Mi Querida Esposa
Estaba lloviendo a cántaros en la ciudad de Manhattan Incluso el cielo oscuro se sentía como si fuera a estrellarse contra la ciudad.
El llanto de un niño se escuchaba, mientras era arrastrado de nuevo dentro de la mansión Lancaster.
—¡Hermana ... .dejen a mi hermana!....¡No la golpeen!— grito desesperado con lágrimas en los ojos.
Había una mujer cubierta de lodo y sangre arrodillada en el salón de la mansión de la familia Lancaster.
Esa mujer era Leah Lancaster de 18 años, la tercera hija de la familia Lancaster, su padre Benjamín Lancaster era dueño de una gran cadena de lujosos hoteles.
No cualquier hotel normal. Era propietaria de ‘The Lancaster Suite Hotel’
Esta cadena hotelera estaba tomando por asalto el negocio hotelero con hoteles en todo el mundo, disponibles para todo tipo de familias.
Sin embargo la vida lujosa solo eran para los dos hijos legítimos de Benjamín Lancaster, Leah que solo era hija de una criada de la mansión era marginada por sus medios hermanos, por ser el fruto de una aventura entre su Padre y una simple criada.
Su Madre que trabajó allí se tragó su orgullo y se mantuvo como una simple criada para darle un mejor estilo de vida a su hija Leah.
No obstante, Leah trabajó duro desde muy joven. Su hija no tuvo una infancia feliz mientras los niños a su edad iban a la escuela, su hija iba a trabajar. Quería darle una infancia normal como todo padre le quiere dar a sus hijos, pero solo les dio lágrimas y nada más que dolor.
Leah pasó por muchas cosas desde su infancia pero nunca odio a su Madre es más la quería con todo su corazón, jamás culpo a su Madre por como vivía.
Pero con los desafortunados sucesos de la vida su Madre se deprimió y se ahogó en el alcohol, dejando a su hija Leah sola, para cuando regreso en si estaba embarazada y desconocía quién era el Padre.
Leah no sabía si estar feliz o triste, pero desgraciadamente su Madre murió dando a luz a su hermano.
Eso sucedió cuándo Leah tenía solo 14 años y comenzó a trabajar todos los dias sin importar en qué sea, si era de lavar todos los platos ella lo haría, para mantener a su única familia, por la familia en la que nadie creía, ella amaba a su pequeño hermano que juró proteger.
Incluso si estaba cansada o le era imposible mantenerse despierta, Leah siempre velo por su hermano.
A pesar de los maltratos de parte de la familia Lancaster ella sonreía para su hermano, no se permitía deprimirse sin antes ver a su hermano feliz.
¡Leah se mantuvo fuerte por su hermano para mostrarle al mundo de lo que eran capaces!
Se tenían el uno del otro para acompañarse, incluso si todos estaban en su contra serían ella y su hermano contra el mundo.
Ni siquiera uno de sus familiares sintió empatía por ella y su hermano pequeño, la Familia Lancaster dijo muchas cosas hirientes, que rompieron el corazón de la inocente niña.
A partir de entonces, Leah dejó de confiar en las personas y odio a las personas de dos caras. Tenía problemas de confianza, pero había algunas personas en el mundo en las que confiaban más que en su mala familia.
Han una frase que dice que las personas cambian por dos motivos: una es que se le ha abierto la mente y otra es que le rompieron el corazón.
A Leah le rompieron el corazón en más de una ocasión, pero siempre ha podido superarlo.
Ahora ella estaba de rodillas, por qué intentó huir con su hermano de cuatro años lejos de la familia Lancaster, quería evitar a como dé lugar un matrimonio arreglado con un hombre gordo de cincuenta años que había puesto sus ojos sobre ella desde que tenía catorce años.
—Leah eres una hija bastarda —Las duras palabras de su padre biológico, resonaron en sus oídos como cuchillos afilados —Leah…¿Solo eres una perra malagradecida? ¡Esta familia no puede aceptar tu escandaloso comportamiento! ¡Si no fuera por qué le gustas al señor Greco te habría echado de la casa cuando tu madre murió dando a luz a tu bastardo hermano!
Entonces Leah gritó con furia y resentimiento—¡Estas loco si piensas casarme con un hombre que podría ser mi padre! —A pesar de estar herida por los azotes que su Padre le propinó aún tenía fuerzas para hablar. Miró la cara roja y llena de ira de su Padre, sin embargo la expresión en su rostro era laxa y el tono era débil.
—¡No me casaré con ese anciano!...¡Nunca seré su esposa!—Exclamo con una mirada desafiante.
Leah miró con frialdad a su Padre que habló exasperado—No es asunto tuyo elegir con quién te casas.
Con una cara fría, Leah no vio nada en los ojos de su Padre que tenía la intención de casarla con un hombre de cincuenta años dueño de un reconocido casino en Las Vegas.
—¡No me casaré con ese viejo asqueroso!— grito con los ojos llenos de rabia.
¡¡Golpe sordo!!
El sonido de un golpe resonó en el lugar, cuando Benjamín Lancaster abofeteó con mucha fuerza el rostro de su hija Leah que se quedó adolorida en el suelo.
Su Padre se alzó sobre ella con una mirada de desprecio e indiferencia—¡Quien la ayude con las heridas será despedido!..¡Quiero que la encierren y no le den comer por tres días!... ¡Quiero que esta malagradecida aprenda las consecuencias por desafiarme!.
Por otro lado, Ava Lancaster sonrió. Su media hermana le había arrebatado a su novio y sin embargo era a ella a quien la discriminaron por estar con un hombre comprometido.
Leah entrecerró los ojos hacia Ava con un destello de profundo odio.
Ava sonrío suavemente se puso en cuclillas justo frente a la cara de Leah.
No era la niña linda e inocente de los Lancaster. Lo que reemplazó su inocencia fue una sonrisa maliciosa y llena de satisfacción.
—Leah, ¿cómo te sientes ahora que papá te ha azotado?— preguntó burlonamente.
Leah apretó los dientes con furia a pesar del dolor en su espalda y piernas aún se mantenía consciente.
—Leah…..¿Acaso no dijiste que Noah te amaba? ¿Pero sabías que él se preocupa más por mí que por ti?....oh por supuesto solo jugaba contigo….no me dijiste que no confiabas en nadie pero confiaste en Noah….que estúpida— dijo Ava arrogantemente.
Leah reprimió su ira si pudiera pararse o siquiera levantar una mano, estrangularía a Ava pero si hiciera eso su padre podría planear algo en contra de su hermano.
—¡Leah, eres una gran broma! ¡La mayor broma de la alta sociedad ...Noah te abandono y tú Madre murió por perra….¿Por que no solo te casas con el señor Greco?...él te tratará bien a pesar de su avanzada edad!— exclamó Ava con una sonrisa maliciosa.
Ava evaluó las terribles heridas de Leah y puso una sonrisa malvada en su rostro.
Cogió un vaso de agua, lo mezcló con un poco de sal y roció el agua salada sobre las lesiones del latigazo en el cuerpo de Leah.
—¡¡¡¡Arggg!!!!!—Leah grito de dolor.
Todos en la familia Lancaster eran indiferentes en este momento. Simplemente observaron la tortura con los brazos cruzados y suaves sonrisas.
El gritó de dolor de Leah alimentó la emoción de Ava que odiaba a Leah con todas sus fuerzas.
—¡Ya basta……Ava!—hablo Leah débilmente, las lágrimas caían sin cesar por sus mejillas.
—¿Pensé que estábamos jugando Leah?—Ava bromeó con inocencia.
El dolor insoportable en el cuerpo de Leah casi la deja inconsciente un par de veces, pero ella quería estar consciente ,si perdía el conocimiento le sería imposible escapar con su hermano, si no lo hacía podría perder su libertad, que sería de su hermano.
—¡Eres ... .una maldita ... .Ava!— Leah siseo con amargura.
—¡Vaya solo jugaba Leah qué clase de humor es ese!—Ava se burló.
Leah miró débilmente a Ava.
—¿De verdad crees que tu cara bonita puede conseguirte lo que quieras?....¿mira lo que al final conseguiste?...sedujiste a un hombre mayor que tú, deberías sentir vergüenza— agregó resoplando con arrogancia.
—Ava...acaso te duele que Noah te haya engañado conmigo— Leah siseo.
Ava entrecerró los ojos con furia, en cierto sentido Leah tenía razón Noah su prometido estuvo con Leah primero, entonces Ava saco un pequeño cuchillo.
—Vamos a ver si después de esto serás capaz de seducir a otro hombre.
Justo antes de que pudiera cortar la cara de Leah con el cuchillo, la puerta se abrió de golpe —¡Ya basta de tanto escándalo!
La entrada repentina sobresaltó a Ava y mantuvo el cuchillo alejado.
Quien la interrumpió fue su hermano mayor Sebastián Lancaster que vio con ojos indiferentes y asqueados a Leah en el suelo.
—Si le marcas la cara el señor Greco no se casará con ella— dijo molesto.
Ava al escucharlo de mala gana soltó el cuchillo al suelo y solo se precipitó a pisar las manos de Leah que gritó de dolor.
—Ya llévenla al sótano y déjenla allí, no morirá por esto—dijo Ava.
Los sirvientes la agarraron de los brazos y la dejaron en el sótano con llave, mientras ella luchaba por no perder el conocimiento.
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Comments
Milagros Peña
Espero autora que Leach, se cobre todo lo que le hacen los Lancaster.
2023-10-04
1
Almaraz Morales
pobre leah que mala hermana le toco
2023-09-01
0
Karime
dios santo es una situacion muy dura en la que la dejo su madre, es muy difícil escapar y con un pequeño, pero nada imposible vamos leah no te rindas
2023-02-01
2