Capitulo 2

—Espera hermano nos iremos de este lugar muy pronto.

Sus pensamientos eran cada vez más débiles, su vista se nublaba y su cuerpo se retorcía de dolor.

Las lágrimas caían por las esquinas de sus ojos sin parar ,no quería rendirse fácilmente pero las fuerzas poco a poco la abandonan.

Fue en ese preciso momento que la puerta del sótano se abrieron y alguien bajó por los escalones, Leah se estremeció ,pero al levantar la mirada se dio cuenta de quién se trataba.

Diana una de las criadas de la mansión y la única amiga de Leah entró y la vio desplomada en el suelo. Corrió mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas sin cesar. No sabía cómo ayudar a su Leah a levantarse para que no empeorará las heridas.

—Señorita Leah, te llevaré al hospital— dijo Diana mientras sollozaba.

—¡No!...¡si lo haces…..podrían hacerte algo Diana!.

Diana la miró fijamente y sacudió la cabeza negando dejarla.

—Se lo que dijo su Padre sobre que nadie puede ayudarla……pero yo no puedo dejarla así después de todo ,no tengo nada que perder.

—Pero…. Diana.

Diana hizo oídos sordo. Ella no vino para hablar con Leah sino para ayudarla.

—¡Alto ahí!

—¡La llevaré al hospital!

—¡Ponla abajo!— Sebastián ordenó ferozmente

—¿Vas a dejar morir a su hermana aquí?— refutó Diana.

—¡Ese no es tu asunto y tú solo eres una criada, no eres nada aquí!

—¡Joven Sebastián ,cualquiera con una mente cuerda puede decir que se está muriendo!....Y sin embargo, como su hermano, ¿decidiste hacer la vista gorda y dejarla morir aquí?—Diana gritó sus preguntas a Sebastián mientras sus lágrimas continuaban rodando por sus mejillas.

—¡Ya te dije esto no es de tu incumbencia!...¡Diana por tu bien déjala!.

—¡Esto en lo que se convirtió joven Sebastián!¡Usted realmente dejará a su hermana morir de esta manera¡….¡Usted será cómplice de esta atrocidad!_ Diana al no escuchar respuesta alguna ayudó a Leah a levantarse y quiso sacarla del sótano.

Tras solo dar algunos pasos, Sebastián lanzó una mirada significativa a sus sirvientes que rodearon a Diana y Leah ,las separaron y arrastrando a Leah lejos de Diana.

Leah resultó gravemente herida y el arrastre exacerbó su condición. Su rostro no tenía emociones y estaba tan pálido como el papel, y el dolor se había vuelto tan intenso que adormece sus sentidos.

Solo se escuchó un pequeño y débil murmuró.

—Mi hermano….Diana…cuida de él.

Diana al escucharla lloro con impotencia por no poder ayudar a Leah

—¡Diana, si no fuera por qué te tengo aprecio, te habría echado a la fuerza de aquí!—Sebastian gritó, lanzó otra mirada a sus sirvientes y dijo.

—¡Cierren a Diana en su habitación y dejen a mi hermana aquí!

—¡No me de la espalda…!¡Joven Sebastián no haga esto!—Diana gritó.

Sebastián miró a Díana arrugando la frente.

—¡Si no puede usted siendo su hermano sacar a la señorita Leah de este maldito infierno hoy, moriré aquí hoy con ella!—Diana amenazó a Sebastián con su vida solo para salvar a Leah.

—Estas hablando enserio.

—Si, no tengo nada que perder, la señorita Leah es como una hermana para mí.

Sebastián reaccionó amargamente a las amenazas.

—¡Si ella muere, moriré con ella!—gritó nuevamente Diana.

La situación llegó a un punto muerto.

Diana con todas sus fuerzas empujó a las sirvientas para atrás y se apresuró a acercarse a Leah porque estaba preocupada por su grave estado.

Sin embargo una de las criadas la empujón para atrás cayendo al suelo ,Soportó el dolor de la caída y se levantó y le gritó a Sebastián una vez más.

—¡Joven Sebastián te lo suplico déjame ayudar a Leah!

Sebastián miró a Diana con frialdad y dijo con un tono indiferente.

—Lárgate y llévate a Leah ,no regreses nunca por aquí….no permitas que mi Padre las encuentre.

—Gracias…Sebastián—murmuró Diana

Sebastián miró a las sirvientas alrededor y ordenó.

—Nadie puede mencionar lo que pasó aquí hoy si no quieren que mi ira caiga en alguna de ustedes.

Dejando atrás sus furiosos comentarios, Sebastián se fue.

Las sirvientas dejaron a Leah y salieron del sótano.

—¡Leah nos vamos!—Diana la ayudó a levantarse.

Leah apenas podía mantener su visión clara y reunió todas sus fuerzas para decir: “Gracias Leah por no dejarme morir.”

“No hay necesidad de agradecerme ,tu una vez me salvaste y ahora yo hago lo mismo—Los ojos de Diana estaban tan rojos de tanto llorar.

Se puso en cuclillas para llevar a Leah en la espalda.

—Resiste Leah, te llevaré al hospital.

—Mi Hermano….Diana….mi hermano

—Él está afuera de la Mansión Lancaster y le pedí a la señora Martha llevarlo lejos de aquí.

Leah se apoyó en el hombro de Diana moribunda. Su hombro delgado fue probablemente la mayor calidez que sintió en toda su vida.

Diana sacó a Leah por la de servicio. Todavía estaba lloviendo fuertemente afuera.

Sin embargo, no se atrevió a quedarse porque Leah estaba al borde de la muerte.

Cargó a Leah bajo la lluvia y de pie.

Incluso cuando sus pies comenzaron a doler, no se atrevió a detenerse, debía llevar a Leah al hospital.

Sus lágrimas convergieron con la lluvia en su rostro.

—¡Leah, no me mueras!....¡Te llevaré al hospital¡…¡no cierres los ojos¡….¡Aún tu hermano te necesita!

Diana gritó desesperada al no escuchar a Leah responder.

.

.

.

Diana tras un arduo esfuerzo ,pudo llegar al hospital para que atendieran a Leah que estaba al borde de la muerte.

Tras ser hospitalizada estuvo inconsciente tres días por la gravedad de las heridas que dejarían cicatrices y la sangre que perdió.

Al cuarto día ,Leah al fin pudo abrir los ojos y lo primero que vio fue a Diana a un lado de la cama sujetando su mano.

—Diana despierta.

Al abrir los ojos somnolienta Diana empezó a llorar aliviada.

—Señorita Leah….me alegra verla despierta…le duele algo.

—No Diana, estoy bien… gracias a ti—Dijo con una brillante sonrisa.

—Estuve muy preocupada no estuvo consciente por tres días por lo que me angustie demasiado.

Leah miró sus brazos y levantó las sábanas y observó su condición.

—Mi Padre realmente fue muy duro conmigo…no solo me dejó malos recuerdos sino también me dejó horribles marcas en mi cuerpo.—Se nota en su tono de voz una profunda tristeza.

—Está bien señorita….estás cicatrices pueden desaparecer.

—No Leah….los recuerdos malos no desaparecen…incluso si las heridas sanan….la heridas en mi corazón nunca sanarán.

Leah apretó los puños con rabia al recordar a su Padre.

Se juró a sí misma seguir con su vida y algún día vengarse de la familia Lancaster

Diana entendía bien el dolor por el que atravesaba Leah, pero antes de que ella pudiera recuperarse, Benjamín Lancaster envió a sus guardaespaldas a buscar a Leah al hospital.

Leah con la ayuda de Diana escapó del hospital

A partir de ese día, Leah desapareció mientras aún era buscada por su Padre

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Comments

Karime

Karime

excelente amiga diana lo mejor que le pudo pasar y que tenia sebastian con diana para que accediera 🤔

2023-02-01

4

Maria Brito

Maria Brito

con un padre como ese no se necesitan amigos

2022-12-22

1

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