así que él entró examinando todo. Se arrodilló en el suelo, mirando a todos lados, listo para pelear con lo que fuera.

—¡Allí está! —gritó con fuerza y el padre miró a todos lado, pero los gemelos tomaron eso como la señal de que el camino estaba libre.

Caminaron de puntillas viendo como Éley les daba una breve mirada y, al verlos salir por la puerta, dijo:

—Eh, creo que se fue. Adiós, papi.

El padre lo vio irse saltando sin entender nada de lo que había pasado cuando, por la ventana, vio a sus dos hijos corriendo en la calle. Se apresuró a correr a la puerta y lo vio alejarse.

—¡¿Para dónde piensan que van, par de demonios?! —gritó y los comenzó a seguir.

Los dos comenzaron a reír viendo como su padre iba corriendo detrás de ellos.

—¡Atrápanos si puedes, vejestorio! —exclamó Alay.

—¡Ilay, regresa aquí!

—¡Nos vemos el domingo, papá! —grito porque era viernes y no pensaban regresar hasta aquel día.

Su madre iba regresando a casa en el auto cuando vio a los tres corriendo y como el padre se terminaba dando por vencido después de seguirlos tres calles.

—¡¡Cuándo regresen estarán castigados de por vida!! —exclamó a todo pulmón en mitad de la calle donde más de un vecino asomo la cabeza por la ventana.

Ignoraron las llamadas de sus padres mientras esperaban a que, a quién estaban esperando, llegará. Se quedaron sentados cuando lo vieron aparecer. Era lindo igual que el anterior. Su cabello era rubio y sus ojos verdes. Era dulce, justo como le gustaban a Alay. Los gustos de Ilay eran solo un poco diferentes, pero nunca decía nada.

—Hola —dijo él con una sonrisa.

—Hola, hola —saludó Alay poniéndose de pie.

—¿Estás cansado, Kelly? —inquirió Ilay acariciando su cabello rubio.

—Estoy bien —aseguró él sintiendo como ambos se acercaban y se sintió nervioso.

—Bien, entonces, vamos.

Alay pasó su brazo por encima de sus hombros y los tres comenzaron a caminar.

Se conocían hace cinco meses y siempre hablaban mucho. Al Omega les gustaba escuchar las cosas graciosas que decía Alay, pero también las cosas lindas que el gemelo le decía. Del primero no recibía muchos regalos, pero cuando lo abrazaba o lo besaba, le gustaba más que cualquier cosa.

Avanzaron por la calle hasta que llegaron a la casa del Omega porque estaba solo.

—¿Ese chico te sigue diciendo algo, Kelly? —preguntó Alay mientras entraban a la casa —. Si es así, tienes que decírmelo y le daré una lección.

—Pero no debes tener miedo —dijo su hermano —. Debes verte valiente siempre porque nos tienes a nosotros para protegerte.

—Ya no dice nada —respondió Kelly con una sonrisa —. Él se asustó cuando vio a Alay la última vez.

—¡Naturalmente! Todos me tienen miedo —dijo riéndose mientras abría el refrigerador para buscar comida.

Los padres del Omega trabajan hasta tarde, así que luego de la universidad solía estar solo en casa. Aunque eso era antes de conocerlos a ellos.

Se quedó comiendo mientras veía a su hermano con Kelly hablando. Lo vio reír por algo que pasaba en la televisión. Pensó por unos segundos en varias cosas y se mantuvo alejado por mucho tiempo donde no dijo nada y sintió que era como si ellos dos no supieran que estaban ahí realmente. No le gustaba eso, así que se acercó y, al sentir la mirada del Omega de inmediato y como se acercaba a él, se sintió mejor.

—Lo de esa vez fue divertido.

—¿El meter las pelotas en el hoyo? —pregunto Alay con una sonrisa.

—Sí, ustedes son buenos en eso —dijo Kelly. Él se refería a un juego, pero claro que, para alguien como Alay, no pensaba en el juego en lo absoluto.

—Va a estar este fin de semana otra vez en la feria, podemos ir.

—¡Sí! Sería divertido.

Se quedaron nada más viendo la televisión y riendo en los momentos graciosos. Estaban comiendo palomitas mientras todo iba sucediendo. Era una comedia, así que las cosas graciosas estaban por todos lados.

Cuando el teléfono de la casa comenzó a sonar, Kelly se puso de pie para ir a contestar.

—Papá debe estar muerto.

—Probablemente, ahora tendremos el castigo máximo y todo gracias a ti, Alay.

—Oye, ¿qué te haces? Yo no recuerdo haberte obligado o algo —dijo el gemelo dándole un golpe en el hombro —. Esta película me está dando sueño. ¡Me aburren las jodidas películas!

Se quedó mirando a la nada hasta que miro sobre su hombro viendo a Kelly que se estaba preparando algo para comer.

—¿Qué tal si hacemos una película porno?

Ilay alzó la mirada para verificar si realmente había dicho eso o no.

—¿Con Kelly? —inquirió mientras el Omega estaba demasiado ajeno a toda la conversación solo haciéndose un pan con mermelada.

—Pues, claro que sí, yo no veo a ningún otro lindo y dulce Omega por aquí.

En eso, Kelly regreso donde ellos con una sonrisa.

—Oigan, tengo problemas con unas tareas de matemáticas e inglés, ¿quieren ayudarme?

Al escuchar eso, los gemelos soltaron una breve sonrisa.

—Claro, yo te ayudo en inglés —aseguró Alay mientras se ponía de pie —. Yo te enseño a hablarlo mientras Ilay te enseña la raíz cuadrada de sesenta y nueve.

Al llegar a la habitación tomaron los cuadernos para ayudarle un poco. Ambos le enseñaron algunas cosas y les explicaron con calma. El Omega les gustaba también, así que le ayudaban siempre e incluso a veces le hacían las tareas. Cuando vieron que ya tenía todo más que claro y que podía hacer algunos ejercicios de matemáticas solo y pronunciar algunos diálogos para una presentación bien, entonces tiraron los cuadernos lejos.

—Eh..., ¿q-qué? —preguntó el Omega no muy seguro de lo que le habían dicho porque las caricias y besos de ambos le nublaban el sentido por completo.

Alay besó sus labios entrando en su boca buscando su lengua mientras el otro dejaba besos sobre sus costillas y pasaba su lengua suave, cálida y húmeda haciendo caminos hasta que llegaba a sus pezones.

—Una película caliente —susurró Alay en su oído.

Se alejó un poco tomando su teléfono con el de su hermano para comenzar a grabar.

—No tengas miedo, nadie verá el vídeo, únicamente nosotros tres —le aseguró Ilay mientras besaba su cuello.

—P-pero...

—¿No quieres? —preguntó Alay acercándose.

Los tres quedaron sentados en la cama. Los gemelos únicamente se quedaron esperando una respuesta.

—Si digo que no, ¿se van a enojar?

—Claro que no, ¿verdad, Ilay? —miró a su gemelo quién asentía —. Solo es para divertirnos, pero si no quieres no pasa nada. Nada más será algo que veremos los tres.

—Y, ¿qué pasa si un día ustedes se enojan conmigo?

—¿Piensas que podemos usar el vídeo para manipularte o algo, Kelly? Con Ilay no hacemos esas mierdas. ¿Por qué querríamos herirte cuando eres tan lindo? —preguntó acercándose un poco —. Entonces, ¿qué opinas? ¿Te gustaría tener un vídeo con nosotros para ver cuando nos extrañes?

—Sí..., me gustaría —dijo con las mejillas rojas y visiblemente avergonzado.

—¿Si quieres? —cuestionó Ilay acercándose también.

Kelly movió su rostro y se besaron por unos segundos para luego mirar hacia el otro lado y besar a Alay. Las feromonas de ambos eran intensas y le gustaban, así que se dejó consumir por ellas y por las cosas que ambos le hacían.

Obedeció a las cosas que le decían mientras Alay grababa un poco más de cerca.

Miró a la cámara cuando él se lo pidió y el Alfa sonrió porque era una toma perfecta donde se veía con sus mejillas rojas mientras movía su cabeza de arriba abajo para encargarse de lo que Ilay tenía. Cerró sus ojos para mover su mano y abrir más grande la boca por lo que entraba.

Entonces, tras dejar el teléfono en un lugar fijo mientras el otro grababa desde otra perspectiva, se unió a todo. Ambos apoyaban sus rodillas en la cama, mientras Kelly se encontraba sobre sus rodillas y manos apoyándolas. Podía sentir como uno sostenía su cabello para empujar en su boca. Respiró con dificultad cuando Alay se deslizó en él. Su cuerpo tembló y se desconcentró de lo que tenía que hacer con la boca, así que su cabello fue tomado para que alce la mirada y abrió la boca de nuevo.

—¡Aaah...!

—Concéntrate en mí —exigió Ilay.

—Y en mí —dijo el otro mientras movía su cuerpo, llegando hasta lo más profundo de él.

Su boca estaba hecha un desastre cuando se tuvo que mover hacia el lado. Alay limpió su boca mientras se ganaba en la cama y lo movió para que se subiera encima de él. Lo besó mientras sentía esa calidez interna que tenía y movió su cuerpo escuchándolo gemir.

Cerró sus ojos arqueando su espalda, disfrutando de aquello y movió su cuerpo también con ganas.

—Te ves animado —comentó Ilay mientras se colocaba un condón.

—Respira —le sugirió Alay y Kelly simplemente asintió porque no era primera vez que lo hacían así los tres. Sus mejillas fueron tomadas y soltó un gemido largo en sus labios.

Su cuerpo tembló, se sintió lleno por completo y ambos no tardaron en comenzar a moverse contra él.

—¡Aaaah...! Son grandes... —gimió sin saber de donde sostenerse porque era mucho de todo y pensó que estaba a nada de desmayarse.

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Comments

kelly_Amaeltaekook.💗

kelly_Amaeltaekook.💗

JAKSJAKASJ ese es mi nombre qpdoo

2024-12-30

0

Esa es una escena interesante 🙈🌚😈

2024-06-13

3

Uhhhh, la apariencia de ese omega me recuerda a alguien jiji. Y que misterioso Ilay.

2024-06-13

2

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