Capitulo 5

No podía creer lo que mi madre me había dicho, yo en ningún momento he hecho nada malo para desprestigiar nuestro apellido, era como puñaladas que recibía de misma madre, sus palabras me dolían tanto que no podía imaginar el dolor que me estaba causando. Para ella estaba claro que nunca podría tener una relación con Alejandro y mucho menos nos había dado la oportunidad que lo conociera y supiera de él.

Rebeca: hija, no le hagas caso a tu madre, ella solo habla por hablar.

Romina: Claro, mi madre esta obsesionada con un hombre con Apellido y con una fortuna que quizá nunca llegará.

Mi tía estaba apunto de derramar las lagrimas, no podía creer que siempre tenía mas apoyo de mi tía que de mi misma madre.

Negué con la cabeza sabiendo que todos mis esfuerzos por hacerle ver la realidad eran inútiles…

Gabriel:

Justo y yo habíamos estado revisando los libros de las haciendas que me heredó mi padre, era un sinfín de información, agradeciendo que al menos él sabía de administración.

Justo: Por lo que concierne a esta hacienda, todo esta en orden, la de San Cholul esta igual en perfectas condiciones, solo que en la de la ciudad de Novedo veo una fuerte cantidad de deuda.

Gabriel: ¿En verdad?

Justo: Si, allí es la cobranza de los ganados de San Cholul, no me cuadran las entradas ni las salidas, de igual manera veo que no hay mucho por liquides pero si por surtimiento del ganado.

Negué con la cabeza sabiendo que estaban haciendo su ganancia a lo gratis a costillas de mi padre, sabiendo que estaba enfermo y que les tenía confiado su dinero.

Gabriel: No nos queda mas remedio que ir a ver que tal esta.

Justo y yo decidimos ir a la ciudad de Novedo para estar al tanto del mal manejo que el administrador estaba dando allí, si era lo que me estaba imaginando tendré que tomar en cuenta las cosas.

Roberto:

Mi madre daba vueltas de un lado al otro por la situación que tenía con mi hermana, era de suponerse, la querían casar con un hombre que tenga fortuna y un apellido de la alta sociedad, negué con la cabeza sabiendo que por mas tiempo que pasara el destino de Romina sería fijado por mi propia madre.

Roberto: Tengo que salir. Cuando regrese trataré de hablar con Romina pero tranquilízate.

Roberta: Es una tonta, como pudo fijarse en un muerto de hambre. Que vergüenza, que horror, seremos el reír de toda la ciudad mientras tu hermana se rondaba por allí quien sabe con que clase de hombre.

Roberto: Ya averiguaré bien de quien se trata.

Me acerqué a mi madre dejando un beso en la frente, lo cierto era que tenía una reunión con mis amigos en el club, lo que menos quería era que mi padre me viera que saldría y empiece con sus sermones de siempre.

Salí de mi casa dirigiéndome a casa de Ezequiel quien daba dinero a préstamo con interés, no podía prestar a mi padre ya que sin duda me tendría que atener a lo mismo de siempre.

Entré a la casa de Ezequiel. Mirando que guardaba dinero.

Roberto: Necesito dinero…

Ezequiel: Señor, no puedo prestarle más, me debe muchísimo y usted no me ha abonado ni un solo real.

Roberto: ¿Con quien crees que tratas? Ya te dije que te voy apagar ahora necesito 2,000 reales.

Ezequiel: Señor eso es mucho dinero… Pero se los voy a prestar, aunque me tendrá que firmar un pagaré con los intereses al doble…

Roberto: Maldito viejo usurero… sabes que me estas robando…

Ezequiel: ¿Lo quiere o no señor?

Miré hacia la entrada donde había un hombre que parecía tremendo harapiento, de seguro venía aprestar igual dinero.

Roberto: ¿Qué ME MIRAS? EHH…

Gabriel: Es usted el señor Ezequiel Mondragon…

Ezequiel: Si, espera a fuera que estoy ocupado con un joven de la alta sociedad.

Miré al hombre que me miraba de arriba hacia abajo…

Roberto: ¿Dónde firmo? Tengo prisa y sabes que no me gusta estar rodeado de muertos de hambre.

Tomé el pagaré que me entregó Ezequiel no queriendo firmarlo, así que no me quedó de otra, entregando el pagaré por que no quería que este siguiera parado aquí mirándome como si nada. Me entregó la bolsa del dinero, me acerqué a ese hombre mirándolo de arriba para abajo, me puse mi sombrero y salí del lugar…

Gabriel:

El tal Ezequiel me miraba como si en verdad no supiera quien soy.

Ezequiel: Dije que esperaras afuera. ¿Acaso no te han enseñado en respetar a los que no son tu igual?

Gabriel: ¿CON QUE DERECHO EJERCES LA USURA CON EL DINERO DE MI PADRE O CON EL TUYO?

El hombre me miró confuso de sombro por no imaginarse de quien nada mas ni nada menos estaba frente a él.

Ezequiel: ¿Su… Su padre?

Gabriel: Manuel Covian Montesinos es mi padre… Ahora quiero saber. ¿Qué dinero utiliza?

Ezequiel: ¿Qué ha dicho señor? Usted es su hijo del Señor Manuel.

Gabriel: Así es…

El pobre hombre hasta se ajustó la corbata que tenía en el cuello pasando su pañuelo secando el sudor que le había producido al tenerme ante su presencia.

Ezequiel: Por su puesto… Que con el mio.

Gabriel: Bueno entonces. Justo mi amigo revisara las cuentas de mi padre… Así que no me queda de otra que si tiene algo mas que decirme hagalo de una buena vez.

Ezequiel: Señor, ahora no lo tengo al día, estoy con un peso muy grande de trabajo. Por favor deme unos días…

Gabriel: ¿Cuántos días necesita?

Ezequiel: En dos días tendré las cuentas al día.

Gabriel: En dos días estaremos aquí. Asi que mas le vale de tener el libro de cuentas al día.

Ezequiel: Si.. si.. sii señor. Se lo prometo.

Negué con la cabeza saliendo del lugar, estaba mas que claro que no habría manera de que escapara y menos que ponga el libro de cuentas al dia en menos de dos días. Me retiré del lugar, encontrándome con Justo en la puerta.

Gabriel: Puedes creerlo, me dijo que no me atreva hablarle a los jovencitos de la alta sociedad por que no son mi igual.

Justo: Bueno amigo, tendremos que ir por unas cuantas mudas, ya que si quieres encontrar esposa en esta clase social, digamos que así ni te voltearan a ver.

Los dos caminamos para ir en busca de ropa para nosotros dos, si bien como dice Justo, si quiero una señorita de la aristocracia tendría que parecer uno como los de ellas.

Roberta:

Me encontraba con mi esposo en su despacho, él tenía aspecto de querer decirme algo, pero tampoco se atrevía, me preguntaba si él había escuchado la conversación que tenía hace unos días con Romina.

Ramiro: Roberta, cariño.

Roberta: Dime.

Ramiro: Quiero que tengas un poco mas vigilada a Romina.

Roberta: ¿Por qué? ¿Sucede algo? Me estas asustando.

Ramiro: No, nada grave, solo que Romina ha estado saliendo demasiado y la verdad me preocupa un poco.

Roberta: ¿Te han dicho algo nuestras amistades?

Ramiro: Por Dios Santo Roberta, claro que no, nuestra hija es una mujer decente, solo es tener un poco mas atención. Romina es una mujer muy hermosa y lo que menos quiero es que se hable de ella por una o por otra razón.

Asentí con la cabeza, sabiendo que de seguro algo ya había escuchado pero claro como se trataba de su hija consentida, la luz de sus ojos era inevitable que dejara pasar no prestarle atención, sobre todo con esto que la muy tonta ha estado viéndose a escondidas con un hombre.

Roberta: Cariño, quería ver si hacemos una pequeña velada para… bueno ya sabes, a ver si Romina por fin acepta alguno de los pretendientes que aun están solteros.

Ramiro: Te he dicho mujer que Romina esta en la libertad de escoger al hombre que ella desee. No quiero imponerle un marido. A mi hija no.

Roberta: Bueno, es que si la dejamos escoger, nunca va a querer. Además ya es momento que tenga un buen hombre a su lado.

Ramiro: No, no estoy de acuerdo.

Roberta: Imagínate que llegue a poner sus ojos en algún hombre que no sea de nuestra sociedad.

Ramiro: Bueno… Esta bien, has la velada pero no para presentarle a nadie, si bien ella acepta a alguien entonces que sea por voluntad propia.

Roberta: Gracias cariño…

Salí del despacho emocionada tratando de buscar a mi hermana que como siempre se andaba de un lado al otro, pero no daba con ella… Empecé a escuchar unos gritos, apresurándome para llegar a la entrada…

Rebeca: ¡ROBERTA! ¡ROBERTA!

Roberta: Te he dicho mil veces que no grites como una verdulera.

Rebeca: Ya sé, ya sé… Pero agarrate de donde puedas… Hay un nuevo soltero en la ciudad.

Roberta: Nuevo… ¿Quién?

Rebeca: Se llama Gabriel Covian Montesinos, es el heredero de las haciendas mas grandes ganaderas de San Cholul y San Natura.

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Romina

Gabriel

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