Estaba lloviendo a cántaros en la ciudad de Manhattan Incluso el cielo oscuro se sentía como si fuera a estrellarse contra la ciudad.
El llanto de un niño se escuchaba, mientras era arrastrado de nuevo dentro de la mansión Lancaster.
—¡Hermana ... .dejen a mi hermana!....¡No la golpeen!— grito desesperado con lágrimas en los ojos.
Había una mujer cubierta de lodo y sangre arrodillada en el salón de la mansión de la familia Lancaster.
Esa mujer era Leah Lancaster de 18 años, la tercera hija de la familia Lancaster, su padre Benjamín Lancaster era dueño de una gran cadena de lujosos hoteles.
No cualquier hotel normal. Era propietaria de ‘The Lancaster Suite Hotel’
Esta cadena hotelera estaba tomando por asalto el negocio hotelero con hoteles en todo el mundo, disponibles para todo tipo de familias.
Sin embargo la vida lujosa solo eran para los dos hijos legítimos de Benjamín Lancaster, Leah que solo era hija de una criada de la mansión era marginada por sus medios hermanos, por ser el fruto de una aventura entre su Padre y una simple criada.
Su Madre que trabajó allí se tragó su orgullo y se mantuvo como una simple criada para darle un mejor estilo de vida a su hija Leah.
No obstante, Leah trabajó duro desde muy joven. Su hija no tuvo una infancia feliz mientras los niños a su edad iban a la escuela, su hija iba a trabajar. Quería darle una infancia normal como todo padre le quiere dar a sus hijos, pero solo les dio lágrimas y nada más que dolor.
Leah pasó por muchas cosas desde su infancia pero nunca odio a su Madre es más la quería con todo su corazón, jamás culpo a su Madre por como vivía.
Pero con los desafortunados sucesos de la vida su Madre se deprimió y se ahogó en el alcohol, dejando a su hija Leah sola, para cuando regreso en si estaba embarazada y desconocía quién era el Padre.
Leah no sabía si estar feliz o triste, pero desgraciadamente su Madre murió dando a luz a su hermano.
Eso sucedió cuándo Leah tenía solo 14 años y comenzó a trabajar todos los dias sin importar en qué sea, si era de lavar todos los platos ella lo haría, para mantener a su única familia, por la familia en la que nadie creía, ella amaba a su pequeño hermano que juró proteger.
Incluso si estaba cansada o le era imposible mantenerse despierta, Leah siempre velo por su hermano.
A pesar de los maltratos de parte de la familia Lancaster ella sonreía para su hermano, no se permitía deprimirse sin antes ver a su hermano feliz.
¡Leah se mantuvo fuerte por su hermano para mostrarle al mundo de lo que eran capaces!
Se tenían el uno del otro para acompañarse, incluso si todos estaban en su contra serían ella y su hermano contra el mundo.
Ni siquiera uno de sus familiares sintió empatía por ella y su hermano pequeño, la Familia Lancaster dijo muchas cosas hirientes, que rompieron el corazón de la inocente niña.
A partir de entonces, Leah dejó de confiar en las personas y odio a las personas de dos caras. Tenía problemas de confianza, pero había algunas personas en el mundo en las que confiaban más que en su mala familia.
Han una frase que dice que las personas cambian por dos motivos: una es que se le ha abierto la mente y otra es que le rompieron el corazón.
A Leah le rompieron el corazón en más de una ocasión, pero siempre ha podido superarlo.
Ahora ella estaba de rodillas, por qué intentó huir con su hermano de cuatro años lejos de la familia Lancaster, quería evitar a como dé lugar un matrimonio arreglado con un hombre gordo de cincuenta años que había puesto sus ojos sobre ella desde que tenía catorce años.
—Leah eres una hija bastarda —Las duras palabras de su padre biológico, resonaron en sus oídos como cuchillos afilados —Leah…¿Solo eres una perra malagradecida? ¡Esta familia no puede aceptar tu escandaloso comportamiento! ¡Si no fuera por qué le gustas al señor Greco te habría echado de la casa cuando tu madre murió dando a luz a tu bastardo hermano!
Entonces Leah gritó con furia y resentimiento—¡Estas loco si piensas casarme con un hombre que podría ser mi padre! —A pesar de estar herida por los azotes que su Padre le propinó aún tenía fuerzas para hablar. Miró la cara roja y llena de ira de su Padre, sin embargo la expresión en su rostro era laxa y el tono era débil.
—¡No me casaré con ese anciano!...¡Nunca seré su esposa!—Exclamo con una mirada desafiante.
Leah miró con frialdad a su Padre que habló exasperado—No es asunto tuyo elegir con quién te casas.
Con una cara fría, Leah no vio nada en los ojos de su Padre que tenía la intención de casarla con un hombre de cincuenta años dueño de un reconocido casino en Las Vegas.
—¡No me casaré con ese viejo asqueroso!— grito con los ojos llenos de rabia.
¡¡Golpe sordo!!
El sonido de un golpe resonó en el lugar, cuando Benjamín Lancaster abofeteó con mucha fuerza el rostro de su hija Leah que se quedó adolorida en el suelo.
Su Padre se alzó sobre ella con una mirada de desprecio e indiferencia—¡Quien la ayude con las heridas será despedido!..¡Quiero que la encierren y no le den comer por tres días!... ¡Quiero que esta malagradecida aprenda las consecuencias por desafiarme!.
Por otro lado, Ava Lancaster sonrió. Su media hermana le había arrebatado a su novio y sin embargo era a ella a quien la discriminaron por estar con un hombre comprometido.
Leah entrecerró los ojos hacia Ava con un destello de profundo odio.
Ava sonrío suavemente se puso en cuclillas justo frente a la cara de Leah.
No era la niña linda e inocente de los Lancaster. Lo que reemplazó su inocencia fue una sonrisa maliciosa y llena de satisfacción.
—Leah, ¿cómo te sientes ahora que papá te ha azotado?— preguntó burlonamente.
Leah apretó los dientes con furia a pesar del dolor en su espalda y piernas aún se mantenía consciente.
—Leah…..¿Acaso no dijiste que Noah te amaba? ¿Pero sabías que él se preocupa más por mí que por ti?....oh por supuesto solo jugaba contigo….no me dijiste que no confiabas en nadie pero confiaste en Noah….que estúpida— dijo Ava arrogantemente.
Leah reprimió su ira si pudiera pararse o siquiera levantar una mano, estrangularía a Ava pero si hiciera eso su padre podría planear algo en contra de su hermano.
—¡Leah, eres una gran broma! ¡La mayor broma de la alta sociedad ...Noah te abandono y tú Madre murió por perra….¿Por que no solo te casas con el señor Greco?...él te tratará bien a pesar de su avanzada edad!— exclamó Ava con una sonrisa maliciosa.
Ava evaluó las terribles heridas de Leah y puso una sonrisa malvada en su rostro.
Cogió un vaso de agua, lo mezcló con un poco de sal y roció el agua salada sobre las lesiones del latigazo en el cuerpo de Leah.
—¡¡¡¡Arggg!!!!!—Leah grito de dolor.
Todos en la familia Lancaster eran indiferentes en este momento. Simplemente observaron la tortura con los brazos cruzados y suaves sonrisas.
El gritó de dolor de Leah alimentó la emoción de Ava que odiaba a Leah con todas sus fuerzas.
—¡Ya basta……Ava!—hablo Leah débilmente, las lágrimas caían sin cesar por sus mejillas.
—¿Pensé que estábamos jugando Leah?—Ava bromeó con inocencia.
El dolor insoportable en el cuerpo de Leah casi la deja inconsciente un par de veces, pero ella quería estar consciente ,si perdía el conocimiento le sería imposible escapar con su hermano, si no lo hacía podría perder su libertad, que sería de su hermano.
—¡Eres ... .una maldita ... .Ava!— Leah siseo con amargura.
—¡Vaya solo jugaba Leah qué clase de humor es ese!—Ava se burló.
Leah miró débilmente a Ava.
—¿De verdad crees que tu cara bonita puede conseguirte lo que quieras?....¿mira lo que al final conseguiste?...sedujiste a un hombre mayor que tú, deberías sentir vergüenza— agregó resoplando con arrogancia.
—Ava...acaso te duele que Noah te haya engañado conmigo— Leah siseo.
Ava entrecerró los ojos con furia, en cierto sentido Leah tenía razón Noah su prometido estuvo con Leah primero, entonces Ava saco un pequeño cuchillo.
—Vamos a ver si después de esto serás capaz de seducir a otro hombre.
Justo antes de que pudiera cortar la cara de Leah con el cuchillo, la puerta se abrió de golpe —¡Ya basta de tanto escándalo!
La entrada repentina sobresaltó a Ava y mantuvo el cuchillo alejado.
Quien la interrumpió fue su hermano mayor Sebastián Lancaster que vio con ojos indiferentes y asqueados a Leah en el suelo.
—Si le marcas la cara el señor Greco no se casará con ella— dijo molesto.
Ava al escucharlo de mala gana soltó el cuchillo al suelo y solo se precipitó a pisar las manos de Leah que gritó de dolor.
—Ya llévenla al sótano y déjenla allí, no morirá por esto—dijo Ava.
Los sirvientes la agarraron de los brazos y la dejaron en el sótano con llave, mientras ella luchaba por no perder el conocimiento.
—Espera hermano nos iremos de este lugar muy pronto.
Sus pensamientos eran cada vez más débiles, su vista se nublaba y su cuerpo se retorcía de dolor.
Las lágrimas caían por las esquinas de sus ojos sin parar ,no quería rendirse fácilmente pero las fuerzas poco a poco la abandonan.
Fue en ese preciso momento que la puerta del sótano se abrieron y alguien bajó por los escalones, Leah se estremeció ,pero al levantar la mirada se dio cuenta de quién se trataba.
Diana una de las criadas de la mansión y la única amiga de Leah entró y la vio desplomada en el suelo. Corrió mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas sin cesar. No sabía cómo ayudar a su Leah a levantarse para que no empeorará las heridas.
—Señorita Leah, te llevaré al hospital— dijo Diana mientras sollozaba.
—¡No!...¡si lo haces…..podrían hacerte algo Diana!.
Diana la miró fijamente y sacudió la cabeza negando dejarla.
—Se lo que dijo su Padre sobre que nadie puede ayudarla……pero yo no puedo dejarla así después de todo ,no tengo nada que perder.
—Pero…. Diana.
Diana hizo oídos sordo. Ella no vino para hablar con Leah sino para ayudarla.
—¡Alto ahí!
—¡La llevaré al hospital!
—¡Ponla abajo!— Sebastián ordenó ferozmente
—¿Vas a dejar morir a su hermana aquí?— refutó Diana.
—¡Ese no es tu asunto y tú solo eres una criada, no eres nada aquí!
—¡Joven Sebastián ,cualquiera con una mente cuerda puede decir que se está muriendo!....Y sin embargo, como su hermano, ¿decidiste hacer la vista gorda y dejarla morir aquí?—Diana gritó sus preguntas a Sebastián mientras sus lágrimas continuaban rodando por sus mejillas.
—¡Ya te dije esto no es de tu incumbencia!...¡Diana por tu bien déjala!.
—¡Esto en lo que se convirtió joven Sebastián!¡Usted realmente dejará a su hermana morir de esta manera¡….¡Usted será cómplice de esta atrocidad!_ Diana al no escuchar respuesta alguna ayudó a Leah a levantarse y quiso sacarla del sótano.
Tras solo dar algunos pasos, Sebastián lanzó una mirada significativa a sus sirvientes que rodearon a Diana y Leah ,las separaron y arrastrando a Leah lejos de Diana.
Leah resultó gravemente herida y el arrastre exacerbó su condición. Su rostro no tenía emociones y estaba tan pálido como el papel, y el dolor se había vuelto tan intenso que adormece sus sentidos.
Solo se escuchó un pequeño y débil murmuró.
—Mi hermano….Diana…cuida de él.
Diana al escucharla lloro con impotencia por no poder ayudar a Leah
—¡Diana, si no fuera por qué te tengo aprecio, te habría echado a la fuerza de aquí!—Sebastian gritó, lanzó otra mirada a sus sirvientes y dijo.
—¡Cierren a Diana en su habitación y dejen a mi hermana aquí!
—¡No me de la espalda…!¡Joven Sebastián no haga esto!—Diana gritó.
Sebastián miró a Díana arrugando la frente.
—¡Si no puede usted siendo su hermano sacar a la señorita Leah de este maldito infierno hoy, moriré aquí hoy con ella!—Diana amenazó a Sebastián con su vida solo para salvar a Leah.
—Estas hablando enserio.
—Si, no tengo nada que perder, la señorita Leah es como una hermana para mí.
Sebastián reaccionó amargamente a las amenazas.
—¡Si ella muere, moriré con ella!—gritó nuevamente Diana.
La situación llegó a un punto muerto.
Diana con todas sus fuerzas empujó a las sirvientas para atrás y se apresuró a acercarse a Leah porque estaba preocupada por su grave estado.
Sin embargo una de las criadas la empujón para atrás cayendo al suelo ,Soportó el dolor de la caída y se levantó y le gritó a Sebastián una vez más.
—¡Joven Sebastián te lo suplico déjame ayudar a Leah!
Sebastián miró a Diana con frialdad y dijo con un tono indiferente.
—Lárgate y llévate a Leah ,no regreses nunca por aquí….no permitas que mi Padre las encuentre.
—Gracias…Sebastián—murmuró Diana
Sebastián miró a las sirvientas alrededor y ordenó.
—Nadie puede mencionar lo que pasó aquí hoy si no quieren que mi ira caiga en alguna de ustedes.
Dejando atrás sus furiosos comentarios, Sebastián se fue.
Las sirvientas dejaron a Leah y salieron del sótano.
—¡Leah nos vamos!—Diana la ayudó a levantarse.
Leah apenas podía mantener su visión clara y reunió todas sus fuerzas para decir: “Gracias Leah por no dejarme morir.”
“No hay necesidad de agradecerme ,tu una vez me salvaste y ahora yo hago lo mismo—Los ojos de Diana estaban tan rojos de tanto llorar.
Se puso en cuclillas para llevar a Leah en la espalda.
—Resiste Leah, te llevaré al hospital.
—Mi Hermano….Diana….mi hermano
—Él está afuera de la Mansión Lancaster y le pedí a la señora Martha llevarlo lejos de aquí.
Leah se apoyó en el hombro de Diana moribunda. Su hombro delgado fue probablemente la mayor calidez que sintió en toda su vida.
Diana sacó a Leah por la de servicio. Todavía estaba lloviendo fuertemente afuera.
Sin embargo, no se atrevió a quedarse porque Leah estaba al borde de la muerte.
Cargó a Leah bajo la lluvia y de pie.
Incluso cuando sus pies comenzaron a doler, no se atrevió a detenerse, debía llevar a Leah al hospital.
Sus lágrimas convergieron con la lluvia en su rostro.
—¡Leah, no me mueras!....¡Te llevaré al hospital¡…¡no cierres los ojos¡….¡Aún tu hermano te necesita!
Diana gritó desesperada al no escuchar a Leah responder.
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Diana tras un arduo esfuerzo ,pudo llegar al hospital para que atendieran a Leah que estaba al borde de la muerte.
Tras ser hospitalizada estuvo inconsciente tres días por la gravedad de las heridas que dejarían cicatrices y la sangre que perdió.
Al cuarto día ,Leah al fin pudo abrir los ojos y lo primero que vio fue a Diana a un lado de la cama sujetando su mano.
—Diana despierta.
Al abrir los ojos somnolienta Diana empezó a llorar aliviada.
—Señorita Leah….me alegra verla despierta…le duele algo.
—No Diana, estoy bien… gracias a ti—Dijo con una brillante sonrisa.
—Estuve muy preocupada no estuvo consciente por tres días por lo que me angustie demasiado.
Leah miró sus brazos y levantó las sábanas y observó su condición.
—Mi Padre realmente fue muy duro conmigo…no solo me dejó malos recuerdos sino también me dejó horribles marcas en mi cuerpo.—Se nota en su tono de voz una profunda tristeza.
—Está bien señorita….estás cicatrices pueden desaparecer.
—No Leah….los recuerdos malos no desaparecen…incluso si las heridas sanan….la heridas en mi corazón nunca sanarán.
Leah apretó los puños con rabia al recordar a su Padre.
Se juró a sí misma seguir con su vida y algún día vengarse de la familia Lancaster
Diana entendía bien el dolor por el que atravesaba Leah, pero antes de que ella pudiera recuperarse, Benjamín Lancaster envió a sus guardaespaldas a buscar a Leah al hospital.
Leah con la ayuda de Diana escapó del hospital
A partir de ese día, Leah desapareció mientras aún era buscada por su Padre
Han pasado tres años desde que Leah huyó de la Familia Lancaster y se mudó a Chicago.
Mientras salía de un conocido centro comercial había un niño de siete años de cabello rubio a su lado.
El niño tenía anteojos de montura negra en su rostro regordete y lindo y sostenía un libro de cuentos en la mano.
Era tan lindo de ver que las personas se volteaban a verlo.
La mayor atención a su estilo no era nada nuevo para Leah. Ella tomó la mano del niño y caminó más.
—Se supone Daniel que debemos pasar desapercibidos.
—Lo siento hermana—dijo el niño con ojos cabizbajos
—Está bien no te disculpes, sé lo lindo que eres—sonrió suavemente por un momento.
—Hermana…..¿no te molesta utilizar esa peluca y esas gafas
—No ¿por qué me molestaría?.
—Bueno siempre te los pones cuándo salimos de casa y la señora María dijo eras la Reina del disfraz por qué siempre llevas todo tipo de accesorios en tu bolso.
Leah miró nerviosa a su hermano, la razón de sus diferentes cambios de apariencia se deben a la insistente búsqueda que su Padre ha hecho durante tres años para encontrarla.
Tenía entendido que su Padre estaba furioso por haber arruinado sus planes de financiamiento con ese hombre rico dueño de un gran casino con el cual se había puesto de acuerdo de casar a Leah cuando tenía solo quince años.
Pero al escapar y desaparecer de su vista todo se complicó.
Leah por ello recurrió a los cambio de look usando todo tipo de color de pelucas, gafas y maquillaje.
—Hermana….no iba a estar por aquí Diana.
—Si seguro se retrasó con algún pedido.
Mientras tanto, Leah buscaba a Diana con una sonrisa en el rostro camino hacia una mujer que parecía estar buscando a alguien.
“¡Por aquí Diana!”
Sorprendida, Diana se dio la vuelta para encontrar a su mejor amiga.
—Leah ,Daniel.
—¡Por fin te encontramos!
Diana sonrió—Bueno la señora María me dio más pedidos de lo habitual por lo que la entrega de flores a domicilio fue mucho más difícil.
—Ya veo.
—Y Leah ya encontraste algún empleo.
Leah avergonzada se rasco la mejilla y dijo
—Aún no lo he buscado ,lleve a mi hermano al médico últimamente no se ha sentido bien.
—Si tienes razón hiciste lo mejor.
Diana bajo su mirada a Daniel y preguntó
—Daniel…..¿Cómo te fue tu chequeo médico?
Daniel la miró con una caritativa sonrisa mientras se quitaba las gafas. Sus pestañas eran extremadamente largas y bonitas.
Al momento siguiente, Daniel habló con una voz emocionada.
—El doctor me dio un dulce y dijo que mis resultados saldrían mañana
_ Oh, ya veo…. Entonces nuestro lindo Daniel solo debe tener un simple resfriado—Diana alborotó el cabello del niño.
Diana, tomó la mano de Daniel y avanzó alegremente hacia el coche estacionado afuera.
Daniel estaba en el asiento trasero y Leah se sentó al lado de Diana y encendió el auto.
—Leah aún no has pensado en retomar tus estudios.
—No por ahora ,primero quiero juntar el dinero posible y mudarme a París.
—Ya veo.
Leah debido a las dificultades que su Padre le puso no pudo seguir con sus estudios solo pudo terminar su secundaria.
—mmmm….Leah
Leah con los ojos sutilmente entrecerrados miro a Diana y pregunto.
—¿Hay algo que quieras decirme?
Diana dejando escapar un profundo suspiro dijo.
—Esa perra de Ava, se casará con Noah dentro de dos semanas. Dicen que será uno de los eventos más importantes del año….pero es pura basura.
—Lo escuché
—Entonces…..¿Sabias que se casara?—Dijo con cautela Diana
—Si
—¿Todavía… ya sabes… piensas en Noah?
—Estas loca crees que seguiría pensando en ese idiota….por favor no me hagas reír es absurdo
—¿Loca?....¡Eran muy unidos y cariñosos en ese entonces! ¡Si no fuera por esa perra de Ava, tú serías la novia, no ella!— Diana dijo con los dientes rechinando y los ojos llenos de fuego.
—Si crees que Noah era lo mejor para mí te equivocas, el eligió Ava por sobre mí y me negó frente a todo el mundo.
_Supongo que estas en lo correcto..
A la mañana siguiente Leah acudió al hospital por los resultados de su hermano y tan pronto los recibió quedó en shock sus manos temblaron violentamente y su rostro se puso pálido.
—¿leucemia mieloide crónica?....que quiere decir.
Sentada en el consultorio del doctor ella miró los resultados sombría.
—leucemia mieloide crónica es un tipo poco común de cáncer de la médula ósea, el tejido esponjoso ubicado dentro de los huesos donde se producen las células sanguíneas. La leucemia mielógena crónica provoca un aumento en el número de glóbulos blancos en la sangre.
—Es imposible—hablo Leah consternada
—Su hermano tiene los síntomas de esa leucemia usted misma dijo que su hermano se sentía satisfecho después de comer una pequeña cantidad de comida y que se sentía agotado o cansado aveces tenía fiebre y ahora tiene pérdida de peso.
Leah apretó los puños mientras las lágrimas caían por su rostro ,el doctor al ver eso saco otros resultados y dijo
—Sin embargo aún es una leucemia que se puede curar fácilmente así que no se preocupe y por los resultados del laboratorio hay dos maneras de proceder en estos casos.
Un brillo de esperanza se vio en los ojos de Leah y pregunto ansiosa.
—¿Cuál es doctor?
—Una es la quimioterapia que es un tratamiento farmacológico que mata las células de crecimiento rápido en el cuerpo, incluidas las células de la leucemia.
Leah escuchar eso se deprimió aún más no quería que su hermano pasará por eso siendo tan pequeño.
—Un trasplante de médula ósea, también ofrece la única oportunidad de una cura definitiva para la leucemia mielógena crónica…creo que es la mejor opción para su hermano en estos momentos
Suspirando de alivio Leah agarró su pecho y hablo calmada.
—Entonces cuando puede proceder.
Fue en ese momento que el Doctor con ojos cabizbajos menciono.
—Señorita el problema es que no hay un donador compatible en este hospital para su hermano.
—¿Qué?....como es posible—dijo atónita Leah
—Es por eso que también la vimos como un posible donador pero lamentablemente no lo es y también podríamos probar con otros parientes cercanos pero como usted indico ser el único no podemos hacer mas.
—Eso no puede ser.
—Lo siento mucho, pero si va a Manhattan puede tener la oportunidad de encontrar aún posible donador.
—¿Manhattan?
Leah arrugó la frente y frunció los labios preocupadas sin embargo si era por su hermano haría lo que fuera incluso si tenía que regresar a un campo de batalla no dudaría en poner un pie en frente.
***
Tras un largo fin de semana Leah preparo su equipaje para regresar a Manhattan, le contó los hechos a Diana que se ofreció a cuidar a Daniel hasta que ella regresará.
El lunes por la mañana Leah se despidió de su hermano y de Diana y se embarcó en un viaje de regreso a la ciudad que nunca más deseo regresar.
Pero las circunstancias no favorecieron a Leah.
Cuando llegó se topó con la mala noticia de que aún no había donantes de médula ósea disponibles para su Hermano.
Ya qué nadie era compatible a él.
No obstante Leah no se iba a dar por vencida no regresaría a casa sin encontrar a un donador para su hermano.
Pero por los sucesos inesperadas de la vida Leah ,fue asaltada y se quedó sin un centavo.
Así que durante dos días vago por las calles buscando un trabajo ,hasta que encontró uno como trabajadora de limpieza.
Empezó el Jueves por la mañana, era su primer día y todo iba bien ya estaba terminando de limpiar las dos plantas del edificio debía hacerlo lo más perfecto posible ya que se específico que lo haga.
—Ser trabajadora de limpieza no creí que fuera tan agotador—resoplo Leah cansada
Mientras Leah terminaba de limpiar, afuera del lugar una fila de lujosos autos negros que mantienen un perfil bajo se detienen lentamente en la entrada del edificio.
Alguien anuncia respetuosamente: “Sr. Jones, hemos llegado el gerente lo espera el la suite privada”.
La puerta del asiento trasero se abre y un hombre con elegante traje sale del auto trayendo puesto una mascarilla negra en el rostro.
Rodeado por un grupo de hombres bien entrenados, el Sr. Jones camina lentamente hacia el edificio.
Por otro lado Leah exhausta recogió todo y lo puso en el carrito de la Limpieza cuando se disponía a colocar el balde de agua sucia en el carrito escucho múltiples pasos no lejos de ella.
Leah sin prestarle atención siguió ordenando sus implementos de limpieza ,entonces una voz se alzó del otro del pasillo una voz que la hizo estremecer y al mismo tiempo la aterrorizó.
“El Sr. Jones se encuentra aquí por negocios es momento de poder trabajar con él ,su empresa se encuentra entre las tres mejoras del país”
‘Padre’
Era la voz de su Padre que poco a poco se aproximaba a donde Leah estaba limpiando ,ella ante su presencia agarro el carrito de limpieza y la empujó hacia adelante con el cuerpo tembloroso.
Incluso si estaba bien disfrazada aún temía que su Padre la descubriera y la llevara de regreso a la mansión Lancaster, si eso llegaba a suceder no podría ayudar a su hermano.
Leah camino rápidamente y doblo el pasillo con prisa sin embargo choco el carrito torpemente contra la columna.
El balde de agua sucia cayó y los pasos Leah se detuvieron cuando el balde de agua cayó al suelo, levantó la mirada nerviosa observando la entrada del corredor y la figura de un hombre con la ropas empapadas y una mirada enfurecida y feroz la asustó aquellos ojos negros la miraron con profundo desprecio.
Leah miro a su alrededor y se dio cuenta de que su Padre se aproximaba ,bajó la cabeza al verse presa del pánico.
—Lo siento señor.
Pero no escucho respuesta solo palabras hirientes del hombre que llevaba una mascarilla negra en el rostro
—¡Eres tan incompetente y patética no puedes hacer bien tu trabajo!.....Crees que está ropa podrías pagarlo con tu miserable sueldo .
El miró a Leah con indiferencia, su tono era frío, sorprendiendo a Leah hasta el punto de que no se atrevió a hablar más y sobre todo con la presencia de su Padre detrás de ella.
—Saquenla—dio la orden
Uno de los guardaespaldas de inmediato tomo del brazo a Leah y la arrastró fuera del edificio y tras ese hecho el jefe de limpieza salió y le notifico a Leah que no le pagaría por el trabajo realizado.
Leah consternada le reclamo por qué no le pagaría lo prometido a lo que el hombre enfatizó a que había ofendido a un importante cliente de la sucursal del banco.
Leah a regañadientes se fue pensado en que haría a continuación, no tenía dinero ni dónde quedarse, así que solo se lamentó de su mala suerte.
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