PARTE III

A la mañana siguiente.

Manuel se despierta e inconscientemente Miriam se puso entre los brazos de Manuel.

Manuel la observa y la abraza, cierra los ojos y se queda dormido.

Una hora después, Miriam abre los ojos y ve que Manuel la tiene abrazada. Grita.

— Ahhhhhhhhh.

— Cálmate mujer, casi me mata de un ataque al corazón.

— ¿Que hago aquí?— comienza a recordar que estuvo tomando con el, y que ella le dijo, besame una vez más— No me lo digas, ya recordé algo.

— Así, recuerdas todo— la mira con una mirada tan picara— Nunca pensé que fueras tan ardiente.

—No digas más. Por favor. Por que me hiciste eso. Yo era virgen y ahora mi primera vez es con alguien que ni mi novio es, y que no siente nada por mi— se puso a llorar.

— Pero fuiste tú, quien me dijo que te besara, me tiraste a la cama y me quitaste la ropa, me violaste Miriam— lo dice un tono pícaro y entre risas— eres muy agresiva.

— En serio hice eso. Lo lamento. No tengo todos mis recuerdos.

— Ahora haste responsable de lo que hiciste Miri.

— No me veas, siento vergüenza. ¿Donde esta mi ropa?

— Ohhh se me olvidó sacarla de la lavadora. Espera aquí, la pondré a secar.

Miriam se levantó de la cama, cuando Manuel se fue a sacar la ropa de la lavadora, vio que no tenía ropa interior y que sólo tenía una camiseta grande como ropa. Sintió tanta vergüenza que sus mejillas iban a explotar de lo caliente que estaban.

— ¿Por que tengo tanto dolor de cabeza? Siento mi estómago estallar.

Manuel, se fue al baño y trajo una botellita.

—Tómatela, es para la resaca. Nunca pensé que con 4 copas te pusieras así, me dio un poco de miedo. Estabas helada, tu presión arterial bajó.

—¿Porqué quitaste mi ropa?

— ¿No recuerdas que pasó? Miriam.

— Ayer me tomé una pastilla para dormir antes de salir del café.

Manuel un poco enojado le dice.

— Eres estúpida o te haces. Cómo se te ocurre combinar somníferos con alcohol. Cómo médico te digo, no lo vuelvas hacer. Ya decía yo que estabas demasiado borracha.

....Ding, Dong...

Suena la puerta de la suite. Manuel ve a ver quién es por la pantalla de la puerta.

— No puede ser. ¿Qué hace Amanda aquí? Ya le dije que no me gusta que venga acá. Nunca ha entrado y no entrará.

...ring...ring...ring...

Manuel contesta la llamada.

📱— Hola Manuel. Ábreme, estoy afuera.

— Amanda no estoy en casa. Además ya sabes que no me gusta que tú vengas donde no te llaman. Este es mi espacio personal. Si quieres nos vemos en el hotel de siempre.

— Manuel abre, se qué estás allí. ¿Con quién estás?

— Amanda este juego termina hoy. No me gustan los celos, además tú no eres nada mío. Estás confundiendo las cosas. Aquí se acaba nuestra amistad.

—No me hagas esto, yo te amo. Que mujerzuela está contigo. Ábreme o te hago un escándalo.

— Has lo que quieras. Ya te dije que no estoy en casa. Adiós Amanda.

Amanda empezó a gritar.

— Ábreme la puerta Manuel. Yo te amo. No puedes terminar lo nuestro de esta forma. Siempre he hecho lo que tú quieres y ahora me dejas a un lado porque estás con un juguete nuevo. Abre..

Miriam escuchó los gritos de Amanda. Y se encerró en el baño. Lloró.

— Tengo que dejar de llorar. Yo no amo a Manuel, ni nada por el estilo. Es su problema con quién se acuesta. Le di mi Virginidad a un idiota— lloró tan amargamente.

Manuel golpea la puerta del baño.

— Miriam abre la puerta. Es un mal entendido.

Miriam abre la puerta.

— Dame mi ropa. Me quiero ir de aquí ya.

— ¿Qué te pasa? ¿Estas celosa?

— Claro que no. No estoy celosa. Acaso tú y yo somos algo para que yo pueda sentir celos. Lo que pasó anoche, fue un error— lo dijo entre lágrimas.

— Cálmate mujer.

— Nunca debí hablar contigo, nunca debí salir contigo. Tú nunca debiste pasar por mi vida. Sabes, toda mi vida quise que el verdadero amor fuese quien me diese mi primer beso, y que mi primera vez fuera con ese ser que me iba a amar. Y aun a pesar de mis miedos, por ver tanta mala experiencia de mi madre, de mis amigas, y aún con toda mi timidez, di un paso contigo.

— Cálmate. Me haces sentir mal, como que yo fuera una escoria. Anoche no pasó nada, así que relájate.

— ¿Porqué no tengo mi ropa interior? ¿Porqué estoy en tu casa, en tu cama? ¿Porqué estábamos abrazados? ¿ Porqué recuerdo que me besabas y besabas mi cuello?

— No pasó nada. De ahí no pasamos. Sentías frío y te abracé, tu ropa te la quité porque te vomitaste. Eso es todo.

—Lo dices en serio Manuel.

Manuel le dio la ropa a Miriam.

— Vístete y vete.

— Bien.

Manuel sentía como su corazón se hacía chiquito. Sentía algo que no se explicaba.

— Es una idiota. Si hubiese querido la hubiese hecho mía y ni cuenta se hubiese dado. Pero no, me contuve y solo la besé, te acaricié un poco y te abrecé— se decía asimismo— Chica tonta.

Miriam se vistió. Y se fue de la suite.

Afuera estaba Amanda, esperando que saliera Manuel.

— No puedo creer que Manuel me cambie por una mojigata, muerta de hambre— Le dió una cachetada a Miriam.

— Pido disculpas, no sabía que Manuel tenía novia.

—Eres una zorra— la tomó del cabello

— Ya déjame. Ahí está tu Manuel. Yo nunca más hablaré con él — gritó— Déjame.

Manuel escuchó el grito de Miriam y salió.

—Amanda que haces aún acá.

— Manuel, yo te amo y me dejas por esta pobretona, muerta de hambre.

— Tú y yo nunca tuvimos una relación.

Le tomó las manos a Amanda.

— Suelta su cabello— le dijo Manuel a Amanda.

Amanda soltó el cabello. Miriam salió corriendo, desorientada, porque no sabía dónde estaba.

— Dios mío, otra vez, no conozco este lugar. Y mi cartera y mi celular quedó en la casa de Manuel. ¿Porque siempre me ocurre lo mismo?

Había un parque cerca, se sentó en una banca a llorar.

Manuel corrió a Amanda. Entró a su suite.

Vio la cartera de Miriam.

— Lo hace a propósito. Siempre deja sus cosas. Y estamos al otro lado de la ciudad. Creo que iré a buscarla.

...ring...ring...ring...

📱— Hola Manu, ¿Salimos a montar caballos?— le pregunta Antón.

— Si salgamos. Estoy tan estresado.

— A las 10 te parece.

— Está bien. Te veo en un rato.

Manuel se dió una ducha larga, se vistió y se preparó para ir al club campestre.

Sube a su auto, mientras conducía, vió a Miriam, sentada en el parque cerca de donde él vivía. Tenía las manos en su cara, estaba llorando. Detuvo el auto. Se bajó y se dirigió donde ella.

— Miriam...

Miriam levantó su cara, lo vió.

— Déjame en paz. Nunca debí haber salido de mi pueblo. Pero mi ambición por ser alguien en este vida, me llevó acá.

Mírame parezco una pordiosera, mi cabello desarreglado, sin dinero, sin celular, sin saber que rumbo tomar.

— Toma, aquí está tu bolso. Te voy a llevar a tu casa. Me siento mal verte así. Es mi culpa.

Manuel les tomó las manos, se arrodilló y la abrazó.

— Perdóname. Lo mejor será que no te busque más. Siempre que lo hago, todo termina en un desastre— arregló sus cabello— Vamos te llevo.

Miriam subió al auto. Un poco más tranquila.

— Miriam, el próximo lunes me toca ir a realizar mis prácticas.

Miriam no le dirigió la palabra. Ni siquiera lo vió.

— Llegamos.

— ¿Porque no puedo abrir la puerta?

— Tiene llave. Quiero que me mires y me escuches.

Miriam dirigió su mirada a él.

— Realmente me gustas y mucho. He llevado una vida loca, nunca había pensado si una chica sufría por mí, la verdad nunca me importó. Pero contigo es un poco diferente— Llevó sus labios a los labios de Miriam y la besó— este es nuestro adiós.

•••Miriam•••

Han pasado 6 meses. Y cada día que ha pasado Miriam no deja de pensar en Manuel.

— Miriam, ¿Trabajas este sábado? Me gustaría que me acompañes a visitar a mis padres. Ayer me enviaron dinero. Mi padre está bien enfermo— Le dijo María.

— Te acompañaré. Avisaré que no iré. Voy a renunciar, ya no me ajusta para nada. Buscaré otro empleo.

— Muchas gracias. Has sido una buena amiga, desde que vine aquí, tú has sido mi única amiga. Sabes, me gusta alguien.

— ¿Y a ti te gusta?

— Acepté ser su novia. Estamos en el mismo curso.

—¿No tienes miedo que te engañe?

— No. La verdad creo que es sincero. Y sabes, tuvimos sexo.

— ¿Qué? Tan pronto. ¿Te dolió?

— jajaja no era mi primera vez. Y él lo noto. Me dijo que le hubiese gustado que el fuese sido el primero.

— Tranquila amiga, si él es para ti, eso no será un problema.

Llegó el día sábado. María y Miriam viajaron al pueblo de donde María es originaria. Estuvieron ahí sábado y domingo. Y viajaron de vuelta a la capital el lunes en la madrugada.

— Miriam la otra semana son nuestras vacaciones, vas a viajar donde tu madre.?

— Si. Este semestre ha sido lo peor y necesito cargar mis fuerzas para terminar este año con todos los ánimos. Y aunque hablo casi diario con mi madre, quiero verla.

El lunes por la tarde, Manuel llegó a la facultad, con una actitud soberbia, altiva.

— Hola amigo, ¿Cómo te fue?

— Bien. Un semestre más y seremos Médicos graduados. Antón, tu internado fue acá, no tuviste que ir a un pueblo, no se si vengo con ganas de trabajar o de renunciar a mi preciada carrera.

— Así es, mi internado fue acá, presté servicio en la universidad, dando laboratorios de anatomía. Y sabes a quién le di clases????

— ¿ A quién?

— A tu amada.

— No me hables de ella. Por su culpa la he pasado tan mal.

— Mmm Manuel salimos está noche, te presentaré a Charlotte, una jovencita bellísima que estudia con tu amada. Te va a encantar.

— No. Esta noche solo quiero descansar. Mañana salimos. ¿Te parece?

— Está bien. Te dejo, voy con el doctor Moria.

Al salir Manuel se encontró con Miriam. Pasó a su lado, aunque se le aceleró el corazón, no la miró ni un poquito. Miriam se detuvo, quedó ahí, esperando que Manuel la saludara.

— Soy una tonta, después de tanto tiempo pensé que él me iba a hablar. Si durante estos seis meses no me envió ni un mensaje, ¿por qué me hablaría hoy? — pensó Miriam.

Manuel se subió a su auto y se fue a su casa a saludar a sus padres.

— Hola padre, Hola madre. Estoy de regreso.

— Ya pensaste en que te quieres especializar.

— Si padre. Neurocirugía.

— Perfecto. Todo Coen, debe ser lo mejor. Asi que en Estados Unidos estudiarás la especialidad.

— Pero padre, no quiero viajar. Aquí puedo estudiar.

— No. Irás a Estados Unidos. Te vas en Diciembre. Le dije a Morgan que prepare todo.

— Por una vez padre, me puedes escuchar. Siempre he hecho lo que he querido.

—¿Siempre? Estas seguro, yo me entero de todos tus movimientos, si te he dejado hacer es porque lo que has hecho no es nada. No me decepciones.

— Madre di algo.

— Tu padre tiene razón. Te espera un futuro brillante.

— Me voy. Aquí no puedo estar más. Lo de estados unidos aún no está definido. Yo decido mi futuro padre.

Manuel salió enojado.

Se fue a su suite. En el camino llamó a su mejor amigo.

📱— Antón, salimos hoy. Consiguete unas chicas, necesito sexo para relajarme. Y lo peor de todo no puedo sacarme de la cabeza a Miriam.

— Entendido Manu. Te presentaré a Charlotte. Lo que no entiendo es porque no puedes sacarte de la cabeza a Miriam. No me digas que te enamoraste de ella.

— No digas tonterías. Yo no estoy enamorado de ella. Pero antes de que presentes a esa Charlotte, necesito hablar contigo. A las 8 en el Tommy' Bar.

Llegadas las 8.

— Por fin llegas.

—Me dijiste a las 8 Manuel. ¿Cuantas copas llevas? Estas borracho.

— Necesito decirte algo, pero no digas nada, solo escúchame. No puedo sacarme de la cabeza los besos de Miriam, su cuerpo desnudo, su cara, su hermosa mirada, quiero tenerla pero no quiero lastimarla.

— Manuel, estás enamorado de ella. No puedo creerlo. Nunca pensé verte así amigo.

— ¿Qué hago? No quiero sentir está estupidez.

— Creo que es hora de dejar tu vida de mujeriego. Si estás enamorado, vive tu amor con ella. Aunque me parece que ella no está enamorada de ti. Últimamente un chico anda detrás de ella. Parece un chicle pegado.

— Antón, no me hubiese dicho eso.

Manuel salió del bar, subió a su carro y sin pensarlo se fue a la residencia (internado) de Miriam. Estando afuera, la llama.

📱— Miriam, sal. Quiero decirte algo.

— Ahorita bajo. Te escuchó raro.

Miriam salió en pijamas. Se acercó al auto.

— Entra— le dijo Manuel con un tono un tanto molesto.

— Ando en pijamas.

— No importa, nadie te verá.

Miriam entró. Manuel comienza a conducir. Y la lleva a su suite.

— No quiero entrar a tu casa.

— Lo que tengo que hablar contigo, lo hablaré allí. Además andas en pijamas. No puedo llevarte a un restaurante.

Miriam bajó y ambos entraron a la suite.

— Estás borracho, milagro no nos matamos.

— ¿Quién es el tipo que anda detrás de ti?

— ¿Cuál tipo? además es mi problema.

Manuel la sujetó del brazo, y la tira a la cama.

— Dime. ¿Quién es? o no respondo.

— Me estás lastimando. Sueltame.

— Hasta que me digas te suelto.

— Si te ibas a portar así conmigo, no hubiese venido. Ese chico que camina conmigo es un compañero de clases, estamos juntos en un trabajo de investigación, y yo no elegí hacer pareja con él, fue el profesor.

— Solo es un compañero— le soltó la mano y la abrazó— Sentía que me volvía loco, cuando me dijeron que un hombre estaba detrás tuyo.

— No entiendo lo que sucede. Estas borracho.

— Te amo Miriam. Quiero que seas mía, mi mujer, mi novia, mi pareja.

— Ehhhh esto se está poniendo raro. Me estás dando miedo.

—¿Te gusto?

— No tengo porque responder eso.

— Dime mujer, estos seis meses, han sido un infierno lejos de ti, te pensé todos los días, cada minuto te extrañé. Me acabo de dar cuenta que estoy enamorado de ti.

— Sueltame, me quiero ir.

Manuel le dió un besó a la fuerza.

— No lo hagas de esta forma Manuel. No conviertas mis sentimientos de amor en odio.

— ¿Me amas? Solo dilo.

— No me obligues a decirlo. Los sentimientos no se obligan.

— No ves mujer que pronto no estaré aquí— lo dijo con una mirada triste.

— ¿Qué te sucede? Tomaste de más.

— Solo di que me amas. Por favor— se puso a un lado de la cama.

Miriam asustada, se levanta. Manuel la sujeta nuevamente y abraza con fuerza.

— Te amo. No lo entiendes. Te amo, tardé tanto para entender este sentimiento y tú no me amas— la tira denuevo a la cama y se sube encima de ella.

— Manuel, Sueltame. Yo a ti te amo, pero esta no es la forma— con una voz triste.

Manuel fue soltando poco a poco las manos de Miriam. Dirigió sus manos a sus mejillas, las acarició, sus ojos no dejaban de ver los labios de Miriam. Lentamente se acercó y la besó. Esta vez Miriam aceptó aquel beso, un beso sin ser forzado, sin ser robado. Asi estuvieron unos 10 minutos, besándose.

— Miriam, te amo. Lo digo con el corazón en la mano— Tomó la mano derecha de Miriam y la puso en su pecho— escuchas como mi corazón palpita con locura, es por ti.

Miriam no decía nada. Y como por un encanto de amor, llevo sus manos al cuello de Manuel y acercaba sus labios a los de ella.

— Manuel, solo se gentil conmigo.

Manuel entendió esas palabras. Miriam le estaba dando luz verde. Manuel la abrazó , besó su frente, besó sus labios con tanta pasión. Le quitó su pijama y la dejó desnuda, él se quitó la ropa, y esa noche, Manuel la hizo mujer, su mujer.

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