Manuel bajó del auto.
— Miriam discúlpame. No sé qué me pasó.
Miriam aún con la impresión comenzó a caminar sin rumbo, en aquella ciudad que no conocía.
Manuel la alcanzó y le toma la mano.
— Miriam, perdoname. No volverá a suceder. Deja de llorar. Te llevaré al internado.
Miriam le dió una cachetada, sus manos actuaron solas, estaba tan desconcertada.
— Déjame, yo voy a caminar un poco.
— Pero no conoces, te puedes perder.
— No importa, solo déjame.
— Ya te dije que me disculpes, no tienes por qué ofenderte por un beso. Solo me dejé guiar por mis emociones.
— Era mi primer beso, no tenía que ser asi—ella lloraba— solo quiero caminar, déjame sola.
Manuel soltó la mano de Miriam. De pronto un auto color rojo se detuvo y desde su interior llamaron a Manuel.
— Manuel.
Se oyó la voz de una mujer. Miriam dirigió su mirada al auto, y vio como una chica alta, de cuerpo muy bonito y escultural, con ropa muy corta y ajustada salió del auto. Solo vió como ella se acercó a él y le dió un beso muy cerca de los labios, y Manuel no dijo nada.
*** entre los pensamientos de Miriam***
— Está en la mayor vergüenza de mi vida. ¿En qué estaba pensando para aceptar una salida con Manuel? Soy una idiota. Es obvio que esto es solo un juego, como fue un juego mi madre para mí papá.
Miriam salió corriendo, se sentía frustrada y apenada. Manuel no la siguió. Desde la distancia observó que Manuel se subió a su auto y siguió el auto de la mujer.
— Jajaja ¿Ahora donde estoy? Mi primera noche en esta hermosa ciudad, llena de luces de colores, mi falda está sucia y mi bolso quedó en el auto de Manuel, estoy sin dinero y sin celular. Voy a preguntar cómo llegar al internado.
—Hola señora, me podría indicar cómo llegar al edificio del internado, por favor.
—Buenas noches jovencita, si puedes tomar el metro, aquí mismo pasa y te deja al frente.
— Y para llegar caminando. ¿Cómo llego?
— No tienes dinero niña. Yo te pago el pasaje. No te preocupes.
— Muchas gracias, Dios se lo pague por tan buena acción. Me acaba de salvar de esta terrible situación.
— No te preocupes. No eres de por acá. Y seguro te pasó algo. Dios a veces usa angeles en la tierra. Me alegra ser de ayuda.
Miriam llegó sana y salva a su cuarto.
— Miriam, ¿Qué te sucedió? ¿Por que vienes en esas fachas? — le preguntó María.
— Tuve un pequeño accidente— le contesta con unos ojitos triste.
— ¿Cómo te fue con tu galán?
— No es mi galán. Y me fue bien. Estoy cansada. Pensé que el señor de seguridad no me iba a dejar a entrar, porque son las 9 de la noche.
— Mmmm pero ya estás aquí.
Miriam se fue a dar un baño.
No dejaba de pensar en lo sucedido.
— Ese Manuel es un tonto. Espero no volverlo a ver. Solo quiero llevar una vida estudiantil relajada. Y tengo que buscar un trabajo de medio tiempo, para poder comprar lo que necesite. Mañana después de clase, iré a caminar a los alrededores para ver si encuentro algo.
****Al día siguiente****
•••Manuel•••
— Buenos días muchachos— dice el profesor— hoy veremos la lista de los lugares donde ustedes realizaran sus prácticas de este año. Deben saber, que como es su último año tienen que dar lo mejor de si mismo y actuar con mucha responsabilidad y respeto.
Asi pasaron 40 minutos. La clase finalizó.
— ¿Cómo te fue anoche, rompecorazones?— le dice Antón a Manuel.
— Anoche fue un desastre. Ese niña estúpida, no quiso entrar al restaurante, pero gracias a Dios, porque iba vestida como para una fiesta de Halloween, la llevé a comer unas hamburguesas y tanto era su nervio que se le cayó en su falda, aprovecho y la beso. La joven se sintió ofendida que se bajó del auto llorando, y me pegó una cachetada. Y para terminar la noche me encuentro con Amanda. y Miriam salió corriendo quien sabe a dónde.
— ¿Pero la seguiste?
— No.
— Ya me dio lástima la muchacha. Ella no conoce. Que más da—dijo Antón.
— Ya no quiero seguir en este juego— Manuel sacó su cartera y le dió los $1000 a Antón — toma, ganaste.
— jajajaja la primavera está muy hermosa. No puedo creer que dejaste ir a una jovencita.
— No molestes. Para colmos anoche dejo su cartera en mi auto. Tengo que buscarla y entregarle.
— Suerte amigo.
•••Miriam•••
Por la tarde, Miriam se dirigía a la biblioteca. He iba hablando sola.
— ¿Por qué no puedo sacarme de la cabeza a ese tonto?
Cuando derrepente choca con Manuel.
Al verle la cara, se puso tan nerviosa que todos sus cuadernos cayeron al piso.
— Hola Miriam. Solo quería entregarte tu cartera que la dejaste en mi auto anoche.
— Ho...ola Manuel. Gracias.
— ¿Te ayudo a levantar tus cosas?
— No es necesario, ya lo hice yo. Si me disculpas voy a la biblioteca.
— Que casualidad, igual yo. No estés molestas. Yo no te molestaré más. Nos vemos.
***En los pensamientos de Miriam***
— ¿Qué me pasa? Deja de pensar en ese cretino. Por lo menos recupere mi cartera.
••• Manuel•••
Manuel no entró a la biblioteca y se fue a tomar unas cervezas solo.
— Miriam dijo que yo era su primer beso. Aún existe chicas a esa edad que no han dado ni su primer beso. No lo puedo creer. Estaba tan nerviosa, tan sonrojada que hasta yo sentí un poco de nervio.
Amanda entra al bar.
— Sabía que aquí estarías Manu.
— Hola Amanda. ¿Quieres un trago?
— Si, por favor. Manuel, ¿Cuándo haremos oficial nuestra relación? Yo te amo y la pasamos bien en la cama.
— ¿Qué te sucede Amanda? Solo somos amigos con derecho. Yo no quiero una relación. No arruines lo que tenemos.
— Pero Manuel... Pensé que te gustaba.
— Si me gusta, eres ardiente en la cama. Pero no te amo. Esto es lo que te ofrezco, ¿lo aceptas o lo dejas?
— Está bien Manuel. Lo acepto— se acercó a los labios de Manuel, y le paso su lengua, de una manera tan sensual.— tengo ganas de hacer el amor aquí contigo.
— Okey. Salgamos de aquí Amanda.
Manuel y Amanda se fueron a un hotel.
Asi pasaron los días, Miriam seguía su rutina diaria, se levantaba, se bañaba, desayunaba e iba a la universidad, iba un rato a la biblioteca por las tardes y a las 4 ya estaba en su cuarto estudiando. No encontró un trabajo de medio tiempo, durante la semana dado que la carrera demandaba tiempo. Pero si encontró un trabajo los fines de semana. Atendiendo un café. La paga era poca pero suficiente por los momentos.
El café tenía una actividad de Otakus y tenía que vestirse para esa ocasión. Tendría un pago extra por eso. Ella aceptó aunque la verdad no quería, pero necesitaba el dinero extra por cualquier cosa.
La chica que organizaba el pequeño evento, la vistió y la maquilló. Lucía un vestido de Maid negro corto y ajustado con unas medias rojas caladas y de tacón, la peinó con dos coletas.
— Waoo... nunca hubiese pensado que tendrías tan bonito cuerpo, tu silueta, tus curvas son asombrosas, deberías vestirte un poco más sensual— le dijo entre risas la organizadora del evento.
— Estoy muy nerviosa Luisa. Esta ropa... me siento con vergüenza. Y si mis compañeros me ven, que hago?
— Actúa normal. Estas bella.
Durante la actividad, Antón pasó por el café y vio a una joven muy hermosa con unas curvas de muerte. Se detuvo, entró al café y le preguntó a uno de los que estaban allí.
— Hola amigo, ¿qué están celebrando?
—Una fiesta Otaku.
— ¿Otaku? ¿Qué es eso?
— Estamos vistiendo con nuestros personajes favoritos, de los anime o mangas.
— A ya entiendo. Y esa chica tan hermosa que está vestida de sirvienta, ¿Quién es?
—Ella trabaja aquí. Se llama Miriam, creo.
— ¿Miriam? Será que se moleste si tomo fotos.
— No, está actividad será subida a una página de internet. Asi que no hay problema.
Antón le toma una foto a Miriam y se la envía por mensaje a Manuel.
—Adivina, adivinador... ¿Quién es esta bella dama?— le envía la foto.
— Esta bellísima. Pagaría una noche con esa chica.
— Jajaja es Miriam.
— ¿Miriam? pero Miriam no usa ese tipo de ropa. Dame la dirección para ir a comprobar con mis ojos que es ella.
— Es el café que está cerca de la facultad. Ella no me ha visto. Me saldré. Estaré en mi auto. Te doy 10 minutos para que estés aquí.
— Ya voy. Si es así, le perdonaré la cachetada que me dió y con ese mismo traje la haré que me sirva.
— Inténtalo. No demores.
***Diez minutos después***
Manuel llega al lugar, ve el auto de Antón, y decide entrar al café. Ve a Miriam. Queda impactado de tal cambio.
— Hola, ¿Me puedes servir un café?
Miriam se queda congelada, sonrojada.
Llega Luisa, la organizadora
— Hola joven, está actividad es una actividad privada y por el día de hoy no vamos a atender clientes. Espero me comprenda.
— Comprendo. Pero me gustaría participar de la actividad, aunque no tenga invitación, soy fan de Zoro, Me gusta, digo, me fascina One piece. Déjeme quedarme.
— Ehhhh... esta bien. Solo porque compartimos gustos. Él es mi favorito también.
Manuel se sienta en una mesa, y llama a Miriam.
—Hola Miriam, puedes servirme un café americano.
— Mmm ya lo traigo mi señor — le dijo a Manuel con tono nervioso.
— ¿Señor?
Miriam le trae su café.
— Aquí tiene mi señor.
— ¿Señor? Miriam acompáñame a tomarlo.
— No puedo. Estoy trabajando. Y tengo que atender otros clientes.
Luisa le hace de seña que siente con Manuel y lo acompañe.
— Te ves muy diferente Miriam. No sabía que te gustaba vestirte así.
— No me gusta vestirme así, estoy incómoda contigo.
— No tienes que estar incómoda. Te ves muy bonita. Después del trabajo, ¿vamos a cenar?
— No quiero.
— Miriam, tú me gustas.
Miriam entreabrió sus ojos, no podía creer lo que escuchaba. Su cara se puso roja y caliente. Y a su mente vino el beso de aquella noche.
— Entonces Miriam.Te voy a esperar.
— No quiero. Siento vergüenza
— Te voy a esperar. No acepto un no.
Antón le envía un mensaje a Manuel.
— Amigo me voy. Espero disfrutes de ese cuerpo. No olvides de tomar fotos cuando esté desnuda. Si no lo haces tú, yo iré tras ella. Chao.
— Ella es mía, Antón. Después de lo que vi hoy, ella es mi Maid.
•••Miriam•••
— Luisa ya es mi hora de salida, tengo un gran de cabeza y me siento tensionada.
— Miri, cuando estoy así de cansada, yo tomo estás pastillas— sacó unas pastillas de su bolso— tómate una ahorita y cuando llegues a tu casa, te das un baño con agua caliente y caerás dormida.
— ¿Qué son esas pastillas?
— Son un relajante, tranquila. Tómatela si quieres, pero son efectivas. A mí me ayudan a relajarme cuando estoy así.
— Damelas. Quiero descansar.
— Bueno. — le dio un sobre de 10 pastillas— solo tómate 1.
— Okey. Me voy.
— Tu novio te espera— le dijo Luisa entre risas pícaras.
— No es mi novio. Nos vemos Luisa.
Miriam se tomó una pastilla, salió del vestidor.
— Te dije que no me esperaras.
— Solo vamos a festejar por tu trabajo. Solo eso y te voy a dejar a tu cuarto.
— Vivo cerca. No te preocupes.
— Miriam quiero decirte algo importante.
— Dime entonces. Aquí.
Manuel terminó convenciendo a Miriam. Manuel la llevo a un Bar-restaurante, eran las 6 de la tardes.
— Manuel, dame un minuto para llamar a mi compañera de cuarto, para que se vaya a cenar, y no me espere.
— ¿Iban a salir? Si gusta te llevo donde tu amiga.
— No. Salgamos. Solo dame un minuto.
Miriam llama a María.
📱—Hola María. Voy a llegar antes de las 9 de la noche, ve a cenar.
—Okey Miri, solo cuídate.
Manuel llevó a Miriam al bar-restaurante.
— Toma siento Miriam, ¿ Qué quieres tomar?
— Ehhh... No lo sé, esta es mi primera vez en un lugar así, nunca he probado alcohol. Prefiero un jugo.
— En serio es tu primera vez. Niña y donde estuviste viviendo todo este tiempo. Acabo de recordar que me dijiste que tenías 17 años. No puedes tomar.
— Si eso te dije, ayer cumplí mis 18 años.
— A pues celebremos tu mayoría de edad— le dijo Manuel con un mirada tentadora.
Manuel llama al mesero y pide una botella de champagne. El mesero le sirve.
— Es champagne, y vamos a celebrar tu cumpleaños y también que tienes un trabajo.
— ¿Qué me ibas a decir, te acompañé solo porque me dijiste que tenías algo importante que decir?
— Si, son dos cosas Miri. ¿Te puedo decir Miri?
— Si, no hay problema.
— Haré mi profesionalización en una comunidad, 6 meses, así que no me verás por un tiempo. Eso es una de las cosas que te quería decir— solo se lo contaba para ganar confianza, porque aunque le gustaba, solo le gustaba su cuerpo.
— A que bueno. Creo que yo estaré en esa misma situación. A mi me enviaron en un centro de salud, aquí cerca.
— Si, ahí empezamos todos y mientras más años tienes estudiando la medicina, te envían a otros lugares. Ya empezaré a dar consultas en ese lugar, como médico general. Cuando regrese quiero buscar una especialidad.
— Ohhh que alegre. Me alegro por ti. Ya sabes que tengo hasta las 9 para llegar a mi cuarto.
— Toma, bebe un poco Miri.
Mientras Miriam probaba la champagne, Manuel le dijo algo que la sorprendió mucho.
— Miriam... Tu me gustas mucho.
A lo que casi escupe la champagne de la boca, por lo que acababa de escuchar.
— No te sorprendas, creo que ya te lo había dicho, y por eso aquel día te di el beso.
— No digas más, que cada vez que me acuerdo, me da enojo y vergüenza. Dejaste que me fuera y ese día fue terrible. Y si no mal recuerdo, una chica muy guapa te llamó y tú la seguiste.
— Perdóname, ella es una amiga y tenía un problema. Por eso me fui con ella— junto sus manos— ¿Me perdonas?
— Ya no tiene importancia. Solo no me lo recuerdes.
Miriam tomó una copa completa.
Se comenzó a sentir mareada.
— Miri, no bebas tan rápido.
— Manuel, me siento un poquito mareada.
***Pensamiento de Manuel***
— Está estúpida chica, cayó. No niego que hoy me impactó tanto con ese traje de Maid. Tampoco puedo negar que me gusta, tiene un bello cuerpo. Ahora no importa como vista, si debajo de tanto ropa, hay un cuerpo tan exquisito.
Miriam se tomó una segunda copa y así una tercera y una cuarta.
— Miriam, ya no puedes tomar más. No pensé que te ibas a poner así. Vámonos de acá.
Miriam trató de ponerse de pie y no pudo.
Tal efecto no era solo por la champagne, antes de salir del trabajo, en los vestidores se había tomado una pastilla para dormir que le había dado Luisa.
Manuel la cargó entre sus brazos. La llevó al auto.
— Quédate quieta mujer.
— Manuel... Manuel... tú me gustas mucho. Pero todo esto una mentira tuya— hablaba Miriam con un tono bajo— mi padre dejó a mi madre. Me da miedo que eso me suceda.
— Cálmate. Solo quédate sentada.
••• Manuel •••
— No puedo llevarte así a tu residencia (cuarto), son casi las 9 de la noche, tampoco puedo llevarte a mi casa y no podemos estar en el auto toda la noche. ¿Que hago?
— Manuel... No me siento bien, siento que todo me da vuelta y tengo ganas de vomitar.
— Trata de no vomitar, por favor.
— Ni modo, te llevaré a mi Suite.
Manuel llevó a Miriam a su suite. La cargó porque no podía mantenerse en pie ni un segundo. Entró a su suite y la acostó. Miriam se sentó y se vomitó.
— ¿Por que siempre es un desastre contigo mujer? Ahora estás vomitada. Puedes quitarte la ropa, date una ducha. Tal ves se te baja la borrachera un poco y te cambias ropa.
Entre pensamientos...
Creo que hay ropa de Amanda aquí.
Cómo Miriam no podía hacer nada, Manuel la dejo solo con su ropa interior, ocasión que ocupó para tomarle una foto.
— Ella es tan hermosa sin ropa.
Manuel se quitó la ropa, y se quedó en ropa interior, cargó a Miriam y la llevo a la ducha. Se quitó la ropa para no mojarla.
— ¿Por que no se te baja la borrachera? No puedo creer que nunca hayas tomado. Tu primer beso fue conmigo, tu primer vez tomando fue conmigo... ¿ de donde saliste niña? Estabas en un convento o que.
La sacó de la ducha y la acostó. Le puso una camiseta de él. Y puso la ropa de ella en la lavadora.
En la cama, el solo la observaba. Acarició el rostro de Miriam.
— Así no. No te haré daño. Aunque mis ganas por hacerte el amor este al máximo. Tengo que controlarme.
Miriam entre abrió sus ojos, veía todo borroso.
— Me gustas mucho Manuel— le dijo con un tono bajito.
— Tu también me gustas Miriam. Quiero besarte, tus labios son hermosos.
— ¿Quieres besarme? ¿Por que? Siento que mi cuerpo está caliente. Ayúdame Manuel. Siento que me quemo.
— Mujer, es por que tomaste. Es normal. ¿Sientes frío?
— Mucho. Manuel tú me gustas— lo repitió denuevo— Me gustas.
— ¿Te puedes levantar?
—No puedo. Tengo frío—Volvió a decirlo.
Manuel la cobijó. Puso sus manos en las mejillas de Miriam.
— Bésame solo una vez más— le dijo Miriam.
Manuel la besó. Se puso encima de ella. Y la besó.
— Me estoy conteniendo y me pides que te bese. A pesar de ser un patán, nunca me aprovecharía de una mujer. Pero tú me dices que te bese. Todas mis conquistas han sido chicas fáciles y a lo mejor, yo era su conquista, su objetivo.
Manuel la besó tan apasionadamente, bajó a su cuello. Miriam dió un suave gemido.
—¿Puedo continuar?
— Es mi primera vez, ¿dolerá?
Manuel se perdió un instante en sus pensamientos...
— ¿Virgen? Niña, a tus 18 años aún eres virgen. No soy tan malo, como parezco. Soy un patán, pero, ¿Qué me sucede?. Manuel tú no eres así, siempre aprovechas todas las oportunidades. Nunca has estado con un virgen... ¿Por que dudo?
Manuel se quitó de encima de Miriam. Se fue al baño y ahí estuvo un rato.
Miriam estaba totalmente dormida. Manuel se acostó a su lado. Finalmente se durmió.
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Comments
Belkys Natalia
isabel si va estoy de acuerdo contigo, no entiendo porque lo hacen si estamos a pleno siglo xxl y los jóvenes son muy aventajados para que las muestren com tontas y que se pueden aprovechar de ellas fácilmente si la que menos corre vuela jijiji
2024-11-04
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Isabel Silva de Salazar
porque será que todos los escritores a las jóvenes pobres y pueblerinas o del campo. las describen como taradas. una cosa es ser pobre y otra ser imbecil e idiota. ahora terminará entre las piernas y ella llorando. no sé inflore escritora. pide interacción y da como arrechera ver lo idiota que pone a la protagonista que ni hablarle puede al depredador.
2024-03-23
4
Anonymous
No se porqué se sorprende si es la tercera vez que se lo dice
2023-12-10
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